Titulo: One Timeless Chance
Autor: VTM Potter Crazy
Historia Original: s/ 4844655 /1/ One_Timeless_Chance (junten los espacios)
Desclamair: El mundo de Harry Potter ni la historia me pertenecen, J.K Rowling es la genio detras de este mundo de fantasia y la autora ya mencionada es la genio de esta historia, yo solo hago un pedazo de ayuda a la comunidad traduciendolo para que más personas lo disfruten. ~Permiso concedido por VTM Potter Crazy~
Aclaraciones: Espero poder ir subiendo un capitulo por semana o menos, lo maximo dos semanas; tambien tengo otras historias que tengo que hacer si no quieren que mi vida corra peligro XD. NO abandonare el proyecto, tengo dos capitulos traducidos ya y tardo entre dos y tres días en hacerlo cada uno, gracias a dios estos no son tan largos pero les digo cada capitulo es una delicia para leer.
Disfruten ^^
Capitulo uno:
Ultima oportunidad
Zumbido. Eso era lo único que escuchaba mientras la Orden discutía una y otra y otra y otra vez. Como la estática de una televisión, un constante zumbido respecto a los mismos argumentos, las mismas negociaciones y los mismos resultados… nada. Tal vez ella solo tenía diez y siete años de edad, pero le era fácil notar que no llegaban a ninguna parte y llegando a nada con rapidez. Desde que Harry había sido emboscado en Privet Drive hace casi una semana atrás, no había ningún plan, no había armas secretas. Eventualmente, todos se habían rendido. Hermione sentía que había ganado bastantes años en apenas algunas horas mientras trataba desesperadamente en controlarlos y tenerlos bajo control. Ella sabía que era lo mejor en esos tiempos, pero nadie quería escuchar las reflexiones y los conocimientos de una pequeña y tonta niña. Ni siquiera por haber sido la mejor amiga de Harry Potter. Pero también, esa era la razón del por qué no querían escucharla. Ella era la mejor amiga de Harry, la que sabía en que estaba metido, y aun así haber fallado en detenerlo de morir en la batalle ardiente de gloria. Ellos habían perdido las esperanzas en sus habilidades, en su conocimiento en el momento en que el cuerpo de Harry termino por descansar en paz sobre su puerta.
-¡Necesitas atacar!- Moody pego con su mano sobre la mesa violentamente- ¡tenemos que atacarlos antes de que él piense que nos tienen!
-¿Y que nos ayudaría si hiciéramos eso?- Arthur argumento- ¡Admitámoslo, élnos tiene! Se ha llevado nuestra única esperanza…
El zumbido se hizo más y más fuerte mientras trataba de silenciarlos y pensar en un plan. Ella sabía que los Horrocrux aún estaban allá fuera, ella sabía que tenían que encontrarlos antes de que Voldemort se enterara de que ellos sabían sobre ellos… bueno Ron, Ginny y ella sabían. No habían podido obtener nada acerca de Voldemort y sus planes desde que Harry se había ido, Ron y Ginny estaban demasiados afectados para decir algo en las reuniones en todo caso. La misma Hermione no había podido encontrar un tiempo para sacar las lágrimas por su hermano caído. La pena estaba ahí, listo para desbordar y hacer estragos a todos los que se encontraban alrededor de ella. La realidad, la Orden entera estaba esperando el momento en que ella explotara y gritar sobre ellos a todo pulmón. Pero ella no emitió ningún sonido.
Ella distante, logro divisar una sobre su espalda baja. Ella alzó la mirada para encontrar a Draco sonriéndole. ¿Estaban en pleno apogeo de la destrucción y el aún tenía la audacia de sonreír? Él en verdad nunca iba a cambiar. Después de que había fallado en matar a Dumbledore el año pasado, había ido corriendo hacia al Orden, con la ayuda de Snape por supuesto y no les había dado al espalda desde entonces. Seguía siendo el mismo sarcástico bastardo como un tal Malfoy, pero había probado que no era lo que todos pensaban. Él había sido un pequeño consuelo para ella en esos días, quedándose hasta tarde con ella, a la espera que se terminara su ya acostumbrada botella de Whisky de fuego cada noche para poder dormir, y luego la tomaba para llevarla a la cama totalmente desprovisto en la memoria en la mañana siguiente de haber hecho semejante acto de humildad.
