Disclaimer: One Piece y sus personajes son propiedad de Eiichiro Oda

Hola, gracias por entrar a leer! Continuando con mi insana manía de "tomar prestados" títulos ajenos, comienzo por aclarar que "El perseguidor" es un cuento de Julio Cortázar, uno de cuyos epígrafes es el que figura aquí (también lo "tomé prestado" XD) Es... solo un drabble, no mucho más. Surgió de un comentario de yageni en un fic anterior acerca de las aficiones de los piratas, así que a ella se lo dedico. Si estás leyendo esto perdón, yage, supongo que todavía no logro superar lo que ocurrió y no pude escribir algo mejor T.T


El perseguidor

Sé fiel hasta la muerte.

Apocalipsis, 2-10


Había recorrido numerosas ciudades, islas y mares, buscándolo. A quien sea que se topara le mostraba la imagen del hombre que, tal vez, figuraba desde siempre en su destino, para procurarse una pista que lo conduzca hasta él. Y todos lo miraban con extrañamiento.

-¿Por qué lo buscas? –le preguntaban.

-Porque mató a un nakama.

Allí acababa todo para Ace.

Si su pesquisa decantaba en el vacío, nunca se desanimaba. Exploraba cada región hasta estar seguro de que el sujeto no se escondía allí y luego continuaba su búsqueda en otro lugar, infatigable. A fin de cuentas, un hombre es su determinación.

Algunos se reían, otros se admiraban. ¿Acaso era tan raro permanecer constante? ¿Estaba tan fuera de lugar por ser leal a un propósito, a un amigo, a una idea? Ace había crecido sin los de su sangre, fue su perseverante espíritu el que le permitió forjar los únicos lazos que lo vinculaban a las personas que lo aceptaban sin prejuicios ni cuestionamientos, ¿precisamente él iba a desentenderse de ellos?

Por eso no podía aceptar la traición ni perdonar la deslealtad. A veces tenía dudas, examinaba el valor de su existencia, pero en aquello nunca vacilaba.

Adonde quiera que fuese indagaba, rastreaba esa presa esquiva con sus motivos por delante y su resolución por detrás, empujándolo. No lo amedrentaban las apariencias, las miradas furtivas, los recelos declarados. El mismo intercambio se repetía una y otra vez, el mismo escrutinio tratando de comprender.

-¿Por qué lo buscas?

-Porque mató a un nakama.

-Entiendo las razones, pero no tu empecinamiento. A sujetos de tal especie es mejor perderlos que encontrarlos.

-Precisamente por eso –sostenía el joven, convencido-. Cuando has creado lazos de confianza, cuando tus amigos te reciben y te aceptan tal cual vienes, la deslealtad es como un virus que debe ser erradicado.

-A ese que persigues no le importa.

-Pero al perseguidor sí.

Esa era su forma de ser un pirata.

Su camino se hizo arduo y prolongado, pero sus pasos fueron persistentes. Prosiguió su viaje hacia adelante siempre fiel, inflexible. Había asumido un compromiso inclaudicable, jamás renunciaría, porque sería como traicionarse a sí mismo. Ninguna palabra lo doblegaría, ni siquiera el encuentro con su hermano lo distrajo de su empresa, porque sabía que su objetivo estaba de frente.

Sí, su camino se hizo arduo y prolongado. Sin embargo, Ace sabía muy bien lo que era tener un vínculo, conocía y estimaba el auténtico valor de la lealtad, era un ser agradecido. Y siempre lo demostraría con sus acciones. Necesitaba encontrarlo, necesitaba enfrentarse con ese sujeto para gritarle en la cara cuánto valía la amistad, lo que significaba ser leal.

Aferrada a un designio, la voluntad humana se yergue inextinguible. Cuando en el término de su jornada Ace por fin pudo confrontar su llama ardiente con aquella aciaga oscuridad, sintió que valía la pena estar vivo, que valía la pena ser él.


Gracias por leer n.n