Capítulo 1: El comienzo.

Alfein era un pueblo pacífico rodeado de valles y montañas donde se resguardaba la humanidad luego de que su mundo fuera llevado a la guerra, si bien la vida no era perfecta, era todo lo que ellos podían desear seguridad, paz y un lugar seguro para las nuevas generaciones.

Sin embargo este no era su hogar.

Su planeta natal había perecido en la guerra, una guerra destinada a traer solo desgracia a la humanidad, si solamente hubiesen estado preparados, si hubiesen creído un poco más en aquella profecía quizá esto no hubiese sucedido, pero ya era tarde para ello.

Perdidos en un mundo el cual no era el suyo y bendecidos por los espíritus los cuales murieron salvándolos, la humanidad había comenzado a desarrollarse de manera diferente, pasaron de no tener nada a conseguir poderes, los cuales se manifestaron incluso en sus hijos.

Estos poderes consistían en tener afinidad con un elemento característico, logrando no solo llamarlo, sino manipularlo e imbuirlo en diferentes tipos de armas, al obtener estos poderes decidieron prepararse para un día recuperar su hogar y liberar de las sombras a sus hermanos que no corrieron la misma suerte que ellos.

Era un día como cualquier otro, las aves comenzaron a caer, los perros a ladrar y el sol dejo de brillar, los aldeanos corrieron desesperados al templo para buscar refugio.

-Que debemos hacer, esto no debería estar sucediendo.

-No teman compañeros, regocíjense la profecía ha empezado a cumplirse y es algo que no podemos evitar -dijo el sacerdote mientras se aproximaba hacia el portón del templo.

Al avanzar la gente se apartaba de su camino, el gran sacerdote era alguien muy respetado, no solo por su cargo, sino porque en sus años de juventud ayudo a sobrevivir a la humanidad al llegar a aquel mundo.

De pronto las nubes comenzaron a arremolinarse y se escuchaban truenos, fue cuando una segadora luz cayo a la tierra desde el centro de las nubes y una especie de portal se abrió, de allí una mujer apareció llevando un bebe entre sus brazos, ella se dirigió al sacerdote.

-He aquí nuestra última esperanza, le encomiendo su bienestar y cuidado, el crecerá y se hará más fuerte para enfrentar su destino, hasta que aquel día llegue protéjanlo y el los protegerá.

De pronto aquella mujer se envolvió en luz y desapareció junto a todo el extraño fenómeno y volvió la luz del sol pero en el ambiente se podía sentir el miedo y la desesperación, pero el sacerdote tenía algo que hacer.

-Hemos recibido un regalo del cielo, aquel bebe es el portador de la luz pero por ahora es indefenso, la profecía ha comenzado a cumplirse, debemos protegerlo.

Cuando los aldeanos más tranquilos se retiraron mando a llamar al uno de los guerreros más poderosos de la aldea.

-Gran sacerdote solicito mi presencia y aquí estoy.

-A pasado mucho tiempo Gerald, quizá demasiado, pero bueno te llame aquí por una razón en especial -dijo mientras se levantaba de su asiento y se dirigía hacia él bebe.-sé que sabrás que significa esto.

-La profecía ha comenzado.

-Así es, la verdad te he llamado aquí por un favor que quiero pedirte.

-De que se trata -dijo Gerald.

-Necesito que cuides de este niño, sé que conoces el destino al que está atado, pero aun así quiero que lleve una vida relativamente normal, y sé que tú eres el indicado para esta labor.

-Pero gran sacerdote, que podría hacer yo con un bebe.

-Sé que serás un gran padre, es por eso que te lo pido, no como un sacerdote, sino como un viejo amigo y compañero de armas.

-Entiendo tu situación, pero... ¿porque yo?

-Porque sé que siempre das lo mejor de ti.

-Ya no soy aquel, desde que mi esposa murió aquel día.

-Ella fue muy valiente incluso más que tú y yo juntos.

-Hubiese dado todo por ella.

-Es momento de que comienzos una nueva vida.

-Pero un bebe, no sé si estoy preparado.

-Lo estás, lo sé muy bien.