-Lo que deberíamos de hacer es calmarnos- Molly les dijo a todos
-Me podre calmar hasta que se haya hecho justicia- gritó Remus
Él era, por mucho, el más afectado de todos, despierto día y noche, tratando de encontrar una solución para su dolor cada vez más desbastador. Mientras Hermione bebía hasta quedar dormida, él hechizaba y maldecía escritorios en una solitaria aula de clases cada noche, dejando salir su enojo y resentimiento en cualquier cosa que tuviera en las manos. Pero él también le ignoraba, entonces ella no levantaba ni un dedo para hacerlo sentir mejor. ¿Por qué debería? Si él no estaba dispuesto a escuchar la verdad, ¿por qué molestarse en ir y sacarlo de la oscuridad? ¿Darle la respuesta que tan desesperadamente buscaba? Ella negó con la cabeza, sabía que era malo ocultar ese tipo de información de ellos, dejarlos sufrir de la forma en que lo estaban haciendo, revolcándose en su dolor, no por el chico que ellos habían amado, sino por la idea que ellos habían amado mucho más que al chico detrás de eso. La idea de la sobrevivencia, la solución, el boleto directo a un falso paraíso. Todos habían estado bajo la influencia de los ideales de Dumbledore por demasiado tiempo.
Draco se sentó a lado de ella mientras el resto continuaba argumentando en la oficina del director. Minerva McGonagall se había rendido de controlarlos después de una hora.
-¿Crees que ellos notaran en algún momento que tienes algo que ofrecerles?- él le pregunto en voz baja por debajo del ruido
-¿Crees que ellos algún día dejaran de discutir?- ella pregunto de vuelta, un dolor de cabeza empezaba a formársele
Él le sonrió de vuelta.
-Estamos muertos entonces- le dijo
A pesar de la morbosidad del asunto, ella le sonrió de vuelta
-Lo sé- susurro
Silenciosamente, se retiraron de la oficina y caminaron por los pasillos, dejando la reunión, sabiendo que nada se iba a decidir. Era raro como ella se había vuelto tan confiada con un Malfoy, como él notaba lo que necesitaba mucho antes de que ella lo supiera a veces, y aun así, no era una total sorpresa. Él sabía lo que era el dolor, haber perdido a su madre apenas medio año atrás y solo tenía sentido que le ayude a través de eso ahora, pero aun así se le hacía raro que ella aun no haya huido de él cuando coloco una mano sobre su hombro, solo para hacerle saber que él estaba ahí detrás, o un brazo alrededor de su cintura para ayudarla con los estudiantes hormonales que corrían por la escuela. Él usualmente se burlaba de ella, acostumbraba a molestarla sin misericordia, y ahora él la sostenía mientras ella se desmayaba en una borrachera nocturna, eligiendo no decir nada a la mañana siguiente.
-¿Deberíamos de ir a conseguir algo de comer?- le pregunto él a ella- No hemos probado alimento en todo el día.
Y de nuevo, él sabía lo que iba a venir esa noche, entonces era más una orden que una sugerencia. Aun portaba ese aire Malfoy de superioridad después de todo.
-Comeré algo después- le dijo- Puedes ir tu si quieres
Normalmente, no rechazaría acompañarlo, pero en verdad no sentía ganas de comida en ese momento. El estómago lo tenía lleno de nudos, la cabeza le latía con fuerza. Lo que en verdad necesitaba era una copa. Draco de repente paro, y la detuvo a ella sosteniéndola por el codo.
-Si vas a realizar tu habitual ritual nocturno, necesitaras algo en el estómago Granger- dijo peligrosamente
-No eres mi padre entonces no tienes el derecho de decidir qué es lo que necesito Malfoy- le dijo, en el mismo tono, pero con un poco más desdén tal vez.
Perdiendo la paciencia, sacudió su brazo liberando su codo de su agarre y se dirigió a sus aposentos. Desde que se había graduado de la escuela, pasaron en total de tres días cuando McGonagall le ofreció un puesto como la nueva maestra de Defensa contra las Artes Oscuras. Era una rara decisión, pero todos concordaban que era la mejor opción… aunque solo era para salvar el pellejo de la maldición de DCAO. Que efectivamente pensaban que la estaban sacrificando a Voldemort dejándola asumir el cargo, que se intensificaba más por su edad. Ella en verdad empezaba a odiar bastante a todos.
Cuando llego a sus habitaciones en el séptimo piso, fue hacia el gabinete de licor sin pensarlo siquiera. Se había convertido en todo una rutina que era ya casi algo natural en ella, pero cuando observo que estaba falta de Whisky de fuego, su rutina quedo totalmente rota. Lanzó el primer objeto a su alcance, un abrelatas de la memoria, y observo como este se volvía pequeños pedazos. Respiraba con dificultad, tratando de controlarse pero fue en vano. Su enojo quemaba entre sus venas y golpeo más su cabeza aumentando su psique. Maldijo a la estúpida Orden y sus incesantes bocas.
