Disclaimer: los personajes de la serie Inuyasha no me pertenecen.
Estos 10 drabbles son para "Reto vampírico de 10 días, del foro ¡Siéntate!".
Nota de autora: Sí, debería estar trabajando en mi verano de investigación pero, que veo esto en el foro y no me pude resistir xD
Por cierto, este es mi primer fic de Kouga así que espero no salga muy OOC.
1.- Sangre
Había tanta sangre derramada alrededor del cuerpo que Kagome no hubiera dudado ni un segundo que estaba muerto, pero sabía que él no podía morir tan fácilmente.
—¡Kouga! —gritó mientras dejaba caer las bolsas de la despensa y se arrodillaba a su lado. —¡Joder, que si es una broma no es graciosa! —le gritó al joven mientras intentaba voltearlo boca arriba para hacer un análisis de los daños.
Su garganta estaba destrozada y tenía varias laceraciones por todo el cuerpo. Un escalofrío recorrió su espalda mientras trataba de imaginar qué cosa podría hacerle eso a un demonio lobo. Le había visto herido varias veces, la mayoría por culpa de Inuyasha, pero nada tan grave como esto. Se recuperaría ¿verdad? Porque él había dicho que quería estar con ella durante el resto de su vida, y el destino no podía ser tan cruel como para acabar con esa vida tan pronto.
Sin previo aviso, las garras del joven lobo se cerraron alrededor de su brazo. Desgarró su blanca piel y mandó punzadas de dolor por todo su costado. Los ojos, que alguna vez fueron de un azul tan claro como el cielo en verano, ahora eran de un color carmín que a Kagome le pareció hacer juego con la pintoresca sangre que estaba embarrada por todos lados.
—Ka… —el primer intento de pronunciar su nombre hizo que borbotones de sangre salieran de su boca y la herida de la garganta. A este ritmo, incluso el demonio podría morir.
—Tranquilo Kouga, no hables —le detuvo Kagome mientras intentaba curarlo, pero tenía miedo de purificarlo con sus poderes.
Kouga levantó el brazo libre y con él atrajo la cabeza de kagome hacia la suya. La joven pudo sentir el aliento entrecortado de su "pareja" en su cuello y se agachó un poco para escuchar lo que quería decirle. Podrían ser sus últimas palabras.
—San…gre —La miko trató de entender lo que el lobo le decía. Claro que había sangre, y mucha. Eso también ella lo sabía. —Huelo tu sangre.
Se paralizó mientras sentía cómo las garras del lobo ejercían cada vez más fuerza sobre ella. No estaría pensando en comerla ¿verdad?. Aunque, quizá los demonios necesitaran la sangre para recuperarse de las heridas. Seguro que podría darle un poco si eso significaba salvar su vida.
—Bien —dijo débilmente mientras levantaba el brazo herido para llevarlo a la boca del lobo, pero antes de que lograra hacerlo, sintió la lengua húmeda y cálida del joven contra su cuello y reaccionó de forma involuntaria. —¡Aléjate de mí, pervertido!
El pobre pelinegro fue golpeado fuertemente contra el pavimento y volvió a su estado de inconsciencia. Se veía peor de como lo había encontrado.
—Joder, espero no haberlo terminado de matar —Se sentía fatal, pero era culpa de ese pervertido lobo escurridizo por aprovecharse de la situación. ¿Qué carajos tenía que ir a lamerle la garganta? Le iba a dar su sangre por las buenas.
Ahora tendría que recuperarse solo.