-Supongo que no puedo hacerte cambiar de opinión -dijo mientras sonreía.

-Así es viejo amigo.

Entonces le ofreció cuidar del pequeño y entrenarlo con el fin de que un día cumpla con su destino.

"Espero que sobrevivan un poco más" -pensó el sacerdote mientras su rostro mostraba una expresión de tristeza.

10 años después:

-Hijo hoy es tu gran día despierta o llegaras tarde al coliseo.

-Voy papa -grite mientras corría.- ¿papa te puedo preguntar algo?

-Está bien de que se trata.

-¿Porque es tan importante esta ceremonia?

-Cuando nacemos nuestra alma está ligado a un elemento, es nuestro deber aprender a controlarlo, de otra forma podríamos acabar dañándonos o a quienes más amamos, esta ceremonia será tu primer paso así que adelante -dijo mientras que en su rostro se mostró melancolía.

-Está bien padre voy a ir -dije mientras sonreía.

Entonces nos dirigimos al coliseo.

Tras unos minutos pudimos ver la gran cantidad de personas reunidas esperando que la ceremonia de inicio, en sus rostros se notara la felicidad y al mismo tiempo nervios.

De pronto el antiguo sacerdote apareció y con ello el silencio reino.

-Hoy empieza un nuevo camino en donde los jóvenes comenzaran a pulir sus habilidades y a controlarlas, entrenaran día tras día, siguiendo la tradición guerrera de nuestro pueblo.

Entonces sentí que su mirada se dirigió hacia mí, sin embargo poco después se retiró.

Los padres se despedían de sus hijos, tras unos emotivos momentos se retiraron y quedaron solo quedamos nosotros esperando el comienzo de nuestra nueva vida.

Dos días después de la ceremonia comenzamos el entrenamiento.

_Bueno así que estos son los nuevos reclutas, díganme cual es la razón por la cual se encuentran es este lugar.

_ ¡Para ser más fuertes! -dijeron todos al mismo tiempo.

_No está mal, sin embargo la fuerza por sí sola no es buena, existen cosas más importantes como la disciplina, el valor y el ser capaces de entregar todo incluso su vida por un objetivo -Dijo mientras nos observaba fijamente. -hoy comenzaran su entrenamiento.

Estiro sus brazos y una gran espada comenzó a formarse.

-Bienvenidos al entrenamiento de armas.

-Wow -dijimos asombrados.

-Esta es una arma guardiana, es la manifestación más pura de nuestros elementos, un día de estos lograran manifestar la suya, pero ese día no es hoy -dijo mientras desvaneció su espada. -bueno ahora acompáñenme.

Caminamos hacia un lugar donde habían en las mesas diferentes tipos de armas, espadas, bastones, dagas, arcos cosas así de todo tipo y tamaño.

-Bueno esto es lo primero que deberán hacer, miren las armas y escojan una de ellas, luego se les asignara un instructor.

Todos fuimos hacia las armas, éramos como recibir un regalo.

-que debería elegir.

-esta espada es magnífica.

-quiero aquella.

"Que debería escoger, una espada o una daga, tal vez un arco, no lo sé" decía mientras caminaba hacia las armas.

Cuando el resto acabo yo aún seguía indeciso, cada vez que escogía una otro que llego antes que yo ya la había tomado, solo quedaba un escudo, una espada bastarda, un estoque, un bastón y unas espadas atadas como una sola, su nombre espadas gemelas.

"Me gusta esta espada debería escogerla" -dije mirando la espada bastarda.

Pero mi curiosidad le llamo hacia aquellas espadas, unidas como una sola, tal vez fue el destino, quizá no, pero este fue el inicio de mi viaje.

Tras contemplarlas por unos momentos me di cuenta que todos ya habían acabado de escoger.

-Es hora de que conozcan a sus instructores, ahora comencemos -dijo mientras los maestros fueron llamados. -Para comenzar frente a nosotros se encuentra el maestro de la magia de apoyo y destrucción, con ustedes Xuuye.

