Broken Pieces
Reto 1
By: Yu Okawa
Despertar
Acababa de salir de una de sus clases de música, había decidido que esto era su vida y quería dedicarse a ello. Deseaba ser un pianista profesional, recordaba que siempre amo el piano y por fortuna su padre le ayudó desde pequeño al meterlo en clases con un señor ya grande que alguna vez fue maestro de música en educación media superior.
Su blanco cabello se mecio al recibir la fría brisa nocturna, miro la luna resplandecer y no pudo evitar recordar todas esas veces que con su amigo Kanda acampo. A pesar de que todo mundo pensaban que se odiaban, eso solo había sido en un inicio y poco a poco, casi sin darse cuenta comenzaron a pasar más tiempo juntos, a buscarse sin saberlo y encontrarse a cada instante, disfrutando de su compañía.
Suspiro pesadamente y no pudo evitar sentir pesadumbre. Hace un año que no se veían o hablaban, él entró a la universidad y nunca pudo saber que carrera había elegido pero a menudo el oriental aseguraba que estudiaría lo que sea siempre y cuando no tuviera que verse obligado a relacionarse con la gente. El albino solía reírse de eso y decirle que aquello era imposible, que en todas las carreras tendría un mínimo de contacto con la gente y Kanda solo resoplaba harto de saber que Allen tenía razón.
Allen pensaba que iba a ser difícil que se encontrarán una vez estando en la universidad pero no imposible. ¡Que equivocado estaba! Saco su celular y decido a intentar hablarle a Kanda abrió line y selecciono el icono que le llevaría a la ventana de Kanda para mandarle un mensaje, hubiera preferido llamarle pero si Kanda estaba muy ocupado seguro no le contestaría. Lo mejor era mandarle un mensaje y esperar a que le contestará. Al ver el histórico y notar las cada vez más cortantes respuestas, las horas e incluso días en que tardaba en contestarle recordó que eso hizo que gradualmente el dejara de intentar contactarlo.
Parecía que Kanda no quería hablarle. ¿Sería buena idea intentar contactarlo?
Estaba pensando en ello cuando la suave voz de su novia Lou Fa lo trajo a la realidad. Acaba ella de llegar y lucía agitada pero sonriente. Dentro de poco sería su primer aniversario.
-Disculpa por llegar tarde. El maestro no nos dejaba salir.
Allen guardo el celular y le sonrió a Lou Fa, desde que comenzaron a salir Allen había hecho un hábito acompañarla a casa después de clases, ya que al ir a universidades diferentes si no se veían al salir de clases no se verían en todo el día, ya que ambos iban en la tarde y Allen trabajaba por las mañanas. La china le iba contando su día y el trataba de ponerle atención inútilmente, sus pensamientos estaban en otro lado.
Cuando llegaron al edificio donde vivía su novia esta se despidió de él de un beso en la mejilla, al parecer ella no había notado que Allen apenas le había puesto atención.
Últimamente iba sintiéndose cansado de su relación con Lou Fa, sentía que algo no estaba bien, nunca se había sentido emocionado o realmente interesado en ella, en un inicio pensó que era lindo que alguien tan inteligente, especial y tierna como ella se fijará en él. No encontraba algún motivo para decirle que no a alguien que era tan bella persona, por eso decidió intentarlo y cuando menos se dio cuenta el tiempo pasó y llevaban ya casi un año saliendo.
Ella era la clase de novia dulce y tierna, era imposible no enamorarse de ella, pero Allen no se sentía así, ella era su primera novia y nunca había prestado mucha atención a esas cosas ya que su meta y practicar le consumían gran parte del día y energías.
Pensó que estar con ella sería una buena idea, que gradualmente sentiría aquello que la gente llamaba amor, que se sentiría volar, su estómago achicarse, que se le erizaría la piel y saltaría de emoción al pensar en ella, pero eso nunca pasó. De hecho pasaba todo lo contrario, cada vez prefería mejor quedarse a practicar en casa, leer partituras que a verla el fin de semana si quiera una hora.
Aquello lo hacía sentir como la peor persona del universo. Intento hablarlo con ella, decirle como se sentía y buscar una solución juntos, pero el corazón de ella le parecía tan delicado y frágil como el un avecilla y se negaba a hacerla sufrir, por lo tanto había decidido guardárselo y aquello había sido lo menos inteligente que había hecho en su vida, porque ese sentimiento no hacía más que crecer y hacerse más insoportable.
Había llegado a casa y pocas cosas le faltaban por empacar. Mañana se mudaría al nuevo departamento compartido, su casero había querido subirle la renta y aquello no podía costearlo. Desde que había empezado la universidad había tenido que mudarse y con ayuda de su padre esto era posible, ya que de lo contrario no podría estudiar música porque la universidad a la que iba estaba a más de cinco horas de camino de casa de su padre.
