Cuando mi tiempo llegue, olvida todo lo malo que hice

Ayúdame a dejar atras algunas razones para ser extrañado

Y no te resientas conmigo, cuando tu te sientes vacía

Mantenme en tu memoria, y deja todo lo demás...

Deja todo lo demás

LINKIN PARK (LEAVE OUT ALL THE REST)

CAPITULO 1: ATORMENTADO

-"¿Tú no me quieres?"

-"No"

Parecía que había sido ayer cuando la vi por última vez en este bosque frío. El dolor en sus ojos achocolatados, tan profundos y expresivos, eran como dagas de acero perforando, atravesando mi corazón. Sus labios dejaron escapar un jadeo casi imperceptible. Había dejado de respirar y podía oír el golpeteo frenético de su corazón, mientras el color escapaba de su rostro.

Me odie a mi mismo por lo que estaba haciendo.

Tenía la felicidad al alcance de mi mano y estaba tirándola a la basura.

Nunca antes en mis 90 años de inmortalidad había deseado tanto ser un hombre común. Ambicionaba y envidiaba la mortalidad y las penurias de la vida humana, casi tanto como deseaba su sangre. Si yo hubiera sido humano, hubiera podido compartir mi vida a su lado, amarnos, cuidarnos, formar un familia, permanecer juntos, envejecer…

Pero aquella noche lo vi todo con claridad. La fragilidad de su vida humana jamás podría coexistir con la moustrosidad de la mía. Yo era un moustro salido de los cuentos de terror. Todo en mi persona me lo recordaba: lo era por la gelidez y dureza de mi cuerpo, lo era por mis horribles hábitos alimenticios; lo era por mi amor lleno de egoísmo que me hacia tejer fantasías imposibles de cumplir…

… y lo era por mi debilidad….

Juzgue con tanta facilidad a Jasper por su conducta y poco controlada ansia de sangre…por ser débil y flaquear en aquel momento. Basto solo una gota de sangre para que su cuidada fachada se descompusiera. Por supuesto; Bella era tan deliciosa e irresistiblemente apetecible que en el fondo de mi corazón no culpe a mi hermano

¿Acaso yo mismo no creí en algún momento que ella era un demonio salido de mi infierno personal debido al delicioso aroma de su sangre?

Estúpido.

Ella no podía ser un demonio.

Era tan inocente, tan delicada, tan buen, tan ajena a la maldad y peligro que giraban a su alrededor…

…tan bella…

A pesar de estar consiente de que aquella belleza tan poco común no podía ser para mi, me deje llevar por la felicidad que representaba su amor. Ese amor incondicional que la llenaba de fuerza y valor para permanecer a mi lado, a pesar de la gelidez e inhumana naturaleza de mi persona.

El tierno amor al que yo había renunciado en este mismo bosque.

Yo era un moustro.

Un moustro terriblemente arrepentido y perdidamente enamorado.

Después de 10 años, aún ahora, cuando cerraba mis ojos, podía recordar el dolor de su mirada. La había herido mortalmente con aquella solo e insignificante palabra: No.

Sabía que la lastimaría, pero no me detuve a pensarlo más. No podía seguir exponiéndola al peligro de permanecer a mi lado y tampoco podía convertirla y condenarla a esta vida de infierno solo para tenerla junto a mi para siempre.

Me aferre a este loco y desenfrenado amor que le profesaba – y aun le profeso- para no sucumbir y salvarla de la condena.

El amor que este moustro aun le profesaba con vehemencia posiblemente le salvo la vida, permitiéndole tener una existencia humana, feliz y calida. Ella debería crecer, ir a la universidad, hacer una carrera, enamorarse, casarse, tener hijos…

Era increíble la forma en que ese solo pensamiento me hería.

Casada con otro.

Hijos. Tendría hijos de otro.

Sería de un humano calido igual que ella. Contemple mis manos y las odie por su poder y dureza. Por su frialdad. No me percate del momento en que mi mano se poso en mi pecho, justo donde se supone, debería estar mi corazón.

¿Cómo podía mi frío corazón dolerme tanto?

Respire profundamente, cerrando mis ojos, para aclarar mi mente al tiempo que con dedos índice y pulgar apretaba el puente de mi nariz.

Hacia esto cuando me atacaba la ansiedad por saber de ella. No podía arriesgarla mas, ser débil. No debía. Fue suficientemente terrible que hubiera traspasado mis propios límites aquella noche. Mi debilidad casi termina con su vida.

Irónico o no, aquel 13 de septiembre la muerte toco muy de cerca la vida de Isabella Swan.

Una por causa de mi hermano.

La otra, por mí.