-Es un gusto entrenar a la nueva generación de magos elementales, a partir de ahora es mi deber guiarlos hacia un nuevo entendimiento de las artes elementales místicas -dijo mientras invocaba su bastón y se apoyaba en el. -ahora todos los que quieran aventurarse en este camino son bienvenidos.

-Muy bien, ahora viene el maestro del sigilo y la sutileza, con ustedes se encuentra Auldra.

Entonces pudimos distinguir una figura humana cubierta de pies a cabeza por una armadura de cuero y con dos dagas que emitían fuego y hielo.

-Bienvenidos reclutas, quizá se pregunten por qué puedo controlar dos elementos, la razón de ello es porque nací con eso, a diferencia de muchos mi potencial fue denominado como uno de los más débiles, sin embargo deben tener en cuenta que le cortare la lengua a quien vuelva a pensar eso de mí, nuestro deber en el campo de batalla es reunir información y atacar directo al corazón de nuestros enemigos, son bienvenidos a unirse a mi como discípulos si así lo desean, pero deberán dar lo mejor de sí, caso contrario no asegurare su supervivencia.

En ese instante desapareció tan rápido como llego.

-Muy bien, el siguiente es el maestro de las armas pesadas Umar.

Un hombre con una pesada armadura de placas se aproximó al escenario, llevaba en su espalda una gran espada al rojo vivo.

-Mi nombre es Umar, como se habrán dado cuenta soy un usuario de fuego, mi deber más que causar daño masivo es proteger a todos aquellos que requieran de mi ayuda, si están dispuestos a ofrecer su vida en la vanguardia por aquellos importantes para ustedes síganme.

Al acabar de hablar se retiró igual que los demás, pero la sensación que dejo su abrumadora presencia no se fue.

-Entonces continuemos con Agamí la maestra del combate cercano.

Fue cuando una mujer se aproximó, llevaba el cabello atado y una katana con un resplandor azul, daba un aire de tranquilidad con cada paso que daba, pero al mismo tiempo la certeza de que no querrías tenerla de enemiga.

-Como escucharon mi nombre es Agamí, al igual que Umar soy una combatiente de vanguardia, pero nuestro deber es derrotar a nuestros enemigos con toda nuestra fuerza y sobrevivir para redoblar el asalto, si bien no tenemos una alta defensa somos la espada del ejército y como tal defenderemos nuestra posición hasta la muerte, solo aquellos que estén decididos únanse a mí.

-Bueno y por ultimo pero no menos importante Ikarion el cazador.

El cazador se aproximó como los anteriores, en su espalda llevaban simplemente un arco, se veía menos imponente que el resto pero a la vez. Sabía que era alguien que no debería ser tomado a la ligera.

-Buenos días chavales, como nuestro amigo presente dijo me llamo Ikarion, soy un elementalista de viento, se me conoce como el cazador, pero también como la muerte silenciosa -dijo mientras saco su arco y una de sus flechas de su carcaj. -bueno mi deber en el ejército es deshacerme de los individuos problemáticos presentes.

Entonces soltó la flecha y dio justo en el centro de una diana de entrenamiento que se encontraba lejos de nosotros.

-Bueno todo aquel que piense ser mi discípulo debe saber que a pesar de que nuestro trabajo parezca el mas fácil, no lo es cuando te encuentras solo, los entrenare día tras día hasta que se rindan o salgan de ustedes cazadores de primera entienden -dijo Ikarion mientras guardaba su arco. -entonces que así sea.

-Bueno con esto finaliza la presentación de los maestros, su entrenamiento básico será de tres etapas, 4 meses cada etapa, tendrán la oportunidad de cambiar de clase o arma una vez por etapa, solo si realizan estas tres etapas completamente pasaran al siguiente entrenamiento, ahora es momento de elegir a sus maestros, mañana comenzara su primera clase.

Al finalizar se nos dejó conservar las armas, ya eran nuestras

Al retirarnos me dirigí hacia un grupo reunido alrededor de la maestra Agamí, con cada paso que daba me sentía más y más emocionado era una nueva experiencia, una nueva forma de vivir, y estaba decidido a aprovecharla hasta el último minuto.