Hola de nuevo x3. Vengo a dejarles una nueva historia. En sí, es mi idea de lo que sería un final para Naruto (claro que no será así, pero bueno xDu). Se me ocurrió de repente un día que estaba un poco deprimida... no sé ni cómo, pero lo escribí corrido, de un solo jalón. Espero y les guste, lo haré como two-shot, ya que es algo largo xD. A lo mejor quieran matarme para el final, pero bueno, no importa xD. Saludos, disfruten. Por cierto, Naruto y sus personajes no me perteneces, ni me pertenecieron ni me pertenecerán nunca D: (odio mi vida T^T)
Todo estaba calmo en Konoha. La gente se encontraba en sus casas, seguramente ya estarían dormidos. La luna se alzaba imponente en lo alto, estaba en fase creciente, y parecía sonreír, burlándose de las almas solitarias. A pesar de la oscuridad que reinaba, y que ya la noche estaba avanzada, un alma, contra todo pronóstico, rondaba por las calles, llevando una capucha negra que cubría su identidad. Su destino: el cementerio de la aldea. No tenía mucha prisa en llegar, el lugar no era mucho de su agrado, y prefería tratar de tranquilizarse para mostrarle su mejor sonrisa, no quería que viera que había estado sufriendo. Se enjuagó las lágrimas al ir entrando al desolado lugar, y se encaminó rápidamente hacia aquella lápida, bajo la cual se encontraba el cuerpo de la persona a la que más amó...ésta se encontraba en el centro del cementerio, sobre una pequeña colina, en la que había un gran árbol, el cual le daba resguardo a la criatura que se encontraba bajo ella. Como siempre, le había llevado flores, rosas blancas, para ser más precisos, sabía que le encantaban. Se inclinó ante la lápida y la besó, para después hincarse ante ella.
- Hola – dijo la persona, acariciando la lápida – te traje flores, espero que te gusten, y perdona la demora, es que me dolía un poco el estómago – le dijo, esforzándose para sonreír. Pero después de dos segundos, su sonrisa se apagó. Tomó el gorro de la capa, y la jaló hacia atrás, dejando ver su rostro. La cabellera rubia se encontraba algo enmarañada y opaca, tal vez por las pocas ganas que le daba de cuidarlo. Su piel se encontraba pálida, y su cuerpo, antes fornido, ahora se encontraba delgado y débil, seguramente por la falta de alimento, ya que después de lo ocurrido, dejó de comer bien, y solo lo hacía cuando alguno de sus amigos lo obligaba. En su rostro demacrado, se podía ver la falta de noches de sueño, ya que tenía bolsas debajo de sus ojos, y unas horribles ojeras. Pero lo más triste era su mirada, aquella que antes brillaba con la expectación del mañana, ahora parecían unos zafiros opacados por la falta de lustre. Una lágrima asomaba en sus ojos, pero no se quería mostrar débil ante ella, se lo había prometido, trataba de no pensar, pero su mente le falló, y los recuerdos de aquel trágico día le ganaron, y empezó a ver las escenas, viendo el trágico día como si fuera el mismo momento, y con él regresaba el dolor…
~Flash-Back~
Ya era imposible evitar el enfrentamiento, a pesar de que la idea no le fuese grata. Veía en los ojos que tenía en frente, que refulgían con el rojo el sharingan sediento de sangre, que todo rastro de su mejor amigo había desaparecido; aquél chico al cuál había llegado a llamar "hermano" ya no estaba. Sasuke ya no existía, ahora solo quedaba "El Vengador Uchiha".
Ya no había vuelta atrás... mataría al Uchiha, aunque él tuviera que morir, se lo llevaría con él al infierno, porque él ya sabía que ésa sería su última morada. El pelinegro ya había causado demasiado daño...