Aún cuando ella no se percato, yo representaba un peligro mayor que Jasper. Afortunadamente, todos estuvimos ahí cuando la fortaleza y autodominio de Jasper se esfumo. Lo habíamos detenido justo a tiempo. Incluso, me atrevo a pensar que él mismo había cooperado con nosotros, permitiéndonos someterlo y así evitar la catástrofe.

Pero a mi…. a mi nadie me detuvo.

Esa noche, me deje arrastrar por mis instintos mas humanos, más primitivos… aquellos que nos ciegan la razón y nos llevan a buscar la satisfacción personal de la forma más egoísta.

Pasión.

No pude resistirme. No pude. Fui débil y en aquel trastabilleo de emociones y sentimientos me permití acercarme a Bella mas allá de mis propios limites.

Me había quedado infinidad de veces en su habitación y nunca ocurrió nada más allá de lo que mi moral pasada de moda me había permitido. Me quedaría a verla dormir. Solo eso. Ese era mi plan.

Pero no era el suyo.

Me pidió un beso por su cumpleaños. Accedí por que se trataba de un beso casto, nada fuera de lo común. Aunque para ser franco, no puedo eximir mi culpa. Me avergonzaba admitir que en mi se despertaban sensaciones tan nuevas, extrañas, intensas y placenteras cada vez que la besaba que estaba muerto de vergüenza en el interior.

Era poco cortes e impropio pero con cada beso suyo, con cada caricia solo deseaba estar mas cerca. Sólo un poco más.

No supe en que momento perdí el control.

Mi mente me gritaba no, pero mi cuerpo contesto que si. y con el, también entregue mi corazón.

Me deje envolver en la trampa de la delicadeza y suavidad de su cuerpo, de la calidez de su sangre y el delicioso sabor de sus labios.

Mis manos recorrieron su piel y mi boca se lleno de sus besos. Quería, amaba todo de ella y tome todo de ella. La felicidad que experimenté en esos momentos era tan grande que no me permití sentir culpa.

Mi mente se guardo para si misma el recuerdo de la calidez de su piel y sus abrazos, de los susurros que escapaban de sus labios, queme repetían lo que ya sabia y experimentaba en esos momentos.

Ella me amaba.

Me amaba de la misma forma loca y desenfrenada con la que yo la amaba a ella. Bella Swan era todo para ti, la razón de mi existir, mi sol de medianoche, el aire que respiraba, lo era todo... todo…

Y hubiera continuado a su lado, de no haber descubierto que el moustro en mi, aguardaba escondido en mí, aguardaba escondido en alguna parte para aprovechar la mínima oportunidad y tomar su vida.

Fue la señal de su pureza lo que despertó al moustro.

El conflicto me golpeo de frente, como si se tratara de una gran bola de demolición.

Bella apenas unos momentos antes me había hecho la misma pregunta que ahora azotaba en mi cabeza y nublaba mi razón.

"¿Qué te tienta mas, mi sangre o mi cuerpo?"

Era el Karma. La justicia de Dios me había alcanzado finalmente e iba a cobrarme cada uno de mis pecados.

Hubo un tiempo en que había tomado en mis manos, la sangre de depredadores de la inocencia humana, sin remordimiento alguno por que sabia lo que habían hecho. Habían arrebatado la pureza y vida de personas como mi Bella. En un complejo de Dios me justificaba a mis mismo, ya que moustros como esos solo atraían desgracias a otros. Nadie los extrañaría. Yo estaba haciéndoles un favor

Entonces. ¿Por que tenia que debatirme entre tomar o no la vida de esta inocente humana?

¿Que clase de pecados había cometido ella para que su vida y su alma estuvieran condenadas a una existencia efímera?

¿Sería entonces que mis pecados eran lo suficientemente terribles como para condenarla por mí?

¿Acaso era de esta forma en la que yo la iba a matar, finalmente?

¿Era este el final para nuestra historia?

Me devane los sesos tratando de encontrar la razón, el común denominador en todo aquello que representaba un peligro para ella.

De pronto, fue como lo vi. Como el cielo tras una tormenta, todo se aclaro en mi mente, mientras contemplaba su rostro sonrosado y contraído en un extraño gesto lleno de placer y dolor.

Aquel factor común, eran mi sed, mi moustrosa naturaleza, mi familia, mi egoísmo, mi amor…

Era yo.

Esa misma noche tomé la decisión mientras Bella dormía en mis brazos. Sabia que para ella era demasiado importante que había sido entregarnos el uno al otro. También lo había sido para mí y estaba consiente de lo "poco hombre" que seria ante sus ojos cuando la abandonara después de lo que compartimos aquella noche, pero eso era lo mejor... por su propio bien. No podía arriesgarla más.

Si la amaba, debería ser capaz de dejarla ir.

