Disclaimer: Nada me pertenece, solo escribo por afición. Hetalia pertenece a Hidekaz Himaruya.

Título: ¿Cuándo es el momento de sacar la ropa de invierno?
Personajes/Parejas: América y Japón (nada de shonen-ai, si buscas shonen-ai vete)
Advertencias: Daño mortal para tu vista al leer esta bazofia que llamo drabble xD
Resumen: América es muy curioso y molesto.
Palabras: 979. Me quedó algo larguillo, pero intentaré que no vuelva a ocurrir.

Caminaba rápidamente como acostumbraba por su habitación. Se aburría. Absolutamente. Se tiraría del tercer piso si con eso cambiaba en algo su noche de fin de semana. Tal vez si llamaba a Arthur...

No, ya lo había llamado antes (muchas veces, según el inglés) y sería muy repetitivo volverlo a hacer. También que el contestador de Inglaterra estaba lleno. Qué pena.
— Ya sé- dijo cambiando su expresión pensativa por una mas esperanzada en un segundo- ¡Llamaré a otra persona!- Detuvo su recorrido circular y corrió veloz hasta el teléfono, descolgó y se quedó quieto- Pero... ¿A quién?

Estuvo unos segundos en la misma posición, decepcionado. Pensó, y pensó, mirando la lista de gente a la que podría molestar... digo hacer una llamada de cortesía para ver cómo estaban :). ¿Francia? No, seguro que le daría un discurso de cosas que le eran desagradables al oído. ¿El hermano cuyo nombre y existencia no se acordaba hasta hace dos segundos? No, no sabe dónde vive. Mmmm...¿Rusia? Tembló de terror. Sabía que se molestaría por despertarlo a estas horas. Y desde la Guerra, América notaba cierta "incomodidad", por así decirlo, cada vez que pasaba a su lado. Una bombillita se encendió encima de su cabeza y marcó un número con rapidez. Un pitido, dos, tres... Al cuarto pitido alguien contestó:
— ¿Diga?- una voz tranquila le habló desde la otra línea- ¿Quién es?
— ¡Japón! ¡Hola!- Gritó enérgicamente, alegre de escuchar una voz que no fuera la suya.
— ¿Alfred-san?- preguntó sorprendido de que le llamara a una hora nada común para ser de cortesía- ¿Qué ocurre?
— Nada... es que... bueno me aburría mucho y no tenía a nadie con quien hablar. ¿Te he despertado?- La verdad es que no le importaba si le había molestado o no la llamada. Se aburría, y cuando lo hacía lo demás no importaba.
— No. - Contestó el nipón- Estaba leyendo un poco...- añadió.
— ¿Y qué lees?- La conversación no llevaba a ninguna parte en concreto, pero entretenía lo suficiente al americano.
— Libros - Respondió ambiguamente Kiku, como acostumbraba.

América resopló. Pues claro que si lees algo a estas horas, tenían que ser libros, aunque... conociendo a Japón...
— ¿Y de qué tratan?- preguntó. Quería molestar... Digo, curiosear lo que otros hacían.
— Mmm... sobre dos amigos... y... bueno... mmm...- Japón, al otro lado de la línea, estaba sonrojado y se había quedado sin palabras.- y se hacen mejores amigos... y son felices para siempre...

América, que sabía sobre los mangas yaoi que el japonés solía leer y vender, aparentó ignorancia y prosiguió:

— Eso no dice mucho... Cuéntame algo más...- Suplicó aguantando la risa.- ¡Es que me aburro mucho!
— Esto... yo... ¿Se te ofrecía algo más?- cambió de tema riendo muy falso y rojo como nunca.- No creo que tu llamada sea solo para preguntarme mis gustos literarios.- Dijo ya algo más serio, carraspeando.

Alfred no pudo más y rió a carcajadas, a muy alto volúmen, por cierto.

— Tienes razón, tienes razón.. Te llamaba para que me ayudaras con algo...- el americano pensó rápidamente una pregunta inútil.
— Ah... bueno eso depende de lo que sea- Japón también pensaba en lo que le contestaría. Algo totalmente ambiguo, seguro.
— Quería preguntarte... si ya has sacado tu ropa de invierno.

Silencio en la línea.

— ¿Kiku? ¿Sigues ahí? ¿Kiku?
— Eh... America-san, si me puedes permitir, ¿A qué viene esa pregunta tan bizarra?-estaba estupefacto. Nunca nadie le había hecho una pregunta tan estúpida. Bueno, la verdad es que Im Yong a veces se superaba, pero nada que ver con esto.
— Es que no sabía cuándo es el momento de sacar la ropa de invierno, y ya está terminando el otoño y... bueno, da igual. Gracias de todos modos.
Y colgó. Japón se quedó mirando al teléfono como si hubiera cobrado vida de repente. Estuvo en esa posición un buen rato, hasta que el doujin que estaba leyendo se le cayó de las manos haciendo algo de ruido al tocar el tatami.

— ¿Pero qué...? ¿A qué venia eso?- murmuró moviéndose por fin.

Puso el teléfono en su sitio, recogió el doujin y miró la portada. Esta mostraba a Alfred junto a Arthur en una pose que no describiré porque este es un drabble en que no pondré cosas yaoistas (aunque tal vez escriba algo luego). El pobre japonés se volvió a sonrojar al pensar en la llamada más rara que había recibido levantó del lugar donde estaba sentado, sacudió la cabeza, puso el doujin en el lugar correcto y apagó la luz de la habitación.
Caminó a oscuras hasta su cama medio enterrada entre mangas y cosas diversas de un otaku normal, se acostó y se arropó. De verdad estaba empezando a enfriarse la temporada. Cerró los ojos, pero no podía dormir.
‹‹ Tal vez podría escribir sobre esto... estaría bien un doujin que tratase sobre la ropa de invierno... Mmm..Alfred-san y ¿quién más? ¿Arthur-san de nuevo? Podría funcionar...›› Estuvo rumiando la idea toda la noche.
Dos días después, un nuevo doujin fue el récord de ventas en todo el mundo, incluyendo en América.