Lo primero una aclaración: los personajes de este fic no me pertenecen a mi sino a Rowling. Esto es simplemente una historia que mi mente ha imaginado a partir del mundo que Rowling ha creado. Si fuera mía estaría ya en el caribe disfrutando de mis millones
Dejadme ver que opináis en las reseñas. Siempre me anima mucho a seguir saber que pensáis.
Y ahora sí, empezamos
Harry, Ron, Ginny y Hermione esperaban el expreso de Howarts en el andén nueve y tres cuartos. Como cada año, el andén estaba abarrotado de alumnos con maletas, lechuzas y demás artilugios mágicos. Era su quinto año y Ron y Hermione lo empezaban como Prefectos.
Sin embargo, los cuatro estaban algo apartado de los demás mientras los señores Weasly, que les habían llevado hasta allí les daban las últimas instrucciones. Y para vergüenza de Ron los últimos besos y achuchones.
-Este año debéis tener mucho cuidado- decía Arthur- quien- vosotros-ya-sabéis está más vivo que nunca y aprovechará cualquier oportunidad para atacar, sobre todo a ti, Harry.
Harry asintió pesadamente. En realidad tenía muy presente como acabó el año anterior. La batalla con los mortífagos y la muerte de Sirius era algo que no salía de su cabeza. No necesitaba que nadie le recordará que Voldevort iría a por él a la mínima oportunidad.
-Os enviamos a Howarts porque es el sitio más seguro del mundo mágico, sobre todo si allí está Dumbledore. Pero será difícil hacer algo por vosotros si os metéis en los líos de siempre asique…-comentó Molly
-Si, mamá, lo hemos pillado.-Se apresuró a contestar Ron- Tenemos que irnos o el tren se irá sin nosotros.
Y dicho esto todos aprovecharon la oportunidad para salir corriendo hacia el tren agitando las manos.
-Suerte con los TIMOS, sacad buenas notas- gritaba Molly- No dejes que suspendan, Hermione
Cuando los cuatro se alejaron de los Weasly y llegaron las puertas del expreso Hermione habló.
-Ron y yo tenemos que ir al vagón de Prefectos y luego a patrullar un rato. Nos veremos después.
Harry y Ginny se despidieron y fueron a buscar asiento. El vagón de prefectos era más lujoso que los normales. Sin embargo, nada más llegar Hermione ya quería irse. Allí, riéndose junto con el otro prefecto de Slytherin estaba Draco Malfoy. Y eso solo podía significar una cosa: problemas. Hermione intentó centrarse en Ron y en saludar a los otros prefectos tras el verano. Pero no podía evitar vigilar a Draco. Había crecido, increíblemente estaba aún más alto que el año anterior. Se le habían afilado los rasgos de una manera muy masculina y sus ojos, grises como una tormenta, la miraban con frialdad.
Hermione apartó los ojos y los fijó sobre Ron y el prefecto de Ravenclow con el que estaba hablando, Ernie McMillan.
Pero era tarde. Draco ya había puesto los ojos sobre ella. Se había dado cuenta de que lo miraba fijamente y ahora era su turno. Granger había crecido y desde luego no de altura. Llevaba unos vaqueros ajustados y un jersey que dejaban ver nuevas y sugerentes curvas nada infantiles. También su cara había perdido la redondez. Solo sus grandes ojos marrones y brillantes y su pelo enmarañado seguían igual.
-¿Se puede saber qué miras, Malfoy?- increpó Ron
Draco se giró hacia el Weasly con cara socarrona y se acercó con andares de superioridad.
-Me preguntaba desde cuando admiten a sangresucias como Prefectos. Este director cada vez está más loco.
Ron se zafó de Hermione para ir a por Draco pero ella le paró poniendo suavemente la mano en su pecho. Un contacto que a Draco no le pasó desapercibido.
-Déjalo, Ron, no merece la pena- le calmó Hermione
-Si, pobretón, déjalo. No vaya a ser que te rompas esa mierda de túnica prestada- rió Malfoy
Hermione se puso entre ambos chicos y se encaró sin dudar con el Slitheryn.
-Al menos él puede quitarse esa túnica cuando quiera. Pero tú siempre tendrás esa cara de gilipollas - Le replicó Hermione mirándole a los ojos
Ambos estaban muy cerca, cara a cara sólo separados por unos céntimetros, mirándose a los ojos. Draco aprovechó entonces para agacharse ligeramente y coger a Hermione por la nuca para poner sus labios cerca de la oreja de la chica y susurrar.