Fue así como lo hice. La escuche llamarme, mientras corría por el bosque a velocidad sobrehumana. Los recuerdos de la noche anterior me atacaban y exigían a gritos que regresara a su lado e implorara su perdón. Pero la voz de mi conciencia me reclamaba haber tomado su pureza sin merecerla. Contemple mis manos, odiándome por lo que había hecho.

-"Edward" – la voz mental de mi hermana me distrajo de mis pensamientos. Alice apareció de entre los árboles con su clásico andar de bailarina. Su rostro dejaba asomar un gesto extraño. ¿angustia? ¿dolor? ¿ira? ¿tristeza?

Me miro dubitativamente por un instante. Parecía debatirse entre contarme algo o no. El gesto en su rostro me alarmó. Trate de indagar en su cabeza la razón de su ansiedad.

"...in principio creavit Deus caelum et terram terra autem erat inanis et vacua et tenebrae super faciem abyssi et spiritus Dei ferebatur super aquas ..."

Bufé desanimado. Alice estaba traduciendo el Genesis al latín. Realmente me irritaba que hiciera eso. Desee con todas mis fuerzas que Jasper se encontrara presente para entenderla mejor. Me frustraba enormemente no comprenderla. Después, cuando lo medite mejor, me di cuenta, con gran sorpresa que no quería averiguarlo. Ella tenía el mismo gesto la última vez que estuvimos en Forks.

Aquella mañana tomé el coche y conduje a Port Angels. Me la pasé merodeando por ahí sin rumbo fijo. Había dejado la habitación de Bella desde muy temprano. No quería hablar con ella. No estaba preparado. Tenía que pensar y analizar la forma en que abordaría las cosas.

Finalmente, decidí regresar y hablar con mi familia primero.

-"Edward!" – El potente grito mental de Alice me saco de mi trance, estaba de pie en el garaje, con los brazos cruzados y fulminándome con la mirada, mientras movía con impaciencia su pie. Jasper estaba detrás suyo; demasiado ocupado intentando -por un lado - controlar las emociones de mi hermana y mentalmente culpándose a si mismo.

- Puedes decirme por que demonios "nos veo" haciendo maletas y lejos de Forks? – grito esta vez con su propia voz de soprano. Cerré la puerta del auto con un golpe, y camine a su lado mientras esquivaba su mirada. Sabía exactamente de lo que hablaba. En cuanto tomé la desición, ella lo vió todo en nuestro futuro.

-Ya lo sabes... ¿Para que preguntas?...- conteste con desgano mientras subía las escaleras hacia mi habitación ignorándola por completo. Jasper trató de detenerla, pero ella se soltó de su agarre y me siguió hasta el pasillo. Cerré la puerta en sus narices con fuerza.

Tampoco quería hablar con ella. Sabía que Alice reprobaría mi desición. Le guardaba un profundo y sincero cariño a Bella. Ella también la había estado esperando por años… para Alice, Bella era la compañera, la hermana… la amiga con la que había soñado por décadas. Intuí que estaría enojada.

-Claro que vislumbre que alguna estupidez así se te cruzaría por esa cabeza de idiota que tienes – Sí. Ella estaba furiosa. – Pero creí que después de lo de anoche habrías reconsiderado las cosas…

"¿Lo de anoche?" La frase me abofeteó. Ella lo sabía.

Alice retrocedió ante sus palabras…había considerado demasiado tarde su significado. Pronto estuve ante ella, mirándola fijamente. Sin embargo, lo que sea que vió en mis ojos, lejos de aminorar su ímpetu lo alimentó.

-"¿La pasaste bien anoche o no?"– me recriminó mentalmente con una sonrisa presumida.

-¿Tu lo sabias? –Pregunte lentamente, crispando mis puños ante su gesto.

-"Naturalmente… era algo que tenía que suceder…" – me respondió petulante – "Sé un hombre y enfréntalo: ya no puedes abandonarla"

-Alice…. – sisee con enojo. Repentinamente Jasper cambio de postura a Alice. Ahora ella se mantenía detrás de él, mientras me enfrentaba.

-No es de esa manera, Edward…- intercedió sin la más remota idea de nuestra conversación e intuyendo algo diferente, argumentó – Yo no tenía planeado atacar a Bella…. Alice no tenía idea de lo que sucedería.

- Jazz… - dijo vislumbrando un enfrentamiento – "Edward no peleen por favor"

- Soy yo quien trató de matarla, Alice no tiene nada que ver…

- Jasper…. – sisee con enojo. Estaba perdiendo el control.

- y si vas a desquitar tu enojo que sea conmigo y afuera… no vamos a faltarle al respeto a tu madre.

Fue entonces que los pensamientos de Esme me llegaron. Ella estaba parada junto con Emmet y Rosalie al otro lado del pasillo, contemplando la discusión.

