— Kotoko se va a casar... — me dijo la chica con suéter rosa y azul.

Esas palabras sonaban en mi mente desde que Satomi y Jinko me lo dijeron. No entiendo cual fue su finalidad, tal vez ellas pensaron que esto me afectaría, en verdad, pienso si lo hace...

No, no debería importarme la vida de esa tonta, pero no puedo dejar de pensar en ella, mi alma se rompe cada vez que la hago llorar, cuando me mira triste o como últimamente ha pasado, cuando sale a citas con el idiota de Ikezawa.

Debo estar loco, ella no es buena en nada, sus notas son pésimas, su comida es capaz de hacerte enfermar con solo mirarla, no puede caminar sin tropezarse y es... Decidida, no se deja vencer y muchas veces mis comentarios mal intencionados, los usa para motivarse y seguir adelante. Su sonrisa se asemeja al sol que sale después de una gran tormenta, iluminando el cielo azul, pero sobretodo, sus hermosos ojos, grandes y marrones, cada vez que me miran siento como si fuera la persona más interesante en el mundo, un ser especial entre una multitud. Me miran con una ternura que ablanda mi alma.

¡Carajo! En verdad me he vuelto loco, pero por ella, no puedo dejarla, no debo dejarla. Si me caso con Sahoko seré el hombre más miserable del mundo. Tendré una buena posición social, dinero e incluso fama, pero jamás la tendré a ella, sus sonrisas ya no serán para mi, sus labios rosas, su cuerpo...

Ella podría casarse con Ikezawa, debo reconocer que es mejor tipo que yo, más no creo que la ame la mitad de lo que yo la amo. ¡Demonios! ¿por qué hasta que supe que puedo perderla lo reconozco? A pesar de mi gran inteligencia, soy un idiota.

¡No! Ella es mia y de nadie más, ella no puede amar a otro hombre porque me ama a mi.

No me importa esta lluvia que cae, solo quiero verla y decirle lo que siento. Debo encontrarla.

Creo que la he visto, ¡sí es ella! y está sola en ese árbol. Es ahora o nunca, debo declararle mi amor, tengo que hacerlo y espero ella me acepte, espero no haber llegado demasiado tarde.

Después de una discusión, por fin le dije lo que sentía, ella me dijo que me ama y es suficiente. La besé como nunca he besado a nadie, con deseo y con amor. Tenerla entre mis brazos es lo más maravilloso del mundo, amo tanto a esta mujer, que soy capaz de todo. No importa lo que venga después, si la tengo a mi lado, puedo con cualquier problema. Estoy enamorado y así será hasta el fin de mis días. Sé que no soy el mejor hombre del mundo, pero solo por ella, lo seré.

Te amo, mi Kotoko.

Hola.

Espero les guste. Aunque es parte de un concurso, igual tenía esta idea rondando por mi cabeza. Los amo.

Melina Tolentino.