Disclaimer: Todo aquello referente al Sereitei, la Division 13, o los shinigamis de la Soul Society es propiedad de Kubotite, y podreis averiguar mucho más sobre ello en su manga Bleach. El resto de personajes que aparecen son propiedad de los usuarios del foro BleachSP, a los cuales agradezco enormemente que me los hayan prestado para esta serie de historias. El personaje de Ela, asi como las situaciones, son completamente de mi invención (por fin algo mio, hurra!).
Aviso: Este fic está compuesto por una serie de fics y drabbles independientes que retratan la vida "cotiniana" y alguna que otra situación especial de la nueva Division 13 del Sereitei, así como de sus miembros. Si quieres saber algo más sobre ellos... Ingresa en BleachSP y unete a la Division 13!!
¡CASTIGADOS!
by Ela.
- Mizu-san… Esto no está bien.
- Tienes razón, esta cuerda se rompe con solo mirarla – respondió la aludida, chasqueando la lengua y mirando a su alrededor en busca de algo más resistente.
- No, fukutaicho, me refiero a esto. A la situación. Nos estamos buscando un disgusto.
- ¡Pero bueno¿¡Qué pasa aquí¡Yo también tengo derecho a hacer valer mi autoridad!
- ¡Baja la voz, que se van a despertar! – chistó Aiolos, mirando con urgencia a la fukutaicho de la División 13 y con miedo a los dos durmientes.
- Vale – susurró Mizu, volviendo a su búsqueda – Pero merecen un castigo. Ambos. No se pueden salir con la suya siempre.
- Nos van a despedir, nos van a mandar de patrulla a la Antártida, nos van a tirar de cabeza al Hueco Mundo…
- Jolín, Aio-kun¿podrías ser un pelín más catastrofista? Sólo intento hacer justicia, caramba. Y tengo un rango que me obliga a ello.
- Y ella – recordó, señalando a una de los durmientes, que roncaba suavemente abrazada a un peluche – tiene un rango que le obligará a darnos una patada en nuestros lindos culitos si la cabreamos.
- ¿Lindo¿De verdad? Estaba pensando en usar tanga este verano, pero no sé…
- … - Aiolos puso los ojos en blanco – Recuérdame porqué te ayudo en esta locura.
- Porque eres un compañero leal y servicial. Y porque mis deliciosas sandias merecen la pena¿recuerdas? – al ver como Aiolos babeaba ante la idea de acceso gratuito a su huerto, Mizu suspiró satisfecha – Y ahora que los términos de nuestro acuerdo han quedado claros¿por qué no me ayudas a buscar alg…?
El oficial miró intrigado a su superior al ver que había detenido su arenga. Un escalofrío nació en su espalda y sudor frío perló su frente cuando Mizu mostró, con una sonrisa digna de una película de terror, dos pares de esposas en su mano derecha.
- Sabía yo que mi Ela-chan no me iba a fallar…
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Entreabrió los ojos cuando oyó un ligero 'click', pero la luz de la mañana la deslumbró. Debían de ser más de las doce. Y la resaca persistía.
De nuevo, oyó un 'click'. Si alguien estaba llamando a la puerta, se iba a ir por donde había venido. No tenía cuerpo para ser taicho. Los efectos de la noche anterior no le dejaban ni ser persona.
Por fin logró abrir los ojos y, después de que el mundo dejase de dar vueltas, distinguió a su lado un rostro que también intentaba despertar.
- Eh, hola. ¿Has dormido bien? – susurró, intentando sonreír.
- Mmmmmm… - refunfuñó el interpelado, frotándose los ojos con una mano – Sí… ¿Qué hora es?
- Las 12.35 de la mañana del 20 de Junio, Kage – respondió alto y claro una voz a unos metros de ellos.
Ela y Kage se habrían quedado helados sino fuese porque…
- ¡¡¡Habla más bajo!!! – susurraron ambos, llevándose las manos a la cabeza. Que mala es la resaca.
Los dos shinigamis intentaron incorporarse, pero algo tiró de sus brazos hacia atrás, tumbándolos de nuevo.
- ¿Pero qué demonios…? – gruñó Kage, mirando en dirección a su muñeca.
- Creo que tenemos que hablar – dijo Mizu seriamente, viendo como sus amigos miraban boquiabiertos sendas esposas que los encadenaban al cabecero – Por cierto, taicho, me encanta tu camisón – comentó con sorna.
Ela se tapó sonrojada con la sabana, intentando ocultar su camisón de Piolín y, ya de paso, a su amado conejito de peluche, a la vez que miraba enojada a su fukutaicho.
- ¿Qué significa esto, Mizu?
- Estáis castigados. Hasta que penséis en lo que habéis hecho – dijo, mostrándoles las llaves de las esposas que los retenían.
