Capítulo 1
Harry se encontraba herido, le dolía todo el cuerpo. Su ropa estaba desgarrada y llena de sangre. A lo lejos escuchó un sonido fuerte y atronador, era un rugido que llegaba desde una gran altura.
Al principio, ese sonido le había puesto la piel erizada, pero eso había sido hace una hora y media, porque eso es lo que llevaba peleando: una hora y media.
Se encontraba en un bosque luchando contra los gigantes que había reclutado Voldemort. Con él se encontraba algunos autores, Tonks, Ojoloco, Remus, Kinsley, Theo y los Weasley mayores de edad excepto Molly, Percy y Ron. Neville estaba en la Mansión Potter atendiendo a los heridos junto a Hermione, Luna y Ginny; Harry le había convencido a base de discusiones.
Empezó a correr hacia un gigante con el que estaba luchando Theo, el muchacho cayó desmayado t herido, muy herido. Con la ayuda de Bill le levantó y le quitó del medio.
- Llévale a la Mansión Potter, allí le pueden atender bien- dijo Harry.
- ¿Y tú? ¿Qué vas a hacer?
- Yo lucharé contra este gigante. Que te curen a ti también, Bill. Sólo quedan de pie dos gigantes y me puedo ocupar de ellos.
- Está bien. Ten cuidado.
Bill se desapareció con Theo. Harry se dio la vuelta y enfrentó al gigante.
Sólo quedaba él, Ojoloco, Kinsley y Remus contra uno sólo.
- Remus llévate a Ojoloco- dijo Harry- Kinsley ayudarle.
- Yo me quedo Harry.
- No. Estás herido Kinsley. Los tres necesitáis que os vean.
- Y a ti también. Soy tu tío y mi deber es quedarme.
- ¡No! Marchaos, que yo puedo sólo.
- Vámonos Remus- dijo el auror.
Cogieron a Ojoloco y se desaparecieron dejando sólo a Harry.
Harry apareció en la Mansión Potter después de asegurarse que el Ministerio echaría va los gigantes de allí.
- ¡Harry! Por Merlín, estás muy herido- dijo Ginny.
- Estoy bien. ¿Cómo está Theo?
- Todavía no ha despertado. Remus está de los nervios, iba a salir a buscarte- Ginny entró en una habitación empujándolo a él.
- No hace falta ya estoy aquí- se rió.
- Ven a tumbarte. Hay que curarte esas heridas.
Ginny salió de la habitación a por gasas y todo lo que necesitase. Harry se tumbó en la cama, estaba exhausto. Neville entró acompañado de Remus y Hermione.
- ¡Vaya! Estás hecho un desastre- dijo Neville.
- ¿Cómo estás Harry?- preguntó Remus.
- Bien pero ¿qué haces levantado? Hermione lleva a Moony a acostarse, necesita descansar.
- Pero...
- Pero nada. Hazme caso, Herms.
- Claro. Vámonos profesor Lupín.
Remus y Hermione salieron dejando sólos a Neville y Harry.
- Él está bien, ya le han curado las heridas. En realidad, todos están curados y están bien, el más grave es Theo pero Luna dice que sólo necesita descansar. Sólo quedas tú.
- Menos mal.
Neville le ayudó a quitarse la ropa, Harry no podía él solo. Ya que estaba en ropa interior entró Ginny con una bandeja con gasas, palangana, trapos y una jarra con agua.
Miró a Harry y se sonrojó.
- Yo me voy, te dejo en buenas manos- Neville salió.
- Túmbate que te curaré esas heridas- dijo Ginny mojando el trapo en agua.
Pasó el trapo por todas sus heridas con cuidando quitando la sangre, después le curó con pociones y le vendó con cuidado.
- ¿Cómo te encuentras?
- Bien. Gracias Ginny. ¿Se han tomado las pociones que dejé?
- Sí, todos excepto Theo y tú.
- ¿Cuántas quedan?
- Tres.
- Déjalas para Theo. ¿Y Ojoloco?
- Él está bien. Y tú te tomas la poción, eres el que peor está, todos dicen que te has enfrentado a los gigantes sin ayuda y que tú ayudabas a todos.
- Yo me he entrenado bien.
- Lo sé.
En ese momento entró Luna con una poción.
- Aquí tienes Harry. Tómatela.
- Y sin rechistar.
Harry se la tomó.
- ¿Todo bien Luna?- preguntó dándole el frasco vacío.
- Sí, Theo se ha despertado y ya se la ha tomado. Pero estamos sin ellas.
- Mañana haré más.
- Ahora tienes que descansar- dijo Ginny sin dejar que protestase- duérmete.
- Vosotras también que debéis estar cansadas con todo el trabajo que habéis hecho aquí.
Ellas asintieron.
Luna y Ginny salieron de la habitación cerrando la puerta detrás de ellas. Harry se quedó dormido pensando que dentro de tres días tenía que ir a Hogwarts para empezar su último curso.
