Esta es la primer historia que he decidido publicar. Realmente me gustaría que me den sus opiniones ya que estoy abierto a sugerencias y consejos.

Los dejo con la Historia de un peculiar ladrón que al intentar cambiar su forma de vida se ha cruzado, por no decir chocando, con todo un nuevo mundo de mentiras, clanes, cultos, demonios, magos, brujos, elfos, orcos y mil y un criaturas más. Le encontraremos en varias circunstancias donde su vida peligrara, también veremos, parcialmente, las vidas de sus compañeros y como llegan a compartir esta aventura.

De ya… Espero que le guste.

Cap. 1

EL FIN DE SU ANTIGUA VIDA.

Las nubes grises cubrían el cielo en su totalidad, aun no llovía pero el clima amenazaba con empeorar rotundamente por la forma de soplar del viento, hacia demasiado frío como para pasarlo por alto y la luna iluminaba de una forma tenue como si supiera lo que pensaba hacer. Era ahora o nunca, mi último robo, y no tendría que vivir de esta manera nunca más.

-¿Listo?

-La verdad… no… pero no tenemos otra opción amigo mío. - Respondí.

Las primeras gotas empezaron a caer golpeando con la hermosa estructura de la catedral, el encanto que generaba tal panorama lograba que me perdiera en su esplendor. No podía perder más tiempo, me di una palmada en la sien. Debía llegar al quinto piso y activar el oculto sistema de pasajes mientras mi colega realizaba la misma acción en el sexto. De ahí en adelante nos encontraríamos con pequeños pasillos; uno de ellos nos llevaría a por nuestro objetivo mientras que el otro era todo un misterio. Teníamos poca información pero fue toda la que pudimos recolectar. ¿Quién llegaría y quien se encontraría perdido sin saber lo que podría ocurrir?

Un robo más… solo uno. Estábamos seguros que al conseguir el cristal de Flancos podríamos venderlo con facilidad en Marfol, un pequeño pueblo de ladrones y personas sin destino, y así lograríamos abandonar estas oscuras vidas que llevamos. El único problema sería salir con vida, mi colega se encontraba tan emocionado y seguro de sí mismo que no pude interrumpir sus buenos presagios con mis pensamientos la noche anterior. No comprendía cómo podía estar tan seguro de sí, ambos sabíamos que habrían unos 15 guardias uniformados y armados al menos, tendríamos que mantenernos ocultos entre las sombras y el arte del sigilo confiando en el azar y la astucia de nuestros movimientos.

-¿En qué piensas? Vamos.

-Ss…Si. - Contesté. No quería admitirlo pero la preocupación de no lograrlo empezaba a invadir mi mente.

-Ya pasamos la peor parte. Se suponía que esto será fácil.

Era verdad. Cruzar el puente levadizo, dar de muerte a dos guardias para robar sus uniformes, disfrazarnos de ellos y engañar a los demás para llegar hasta aquí no había sido una tarea fácil de cumplir. Me encontraba sorprendido de mis habilidades pero la guardia interna mantenía otra vestimenta y se conocían entre ellos, no podíamos dejar que nos vieran.

-Dime como es el cristal nuevamente. - Comenté con intenciones de enlerdar lo inevitable.

-Esa broma tiene poca gracia. Describí el cristal durante toda la noche. - Por su gesto y el tono de su voz era obvio que empezaba a impacientarse.

El cristal tenia forma de huevo y su transparencia mantenía un color celestino con decorados en oro y plata en sus polos. La incógnita no estaba en su forma sino en su ubicación. ¿Estaría a simple vista, escondido o en algún contenedor? Me preocuparía de ello en su momento, ahora no tenía sentido pensar en ello.

En cuanto las nubes taparon la poca luz que entregaba la luna nos separamos como panteras en plena caza, bastó con vernos a los ojos mientras corríamos para saber que nos volveríamos a ver. Estábamos seguros que sería una labor complicada pero habíamos pasado una semana haciendo cálculos, planificando toda la estrategia y demás planes ante la duda de encontrarnos con complicaciones extras. Mis manos se aferraron a cada bloque mientras escalaba por el exterior de aquella antigua edificación, podía observar a mi compañero metros más arriba, temía patinar por culpa del agua que escurría entre las hendijas pronunciadas pero no fue así.

