Sonó el despertador, acababa de amanecer en la ciudad Inazuma.
Axel se revolvió entre las sábanas, apagó el despertador y miró la hora, las siete y media.
-¿Por qué nos tenemos que levantar tan temprano? –pensó.
En ese momento pegaron a su puerta.
-¡Axel, arriba!¡Tienes que arreglarte rápido, que Jack te quitará el desayuno!
Era Jude, tan puntual como siempre.
-Juder con Juder… -susurró Axel. -¿Cómo puede alguien ponerse a mandar de esa manera recién levantado?
-¡Te estoy escuchando! –respondió el de las rastas con voz cantarina.
-Pffff… ¡Ya voy!
Axel cogió su bolsa de aseo y su equipación. Fue andando por el pasillo hasta llegar a los vestuarios.
Allí estaban Harley, secándose su nube de pelo rosa, Thor, afeitándose su frondosa barba, y Jude, lavándose los dientes con sus rastas cayéndole sobre los hombros.
A Axel le parecía muy graciosa aquella escena, pero eso no le quitó el sueño.
Pasó por detrás de Jude, le acarició la cabeza con aire divertido y dijo:
-¡Mira el leoncito recién despertado!¡Que mono y que bajito es!
-¡Oye, tú…! –Jude fue interrumpido por las risas de Harley y Thor. –Por lo menos, yo, no parezco un emo, con el pelo tapándome la cara y, además, tienes canas.
-Anda, déjame. –dijo el otro feliz por haber conseguido picar al "súper creador de juego".
La verdad es que tenía razón, cuando se despertaba el pelo le caía sobre los ojos, pero, después, se peinaba y se ponía el pelo "como si le hubiesen electrocutado", según Scotty.
Axel se metió en la ducha para despejarse. ¿Qué harían ese día?¿El entrenador les dejaría, por una vez, el día libre?
Salió de la ducha, se vistió y se dirigió al espejo.
Los demás se habían ido a desayunar, estaba solo, pero…
-¡Ay, ay, ay!¡Me voy a quedar sin desayunar!
-¡Jack! –dijo Axel sorprendido. -¿No estabas desayunando?
-¿Yo? Ojala. Me he quedado dormido.
-Pues vaya… -susurró el canoso emo, pero lo que en realidad quería decir era: "Pues vaya… el hijo de puta de Jude se va a quedar sin rastas de la hostia que le voy a dar."
Axel se embadurnó las manos con un bote entero de gomina para el pelo y empezó a peinarse. Cuando los demás le veían arreglarse el pelo lo llamaban "el Efecto Axel".
-Bueno, Jack, yo me voy.
-¡Adiós!
Axel bajó las escaleras como un rayo, tenía un hambre de lobos.
-¡Buenos días! –dijo Axel muy animado.
-¡Hola! –respondieron todos a una.
-Hoy hay tortitas para desayunar –dijo Mark con su sonrisa amable.
De repente una fuerza sobrehumana tiró al engominado al suelo.
-¡TORTITAAAAS!
-¡Jack, vas a matar a Axel! –gritaron.
-Ups… perdón, Axel –dijo mientras le ayudaba a incorporarse.
-No pasa nada, además, me has recordado una cosa.
Dicho esto, Axel cogió un vaso de agua fría, se dirigió a Jude, le tiró del cuello de la camiseta por la parte trasera y lo vació en el hueco que quedaba entre su espalda y la tela.
-¡AAAAARGG!¡QUE FRÍAAAA! –gritó Jude. -¡¿POR QUÉ HACES ESO?
-Porque me has engañado.
Mientras decía esto, le quitó al rastas la capa, se puso unas gafas de piscina y se subió a una de las mesas.
-¡Soy "el creador de juego", Jude Sharp!¡Ahora os voy a decir lo que tenéis que hacer para ser buenos futbolistas!
-¡Eh, tú!¡Devuélveme mi capa!¡Y no te rías de mí!
-¡Tú, Caleb, o te quedas calvo totalmente o te dejas crecer el pelo, que parece que tienes una rata muerta en la cabeza!¡Todd, hazte un corte de pelo diferente, que pareces una cebolla!¡Shawn, ¿cómo es posible que ligues tanto si, cuando haces una supertécnica, parece que estás bailando ballet? Eso no se puede consentir, no, no, no…
-Anda, tranquilízate y desayuna –dijo una voz dulce con aire divertido.
Todos se giraron hacia la voz.
-Nelly…¿cómo sabes que no he desayunado? –respondió Axel avergonzado.
-Lo sé porque solo haces esas tonterías cuando no desayunas.
-Ah… -dijo el con voz entrecortada.
Nelly le sirvió a Axel las tortitas y se sentó a su lado.
-Pareces su madre –comentó Scotty con su risita traviesa.
-Es que, cuando se acaba de levantar, es como un bebé.
Todos aguantaban la risa mientras, Axel, masticaba y recuperaba la cordura.
-¡Hey, Jude!
-¿Qué quieres ahora?
-Lo siento,¿me perdonas?
-¡Claro! –"siempre lo mismo", pensó.
Axel y Jude chocaron las manos y sonrieron.
-Chicos, a entrenar de una vez –el entrenador había aparecido. –Ya mismo es la final de Asia…
-Pero si es dentro de dos semanas, ¿no?
-Ya lo se, Todd, -respondió con voz cansada –pero hay que entrenar para ganar.
Todos salieron al campo y empezaron a entrenar, ¿qué esperabais?
