El poder de la altanería
Disclaimer: Frozen y todos sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Disney y sus respectivos creadores. Yo sólo escribo por diversión, sin ánimo de lucro.
Resumen: Un barco ha arribado en el puerto de Arendelle. Con su sonrisa torcida y porte sobre actuado, la peor pesadilla de Elsa se ha presentado. Su nombre es Ignatius.
Prólogo
Era algo que se podía sentir en el aire. Desde los más pequeños residentes de Arendelle, hasta aquellos visitantes que descendían de sus barcos para alojarse en el modesto y alegre pueblo que reinaba Elsa.
Era el gran día.
Una joven mujer limpiaba el rostro regordete de su pequeño vástago, mientras éste se quejaba porque eso significaría no comer más chocolate por ahora. Algunos invitados de otros países se detenían un momento para admirar la belleza natural que Arendelle ofrecía. Otros más se apresuraban a terminar a tiempo sus tareas, graciosamente parecidos a Cenicienta, con tal de asistir a la gran celebración esa noche. Aunque claro, dadas las circunstancias, tal vez acabaría a medianoche.
Este evento superaba incluso aquel suceso de hace unos años atrás, cuando las puertas se abrieron y la princesa Elsa pasó a tomar el reinado.
Después de todo, la primogénita de la princesa Anna y aquel comerciante de hielo, Kristoff, había nacido. Y sería presentada a sus fieles súbditos y comerciantes del reino.
Entre tanto, nadie se percató de que uno de los barcos que arribaron en el puerto era indiferente al reino. No eran comerciantes íntimos ni vecinos. Nadie le dio mucha importancia al hombre que bajó de éste, sonriendo torcidamente y levantando la barbilla como si se tratara de un miembro de la realeza que merece ser reverenciado.
Ignatius sonrió, alisando sus aristocráticas prendas y continuó, mezclándose entre la multitud con sus secuaces.
La pesadilla de la reina Elsa había llegado.
Esto ha sido por ahora. ¡Gracias, sí has entrado a darle una oportunidad!
Si te gustó, deja un rw. Si no te gustó, deja un rw. ¡Me gustaría mucho saber qué te ha parecido!
¡Saludos!