Ela parpadeó varias veces, tiempo en el que las palabras de Mizu entraron en su cerebro, rebotaron en su cabeza y salieron por donde habían entrado sin haber comprendido nada de nada.
- ¿¡Cómo?!
- ¿Se puede saber que hemos hecho, Nee-chan? – preguntó Kage tomando el toro por los cuernos. No podía permitir que nadie más los viera en aquella situación tan licenciosa. Y, ahora que lo pensaba, sus calzoncillos de Sin-chan tampoco eran muy honrosos.
- Bien, bien, ahí queríamos llegar – dijo Mizu, paseándose por la habitación como un fiscal, a cierta distancia de los acusados – Veamos. Tú, Kage, me robaste mi ultima botella de sake para emborracharla – acusó, señalando con la barbilla a Ela – Y tú, Ela-taicho¡me cargaste hasta arriba con TU trabajo para poder llevártelo a un sitio oscuro a hacer Dios sabe qué! – terminó, señalando a Ela con un dedo incriminatorio.
- ¿¡¿¡QUÉ?!?! – gritaron tres voces a la vez.
Un momento. ¿Tres? Algo no encajaba.
- ¡¡Aio-kun!! – chilló Ela cuando logró focalizar la vista - ¿Tu también estas metido en esto¡No me esperaba esto de ti!
- ¡No, taicho, te prometo que yo no…! – intentó excusarse Aiolos.
- ¡Confesad!
- ¿Pero confesar el qué? – preguntó Kage, que estaba más perdido que Shunsui en Alcohólicos Anónimos.
- Mizu – dijo Ela con toda la calma que fue capaz de reunir - ¿Te das cuenta de que soy tu superior y de que en cuanto me suelte de aquí te voy a mandar de conejillo de Indias a la División 12?
- Tampoco es eso, taicho – intentó poner calma Aiolos.
- ¡Y tú me vas a limpiar todos los suelos de la división con un cepillo de dientes, asi que no me cabrees más!
- ¡Buaaahhh! – lloró Aio-kun su cruel destino.
- Yo no me entero de nada… - dijo Kage, rascándose la cabeza.
- ¡Por tu culpa me perdí una cita con ese macizorro nuevo de la 8! Y encima te beneficias a mi nii-san… ¡¡y no me cuentas nada!!
¡Din, din, din, din, din! Se le encendió la bombillita a la pareja.
- ¡Nee-chan, esto no es lo que parece!
- Si me pagaran cada vez que escucho y/o digo esa frase… - comentó Mizu.
- ¡Pero si es verdad!
- ¡Suéltame de una vez! – gritó Ela, lanzándole una sandalia a Mizu a la cabeza, quien la esquivó hábilmente, yendo a impactar en la cabeza de Manta Kun, que en ese momento entraba en la habitación.
- ¡¡Auch¿Pero qué…¿Se puede saber que ocurre aquí? Se oyen vuestros gritos en toda la división.
- Pregúntale a Mizu – refunfuñó Ela, molesta por más intromisiones.
- Anda, taicho. No sabía que estabas liada con Kage. Felicidades – comentó Manta con toda la naturalidad del mundo y más.
- ¡Ahá¡¿Veis!? – gritó Mizu, triunfal.
- ¡¡QUE NO ESTAMOS LIADOS!! – gritaron Ela y Kage.
- ¿Pero entonces porque habéis pasado la noche juntos y medio desnudos? – preguntó Manta Kun con lógica innegable.
- Y borrachos – apostilló Aiolos.
- ¡CALLATE, AIO-KUN! – gritaron de nuevo al unísono.
- ¡Buaaaaah, nadie me quiere! – exclamó lanzándose a los brazos de Manta, que le dio unas palmaditas en la espalda.
- Lo que pasa es que… - comenzó a explicar Kage.
- ¡Terrores nocturnos! – le cortó Ela.
- o.O ¿Nani? – todos los ocupantes de la habitación la miraron.
- Ehm… pues eso… Que Kage tiene terrores… nocturnos y… Anoche tuvo una pesadilla y… pues… vino aquí…
- Que excusa tan mala – sentenció Aiolos, y otra sandalia voló en su dirección.
- Podrías haber dicho que había goteras en su habitación y por eso vino a dormir aquí – sugirió Manta.
- O que estabas enferma y estaba cuidando de ti – comentó Mizu.
- O que vino a hablar contigo y luego la cerradura se estropeo y, como era tarde, ya no pudo salir – agregó Alamez, que nadie sabía ni como ni cuado había llegado, pero allí estaba, mirando sonriente la surrealista escena con un montón de carpetas en los brazos.
- ¿Pero que hay de malo en que estéis liados? – preguntó Ka-chan, que se había colado por la puerta entreabierta que había dejado Alamez.