Dio un último vistazo a sus amigos y compañeros, que se encontraban reunidos a una distancia prudente. Repasó los rostros de todos, cada uno con diferente expresión; desde furiosos, algunos nerviosos, otros con ansias de entrar en la batalla. Pasó por todos y cada uno, hasta que se detuvo en el de su mejor amiga: Sakura. Su cabello le caía en la cara, ya que había perdido la banda que lo sostenía, ensombreciéndole los ojos. Sus manos estaban apretadas en puños a cada lado de su cuerpo, su rostro estaba bajo y temblaba de pies a cabeza, no sabía si por el miedo o por la tristeza, ya que sabía que la pelirosa seguía enamorada del pelinegro. Notó cuando una lágrima se resbaló por el rostro de la chica, lo que hizo que a Naruto se le partiera el corazón, pero entonces la vio alzar la vista con una mirada decidida. Eso a Naruto lo sorprendió, pero Sakura lo único que hizo fue limpiarse las lágrimas y asentirle con la cabeza, señal de que le daba a Naruto la fuerza para continuar, por lo que él le contestó con otro asentimiento. Siguió con los demás rostros, buscando uno en particular, a pesar de no darse cuenta de ello, hasta que se topó con un par de perlas, en las cuales brillaban el temor y la ansiedad. No sabía qué estaba sucediendo con él, necesitaba verla, aunque fuese una última vez... siguió su recorrido, comenzando con su blanquecino rostro, terso y suave. Siguió con su cabello, largo y de un color oscuro, el cuál bailaba con la brisa... continuó bajando, llegando a su pecho, frente al cual se encontraban sus manos, que parecían estar en posición de rezo... se percató de que la chica dio un pequeño brinco de asombro, por lo que subió sus ojos de nuevo a su rostro, notado un pequeño sonrojo en sus mejillas, seguramente gracias al escrutinio que el chico había llevado a cabo. Le dedicó una sonrisa para tranquilizarla, a lo que ella respondió tímidamente, haciendo que el corazón del chico saltara de alegría, y con fuerzas renovadas, regresó su vista al pelinegro, el cuál tenia marcado el cansancio en su rostro, al parecer quería terminar rápido con esto.
- Naruto, déjate de tonterías y vamos a comenzar de una vez, quiero terminar con esto de una buena vez – dijo el Uchiha con vos aparentemente tranquila, pero que tenía un tono apenas audible de molestia, seguramente para molestar un poco al rubio... lo conocía bastante bien.
- Cállate Uchiha – le contestó, y enmarcando el apellido del chico con desdén - ¿qué no te bastó con haber destruido la aldea casi por completo? ¡Eres un maldito bastardo! – y dicho esto, se lanzó contra el Uchiha, el cuál fácilmente lo esquivó... y así fue como comenzó la última batalla.
El choque entre metales sonaba por todos lados, y sólo podían distinguirse borrosos manchones en el aire, muestra de la velocidad que ambos chicos poseían, hasta que de repente, uno de los dos fue lanzado contra los restos de un edificio cercano. Todos voltearon rápidamente hacia el lugar, preguntándose de quién se trataba, hasta que el otro se paró ágilmente sobre un poste. Era el Uchiha, por lo que el afectado debía de ser Naruto. El humo comenzaba a disiparse, pero no había rastros del chico.
- ¡¡Vamos Naruto, no te des por vencido!! - gritó la pelirosa, logrando que todos los demás hicieran lo mismo.
Los segundos se hicieron eternos, el humo se había disipado por completo, y los gritos de apoyo habían cesado... ¿acaso éste era el final? ¿Realmente era tan fuerte el Uchiha como para haber vencido tan rápido al rubio?
- "Naruto-kun, por favor, no te rindas" – le pedía mentalmente la ojiperla, y como si de un hechizo se tratase, comenzó a fluir un chakra ya conocido por todos, provocando que la sonrisa que el Uchiha había mantenido hasta el momento se borrara y cambiara a una mueca de completa molestia.
- ¡Maldito Uzumaki! – gritó rabioso el pelinegro, lanzándose velozmente hacia el lugar donde estaba el rubio, pero nada más entrar, salió disparado como un rayo hacia el lado contrario, estrellándose contra varios árboles, partiéndolos todos hasta detenerse contra una roca.
