Título: Deseo olvidar

Sinopsis extendida: La amistad es cosa común entre compañeros de habitación, del colegio, vecinos, incluso colegas del trabajo.

Cuando tu compañero obligado es tu viejo rival del colegio, las posibilidades disminuyen dramáticamente. Aun más si su nombre es Draco Malfoy, entonces las probabilidades de una amistad prácticamente se extinguen.

Sin embargo, Harry descubrirá que las estadísticas que están en contra poco importan, porque cuando se trata de Draco Malfoy hasta lo imposible es posible.

Cuando esa amistad surge, hasta el amor se adivina a la vuelta de la esquina.

Advertencias: Bueno, ya esta dicho en la sinopsis, pero lo repito. Este fic es SLASH, o sea relación chico-chico. Si no te gusta no leas.

Todo el universo Harry Potter le pertenece a J.K.R., aunque me pesé después de ese epilogo. Yo solo tomo a sus personajes por diversión, no lucro de ninguna forma con ello.

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Capítulo 01. Desencuentro

Desencuentro: Encuentro fallido o que no ha respondido a las expectativas. Discrepancia, no coincidencia de opiniones.

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No es que Harry se sintiera solo, estaba más bien un poco aburrido, aunque él se decía a sí mismo que era por simple cortesía. Después de recibir invitaciones diarias durante dos meses para que asistas a la celebración de "100 años de Héroes" no puedes solo ignorarlo; hay que demostrar un poco de gratitud. Aunque no le hacía mucha gracia estar rodeado de gente que no conocía y que estaría alabándolo por ser el más reciente héroe del mundo mágico, y el único en seguir vivo.

Hacía apenas un mes que Ron y Hermione, después de tres años de noviazgo, habían unido sus manos en la Madriguera y dicho "Si, Acepto" para irse enseguida a su luna de miel de 3 meses para recorrer Asia. Fue una fecha muy feliz porque la familia Weasley se había reunido al pleno, como desde hace mucho no sucedía.

Molly y Arthur Weasley eran los perfectos anfitriones, recibiendo a propios y extraños como una parte de la familia. Charley recién llegado de Rumania y del brazo de una preciosa rubia de ojos profundos. Bill luciendo las, cada vez más difuminadas, cicatrices de Greyback y una encantadora Fleur embarazada de siete meses. Incluso Percy con su carácter santurrón casi extinto. George todo sonrisas, pero sin el carácter juguetón que caracterizaba a los gemelos. No como cuando vivía Fred, nunca como con Fred.

El resto de la comunidad mágica dividía el tiempo en: "Durante la guerra" y "Después de la Guerra". Para los Weasley se dividía: "Con Fred" y "Sin Fred".

Y Ginny, ella estaba simplemente radiante; dos años en Sudamérica, estudiando sobre "Hechizos y Legados Mágicos de culturas antiguas", le habían sentado de maravilla.

Cuando, un año después del fin de la guerra, a Ginny le habían ofrecido una beca para estudiar en Brasil, no se lo había pensado dos veces antes de aceptar. Aunque llegado el momento le había costado mucho trabajo separarse de su familia y de Harry, a pesar de que no habían retomado su relación porque todo había sido confuso, difícil y todos los esfuerzos estaban destinados a restablecer el orden y la paz que Voldemort les había quitado.

Aunque desde entonces habían pasado dos años, Harry todavía sintió una calidez reconfortante en el corazón al ver su sonrisa y enterarse que había vuelto para quedarse. Desde entonces, habían salido un par de veces como amigos, se lo estaban tomando con calma.

Le hubiera encantado invitarla a la celebración, pero un amigo de Brasil había llegado a visitarla el día anterior y ella estaba dándole el tour por la ciudad.

Él, por su parte, se habría quedado en casa a redactar informes pendientes para el trabajo, pero consideró que su vida se estaba volviendo un poco patética (y ya había terminado los informes); así que ahí estaba, envuelto en una túnica azul eléctrico con sutiles acabados en plata, pero llevando la capa de invisibilidad por encima, ya se la quitaría en el baño. No estaba tan desesperado como para pasar por la alfombra dorada, donde se encontraban un montón de periodistas, tanto de diarios serios como de revistas de ocasión.

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En sus veinte años de vida, Harry nunca se había sentido como se estaba sintiendo en ese momento: En completo shock. Estuvo a punto de abrir el baño, cuando en medio del recinto se divisó a sí mismo. Creyó que se trataba de una de esas figuras conmemorativas de cuerpo completo, pero esa figura hablaba, se movía e incluso se reía con un chico en ese momento. Y a juzgar por las miradas que todos le echaban, creían que era él.