Oscuridad era lo único que lograba ver, parecía que las sombras gobernaban aquella antigua catedral, no podía escuchar presencia alguna y ello me preocupaba. ¿Cómo era posible que todo se encuentre tan en silencio? Podía ver algunos cuadros que adornaban las delicadas paredes perfectamente pintadas de gris pero me era imposible distinguir las figuras plasmadas en ellos.

Izquierda, derecha, derecha, izquierda, derecha… mi mente no dejaba de repetir el camino a seguir hasta mi objetivo, debía ser cauteloso y recrear en mi mente todas las posibilidades que podrían ocurrir, era algo preocupante pensar que haría si me cruzaba con algún guardia o si mis oídos llegasen a escuchar algún grito que exprese la perdida de mi colega de hazañas. Puse mi mente en blanco, me fusioné con las sombras y recorrí aquellos pasillos llenos de cuadros, viejas armaduras de caballeros y armas de todo tipo y tamaño. Mi fascinación por las historias de caballeros y dragones siempre fue algo que me caracterizo y varias veces me preguntaba el porqué de ser un ladrón si amaba aquellas historias con tanto anhelo.

Un rayo de luz lunar me salvo la vida, pude ver un guardia fornido caminando en la oscuridad hacia mí, este no se percató de mi existencia cuando me moví, con extremado cuidado, para esconderme detrás de una de las viejas armaduras que decoraban la sala. Este cruzo a pocos metros de mí, mis pulmones se encontraban sellados, el pánico abundaba en mi ser. ¿Debía darle de muerte o dejarlo pasar así sin más?

Izquierda, derecha, derecha, izquierda, derecha… doble a la derecha para encontrarme con el último pasillo antes del mecanismo oculto. Observe mi daga, de ella goteaba sangre oscura, empuñándola había dejado a una familia sin padre, no lograba entender cómo podía dormir en las noches sabiendo que tantas personas odiaban mi existencia sin saber nada de mí. En cuanto estaba a punto de perderme en mis pensamientos logré verlo, escondido muy sutilmente entre las hendijas de la pared, una pequeña palanca del tamaño de mi pulgar, al final del corredor cortándome el paso. ¿Cómo podía ser que esta recorrida terminase sin previo aviso en un muro de bloques color gris? Sin titubear moví aquella palanca esperando que algo sucediera, sorprendido quedé, por el mecanismo, cuando los bloques empezaron a adentrarse unos en otros hasta crear una arcada a otra sala aún más oscura de la que me encontraba. Me agaché para cruzarla, ya que esta media solo un metro de altura, y observe un pasillo angosto delante de mí, de esos que obligan ir uno detrás de otro, a unos siete u ocho metros su superficie se transformaba en un puente de madera aún más angosto que permitía el paso por una caída libre sin fondo visible, de ahí en adelante las penumbras vencían mi vista. Avance por él y crucé el angosto puente para ganar algo de visión y me ilusioné al notar que delante de mí se encontraba un huevo de algún extraño material transparente. ¡Lo había encontrado! Ahora solo debía tomarlo y correr como gacela a la salida sin mirar atrás…

Los rayos de luz en mi rostro me dieron un despertar tranquilo y cálido, me encontraba reposado en una amplia cama que reconocí al instante, estaba en la habitación que alquilaba ya hace una semana.

-Hasta que despertaste Darién - Dijo Went mientras cerraba la puerta de la habitación.

¿Por qué me encontraba descansando? ¿Qué había sucedido? ¿Por qué no podía recordar nada? Mi memoria solo llegaba hasta los últimos tablones de aquel puente que llevaba al cristal de flancos pero ahora me encontraba tendido en una cama frente a Went, mi colega, quien había mencionado que por fin había despertado. ¿Llevaría mucho tiempo durmiendo? Parecían ser cerca del medio día pero no podía decirlo con seguridad.

-¿Qué ocurrió? - Pregunté con un tono preocupado y alarmante.

