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Invisible
El tiempo es el mejor autor, siempre encuentra el momento perfecto.
-Charlie Chaplin
Si pudieras tener cualquier súper poder, ¿cuál elegirías?
Hay muchas personas que dicen "Quiero volar", y Jack era indudablemente uno de ellos. ¿A quién no le gustaría sentirse arrastrado por el viento, sin miedo a caerse? Ver todo el mundo desde allí, tocar las nubes con las manos, saber que si sigues la segunda estrella a la derecha y vuelas hasta el amanecer, puedes llegar a Nunca Jamás. Jack quería con todas sus fuerzas poder volar, y por desgracia no sabía cómo.
Pero también hay muchas personas que dicen "Quiero ser invisible", y en eso él ya no estaba tan de acuerdo. De hecho, aborrecía la idea. Los que daban esa respuesta, en su opinión, no tenían idea de lo que se siente ser invisible. De que podía ser muy doloroso.
A Jack siempre le gustó ser visto, hacer tonterías que hagan reír a los demás. Desde niño era inquieto, impetuoso. Tenía una visión de la vida que era contagiosa y optimista, y jamás tuvo problemas para conseguir la atención y simpatía de las personas (excepto muchos adultos a los que molestaba con sus travesuras, claro). Deseaba con fervor ser como Peter Pan. No sólo no crecer, sino tener aventuras, gobernar un país de fantasías y conocer gente nueva todo el tiempo. Su juventud fue la época en que de nada se preocupaba.
Pero como todos los niños, él también creció. Ahora era un universitario y pronto estaría en el ámbito laboral. Y allí no había espacio para aventuras. Es por eso que últimamente, aunque conservaba su alegría y su voluntad para hacer reír a otros, la mayoría de sus locuras habían quedado atrás y lo hacía sentirse invisible, impotente. No fue su decisión dejarlas atrás, él no quería dejarlas atrás, pero no tenía más opción. En esta nueva etapa le parecía que ya nadie lo conocía de verdad, que no podía ser quién en verdad quería ser frente a otros. Que ya no había nadie a quien hacer reír.
En parte fue eso lo que le andaba trayendo tantas decepciones amorosas. En el momento en que intentaba ser más él mismo, dejaba de ser visto como un candidato amoroso y más como el entretenimiento de alguna fiesta, o peor, dejaban de tomárselo en serio como persona. Al menos así lo sentía él.
-Ey, a ver si bajas de las nubes y ayudas a mover tus propias cajas- replicó Raymmund.
-¿Qué pasa? ¿Demasiado peso para ti, colita de algodón?- Jack siempre le gastaba chistes a Ray por su tan enrulado cabello que él insistía en llevar atado cuando llevaba mucho tiempo sin cortarlo. Y por supuesto Ray siempre respondía con comentarios engreídos en los que hacía alusión a su propio gran estado físico.
-Hmp, como si tú pudieras alzar más que yo, enano-
-¿Eso es un reto, Banner?-
-Por favor, inténtalo- sonrió Ray.
-Muchachos, ya basta. Hay que acabar temprano o estas cosas quedarán afuera y se arruinarán si llueve- Tatiana, como siempre, apareció para intervenir entre los dos. Ella era la de menor edad en el grupo y si bien había momentos en que lo aparentaba, cuando tenía que inmiscuirse en cualquier conflicto que hubiese a su alrededor, su forma de hablar era mucho más madura, convirtiéndola en una sabia y cariñosa consejera y figura materna para todos.
Jack se estaba mudando a una casa propia y por supuesto no tardó en llamar a sus amigos para que lo ayudaran con sus cosas. Él en realidad no estaba ansioso por vivir sólo. Esperaba que alguna de sus amistades se fuera con él, pero la mayoría iban a universidades con dormitorios propios, por lo que él quedó por su cuenta y eso lo entristecía un poco. Él era del tipo de persona que disfrutaba estar rodeado por otros. Una vez cuando viajó con su familia a un pequeño pueblo bastante antiguo, recordaba mirar las casas y pensar que por más hermosas que pudieran verse la mayoría, para él las más lindas eran aquellas en las que se podía ver vida dentro, gente sonriendo y pasando tiempo juntas. Para él los hogares debían ser de personas, no de ladrillos.
–Sí, terminemos pronto que Jack tiene que pagar nuestra ayuda con un par de pizzas y ya tengo hambre- agregó Jamie.
-Acabo de comprar una casa, ¿te parece que me queda dinero en los bolsillos?-
-Tú no eres el que paga por la casa, así que más te vale pagar por la cena- Jamie era amable pero también exigente. Tenía gran fe en las personas, hasta el punto de ser casi ingenuo y a veces no manejar bien las decepciones, pero siempre podía contar con sus amigos para subirle los ánimos.