Su primer impulso fue quitarse la capa y apuntar la varita hacia el desconocido, pero lo reprimió rápidamente antes de llevarlo a cabo, se le ocurrió que todos entrarían en pánico, además que él resultaría más sospechoso apareciendo de la nada, luciendo como Harry Potter y apuntándole al que creían el verdadero. Así que se decantó por una estrategia diferente: debía vigilar al impostor, saber que pretendía disfrazándose de él, desbaratar cualquier plan maquiavélico que hubiera urdido y, sobre todo, averiguar quién diablos era ese mago o bruja.

La forma de proceder era obvia para un auror entrenado como él, era muy arriesgado quedarse con la capa puesta. Así que, diez minutos después, del baño estaba saliendo un atractivo joven de cabello castaño largo, que poseía unos impresionantes ojos almendrados, cejas delineadas, facciones cuadradas, una boca sensual que invitaba a besar y una capa de invisibilidad en el bolsillo interno de la túnica. Harry había utilizado el hechizo Mutatio porque, a pesar de que era un hechizo muy complicado, tenía la garantía de ser indetectable, de duración prolongada y podías modificar tu apariencia a voluntad.

Lo primero que notó, mientras se acercaba sigilosamente a una distancia prudencial del falso Harry, era que éste era bastante escandaloso. Vio con indignación como el otro reía abiertamente, echando la cabeza hacia atrás y mostrando el largo cuello de una forma, digamos vergonzosa, considerando que se trataba de su cuerpo y él nunca hacía esa clase de cosas.

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Después de observarlo durante un par de horas, de aburrición total, su instinto de auror se percató de varias cosas:

1. El falso Harry hablaba mayormente con hombres, de preferencia jóvenes

2. Se desenvolvía mejor como Harry Potter que él mismo; parecía llevar la parte activa de las conversaciones, pues la mayor parte de la noche, sus acompañantes se habían pasado meneando la cabeza afirmativamente, como esos juguetes de cuerda que solían tener los niños muggles.

3. Tanto brujas como magos le dirigían miradas devoradoras; se preguntaba si siempre tenían esas miradas y él no las había notado o había un algo en esa forma de comportarse que los atraía.

4. Era un ebrio, porque ya se había zumbado por lo menos veinte copas, aunque no parecía muy afectado por el alcohol.

Había dado por sentado que el impostor habría utilizado alguna especie de hechizo de transformación, como el que él mismo se había aplicado, pero después de verlo tomar distintos tipos de bebidas y ver que no solo era parecido sino exactamente igual a él, hasta por los lunares en sus manos, se le ocurrió que tal vez habría bebido la poción multijugos. En cuanto se lo planteó supo que tendría que acercarse a él y evitar que bebiera cualquier cosa sospechosa.

Iba tan resuelto a averiguar lo que pudiera con su simple poder de persuasión y encanto personal, que se sorprendió cuando al plantarse frente a él le dio un ataque de timidez.

—Eh… ¡Hola! —ahora empezaban a sudarle las palmas.

Tras una rápida mirada a su rostro y túnica, el falso Harry pareció decidir que era interesante y su atención se centro totalmente en él, ignorando la conversación sobre regulación de criaturas mágicas que había escuchado hasta el momento.

Ver una ceja alzada en su rostro, como invitándolo a continuar, era un poco extraño, mucho más de lo que ya era.

—¿Y como fue el ataque? —Harry reprimió un sobresalto. ¿De que diablos estaba hablando ése? ¿Lo estaría confundiendo con otra persona? Su pestañeo confundido debió ser muy elocuente, porque el otro continúo— Ese en el que te comió la lengua el hipogrifo.

Una broma, lo primero que le decía el farsante, era una broma, no una muy buena, por cierto. Aunque el otro parecía no pensar lo mismo, pues una sonrisa adornaba sus labios.

—Sí, que gracioso. ¡Lo siento!, no siempre se está frente a Harry Potter —sobre todo si eres tu mismo, pensó.

El otro mostró su aprobación asintiendo enérgicamente.

—Bien, sé que en ocasiones soy un creído insufrible, a pesar de ser un patético remedo de mago. De hecho me sorprendió la invitación a este evento, es verdad que hice un par de hazañas pero nada digno de mención. Nadie lo sabe, pero soy casi un squib.

Harry casi enrojeció de vergüenza ante esa ponzoñosa descripción de sí mismo, esperaba que no se lo hubiera dicho a nadie más, de lo contrario todos pensarían que era un egocéntrico, malagradecido y que se menospreciaba a sí mismo para que otros le llevaran la contraria halagándolo. De repente, deseo con todas sus fuerzas saber quien se escondía tras su apariencia, aunque no por ello él otro se lo iba a decir.