- ¡Que yo no lo sabía! – explicó Mizu, ofendida.
- Ahhhhhh… - comprendieron todos. Acabáramos.
- ¡Y yo que culpa tengo de que tu profesión frustrada sea la de portera cotilla¡Suéltameeeeeeeeeeee! – gruñó Ela, histérica ante tanto (y tan poco deseado) público.
- De todas maneras, creo que te has pasado con lo de las esposas. Es un poco salvaje¿no crees? – dijo Manta, señalando a Mizu con la sandalia que le habían tirado y que seguía sosteniendo en su mano.
- ¡A mí no me señales con eso! Y además, las esposas no son mías. Estaban en su cajón de la ropa interior – explicó, señalando a su vez a Ela.
- Ó.Ò – fliparon todos menos uno.
- Ala, taicho¿para que querías eso en tu mesilla? – preguntó Aiolos, intrigado con el uso que podría darles.
- Aio-kun, cariño¿tú sabes de donde vienen los niños? Pues bien… - empezó a explicarle Alamez al oído, descubriéndole todo un mundo de posibilidades.
- ¿TÚ tenias ESO? Madre¿qué pretendías hacer? – dijo Kage, totalmente acongojado – Si lo llego a saber, no acepto pasar la noche contigo.
Un microsegundo más tarde, Kage se tapó la boca, dándose cuenta de lo que acababa de decir.
- ¡¡AHÁ!! – exclamó el publico, incluida Xevg, que acababa de llegar y que no sabía muy bien de que iba aquello.
¡¡PLAF!! Palmada de Ela en la frente.
"Nota mental: buscarme compañías nocturnas menos inocentes.", pensó.
- No quería decir eso, taicho – murmuró Kage con ojitos de cachorro, a lo que Ela no pudo menos que enternecerse – Perdona…
- Vaaaaale, bocazas.
- ¡¡¡OOOHHH!!! – exclamaron todos, y una almohada voló contra ellos en una dirección indefinida.
- Eh, taicho¿cómo es que estás con Kage? Creí que estaban con ese tan soso de la 6 – comentó Benji, entrando a la habitación, con las manos en los bolsillos y como Pedro por su casa, seguido de Momo.
- ¡Joder, queréis cerrar esa maldita puerta¡Que esto parece el camarote de los hermanos Marx! – ordenó Ela desesperada – Lo ultimo que me hace falta es que Meli-chan aparezca aquí y…
- ¿Me llamabais? – preguntó Melange desde el exterior.
Horror, pavor.
Todos los presentes (excepto los encadenados) se lanzaron hacia la puerta, bloqueándola, mientras Melange hacia fuerza para entrar.
- ¿Qué pasa ahí¿Qué me ocultáis?
- ¡Mierda, Meli-chan¡No me acordaba de ella! – exclamó Mizu, que comenzaba a arrepentirse de aquel numerito (aunque no demasiado, porque se lo estaba pasando en grande).
- ¡Haz fuerza, Mizu! – exclamó Manta con el hombro pegado a la puerta - ¡Como entre Melange, la que se lía va a ser pequeña!
De repente, el ruido cesó fuera y todos respiraron aliviados al ver que Melange había cesado en sus esfuerzos.
¡¡¡PUM¡¡CATAPLOFFF!!
La puerta voló por los aires junto con algunos de los integrantes de la División 13, bajo el efecto del kidoh de Melange.
- Lo siento, no me dejabais otra alternativa.
- ¡Mi puerta¡Mi preciosa puerta corredera tallada a mano! – exclamó Ela con lagrimas en los ojos.
- Gracias por tu preocupación, taicho. Estamos bien – farfulló Manta frotándose el segundo chichón en lo que llevaba de día y ayudando a Aiolos a levantarse, que había salido rodando por el suelo y acabado en una esquina muy mareado.
- Qué. Significa. Esto.
Las palabras de Melange congelaron el ambiente.
Ela y Kage se encogieron, intentando mimetizarse con las sabanas.
- Esto… Meli-chan… - murmuró Ela – Esto… ¿no es lo que parece?
- Lo que yo decía. Si me pagasen copyright por esa frase… - repitió Mizu mientras Manta asentía con una mano en la barbilla y aires de entendido.
- Kage… - dijo Melange con una voz más fría que el propio hielo.
El público asistente tomó buena nota de los aires árticos que comenzaban a soplar e intentó emprender la retirada, antes de que la furiosa voz de su taicho les increpase:
- ¡Ah, no¡No me vais a dejar sola en mitad de una pelea de enamorados¡Os quedáis aquí, es una orden!
Melange, de repente, se echó a llorar.
- ¿¡Cómo has podido¡Creí que lo nuestro había significado algo¡Qué aún estabas afectado por nuestra ruptura!
