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Capitulo 1
Cuando los Potter llegaron a su casa nueva el viento silbaba levantando las hojas secas y que formaban pequeños remolinos sobre el asfalto. Los vecinos recogían la ropa recién lavada de los patios donde se secaba al sol que antes había brillado vigoroso, ambos hermanos le habían prometido a Charlus bañarse con él en la playa pero la perfecta mañana en el mar se había arruinado con las densas nubes grises que adornaban el cielo, ahora el niño caminaba a paso lento mirándolo todo con recelo con sus nuevos ojos fríos pero sin atreverse a decir nada.
Abrió la puerta de firme madera para entrar a una casa que no veía desde sus días de infancia y que había mandado a remodelar cuando habían decidido mudarse por lo que un fuerte olor a obra recién terminada le salto a la cara como un gato lleno de barniz.
James se volvió y vio la figura de su hermano mirándole fijamente, clavado en la entrada del jardín con los brazos muertos a cada lado del cuerpo, el cabello negro e indomable azotado por el viento y una expresión desvalida
¿comenzamos de nuevo?- pregunto Albus con voz débil casi un susurro que James escucho a la perfección recordándole cuando eran dos niños que irremediablemente se complementaban el uno al otro
Creí que ya lo habíamos hecho- respondió.
El viento soplo con más fuerza levantando hojas marrones, naranjas y rojizas alrededor de ellos y Albus Potter por fin sonrió. James volvió sobre sus pasos abrazando a su hermano con fuerza. Charlus parado en el porche aferraba a su pecho dos libros y en la mano derecha llevaba un carro de juguete los recibió con una carcajada cuando noto como su padre y su tío llevaban el cabello cubierto de hojas secas.
James se sacudió antes de empujar a su familia para entrar a la casa, al cerrar la puerta se pregunto si todo aquello, una nueva casa, nuevos trabajos, muchos kilómetros en medio no había sido un error, se dijo que aun era demasiado pronto para saberlo.
a-. Alexa Zabini había observado la escena desde la cristalera de su dormitorio, estaba asegurando las contraventanas de su dormitorio cuando vio la figura de un hombre alto y moreno, seguido muy de cerca por un niño también moreno.
La casa de enfrente era la única diferente a las nuevas viviendas que invadían la costa de Shell Cotagge y la estaban remodelando cuando ella compro en la que ahora ligeramente apoyada hacia la izquierda ante la cristalera de su dormitorio contemplaba como se iban abriendo una a una las ventanas de la casa de sus nuevos vecinos.
Alexa estudiaba a los Potter, les miraba porque no había sido capaz de contarse quienes eran. Desde su infancia de niña rica y solitaria por los prejuicios había jugado a inventarse la vida de los extraños con quienes se cruzaba y no había creído comenzar una historia interesante al adjudicar a aquel hombre alto, moreno, de unos treinta y dos años, que le parecía extrañamente familiar la paternidad del niño que andaba solo un paso detrás de él. De lejos, los dos se parecían mucho, el niño moreno, también alto tendría diez u once años. Alexa que no podía saber que solo había acertado en la edad de ambos, se pregunto cómo sería la madre, la mujer que se había retrasado en BMW aparcado frente a la casa. Hasta ese momento la escena era tan previsible que incluso resultaba aburrida pero entonces el niño se quedo parado frente a la puerta abierta y ni siquiera hizo el ademan de entrar. La desconocida que le estaba mirando se pregunto qué clase de niño resiste la tentación de entrar trotando a una casa nueva y comenzó a sospechar que no llegaría ninguna madre, apostaba ya por unas vacaciones de padre divorciado cuando otro hombre alto y también moreno salió del auto y se quedo quieto mirando la casa, entonces el primer hombre giro e intercambiaron unas palabras que Alexa no llego a escuchar. Camino hasta el segundo hombre y se dieron un abrazo firme y la mujer observo con cierta intriga el alivio que cubrió la cara de ambos.
Cuando los dos hombres y medio que serian sus vecinos entraron a su casa, Alexa se dijo que parecían unos hombres tristes.