Cuando terminaron de meter todo, Jack se vio forzado a pagar por la cena de sus amigos y se quedaron hasta tarde hablando de tonterías y por supuesto del desastre que él sería ahora que vivía sólo. Él se reía, pero en el fondo sabía que ellos vendrían en más de una ocasión a criticarlo por su desorden, y al mismo tiempo tratar de limpiarlo. Excepto Ray. Él podía ser igual o peor de desordenado que Jack.
-Oye, Jamie. ¿Qué clase de artículo vas a escribir para el Sr. Hudson?- preguntó Tat.
-No tengo idea, apenas me lo pidió ayer y ya estoy en colapso-
-No te preocupes, amigo- interrumpió Ray –Seguro que será tu mejor trabajo. Algo completamente nuevo y diferente a todo lo que has escrito hasta ahora- él tenía una habilidad innata para infundir confianza en los demás.
-Sí, está bien que sea algo nuevo. Pero eso no quiere decir que se olvide de todo lo que ha hecho hasta ahora- aconsejó Tat –Después de todo, es por lo que has estado escribiendo que te eligió-
-Yo digo que escribas algo sobre Clint Eastwood, seguro que le encanta-
-¡Jack!- reclamó Jamie.
-¿Qué? ¡Se viste igual!-
Estuvieron hasta tarde hablando de sus estudios y trabajos. Cuando se fueron todos, él se puso a recorrer de nuevo la casa. La había visto de manera bastante breve y solo a la luz el día. Ahora aprovechó principalmente para explorar el ático de arriba, que no se parecía en nada a los de las películas de terror. Era amplio, estaba limpio y tenía grandes ventanas sin cortinas que dejaban entrar mucha luz. Él se sentó en el alféizar de la ventana que daba a la calle, porque era desde la que mejor se podía apreciar la Luna.
Recordaba las épocas en que él creía que la Luna no sólo lo escuchaba sino que también le respondía. Solía preguntarle sobre decisiones importantes que debía tomar, sobre problemas que le costaba resolver en su cabeza. La Luna siempre le contestaba y le daba las respuestas que él necesitaba. Pero a medida que creció, perdió la capacidad de escucharla y con el tiempo dejó de intentar hablarle, pues ella no respondía ninguna de sus preguntas. Ahora que buscaba explicaciones no tan infantiles a las cosas, creía que de niño en realidad siempre supo lo que quería y por eso no le faltaban respuestas, sin embargo ahora ya no era así, ya no estaba seguro de qué buscaba. Aun así esa noche volvió a intentar hablar con ella. Se sentía sólo en esa casa tan silenciosa, tan grande y tan vacía. Intentó preguntarle si estaría bien, si en verdad tenía un futuro por delante como sus amigos y sobre todo, si encontraría a alguien frente a quien no se sintiera invisible.
Pero como todas las últimas veces, la Luna no respondió. Sabiendo lo que pasaría después me gustaría poder haberle dicho a Jack que solo le faltaba prestar más atención, pues la Luna si contestó, y lo hizo diciéndole que tenía que esperar. Tal vez eso tampoco hubiese servido de mucho ya que él es muy impaciente, pero al menos le hubiese elevado un poco sus esperanzas, porque en ese momento las tenía por el suelo.
Sólo y sin respuestas, estaba a punto de cerrar la ventana cuando escuchó una voz y las cuerdas de una guitarra.
Once upon a time
Before I took up smiling
I hated the moonlight
Shadows of the night
That poets find beguiling
Seemed flat as the moonlight
With no one to stay up for
I went to sleep at ten
Life was a bitter cup for
The saddest of all men
Se quedó allí atónito y cínico. En principio buscó con total escepticismo la dueña de esa voz. No porque, como en las películas, se sentía encantado por ella, pese a que era bastante hermosa. No podía entender cómo alguien pudiese estar cantando precisamente esa canción, y tampoco podía evitar sentir que estaba dedicada a él; al fin y al cabo iba perfecto con su humor.
Al no poder ver a nadie tuvo que asumir que la cantante estaba en la casa de al lado, también sentada sobre el alféizar de su ventana que daba a la Luna. Seguía sin poder creérselo. Tanto el que ella cantara desde un lugar de donde se la podría escuchar perfectamente desde afuera, como el hecho de que cantara una canción que iba tan acorde con su hilo de pensamientos.