-¿Por qué no puedo tener lo que quiero?- grito hacia la noche
-Porque eso no sería justo- dijo una voz entre la sombras, asustándola un poco-y como ya pudiste haber averiguado, hasta para los estándares de los Gryffindor's, no es justa
Volteo para observar la imponente figura de Severus Snape, un pequeño resplandor en sus ojos. Nunca le volvió a mirar mal, sabiendo lo que había sacrificado por el bien común. Había limpiado su nombre cuando regreso a la Orden, permitiéndoles que vieran su memoria para que le creyesen, y solo para el bien de Harry, soporto un embarazosa ronda de preguntas con el suero de la verdad. Después de eso, retomo su puesto como profesor de Defensa, hasta que Hermione tuviera la edad suficiente para tomar el puesto, y se convirtió en un miembro de la Orden de tiempo completo, viviendo dentro del castillo y compartiendo habitaciones con ella. Ellos habían formado un cierto tipo de… alianza en el tiempo que habían estado conviviendo, ella contándole lo que estaba pasando por la cabeza de Harry y como las cosas se volvían más y más difíciles, y él ayudándola a controlar sus rabietas y explosiones. A pesar de que estaba destinado a salvar al mundo, Harry nunca creció de ese chico asustado de once años que conoció a quien le marco al año de vida.
-No quiero que la vida sea justa- le dijo, caminando junto a él y fuera de la cocina- solo quiero algo, cualquier cosa que valla algo a mi manera, ¡cualquier cosa!
Había comenzado, estaba empezando a partirse en pedazos. Después de una semana de tomar y mantener sus emociones en control, estaba empezando a quebrarse, y en cuestión de segundos todo terminaría. Se registró en las profundidades de su mente la idea de nadar entre sus pensamientos de perdición, del destino y de la venganza, pero un momento, ella no trato de parar lo inevitable o tratar de controlar algo tan salvaje. Ella dejo que pasara, porque para ser justos, ella había estado luchando en una batalla ya perdida.
-Como es a menudo, el caso que usted encontrara que nada volverá a ir a su manera- él desprecio, siguiéndola fuera de la cocina- no es una excusa para que se quiebre.
-¿Qué tal el caso de que perdí a mi mejor amigo?- chillo hacia él- ¿eso está registrado en su no-existencial radar del dolor? ¿O cae debajo del caso de perder a la persona que amas por las manos de tu peor enemigo?
Por como la mirada. Si hubiese sido Harry quien hubiera dicho eso, habría sido asesinado en el momento, pero porque era ella, la dejaría con vida. Él, al contrario que los otros, sabía que ella tenía algo más que ofrecer y si solo se aferraba a eso un poco más, ella encontraría la solución que tanto buscaba. No podía romperse ahora, no cuando era necesitada tan desesperadamente.
La observo como se pasaba por la sala de estar, echando humo a sí misma y al mundo a su alrededor, su enojo floreciendo desde lo más hondo de su alma, pero no había ni una sola lagrima. No esperaba que ellos salieran, y tenía que detenerla antes de que eso sucediese, porque una vez que ella dejara caer una lágrima de esos ojos chocolate y pasar por las mejillas de porcelana ella no iba a ser capaz de parar.
-Yo sé que…
-Tú no sabes nada
-¡Déjame terminar!- rugió, alzando la voz por primera vez desde que ella le conocía. Era casi terrorífico hasta que se calmó y la observo, compuesto de nuevo- sé que estas frustrada, contigo misma, pero mucho más con esos inútiles alrededor tuyo. Tú sabes que es lo que ellos necesitan y aun así ellos no escucharan ni una sola palabra de lo que tengas que decir. Estas en duelo por la pérdida de Potter, estás confundida en tu mente y estas aferrándote a un solo pedazo de cuerda que en cualquier momento se romperá, pero tienes que escucharme antes de que eso suceda.
-¿Por qué yo?- le pregunto incrédula- ¿Por qué debería de ser yo la que tiene que escuchar? ¡¿Por qué no Ron, o Ginny o maldición hasta Malfoy?!
-Porque ellos no son el estudiante más brillante que ha visto este colegio en los últimos cincuenta años, por eso mismo- le grito- Tienes que sostenerte, tienes que encontrar una solución porque esos idiotas que están en la oficina del director disputaran y argumentaran hasta el final.
-¿Por qué no puedes ser tú?- le pregunto quedamente - ¿Por qué tengo que ser yo?
Sus ojos parecieron suavizarse en una forma, y Snape camino hacia su lado colocando las manos a cada lado de su rostro.
-Porque yo soy un viejo y cansado hombre, ausente de ideas, que perdió toda esperanza muchos años antes de que esta guerra empezara- le susurro- Y Weasley lo echaría todo a perder, su hermana perdería la cordura y Malfoy podrá ser inteligente pero es demasiado Slytherin para poner su vida en peligro.
Ella no podía creer las palabras que salían de su boca. Él nunca, ni una sola vez le había dado un premio cuando era una niña y ahora ahí estaba, dándole toda la adoración del mundo. Pensó por un momento que estaba solo mintiendo simplemente para que ella hiciera lo que él quería, pero desecho la idea cuando observo sus ojos.