-Esperaba que tú lo pudieras explicar. No pude encontrar el mecanismo oculto del sexto piso y decidí buscarte pensando que seguramente te encontrarías en una situación similar, pero al alcanzarte me sorprendí; estabas tendido en el suelo al lado de un pedestal vacío, inmediatamente crucé el pequeño puente que había entre nosotros, te sujeté como pude y te arrastré hasta sacarte de la catedral. Nuestra misión fue un fracaso. - comentó decepcionado y feliz al mismo tiempo.

Tenía sentido la felicidad escondida en aquellas decepcionadas palabras, habíamos logrado salir con vida a pesar de fallar nuestro cometido pero... ¿Por qué no lograba recordar nada?

-Solo recuerdo cuando estaba cruzando el puente, lo demás es borroso. - Le expliqué con sinceridad.

-De todos modos no son nuestra prioridad tus recuerdos, debemos salir de aquí y alejarnos cuanto antes, aunque nuestras intenciones fallaran parece ser que nos han descubierto. - comentó con una serenidad inquebrantable, como si aún no se percatara de la importancia de su comentario, y luego agregó- Nuestros rostros están plasmados en toda la ciudad, hay pedido de captura y recompensa.

Los únicos que vieron mi rostro yacían muertos en catedral y en sus afueras, era imposible que mi rostro se encontrara en diversos carteles repartidos en todo el pueblo. ¿Cómo podía ser?

Lentamente transcurrió el día, nos mantuvimos en la habitación con las intenciones de partir hacia Marfol cuando la luna suplantara el reinado de la luz. Era un plan sencillo; saldríamos por las alcantarillas de drenaje hasta el Bosque de Garender, ahí descansaríamos en una mansión abandonada que había conocido años atrás y partiríamos con la luz del sol para llegar al Pasaje de Hems al anochecer, de ahí tardaríamos dos días y una noche en llegar a Marfol.

Cuando vi la luz, estaba agradecido con mis ojos por mostrarme la salida de aquel drenaje pútrido, sabía muy dentro de mí que buscaría todas las formas posibles para olvidar aquella sensación desagradable que fue pasar por esos túneles húmedos, opacos, oscuros y llenos de sonidos alarmantes.

Mi preocupación de ser encontrados desvanecía a medida que nos alejábamos del hedor putrefacto del drenaje, tuvimos que dar caminatas sigilosas y serpentinas para poder llegar a él en la oscuridad de la noche sin ser detectados y solo con entrar y dar unos pasos por su interior bastó para querer salir al exterior lo más rápido posible. Ya no importaba, estaba dando los primeros pasos en los territorios del Bosque de Garender.

-¿sabes porque se llama Bosque de Garender? -Pregunto Went con un tono que indicaba sus intenciones de explicármelo indistintamente de la respuesta que le diera.

Me sorprendí, no solíamos entablar conversaciones innecesarias, creía que hasta no llegar a la mansión nos mantendríamos callados pero dada la pregunta me surgió la necesidad de mostrarle mi saber urbano de los alrededores.

-Sí. Garender era un humano como cualquier otro, se encontraba buscando frutos secos para su madre aquí mismo, donde estamos ahora, cuando vio un ser que encandiló su corazón, se trataba de una Dríade llamada Hoja del Alba, la cual sintió lo mismo que él cuando sus miradas se cruzaron. Los años fueron pasando y ellos se encontraban todos los días en el mismo lugar sólo para observarse en silencio, hasta que un día él rompió el hielo con las primeras palabras ganando el amor y afecto de aquel ser inmortal. Por lo que oí su amor fue tan intenso que Garender dejo su cuerpo humano para dar nacimiento a un Dríade masculino, nunca antes visto, Con sus memorias y ahí pasar el resto de la eternidad con su amada pero nadie sabe con exactitud cómo pudo lograr aquella transformación. -Comente mientras no lograba borrar una sonrisa de mi rostro.

Me encantaba saber historias de todo tipo, leerlas, divulgarlas, explicarlas, comentarlas y demás. Me hacía sentir más sabio e incluso me habían servido en varias ocasiones para salir de apuros y engaños.

Cuando era solo un niño mis padres solían discutir si en el futuro seria filósofo o un miserable bardo, doy gracias que no vieron en lo que me transforme; un simple y corriente…ladrón.