- Oh, joder… ¬¬
- ¡Taicho¿¡Cómo has podido¡Íbamos a volver¡Yo confiaba en ti!
- Joder, joder… ¬¬
- ¡Meli-chan, de verdad, que no es lo que crees¡Que yo a ti te quiero¡Ela no significa nada, no es nadie para mí!
- Oye, bonito, que estoy delante, a ver que va a pasar.
- Bueno, taicho, tú me entiendes.
- ¡Buaahh¡Kage, me has engañado! – sollozó Melange.
- ¡Buahhh, y a mi me van a despedir!!! – se lamentó Aiolos.
- ¡Buahhh, y yo no me siento realizada con mi trabajo! – lloró Alamez.
- Me duele la cabeza… - dijo Ela, cerrando los ojos un momento antes de zambullirse entre sus sabanas.
Tras unos momentos de buceo, emergió a la superficie y le lanzó una caja a Mizu, con tan mala puntería que volvió a golpear la sufrida cabeza de Manta Kun.
- Taicho¿podrías dejar de hacerme perder puntos de coeficiente intelectual, por favor?
- Ay, Manta, jolín, pues no te pongas en medio.
- Ela, que estoy a cuatro metros de Mizu. Haz practicas de puntería.
- Bueno, lo que sea. Lee lo que pone en la caja, anda.
- "Riazuki, la fea. La apasionante historia de una poco agraciada secretaria de Tokio que se enamora perdidamente de su apuesto jefe…" Ela¿qué significa esta horterada?
- Una telenovela. Un ridículo culebrón. Kage y yo estamos enganchados. Ayer me llego la nueva temporada y le invité a verla conmigo. Estuvimos viéndola hasta muy tarde y después nos quedamos fritos. Es un poco estúpido que nos enganchemos a algo… así y no quería decíroslo. Meli-chan, yo NUNCA te quitaría a tu adorada fukumascota¿vale¿Ha quedado claro?
Claro, no se sabe si les quedaría, pero les debió de parecer muy gracioso, porque un segundo después, todos estaban destornillándose de la risa ante la secreta afición de su perversa capitana.
Mizu lloraba de risa cuando liberó a Ela de las esposas, lo cual no le permitió ver su mirada tenebrosa.
- Mizu, querida… - susurró Ela con su tono más dulce.
- Dime, jajajaja, taicho jojojojo…
- Me has puesto en ridículo delante de toda la división. Has hecho llorar a Meli-chan. Le has causado a Manta Kun una conmoción cerebral. Has hecho que Aio-kun pierda la poca inocencia que tenía. Has destrozado mi preciosa puerta. Has revelado mi más oscuro secreto… y has tocado mis esposas sin permiso.
- Lo siento muchísimo, Ela-chan, jajajaja…
- ¿Sabes lo que eso significa, verdad?
Mizu abrió los ojos hasta casi salírsele de las orbitas al ver a su (ahora temida) taicho en pie, con su bonito camisón de Piolín, y blandiendo un magnifico látigo.
A Mizu le faltó tiempo para salir corriendo mientras más de la mitad de la división se colgaba de los tobillos y las muñecas de Ela para intentar detenerla, mientras ella salía corriendo detrás de su amiga.
Aiolos se aproximó casualmente a las sabanas, ahora vacías, recogió uno de los juegos de esposas con rapidez y se lo guardó en el bolsillo, antes de alejarse silbando como quien no quiere la cosa.
- En serio, Ka-chan – comentó Alamez, viendo a través de la ventana como Mizu pasaba como alma que lleva el diablo, seguida de una ultrajada Ela y de toda una procesión de la Protectora de los Derechos de los Shinigami – No entiendo que me impulsó a meterme en esta división. ¡Están todos locos!
- Bueno, ya sabes lo que dicen – respondió Ka-chan – La división que se amenaza de muerte unida, permanece unida.
FIN
Ningún humano, animal o shinigami ha resultado dañado durante la narración de esta historia. Melange recibió una tarta de chocolate para calmar su depresión y Manta, unos cuantos puntos de sutura que compensaron los puntos de C.I. perdidos. Pero eso fue todo.
FIN (ahora, de verdad)
Este es un fic que escribí hace ya unos cuantos meses para presentar a un concurso de drabbles de la división de la que (hurra!) fui la ganadora, a pesar de la altisima calidad de todos los fics presentados. La historia parte de una premisa (ideada por Kage) y solamente puedo decir que estoy bastante conforme en como la desarrollé, teniendo en cuenta que llevaba bastante tiempo sin escribir nada nuevo y que el humor nunca ha sido mi fuerte.
Espero que la disfruteis tanto como yo!!! Besos y abrazos para todos.
Ela :)
