Es tan cortito que si no les gusta es como si no lo hubieran leído :P procuren poner una rola así medio triste, como de piano, jeje, bueno, las dejo con esto, GW no me pertenece!! dejen review :)


La imagen había muerto, y se había llevado con ella la emoción que antes provocara en Duo Maxwell; por eso ahora pedía desesperadamente que alguien la apartara de su vista.

Aquella habitación estaba lleeena de muñequitos de todos tamaños y formas, de todos los estilos, algunos únicos, otros llevaban esa conocida etiqueta de "made in China". Pero ahí frente a él, estaba la única foto que conservaba.

-¡Ya no quiero verla!- gritaba de nuevo. Solo. -Ya no quiero verte...-decía- ¡por favor!-volvía a gritar en un patético chillido, inmaduro y desgarrador, como un niño que perdiera lo único de lo que depende: sus padres. Pero no, él no había perdido a sus padres; no había perdido a nadie. En realidad lo que había perdido era la razón; porque en él ya no había ni un poco de cordura.

-Muñecos... de colores, chicos, grandes, saltadores. Muñecos...- se escuchaba una canción en el rincón de la habitación.

Duo se puso de pie con las mejillas húmedas y brillantes. Caminó con su sonrisa volteada, arrastrando los pies, con la cara cubierta por sus largos cabellos; tomó el pequeño marco rectangular que contenía la foto tan preciada y la arrojó al piso, sin una muestra de emoción en su mirada. Sólo tristeza quizá, sólo tristeza...

-Muñecos...-y la melodía paró como asustada por el sonido del choque de un objeto en la superficie fría de mosaico.

-Duo...-

-Duo...-

-Duo...- y mil voces decían...

-Duo...-

-Duo...-

-Duo...-

-Cállate, cállate, vete, no quiero verte, no existes¡ya no! Ya no...- y se quedó dormido...

-Duo...- y despertó. Despertó con una sonrisa.

-Amor, amor, amor- susurró al oído de su amante. El despertador sonó entonces, brillaba el sol...

-Muñecos...- sonaba la alarma por segunda vez.

-Heero, debemos cambiar esa canción del despertador¡me da pesadillas!-rió.

-¿En serio¿Qué soñaste?-lo besó suavemente.

-Hm, no recuerdo bien, lloraba, veía una foto tuya y estaba en un lugar lleno de muñecos, y todos esos muñecos los he visto alguna vez pero estaban ahí todos juntos; y sonaba la canción rara del despertador, bizarro, no sé, ja, ja, disculpa, no tiene importancia ya.

-Pero estás todo sudado Duo, Duo, Duo-decía su amante una y otra vez mirándolo desvanecerse en sus brazos.

-¡Duo!-gritaba-,¡Duo!-más fuerte. Pero Duo ya no despertaría.

"Duo" sonaba una y otra vez, en su cabeza, en sus sueños, en las bocas de las personas amigas que daban su pésame, en las cartas que recibía en el buzón de correo, era el nombre que veía en las mismas cartas que recibiera de él alguna vez, en su cabeza de nuevo, cuando veía sus fotos, en las canciones...

Aunque su amante lo hubiera querido, nunca pudo. Heero no cambió la canción del despertador; le recordaba a los muñecos, borraba ese nombre de sus pensamientos por momentos. Así, poco a poco comenzó a llenar su casa toda de muñecos, de todos tipos, de todos tamaños, hechos aquí, hechos allá, de colores claros y obscuros, de plástico, madera, tela, felpa. Pero ahí, frente a él, siguió la única foto que conservaba. Esa foto con su amante, que sin saberlo, también lo observaba...

-Heero...-

-Heero, amor...-

-Heero...-