Fue a su cuarto ya casi vacío y se había recostado en la cama, sentía como la cabeza le dolía, hubiera querido tocar el piano para despejarse pero lo había mandado primero al lugar en el que estaría. Cuando decidió irse de ahí por el alta renta que le querían cobrar estaba seguro que le costaría encontrar un lugar donde vivir, la mayoría de la gente se negaba a tener de roomie un músico por que aquello conllevaba escucharlo practicar y no siempre todas las piezas salían al primer intento, había veces que tenía que practicar la misma pieza una y otra vez hasta que le saliera bien y eso desquiciaba a la gente, por eso se había esforzado y alegrado al encontrar y poder rentar un departamento para el solo, lamentablemente las cosas buenas duran poco o eso decían y ahora que le querían subir la renta tenía que irse de allí.
Por eso en la agencia donde fue a buscar roomie se sorprendió que casi al primer intento la ejecutiva le dijese que quien sería su roomie no tenía problema siempre y cuando no tocará en la madrugada.
Debido a ello no dudo más y acepto rentar ahí, no iba a tentar su suerte y arriesgarse a no encontrar nada justo cuando estaba a semanas de que su contrato venciera y tuviera que desalojar el lugar.
Su celular vibro y vio un mensaje en line de Lou Fa, le deseaba las buenas noches y agregaba el sticker de un conejo blanco mandándole besos.
Le contestó lo mejor que pudo, deseándole que descansará, cerró la aplicación y trato de distraerse mirando videos y al menos así pasó una hora cuando vio que el reloj marcaba ya las once. Tenía que dormir. Abrió de nuevo line y miro la vista previa del último mensaje que le mando a Kanda, el nunca ponía foto de perfil, así que ni así podía verle.
"Que no me llames, Moyashi, bakanda"
"Como sea, Moyashi. Ya vete a dormir"
Aquello era lo último que tenía de él, después solo figuraban sus mensajes de "hola" y la respuesta nula de Kanda.
Como si nunca los hubiera visto si quiera. Había estado tan tentado a llamarle, a enviarle algún mensaje o algo pero nunca lo hizo. Decidió dejar las cosas, Kanda estaba ocupado, él también, no tenían tiempo y pues así paso casi un año sin hablarse.
A menudo había pensado en Kanda, se preguntaba como estaría y el día de hoy no podía parar de pensar en el, de extrañarle, de sentirse como si hubiera perdido algo muy importante y que no supiera explicar que. Se sentía nostálgico y de sólo pensar no verlo se le hizo un nudo en la garganta. No supo como, ni de donde salió aquel impulso que le llevó a mandarle ese mensaje a Kanda seguido de un sticker del oso saludando.
"¡Hola!, ¿cómo estás?"
Fue todo lo que mandó. Por un momento se sintió estúpido, era noche a lo mejor no le contestaría. Decidió apagar su celular e irse a dormir, mañana tendría que estar muy temprano en el nuevo departamento desempacando las cosas y organizándose, por fortuna mañana no vería a Lou Fa y eso le tranquilizaba de una manera que le perturbaba y le hacia sentirse avergonzado de si mismo.
Sin más se acostó y poco a poco quedó dormido.
Al día siguiente, justo como pensó, estaba atareado, paso a la agencia por las llaves y justo cuando estaba subiendo las escaleras para llegar al tercer piso y conocer su nuevo lugar de residencia su celular sono y vio la vista previa del mensaje.
¡Era Kanda! Sintió su corazón latir más rápidamente y se sentía tan emocionado que juraría que hasta los ojos le brillaban, abrió el mensaje.
"¿Sigues teniendo el mismo número?" como lo esperaba, eran las ocho y Kanda ya estaba despierto, no tardó en contestarle afirmativamente y en menos de dos minutos estaba frente a la puerta del que sería su nuevo hogar cuando sonó su celular. Contestó y esperaba escuchar la voz de Kanda, en lugar de eso la puerta del departamento se abrió y casi le daba un infarto al verle ahí con su celular en la mano y mirándolo sorprendido.
-Moyashi.
No supo cuánto lo había extrañado hasta ese momento, en que lo vio, con su cabello corto y con un ligero flequillo. Se sintió como si hubiera despertado de un aletargamiento y por primera vez desde hace un año, se sintió emocionado y como si tuviera mil mariposas en su estómago.
Fue entonces que sintió como si hubiera despertado de un largo sueño y todas las piezas en su vida encajaran de golpe y se dio cuenta de la verdad y entendió que era aquello a lo que la gente se refería, y lo entendía por que lo estaba sintiendo ahora.
Le gustaba su roomie.
Notas de la autora:
Es la primera vez que acepto un reto y la primera palabra fue despertar, se supone que debía ser corto pero no se me da escribir poco, siento que no me puedo expresar pero aprovechando que el reto solo tenía un minimo de palabras y no un máximo, me anime. Espero les haya gustado y espero que las otras cuatro palabras y su consiguiente historia les agrade también, espero no me haya quedado muy mafufo, escribir en celular es la muerte Q.Q ¡Gracias por leer!