-¿Por qué te empeñas en defenderle? Lleva cinco años sin hacerte ni caso y eso no va a cambiar, sangresucia.
Nadie oyó esta última frase. Pero si que oyeron como Hermione le llamaba "gilipollas" y salía del vagón enfadada. Lo peor de todo, es que soportaba a Malfoy cuando la insultaba, porque sabía que ella no era menos que nadie por ser hija de muggles. Pero esta vez, había dicho algo que era completamente cierto. Y eso si que dolía. Además, no dejaba de pensar en cómo la había cogido de la nuca. En ese aliento en su oreja. ¿Cómo se atrevía a tratarla así? Desde luego, por mucho que hubiera cambiado físicamente por dentro seguía siendo una serpiente egocéntrica y despreciable.
Mientras, Draco se quedó allí parado. Sabía que ella se había ido cabreada. Había visto esa expresión de enfado en ella. La boca fruncida, los ojos echando chispas y las mejillas rojas. Le encantaba enfadar a esa sabelotodo sangresucia. Y sonrió.
-¿Quién te crees que eres para cogerla así del cuello, gilipollas?- Le increpó Ron sacándole de sus pensamientos
Los dos chicos se encararon. Eran de la misma altura pero Ron era más fuerte. Aunque Malfoy no se dejaba amilinar. Levantó mucho la barbilla y contestó.
-No la he visto quejándose pobretón- rió Malfoy- A lo mejor está encantada de que alguien la toque. Porque no creo que nadie la haya tocado ni con un palo.
-Cállate, Malfoy- Ron le cogió de la túnica con las orejas rojas por el enfado- tú no tienes ni idea de nada
-A cualquier mago decente le daría asco tocar a una sangre sucia - Draco se zafó del pelirrojo- Ah, se me olvidaba que tú no sabes lo que es la decencia, traidor de la sangre
Suficiente. Eso fue lo único que Ron necesitó para llevar la mano a su varita y levantarla contra Malfoy.
-¡Tarantalegra!- Le gritó
Pero Draco era rápido, para ese momento ya había sacado su varita y había conseguido esquivar el hechizo del pelirrojo agachándose tras uno de los bancos. Se levantó ágilmente apuntando a Ron
-¡Levicorpus!
El hechizo acertó de lleno en el pelirrojo que se vio suspendido cabeza abajo como si una cuerda le cogiera por el tobillo. El nivel de rojez de sus orejas indicaba que estaba a punto de estallar. Malfoy se reía sin parar lo que provocó que no viera venir el hechizo que Ron le lanzó a continuación.
-¡Tragababosas!
Malfoy dejó de reír. Inmediatamente, de su boca empezaron a salir asquerosas babosas provocándole horribles arcadas que le obligaban a contraer las facciones en. Una expresión de asco.
-Chúpate esa, Malfoy- Rió Ron
-Basta ya- gritó una voz desde la entrada del vagón. Era el profesor Slughorn- Vengo a buscar a los prefectos para organizar una cena con los alumnos más destacados de Howarts y me encuentro esto. ¿Que clase de ejemplo estáis dando? ¿Esque no os dais cuenta de que posición ocupaís? Veinte puntos menos para todas las casas
-¿Qué? ¿Por qué?- protestó Ernie McMillan- nosotros no hemos hecho nada
-Eso es. Pero sois prefectos deberíais haber intervenido desde un principio- replicó Slughorn.
Todos los alumnos se callaron dejando un silencio incómodo tan sólo roto por las arcadas de Malfoy. El nuevo profesor de pociones miró a Ron y, con un movimiento de su varita lo bajó con poca delicadeza. Mientras el pelirrojo quedó en el suelo con el trasero dolorido Slughorn se llevó a Malfoy para curarlo.
Al poco rato, Ron salió a buscar a Hermione para tratar de apaciguar su enfado contándole que en ese momento Malfoy estaba escupiendo babosas. Pero no consiguó sacarle ni un pequeña sonrisa
Y hasta aquí el capítulo de hoy. Espero que hayáis disfrutado de la lectura y que os guste muchísimo.
Dejadme saber que opináis ( o cualquier duda o pregunta) aquí abajo. Un abrazo enorme