Un muchacho, que había escuchado el último comentario, rodeo los hombros del otro Harry y le dirigió un guiño al verdadero, este lo reconoció como uno de los secretarios de la oficina central del ministerio.

—¡No le hagas caso a Harry! Ha estado haciendo payasadas desde que llegó. Debiste ver como estampo la cara en el pastel de celebración. Seguro que sale en el Profeta mañana. Ya ha bebido demasiado.

La cara del individuo en cuestión se iluminó con una sonrisa maliciosa, parecía disfrutar recordándolo.

—Incluso se ofreció a mostrarme su varita, y no hablo de la que utiliza para los hechizos.

El comentario y la carcajada que soltaron los dos le habrían hecho reír en otras circunstancias, pero en ese momento estaba anonadado, incluso horrorizado, casi en shock. Lo que antes le habían parecido ademanes de familiaridad con los demás, ahora se le revelaban como coqueteos. La única razón por la que logró esbozar una sonrisa, fue por el alivio que sintió al saber que no era un mago desquiciado intentando matar a todos los presentes, sino alguien que deseaba desprestigiarlo. Su táctica era hacerlo parecer torpe, inseguro y con nula decencia. La conclusión no era muy agradable, después de todo.

Casi habría reído durante días por lo estúpido de la situación, pero ahora todos le creerían un ofrecido y gay, además. No que le molestara especialmente, Dennis, el hermano del fallecido Colin Creevey, era gay; y se llevaba bastante bien con él. Pero no le hacía gracia que le tacharan de gay cuando no lo era, pero la poca ética de algunos periodistas les llevaría a sacarlo como chisme barato, lo que podría afectar lo que estaba empezando con Ginny.

Mientras el chico secretario se alejaba, Harry sujeto de los hombros al farsante y le dirigió una mirada evaluadora al otro.

—¿Por qué?

El falso Potter se soltó de su agarre e ignoró su pregunta.

—Puede sea tonto, pero reconozco a un acosador cuando lo veo. Has estado mirándome desde que llegaste y no me agrada, asustas a mis posibles conquistas. Aunque lo pasaré por alto si eres bueno conmigo.

—No sería bueno con un… —su doble le palmeó la cabeza al tiempo que soltaba con una voz chillona.

—Lo sé, lo sé, esa maldita reputación de ser terrible en la cama me precede. Pero te aseguro que seré muy entusiasta, ser quien derrotó a ya-sabes-quien debe darme algunos puntos.

La mención a su desempeño en la cama solo enfureció más a Harry.

—Eres un…

—Un bueno para nada, sí. Yo también lo pienso, pero no puedo dejar de ser yo. Espérame un momento, enseguida regreso.

A pesar de la furia que lo embargaba, Harry se dio cuenta que el otro, posiblemente, iba a tomar la multijugos. Cuando abrió la puerta del baño alcanzó a oír algo sobre lo difícil que era intentar ser amable con otras personas, la mirada del impostor relampagueó por haber sido descubierto, pero se tranquilizo enseguida y esbozó una mueca torcida, una que no quedaba muy bien en su rostro.

—Debes estar realmente deseoso de mí, si es que te atreviste a seguirme al baño. Pero, ¿No es un poco descarado hacerlo aquí?

El rubor que tiñó las mejillas del disfraz del moreno lucía tan encantador que el impostor no pudo evitar acercase y rozar con sus finos dedos la barbilla del muchacho. Después de un segundo de aturdimiento Harry sujeto firmemente la muñeca del otro. Este primero intentó soltarse suavemente para pasar a tirones más violentos cuando vio que no le dejaba libre.

—¡Esta bien! Lo haremos donde tú quieras, pero deja que entre al baño un momento.

A juzgar por la desesperación mal disimulada en su voz, el efecto de la poción estaba llegando a su fin, así que apretó más fuerte. Y cuando su doble intentó sacar su varita, él lo evito. El farsante lo arrastro para alcanzar un cubículo, pero Harry se la estaba poniendo difícil. Para cuando el otro logró zafarse, después de patear y morder, su apariencia estaba cambiando.

Se quedó parado en su sitio mientras crecía al menos un palmo de estatura, sus rasgos se volvieron afilados y pálidos, cabello rubio sustituyo al oscuro y los ojos verdes dieron paso a unos grises que le miraban asustado.

Era Draco Malfoy.

