No es plagio. Esta historia es de mi completa autoría y pueden hallarla también en FanficsLandia y Archive of Our Own, bajo el mismo título y con mis pseudónimos correspondientes (niña Elric y Sypre_Elric, respectivamente).

Los juegos del hambre no me pertenece ni gano nada escribiendo sobre él.

Jarabe

La ilusión, la gratitud y el alivio que habían provocado en mí la llegada del paracaídas mueren tan rápido al destapar el pequeñísimo frasco que Haymitch nos había enviado. Y lo único que soy capaz de pensar en estos momentos, con la rabia rebullendo mi sangre y la histeria instando mi cuerpo, es que esto no es la medicina que Peeta tanto necesita. Si no que, en su lugar, recibimos un frasco con jarabe somnífero.

A punto estoy de lanzarlo arroyo abajo, escandalizada y furiosa con nuestro mentor por malgastar tal oportunidad cuando la realización golpea mi mente. Esta dosis era más que suficiente para poner a alguien a dormir durante un día entero, lo sé bien porque he visto a mi madre usarla en sus pacientes más graves o problemáticos. Con ella tendría el tiempo suficiente para asistir al banquete, recuperar la mochila y regresar.

Si lo conseguía, si realmente me las arreglaba para no ser parte del baño de sangre que Cato y Clove desencadenarían, Peeta se salvaría.

No necesitaba meditarlo más. Me apresuro en recoger algunas bayas y hojas de menta con las que camuflar el característico dulzor del brebaje, antes de regresar a la cueva.