De los escombros del edificio, salió un Naruto convertido casi en su totalidad en el zorro Kyuubi, mostrando sus dientes, afilados y fuertes cual diamantes, hacia el lugar donde se encontraba el portador del sharingan.
De la misma forma a como pasó con Naruto, del lugar de donde se había estrellado el pelinegro, comenzó a salir un poderoso chakra, pero se notaba completamente maligno, y de entre las rocas, dos manos gigantescas salieron, quitándose los escombros de encima, para enseguida permitirle el paso al Uchiha, convertido en su demonio interior gracias al sello que Orochimaru le había puesto años atrás...
Con éste hecho, la batalla real comenzó; ambos cuerpos se lanzaron el uno contra el otro, y al chocar entre ellos, crearon una poderosa onda, que hizo que los espectadores tuviesen que sostenerse al suelo utilizando un poco de chakra en sus extremidades.
Todos los presentes estaban atentos a la batalla, a pesar de que sabían que no podían ver o hacer mucho, ya que lo único que podían ver eran manchones.
Chocaban con fuerza el chidori y el rasengan, el sonido era atronador, todo era confuso, pero nada podían hacer, no estaban al nivel de aquellos dos, lo único que podían hacer era pedir porque todo terminara bien.
De repente, ambos ataques chocaron con más fuerza que nunca... primero, una luz enceguecedora, seguida de un terrible estruendo y pronto, la fuerza de choque de ambos ataques se sintió como una fuerte ráfaga de aire, logrando sacar a todos despedidos por el aire. Más edificios se derrumbaron, sobre todo los que se encontraban más cerca del lugar del impacto, todo quedó cubierto por una espesa nube de polvo, y repentinamente, el silencio reinó sobre toda la aldea.
Lentamente, uno a uno, los shinobis que habían ido a apoyar al rubio, comenzaron a levantarse de entre los escombros, se llamaban mutuamente, tratando de reunirse todos de nuevo. Al haberlo logrado, el humo comenzó a despejarse, dejando ver la magnitud del impacto.
Desde donde ellos se encontraban, que era sobre uno de los edificios altos, se podía observar un gran hoyo, producto de la onda de choque.
Pero lo que más les preocupaba era que no se observaba al ojiazul por ningún lado... ¿qué habría pasado con él? ¿Se encontraría bien? Esas eran unas de las preguntas que rondaban la cabeza de todos, todo seguía en calma, como si de repente el sonido se hubiese apagado.
Los chicos se fueron acercando al gran cráter, tratando de encontrar aunque fuese una señal que los condujera al hiperactivo chico rubio, pero nada se veía por los alrededores.
- ¡¡Naruto!! – Gritaba la pelirosa, al igual que los demás chicos - ¡¡Vamos, Naruto, responde!! – la desesperación comenzaba a notarse en sus voces, pero nada, ni un solo sonido regresaba a ellos. Un poco más atrás, iba la ojiperla, buscando con su byakugan alguna señal de chacra, pero de un momento a otro, sintió algo dentro de ella, algo que la llevaba a otro lugar. Comenzó a caminar hacia la dirección en que su presentimiento la llevaba, parecía un zombi.
- "Naruto-kun, estas por aquí, puedo sentirlo, solo espera un momento, ya voy a tu lado" – decía mentalmente la chica, como alentando al chico a que no se rindiera, a pesar de que no sabía si seguía vivo, algo en su interior le indicaba que sí.