-"No… no por favor…" – suplico ella mientras Rosalie le sostenía por un brazo impidiéndole avanzar.

-"Tranquilo Eddie.." – pensó Emmet mientras se acercaba a paso lento mostrándome las palmas de las manos y con gesto cauteloso. Rosalie estaba fulminándome con la mirada, mientras me ladraba mentalmente a todo pulmón.

-"Estúpido inconsciente… egoísta… "

-No tenemos que preocupar a Esme de esta manera… - Jasper me miró entrecerrando los ojos y tras tantear mi estado de ánimo cambió su postura. – Hoy será la última vez que discutamos por esto. Discúlpenme todos…- dije bajando la mirada y caminando de regreso al garaje.

-¡No Edward! ¡No te vayas! – grito abrazándome.

-Tranquila Esme… - dije al tiempo que acariciaba su mejilla con mi mano – solo voy a arreglar un asunto y estaré de regreso aquí para que podamos irnos juntos…- el murmullo mental empezó a sonar como un panal de abejas en mi cabeza

-"¿Irnos?"

-"¿Cómo que nos vamos?"

-"¿A qué hora? ¿Quién lo decidió?"

Mientras todos nos miraban por unos instantes, los ojos de Esme me escudriñaron profundamente. Aguarde en silencio su respuesta, que no me sorprendió en absoluto.

- Claro… cuando regreses todo estará listo…

Sabía que ellos irían conmigo. Ya había huido antes, cuando en un intento mediocre de proteger la vida de Bella – y de conservar un ápice de mi moustrosa humanidad – huí a Denali por que no podía resistirme a su sangre. Conocía perfectamente las consecuencias de aquella desición No podía hacerle eso a Esme de nuevo. No podía arrebatarle a su familia. ¿Acaso no podía dejar de herir a las mujeres de mi vida? Bien, por lo menos ya no heriría a mi madre.

- Por favor Edward…

Alice me miró con suplica. Estoy casi seguro que de haber tenido la capacidad, seguramente estaría llorado. Pero ella no estaba preocupada por Jasper. Ella seguía pensando en Bella.

-"Sabes lo que pasará… ¿verdad? No te perdonará nunca… se sentirá usada…."

- Ya lo sé… - murmure antes de salir de la casa.

Claro que lo sabía. Ella terminaría odiándome… pero ¿acaso no era su odio un precio justo a pagar para salvar su vida?

-¿Y los demás?

-Todos están en casa… esperándote… – contestó mirando hacia el frente, con la vista perdida en algún punto ciego.

-Alice – la llame - ¿Por fin me dirás cuál era la urgencia por regresar a Forks?

- Es por Bella…

La sola mención de su nombre me congeló. Me creía más fuerte, pero quizá, sólo quizá no lo era tanto. De haber tenido un corazón que funcionara adecuadamente, este habría saltado en mi pecho.

No es que Alice no la hubiera nombrado en estos 10 años, pero el efecto de haber removido las aguas de mi pantano emocional no me ayudó en nada.

-¿Qué pasa? ¿Es acaso que ella está aquí? – pregunté alimentando una cierta y no muy bondadosa esperanza. La parte ilógica de mí quería verla aunque fuera de lejos – solo para asegurarse de que estaba bien y feliz - pero la parte más racional se repetía que ella habría salido de aquel frío y húmedo pueblo para continuar con su vida, ese había sido mi argumento para acceder y asistir a la reunión de la familia en aquel lugar.

- No es eso…- el gesto dubitativo apareció nuevamente – Es algo que descubrió Jazz cuando navegaba por Internet la semana pasada.

_ Alice… - gire los ojos – ¿todo esto por un chisme de Internet? – Bufé. Por un momento sentí un extraño alivio, que pronto se vió opacado por la imagen que Alice proyecto en su mente, como un recuerdo.

-¿QUÉ… QUÉ FUE ESO? - demande saber. No podía ser cierto. Ella lo prometió.

Alice extendió su mano con la angustia asomando aún en sus ojos. Tomé la papeleta y lo que ví en ella, de haber sido humano, hubiera paralizado mi corazón.

No era una participación de boda, ni una nota en la página de sociales celebrando alguna.

Tampoco era una esquela mortuoria.

Era algo mucho, mucho peor.

Una gran fotografía enmarcando su rostro en forma de corazón, con su cabello cayéndole por los hombros, sus ojos tan profundos y obscuros y sus labios… cerrados y serios en una línea… a un costado de la misma imagen, se encontraban sus datos generales y un teléfono. Puse más atención. Estaba fechado tan solo un mes después de nuestra partida.

El encabezado con letras grandes golpeo fuertemente a mi consciencia.

"¿LA HAS VISTO?"