Disclaimer: El universo de Harry Potter pertenece a j. K. Rowling y a la Warner (Bros), el título del drabble es, a su vez, el de una canción. Esto está hecho en respuesta a un reto de la comunidad Live Journal "crack and roll" (cambiad los espacios por guiones bajos, que fanfiction punto net me los come).
OCTOPUS'S GARDEN
-Francamente Pomona, a veces me pones de los nervios.
Corrige exámenes. La bata de franela cubriendo el pijama, una taza de té sin plato encima de la mesa, provocando que a la madera se le sume otra mancha de humedad (de esas redondas que no se van nunca).
-¿No te gustaría? Sólo serían un par de semanas, lo suficiente para olvidarnos de lo sucias que están las paredes de Hogwarts y el pelo de Severus.
Minerva se gira, colocándose bien las gafas, con una mirada que es una mezcla entre reprimenda (de las que les echa a sus alumnos) y diversión.
-Creo que decirte que eso no es políticamente correcto no servirá de nada, puesto que ya lo sabes.
-Crees bien. Si algo he aprendido entre las plantas es que lo que es verde está sano, lo que es rojo es venenoso y lo marrón, o es tierra o es que está muerto. Llamemos a cada cosa por su nombre, por favor.
-Aún así, sigo pensando que no es una buena idea -dice desestimando la propuesta con un movimiento de mano-. No tengo acabados los programas de las próximas clases, y contaba con estas vacaciones para hacerlo.
-Bueno, no necesitas estar en Hogwarts para hacerlo.
-Pero necesito ser capaz de salir de la cama, y no -levantó un poco la voz para evitar que la otra hablara-, no para ir a visitar jardines con alguien que se pasa vida y media entre plantas y arbustos.
-Ya, bueno, yo también te quiero, idiota, si es que tenemos que ponernos tiernas -frunce un poco el ceño, aunque la sonrisa en los labios la delata-. Tienes que confesar que sí sé hacer otras cosas aparte de mirar plantas y esta vez no me estoy refiriendo a la cama.
Minerva sonríe a su vez, Pomona no cambiará nunca. Aunque los años pasen y su sombrero tenga cada vez más parches, esos comentarios llenos de juventud y sus propuestas descabelladas seguirán salpicando su vida (de profesora madura, seria y responsable) hasta el fin de sus días.
-Bien, hay que reconocer que hacer los desayunos siempre se te ha dado muy bien -afirma con la cabeza, colocándose bien la bata, la sonrisa aún en sus labios-. ¿Dónde era, que querías ir?
Y es aquí cuando empieza la planificación una huída de esas épicas, de las que se recuerdan en todos los libros de historia. La apasionante aventura de Pomona Sprout, profesora de Herbología con canas suficientes como para sentarse en un sillón y ponerse en modo vegetativo para el resto de sus días y Minerva McGonagall, imagen de la seriedad allí donde las haya, escapando por la puerta trasera de un Hogwarts repleto de fantasmas, armaduras oxidadas y paredes ligeramente sucias.
(Por supuesto que las verdaderas heroínas no llevan una bolsa a cuadros escoceses, ni tampoco un geranio con colmillos en su huída, pero, qué queréis que os diga, eran profesoras de Herbología y Transformaciones respectivamente, no de Historia de la Magia).
