Disclaimer applied. Adachi Toka © Noragami.
Notas: Porque quería contribuir para esta hermosa fandom y esta fabulosa pareja que se convirtió en mi OTP.
Bona nit.
Capítulo único.
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Eran las dos y media de la mañana cuando Iki Hiyori inhalaba y exhalaba pasivamente. Afuera, llovía a cántaros y relampagueaba con fuerza. Su ventana estaba ligeramente abierta y la ventisca la penetraba pero no se movió ni un centímetro para cerrarla. Ella en realidad no dormía, o por lo menos no lo hacía los viernes, porque desde hace meses, el viernes, tenía un significado especial. Una parte dentro de su interior, deseó que sean así siempre y otra parte, que desaparecieran. Escuchó como su ventana decorada con unas cortinas rosa chillón se abría por completo, y luego sintió como una sombra se acercaba a ella. Sus pasos eran algo toscos, quizás era por la lluvia.
"Hiyorin, quiero que sepas que él toma las cosas despacio. Debes entender que él no se abre fácilmente a las personas."
Se corrió a un lado sin abrir los ojos, dejando un espacio en su cama y segundo después sintió un peso al lado suyo.
"Él construye paredes. Muchas de ellas. Pero si tienes suerte, las paredes con tu nombre tendrán ventanas o quizás puertas."
Logró sentir su cabello mojado cuando apoyó su barbilla en su cabeza y lo abrazaba con ternura, acariciándole el cabello y él se dejó ir. Escuchó ligeros sollozos al principio y su cuerpo temblaba pero ella trataba de darle suficiente calor.
"Y quizás con el tiempo y la ternura, esas paredes van a erosionar, ladrillo por ladrillo."
Nunca supo cómo fue que pasó, al principio ella lo golpeaba porque pensaba que era un pervertido, pero lo único que él hacía era quedarse callado y sentarse a su lado. Y ella le preguntaba qué pasaba, qué era lo que sucedía. Pero él permanecía en silencio, un tortuoso silencio que a ella le carcomía por dentro. Hiyori nunca tuvo una explicación de por qué Yato lloraba, él jamás le había dicho. Se limitaba a aparecer los viernes a la madrugada, a recostarse junto a ella y a abrazarla, mientras las lágrimas caían de sus ojos color azules. Ella siempre había amado sus ojos, le contagiaban viveza y felicidad, y su olor... era su olor favorito. Al otro día, hacían que nada había sucedido y toda la tristeza del joven Dios desaparecía por completo.
"Y ellos jamás se irán por completo, pero por ti... se volverán antiguos."
Ella quería respuestas, pero tampoco estaba en lugar de reclamar nada, ella solo quería que él sea feliz. Y si tenía que quedarse todos los viernes despierta, y abrazarlo, lo haría. Ella lo reconfortaría.
— ¿Hiyori? — susurró con un hilo de voz.
— ¿Sí?
— ¿No me olvidarás jamás? — preguntó con temor.
"Él espera que él mismo valga todo el esfuerzo al final. Pero tiene miedo que no lo haga."
— Jamás te olvidaré. Estaremos juntos, siempre.
"Debes saber que si él te da una ventana en tu pared, tienen una oportunidad."
Él bostezó y se aferró a ella. — ¿Siempre?
"Y ojala eso sea suficiente."
La voz de Kofuku salió de su cabeza y suspiró, cerrando los ojos. — Siempre.
FIN.