Blue Moon
You saw me standing there alone
Without a dream in my heart
Without a love of my own
La melodía era tan pacífica que lo hizo sentirse en paz por un momento, olvidarse de sus problemas, de la vida que llevaba, y es que no siempre se encuentra un sentido, pero sí una sensación, y hasta el más inesperado momento puede generar el más grande sentimiento.
Escuchaba esa voz como si le susurrara al oído, su respiración iba y venía, no sentía el frío sino las caricias del viento, y la Luna parecía brillar más. Pero en el momento en que la letra de la canción cambiaba, la cantante guardó silencio. Como si supiera que esa parte de la historia aún no sucedía y por ende no era coherente cantarla. Jack esperó pero la canción había terminado sin lugar a dudas y lo dejó con la cabeza dándole vueltas, ya que fue como si todos los recuerdos de su vida se hubiesen ido y ahora cayeran con todo su peso sobre él. Tuvo que luchar bastante para no gritarle que siguiese cantando. Esperó por varios minutos pero no escuchó más que el silencio de la calle y el eco de la voz en su cabeza.
Terminó de cerrar las ventanas, estando tan atónito como decepcionado. Bajó a la cocina para mirar algo de televisión, con la canción aún sonando en su mente, cuando se dio cuenta de que las sorpresas no habían terminado. De hecho, yo le hubiese dicho que apenas si habían empezado, pero es mejor dejar el mañana para mañana.
Levantó la vista hacia la ventana que daba a la valla que dividía su patio del de los vecinos y vio algo blanco colgando de ella. De inmediato se puso un abrigo y salió a buscarlo. Era una hoja de papel que tenía algo dibujado que no lograba ver bien en la oscuridad de la noche, así que volvió a entrar a la casa y desde allí lo miro con atención.
Era el dibujo de una rosa muy bella. Abajo tenía escrito, en una letra redondeada y a la vez delicada: "Yo conozco una flor que es única en el mundo; que no existe en otra parte más que en mi planeta". Por supuesto, él conocía la cita. Siempre le gustaron libros y recordaba bien al Principito. Su hermana era tan o más fanática que él de esa historia y le había pedido a Jack que le leyese el libro en más de una ocasión. ¿Acaso su vecina pensaba que él necesitaba una rosa a la que cuidar? ¿O se dio cuenta de que eso era lo que él deseaba? Pero, ¿cómo?
Si antes se sentía confundido, ahora no sabía ni cuál era su nombre. Necesitaba entender por qué su vecina le había dejado ese dibujo, por qué había elegido cantar esa canción esa noche, por qué cantaba en ese lugar donde podía claramente ser escuchada por otros y por qué su voz le resultaba familiar.
N/a: Yo les advertí que se iban a hartar de mis notas de autora, pero bueeee. Ahora, respecto a este primer capítulo;
1-En este primer capítulo elegí esta cita de Charlie Chaplin, mi director favorito de la vida, la cual creo que no necesita mayores explicaciones. El título tampoco necesita muchas explicaciones, por supuesto. Desde aquí ya ven las referencias a la película y el conflicto de Jack por ser "visto".
2-Ya habrán deducido qué personaje es quién. Raymmund Banner es por supuesto nuestro adorable y amargado Conejo de Pascuas, su nombre viene de que en la película se le llama Bunnymund. Tatiana es la querida Hada de los Dientes, quien en la película tiene el nombre de Toothiana. Y Jamie, bueno, él sigue igual solo que con la edad del resto. Norte, o Santa Claus, y Sandman no forman parte de la banda de amigos de Jack simplemente porque les encontré papeles que iban mucho mejor con sus personalidades y sus roles en la historia original. No olviden que esta historia originalmente tendría personajes inventados por mí, por lo que busque más cuáles de mis personajes iban mejor con los de la película, más que seguir al pie de la letra las relaciones en la misma.
3-La canción Blue Moon es una muy popular y de la que encontraran muchísimas versiones, por lo que son libres de buscar la que sea de su mayor agrado, aunque la que se cita aquí es la versión de Rod Stewart específicamente. Para los que no entiendan el inglés y les da flojera poner el traductor, la historia al comienzo va de un hombre que se siente solo y detesta el brillo de la Luna, que lo vio solitario y nunca hizo nada, pero la parte en la que la misteriosa cantante guarda silencio es cuando la historia cambia, y el hombre encuentra a una mujer a la que amar y el brillo de la Luna cambia por completo.
4-Por último, el dibujo y la cita son de El Principito, una historia de la que se van a cansar de ver citada en todo el fic y por una buena razón! Los que la leyeron entenderán cuál es, y los que no, aprovechen para leerlo ya mismo. Es un libro corto y hermoso como ninguno.