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Cuando Lucius Malfoy había sido puesto en libertad, después de cumplir condena de un año en Azkaban, huyó con su familia a su mansión en Lyon, Francia. Los Malfoy ocuparon bien sus influencias y pronto formaban parte de lo mejor de la sociedad mágica.

Durante las primeras semanas Draco se había dedicado a recorrer la parte mágica de la ciudad, eludir a los vecinos que parecían encontrar a su familia fascinante, rechazar varias ofertas de brujas que prácticamente se le tiraban a los pies y aceptar unas cuantas salidas con chicos, "Solo para beber" le decían.

Pero se aburrió de lo mismo muy pronto y entonces se atrevió, sin que lo supieran sus padres, a pasear por la parte muggle de la ciudad. Pero incluso burlarse de las idioteces de los muggles le cansó, y lo que resolvió lo desconcertó tanto como a sus padres.

Quería ser auror.

No porque le interesara toda esa basura de ser un héroe y acabar con lo que andaba mal en el mundo, sino porque sabía que además de mantenerle informado sobre cosas que un civil o incluso un noble, no sabían, era una posición de poder y que desempeñarla magníficamente le aseguraba escalar en importancia y conseguir influencias. No siempre estaría a la sombra de su padre.

Cuando se inscribió en la "Academia especial de magos leales a Francia" no le sorprendió ser recibido con miradas de desconfianza y apatía, después de todo no era francés. Pero se sintió muy orgulloso cuando se colocó en poco tiempo como el Auror promesa del año, no sin esfuerzo. Entonces todos se deshacían en halagos y favores y hasta Lucius y Narcissa se sintieron complacidos.

Pasados dos años en que estableció una rutina y un día era de oficina y otro también, decidió que quería ampliar sus horizontes. Ya había conquistado Francia, sus influencias estaban en las nubes, la acción en campo era prácticamente nula y aunque no lo admitiera, extrañaba su país.

Narcissa siempre le había dicho a Lucius que su hijo era un ser ambicioso desde que había declarado, cuando tenía 6 años, que quería la habitación más grande, porque siendo el heredero Malfoy se merecía lo mejor y no podía tenerlo nadie más que él. Y si no lo conseguía, alguien iba a sufrir y no precisamente él.

Catorce años después, Lucius solo podía darle la razón a su esposa. Draco quería limpiar su nombre, Draco quería volver a ver hacia abajo a los magos y brujas que los despreciaron cuando su familia cayó en desgracia, Draco quería ser poderoso en donde lo habían pisoteado, Draco quería regresar a Inglaterra. Y aún en contra de la voluntad de sus padres pidió su transferencia. Ellos solo pudieron desearle suerte cuando fue obvio que su decisión era irrevocable, aunque no estaban de acuerdo, fueron a despedirlo a la central de trasladores. La sonrisa petulante que le vieron a su hijo podría ser su perdición.

El panorama que Draco había pintado para sí perdió un poco de nitidez cuando se dio cuenta que, a pesar de sus cartas de presentación como el mejor auror de Francia, los cuchicheos a su espalda y las frases mezquinas lanzadas como indirectas no paraban nunca. Al principio le pareció divertido observar la desconfianza y el odio mal disimulado en sus compatriotas y compañeros de trabajo, pero pasado un mes ya estaba harto de que todos le rehuyeran y lo trataran como si fuera una bestia especialmente peligrosa que les saltaría a la yugular en cualquier descuido. Y para colmo, aún después de todos esos años, Potter seguía siendo el centro del mundo mágico. Cuando hablaba con sus padres no soportaba todas las ocasiones en que le insinuaban el típico "Te lo dijimos".

Fue por eso que, cuando la semana pasada había leído el memorándum sobre la celebración de "100 años de Héroes", se había decidido a hacerse pasar por Harry Potter, el flamante héroe que derrotó a Voldemort. Por una vez quería sentir toda esa admiración y reverencia injustificada, dirigida a él y no a Potter. Además de que tendría la oportunidad de hacerle pasar el ridículo.

Sabía que el chico Potter odiaba todo ese tipo de parafernalias, se lo había escuchado una vez a la comadreja, así que estaba seguro que no asistiría. Preparar la poción suficiente para varias dosis de multijugos y obtener cabellos de Potter había sido como coser y cantar. No que él supiera coser, para eso estaban los elfos domésticos o un hechizo, en cualquier caso, pero cantar en la ducha se le daba bastante bien.

