-Yellow ya no llores por favor- dijo un chico de cabello negro alborotado quien estaba a lado de una niña de cabellos rubios mientras ambos estaban en lo que parecía ser un cementerio. –Vamos se que es triste, pero por favor no estas sola, yo estoy contigo y siempre lo estaré. Recuerda que somos hermanos.- dijo el joven de cabello negro alborotados mientras sonreía.

La lluvia caía sin cesar en ese lugar donde las almas de las personas descansaban. Aquel día enterraron a los padres de Yellow Tajiri, una niña que quedo huérfana sin tener a aqlguin que la amara más que la protección de su "hermanita mayor". Ella estaba llorando fuertemente, ella quería que sus padres estuvieran ahí con ella. Ash comprendía el dolor de la pequeña, él perdió a su padre cuando el nació y su madre partió con su padre cuando el solo tenía cinco años de vida. El creció con el profesor Samuel Oak y su nieto Gary Oak con quien compartía un relación de hermano como la que tenía Yellos y Ash.

-Ash… quiero… quiero…- decía la niña mientras lloraba abrazando a aquel chico de cabellos negros alborotados y ojos color chocolate el cual abrazaba fuertemente a la pequeña. –No… no me djes nunca… por favor…- decía la rubia entre lagrimas llorando, aquel dolor era terrible y nadie quiere pasar por eso, pero aquel chico la abrazo fuertemente dándole un beso en la mejilla mientras el agua que caía de los cielos ocultaban las lagrimas de la pequeña.

-Yellow, yo jamás te abandonare. Tu siempre será mi hermanita a la que tanto amo. Puede que algunos día este molesto y otras veces tu y yo podamos llegar a discutir, pero esos jamás cambiara el hecho de que te amo con todo mi corazón y que siempre estaré contigo.- decía Ash mientras miraba como la pequeña le abrazaba más fuerte y hundía su cara en el pecho de él.

-Yo… no quiero… no quiero que te vayas… nunca- apenas y se entendía lo que decía la rubia, pues lo sollozos hacían casi imposible saber lo que pronunciaba aquella boca que gritaba de dolor. –Yo… quiero estar… siempre contigo.- dijo la rubia mientras trataba de mirar los ojos color chocolate de su hermanito, pero no dejaban de salir aquellas gotas de agua saladas de sus ojos color miel.

-Ven vamos a casa.- dijo el joven de cabellos negros alborotados mientras cargaba a Yellow, mientras esta se abrazaba fuertemente a él mientras más lagrimas caían. –"Yellow, te proemto que siempre te cuidare, yo se lo prometí a tu papá, pero no importa que haya sido una promesa o no, tu siempre serás aquella niña que conocí aquel día en el árbol. Siempre será aquella niña que quería estar conmigo a cada momento, la que lloraba cada vez que me iba y la que reía cada vez que jugábamos. Se que duele mucho, pero tu y yo siempre seremos hermano, aunque llueve, truene o relampaguee."- pensó Ash mientras caminaba apara salir de aquel triste lugar con su hermanita la cual después de tanto llorar perdió sus fuerza y se rindió ante el sueño no sin antes pronunciar algo, unas palabras que el joven de ojos color chocolate oía siempre de ella.

-Ashy, te amo-