-No quiero- susurro- no puedo
-Si no puedes hacerlo- le susurro de vuelta, igual de bajo- entonces todos estamos muertos. Tú eres la última en vida que podría igualarlo. Dumbledore no está, yo ya no tengo mi fuerza y McGonagall con los otros morirían en segundos si se enfrentan a él
-Me estas pidiendo hacer lo imposible- ella murmuró
-Estoy pidiéndote que hagas por lo que has nacido- le dijo
Ella le miro confundida
-Era Harry el que se encontraba en la profecía…
-Ninguna profecía es completamente real-negó con la cabeza- Algo que nuestro querido Albus pensó que nunca debería de mencionar igual, que algunos no se realizan completamente y otros nunca se hacen.
-Si tu pensabas que esto era mi misión, ¿Por qué no se lo dijiste a Dumbledore?- le pregunto, su enojo empezaba a crecer de nuevo, empujándolo- ¿Por qué no salvaste a Harry?
-Si le dije a Dumbledore- le dijo con seriedad ya que ella empezó a pasear de nuevo- Pero él siempre fue cerrado de mente cuando se trataba de Potter, y empujo ese infortunado carácter a Potter. Dumbledore no escucho, y Potter nunca lo hubiese hecho.
-Harry hubiese escuchado- dijo indignada- El siempre escuchaba
-Tu visión de él ha sido corrompida estos últimos días- Snape le dijo, con el ceño fruncido- antes de que muriera me comentabas que inmaduro se había vuelto y…
-Cállate- dijo entre dientes, no queriendo escuchar sus propias palabras dichas con tanto desdén.
-Como la profecía le había asustado, que nunca sería el hombre que estaba destinado a ser…
-Cállate- dijo un poco más alto, fulminándolo con la mirada.
-Como Dumbledore le pidió mucho- continuo totalmente inmune- Como nunca podría matar al señor Oscuro por sí mismo, se había vuelto un débil niño de mente…
-¡CALLATE!- gritó y se lanzó sobre de él, pero él estaba preparado para eso. La tomo y la embistió sobre la mesa del comedor, su cabeza pegada sobre la madera y los brazos atrapados entre el cuerpo de Snape y el de ella.
-¿Por qué yo?- le pregunto vehementemente de nuevo- ¿Por qué yo debería de ser la única que no puede quebrarse? Todos ellos han dejado fluir sus lágrimas…
-Y tu sacaras las tuyas- le susurro duramente- Pero no ahora. No estás permitida a romperte en pedazos, porque tú posees lo que el Señor Oscuro más desea. Inteligencia, astucia, testarudez…
-Y la única cosa que más desprecia- argumento de regreso, tratando de liberarse de su agarre.
-Eso no importa-dijo, finalmente volteándola, tomándola por las muñecas y colocándose en la pared en su lugar- No cuando no sabe quién eres…
Pego sus muñecas con una mano hacia la pared, mientras indagaba su bolsa con la otra, sacando lo que ella pensaba que era un gira tiempos. Sus ojos se abrieron ligeramente.
-Tú eres la única que puede enfrentarse a él- le susurro con honestidad- La única que puede averiguar su punto débil. Todo lo que necesitas es esa información, directo desde la guarida del Dragón…
-¿Qué es lo que el resto de la Orden piensa de esto?- le pregunto débilmente aun fulminándolo con la mirada.
-¿En verdad crees que le diría a esos idiotas sobre algo así de brillante?- le pregunto, el sarcasmo escurría en sus palabras; agitando el reloj de oro frente a ella- Esta es nuestra única oportunidad.
-Es la única oportunidad que tú ves-
-Esta es la única oportunidad que tenemos- dijo exasperado- Mira los hechos Granger. Potter está muerto, tu estas abasteciendo a un montón de idiotas que no quieren escucharte y esos que si lo hacen ya están demasiado viejos y desesperados o demasiado jóvenes e ingenuos. Estamos condenados en este tiempo.
-¿Desde cuándo has estado considerando esto?- le pregunto
-Desde el comienzo- le confesó- Desde tu quinto año cuando yo supe que perderíamos esta guerra. Guarde tu gira tiempos de tu tercer año y le hice algunas alteraciones. Esto te podrá llevar unos 56 años en el pasado donde cambiaras el transcurso de la historia y salvarnos de él. Gánate su confianza y después vuelve con la información que necesitamos de él. No me importa como lo hagas el punto es que lo vas a hacer.
Ella se le quedo viendo al ofensivo objeto, su corazón palpitaba en su pecho como el doble sentido detrás de las palabras de Snape que cruzaban por su cabeza.
-No puedo quebrarme- ella trago, y él lentamente la libero de la pared- Porque estoy a punto de entrar a la boca del infierno