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La primera reacción de Harry fue quedarse mudo; sabía que Malfoy había regresado de Francia y que estaba trabajando en la división de aurores, pero hasta el momento no se había topado con él. Le parecía imposible que Malfoy anduviera por ahí haciéndose pasar por ex compañeros del colegio, sobre todo de quien fuera su rival.

—Muy bien chico, me descubriste. Debería estar enfadado, pero ya estaba harto de ser tan insufriblemente patético y tener a todos besándome el trasero. Aunque tu puedes hacerlo si quieres.

La segunda reacción de Harry fue olvidar su sorpresa y recuperar su furia anterior, tras lo cual terminó el hechizo que cubría su apariencia y vio, con satisfacción, como el que se quedaba mudo ahora era Malfoy.

—Debí suponerlo, Potter, nadie más que tú puede ser tan fastidiosamente corto de ideas, fácil de leer e incapaz de sostener una conversación.

—¿Quieres dar alguna explicación, Malfoy? ¿O prefieres que un casi squib te demuestre un par de hechizos? —Harry sacó su varita y le apuntó con ella, Draco solo pareció fastidiado.

—Ahora entiendo porque eras una masa temblorina con las insinuaciones sexuales. Supongo que no exageré con eso de lo terrible que eres en la alcoba.

—¿Querías ser el héroe por un día? ¿Es eso? O ¿Querías hacerme pasar por un completo imbécil?

—Bueno, no hice mucho esfuerzo, ya eres un completo imbécil.

—Contesta —rugió Harry.

—¡No seas tan engreído Potter! Pude haber sido cualquiera —Draco estaba comenzando a molestarse.

—¿Cualquiera? Sí, supongo que ser cualquier persona es mejor que ser Draco Malfoy —Draco frunció los labios demostrando una intensa furia e indignación, que se evaporó en un instante.

—Podría sentirme ofendido si lo hubiera dicho alguien importante, pero solo eres tú —un tono altivo marcó sus palabras mientras se desplazaba con pasos largos y elegantes hacia la salida.

—Debo ser lo suficientemente importante como para que te hicieras pasar por mí, o ¿Es que eres un admirador?

Malfoy se detuvo a unos pasos de la puerta y le dedicó una mueca arrogante.

—Solo fue curiosidad, ya supéralo Potter. Ahora puedes regresar a que te besen el trasero y babeen en tu presencia.

—La curiosidad mato al gato.

—¿Eso es una especie de cosa muggle? De cualquier forma el único gato aquí eres tú.

Harry se hubiera molestado si no fuera porque el león de Gryffindor era una especie de gato grande. Sus miradas se enfrentaron un momento antes de que Malfoy continuara su camino, a punto de cerrar la puerta alcanzo a ver una mirada traviesa en esos ojos grises.

—Por cierto, Potter, deberías usar una de esas nuevas pociones agrandadoras. Lo tienes pequeño —y cerró la puerta.

Harry enrojeció furiosamente al instante, como si le hubieran lanzado un hechizo. ¡Malfoy había visto las partes íntimas de su cuerpo! ¿Qué otra cosa habría hecho el rubio mientras andaba por ahí con su apariencia? Pero ¡HEY! ¡Él no lo tenía pequeño!

CONTINUARÁ…

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Notas de Autora:

Deseaba hacer una historia de Gundam Wing y/o una de Kyou Kara Maou, pero en el viaje de estudios que realice este fin de semana la inspiración me llego para una de Draco/Harry. Y es que después de ver las presas de agua y lagunas, rodeadas de montañas no pude más que recordar el lago de Hogwarts, aunque la historia no se desarrolle ahí, creo que el agua fue mi musa. Así que mientras mis compañeros dormían en el autobús, y algunos incluso roncaban, yo escribía casi con vuela pluma.

Creí que saldría máximo 6 hojas, pero me he sorprendido porque salieron más. Pensé en dividirlo en dos, pero entonces habrían quedado muy cortos y además, me gustaba donde quedaba aquí. Así que ¡Voila!

Hace cuatro años que no escribo ningún fanfic y es la primera historia que escribo de ellos, así que no sean muy duros conmigo. Pero se aceptan todo tipo de comentarios.

Si es que alguien tiene duda, voy a respetar toda la historia excepto el epílogo, porque para mí ese último capítulo nunca existió.

Ah, y la ciudad de Lyon, Francia si existe. Es la segunda ciudad en importancia, después de Paris y es muy hermosa. Tiene varios tipos de arquitecturas en sus edificios y hay dos ríos en ella. Yo nunca he ido, por supuesto, pero buscando una ciudad donde Draco podría encajar bien encontré unas fotos de dicha ciudad y me pareció bellísima.

¡Hasta el próximo capítulo!