-¿Sabes qué es una Dríade? - Pregunto Went con una sonrisa picarona en su rostro.

-Son seres femeninos de la naturaleza. Su cuerpo, dependiendo del elemento del que pertenezca, es similar al de una humana esbelta con decorados de hojas, agua, fuego o tierra entre otras cosas… dicen que lo que tienen de bellas lo tienen de mágicas y sé que son hermosas. -Respondí sin saber a donde quería llegar Went con todo ello.

-Y ahora adivina donde vivía Garender con su madre. -Su sonrisa era inmutable, imborrable y a la vez preocupante. Went ¿en qué piensas?

-Emm… ¿Vivían en la mansión a la que vamos? -No tenía idea alguna, nunca se me había ocurrido preguntar o investigar donde vivían, no creí que fuese algo importante en la historia.

-Exacto. Podríamos investigar la historia a fondo y con suerte encontrar la magia o artilugio que uso Garender para lograr su vida eterna. ¿Te imaginas? –Su expresión no terminaba de agradarme, ya no se trataba de conseguir alguna riqueza para abandonar nuestras vidas de picaros sino pura avaricia.

-No creo que sea buena idea Went. – Fueron las únicas palabras que salieron de mis labios, realmente no sabía que decirle pero tenía el presentimiento de que no tendríamos buen fin si buscábamos una explicación a aquella historia antigua.

-¿seguro? – Me observaba con cara de pocos amigos.

-No es buena idea malgastar el poco tiempo que tenemos investigando la mansión, debemos descansar y partir cuanto antes. No te olvides que tenemos guardias buscándonos – Mis palabras escondían mis verdaderos pensares pero de todos modos no era una mala idea mi comentario.

-Tienes razón, ya tendremos tiempo para volver aquí en otro momento. –Dijo convencido por mi frase pero algo me decía que no debía confiar en el respecto a la mansión y la historia del ser inmortal.

El bosque se extendía hasta donde llegaba a ver, la noche mantenía buen clima pero por la densidad de la vegetación y aquellos altos árboles, que escondían las estrellas ante mis ojos, era como estar dentro de una cueva gigantesca. Sería fácil perderse si no se estudiaba el lugar con anticipación y, como si los animales fuesen poco, habían llegado a mi comentarios de elfos salvajes con cabelleras rojas como fuego avistados por los alrededores del bosque. Aquellos seres fueron nombrados como una de las criaturas más territoriales hacia unos años, se decía que tenían cierto desprecio a las demás razas élficas por haberse alejado de sus corazones salvajes y unirse a las civilizaciones.

-¡Darién! Te estás perdiendo en tus pensamientos de nuevo. – Grito Went. Era verdad, solía perderme fácilmente recorriendo mi mente.

-Perdón. – ¿Tenía que disculparme realmente?

-Más que seguro que pensabas en los élfos. ¿Verdad? –Odiaba que Went me conociera tanto pero tenía sentido, nos conocíamos hace años y por ello no conteste su pregunta.

Caminamos durante varias horas en línea recta, era como si el camino se alargara a medida que avanzábamos, no veía rastro alguno en el horizonte de aquella vieja mansión y empezaba a gobernar de nuevo la posibilidad de ser encontrados por guardias antes de llegar a nuestro nuevo refugio. Como si todas mis dudas fueran poco se sumaron las expresiones de preocupación que reposaban en el rostro de Went y una molestia en mi pecho, de esas que son como agujas punzantes. En el transcurso de cien metros este dolor se incrementó a tal punto que se complicaba mantener una respiración continua y fluida hasta que simplemente fue imposible.

-¡Went me arde el… el pecho! No… no puedo res… respirar. - ¿Qué me sucedía? Caí al suelo como plomada en agua, no sentía nada excepto un ardor en todo el cuerpo. Podía ver a Went acercase gritando pero mis oídos se negaban a funcionar, fue ahí cuando sentí cansado, los parpados empezaron a pesarme y mis extremidades se entumecieron, quería moverme pero era inútil. Me deje vencer ante aquel enemigo llamado sueño. ¿Por qué no podía sentir nada? ¿Moriría?