Los demás no se percataron de la ausencia de la chica, ya que seguían buscando con desespero al rubio. De repente, una pila de escombros comenzó a moverse, y todos voltearon hacia ella, esperanzados en que fuera el rubio. El primero en llegar fue Kiba, quien junto con Akamaru comenzó a cavar, sin detenerse si quiera a percibir el aroma que emanaba de la persona que se encontraba bajo aquella pila, hasta que fue demasiado tarde... repentinamente, una mano, veloz como el rayo, salió y tomó a Kiba del cuello, comenzando a ahorcarlo, haciendo que todos se sorprendieran; no era Naruto, era el Uchiha quien se encontraba en el lugar. Rápidamente, Akamaru arremetió contra aquella mano que trataba de matar a su amigo, mordiéndola y logrando liberar a Kiba. Enseguida lo tomó y fue corriendo con el resto.
Sakura comenzó a examinar a Kiba, lo bueno era que no le había pasado mucho, y se recuperó en seguida. Los shinobis se pusieron en posición de ataque, aunque sabían que no podían hacer mucho contra el Uchiha.
Lentamente, el cuerpo del pelinegro comenzó a salir de entre las piedras que estaban sobre de él. Estaba en su forma humana, seguramente por la gran cantidad de chakra que recién había usado. Se limpió su aori como si nada, sin voltear a ver a los chicos. De un segundo a otro, se encontraba detrás de la ojiverde, tomándola por la cintura y con su catana en el cuello de la chica, haciendo que todos se sorprendieran, pero inmediatamente tomaron distancia, no querían que la chica sufriera algún daño.
El portador del sharingan, ante éste hecho, sonrió con suficiencia, provocando en los demás un sentimiento de debilidad que no habían sentido antes.
- Así quería verlos, sumisos a mí – dijo con burla en su vos
- ¿Qué demonios quieres, Uchiha? – preguntó la ojijade con desprecio en su vos, pero el pelinegro distinguió una nota de miedo en ella
- No mucho, Sa-ku-ra – respondió, siseando su nombre en su oído, provocando que la aludida se estremeciera – solo quiero saber dónde está Naruto, y sé que si pongo en peligro a uno de ustedes, vendrá corriendo. Lo haré salir de su escondite – y mientras decía esto, hundió un poco el filo en el cuello de la chica, sacando un pequeño alarido de dolor de su boca, y un hilo de sangre corrió lentamente.
- ¡Déjala ir, Uchiha! – gritó desesperada Ino, temerosa de que le fuera a pasar algo a su mejor amiga.
- Tranquila, Yamanaka – contestó el chico – jugaré un rato con ella, no va a morir... aún – y con esto, tomó firmemente a la chica y saltó, alejándose de todos. - ¡¡NARUTO!! – Gritó al aire - ¡¡SÉ QUE ESTÁS ESCONDIDO EN ALGÚN LADO, Y SI NO SALES...!! - apretó más contra él a la chica, haciendo que ésta se quejara - ¡¡TU QUERIDA FLOR DE CEREZO VA A SALIR MUY LASTIMADA!! – lo tenía todo planeado, sabía que Sakura era la debilidad de Naruto. En cuanto el rubio saliera a querer rescatarla, él la usaría a ella como escudo, y en el momento en el que el ojiazul bajara la guardia...
- ¡¡NO SALGAS, NARUTO!! – pidió la ojijade, haciendo molestar al pelinegro, quien apretó aún más el filo contra su níveo cuello.
Los demás se encontraban anonadados, no podían creer lo que estaba pasando, esto se había convertido en una toma de rehenes. Tenían verdadero miedo por la seguridad de la chica. Shikamaru trataba de buscar estrategias, pero todas terminaban con al menos cinco de ellos muertos o con la pelirosa muerta. Ino lloraba desconsolada, con el miedo en su mirada, temiendo por la vida de su amiga. Neji trataba de mantenerse calmo, viendo si encontraba un punto débil en el pelinegro, pero no lo encontraba. Akamaru miraba detenidamente a Sakura, al igual que Ino, temía por ella, se había llegado a encariñar de la chica, al igual que todos los ahí presentes. Pero lo que todos tenían por igual en sus mentes era: ¿dónde está Naruto?...
Bueno, he ahí la primera parte... a lo mejor mañana traigo el final xD. Saludos :3
