OUAT no me pertenece, la trama sí.

No hay nada como llegar a casa un viernes en la tarde después del trabajo, y es mejor si es más temprano de lo normal.

Entró a la casa con una gran sonrisa en la boca y se dispuso a quitarse el blazer gris que portaba elegantemente. Se quitó los breteles y se tronó los dedos. Lo único que quería era darse una ducha, comer algo e ir a su estudio a escribir un poco.

Pensó en anunciar que estaba en casa, pero después recordó que ella debería estar de compras o en el trabajo. Se pasó las manos por la cabeza y subió las escaleras de su loft. Se dirigió a la habitación que compartía con ella y lo que encontró la dejó desconcertada.

Ella estaba en la cama con un empleado de su empresa. Tragó saliva y se volteó. Los gemidos de ella se hicieron audibles y se le rompió el corazón.

Caminó hasta las escaleras lentamente y las bajó sin hacer ruido. Tomó sus Jimmy Choo, su blazer, su cartera y las llaves del auto; y finalmente salió del loft sin hacer un solo ruido. Así como llegó, se fue. Silenciosamente.

Y es que no lo podía creer. Ella y su esposa habían hecho votos. Votos donde juraban amor eterno y todo eso, en lo que en un principio no creía. Y ahora ella le rompía el corazón. Así de sencillo. Ahora estaba en la cama con un empleado de la empresa que ella había creado con sus propias manos e incluso él estaba en su lado.

Una vez en el ascensor se puso los tacones y el blazer. Abrió la cartera para ver si tenía dinero o algo.

Y su mente volvió a la escena que había presenciado en el loft. ¿Qué pasaba con esos votos? Ella sí lo había dicho sinceramente e incluso, a pesar de ser buena escritora, no supo cómo hacerlo y duró más de una semana escribiendo los votos y borrándolos y escribiéndolos de nuevo. También pensó en volver al loft y reclamarles a los dos, pero no lo hizo. Llegó al parqueo del edificio y busco su Volkswagen amarillo, aquel que ella, su esposa, se detestaba, aquel que fue su primer auto a la edad de 18 años. Su amigo.

Lo acaricio con nostalgia y melancolía. Se subió en él y encendió el motor, que, emitió un sonido algo extraño. Sonrió complacida. A pesar de tener hermosos autos, ella amaba al Volkswagen.

Salió de allí y pensó, mientras manejaba, donde podría ir.

Podría ir a la oficina. Su oficina en los clubes que ella había fundado o podría salir de la ciudad e ir a un hotel. Fingir que estaba en cualquier ciudad por razones de trabajo o también quedarse allí e ir a un hotel de la ciudad y decir que quería privacidad y no preguntas.

Suspiró y manejo hasta un hotel pequeño y nada famoso en Queens. Al llegar allí, pagó a una anciana, quien le prometió total privacidad y se dirigió hasta la habitación que esta le había asignado.

Una vez allí, se quitó los tacones y el blazer, se arremangó la camisa y se sentó en la cama.

Regina era una maldita, eso fue lo que automáticamente pensó. Se le formaron un montón de preguntas, pero estaba segura de las respuestas. Ella amaba a Regina y la ha amado por años, también pensaba que tal vez no era ella no era suficiente para Regina, ya que ella le había pegado el cuerno con ese tipo. También sabía que no era a la única que ella llamaba "bebé" o "cariño" o su favorito: "osita", bueno en este caso, "osito".

¿Qué había hecho mal? Ella iba muy poco a los clubes cuando era de noche, ella se encargaba de eso en el día, solo para no dejarla sola. Entonces formuló una idea en su cabeza.

A la mañana siguiente volvería al loft, justo cuando Regina hubiese salido y quemaría las ropas de cama, luego compraría nuevas y las pondría. Luego tomaría sus llaves y se encerraría en su estudio hasta que fuese la hora de la cena, la hora en que ella llegaba. Saldría del estudio e iría a su oficina.

Lo haría de esa manera, ya que sabía que en cuanto sean las 9:00 p.m., Regina, tomaría el teléfono y marcaría a su celular, pero ella lo ignoraría. Entonces su esposa llamaría a la oficina y si Anna, su asistente, estaba allí, todavía, esta le diría que había salido hace 3 horas. Luego, volvería a llamar muchísimas veces, pero ella le ignoraría. Incluso ignoraría a todos sus amigos, que le estarían llamando todo el rato.

Miró el reloj de la mesita de noche. Las 8:59 p.m. Sacó del bolsillo de su pantalón de vestir, su celular y lo puso al lado de ella, en la cama. Juntó sus manos y entonces sonó.

La pantalla se iluminó con el rostro de su traidora favorita. Entrecerró los ojos y soltó un suspiro.

Ella tenía el descaro de llamarla, incluso después de haberse acostado con ese tipo.

Ahora que lo pensaba bien, tenía que pedirle el expediente de ese tipo para ver que hacía en su club y en que sucursal trabajaba.

Suspiró, nuevamente y miró el teléfono que, ahora se iluminaba con la cara de Regina. Ella soltó una risita y se levantó de la cama, para ver el minibar.

Lo abrió y vio que había una selección de cerveza. Sonrió y salió de la habitación con su cartera para ir a comprar un whisky en una tienda que estaba enfrente del hotelito.

Una vez de vuelta con el whisky y la cerveza en mano, se limitó a beber. Pero no lo hizo por mucho tiempo y no bebió tanto. Ella odiaba el alcohol y lo acaba de confirmar nuevamente, al darle un sorbo al whisky y casi escupirlo. Intentó con la cerveza, pero obtuvo el mismo resultado.

Era mejor embriagarse de leche o te, que de eso. Se sentó nuevamente y apagó el celular. Encendió la televisión y vio que daban caricaturas, así que se encogió de hombros y se dispuso a verlas.

Su último pensamiento de aquella noche, fue que, ella sabía que no era la única en la vida de su Gina…

Y… ¿Qué opinan?

Sé que debo actualizar otras historias como, ¿Quién es ella? O SNTM o Verano en Lima, pero no me resistí. Nuevamente ¿Qué opinan?