-¿Puedes venir? -dijo una voz instantáneamente.

-Hey, ¿que pasa? -contesté preocupada.

-Es un idiota. Está comprobado.

-Claro. Voy para allá - colgué él teléfono, tomé mi suéter y salí de la casa.

Sabia que era cuestión de tiempo para que él idiota que la tenía deslumbrada le fallara de nuevo. Conduje hacia su casa. Me estacione en su porche y toque la puerta tres al suelo. Él pequeño bonsái que él le había regalado estaba volteado en él suelo. Definitivamente él tipo la había cagado a proporciones olímpicas. Él ruido de la puerta abrirse me sacó del trance. Eleve la mirada hasta que mis ojos se encontraron con su rostro. Ahí estaba Rachel. Parada frente a su puerta, vestía aun su pijama y tenia la cara hinchada. A leguas podía notarse que no había tomado ningún descanso de llorar. Sus ojos se posaron en los mios. Abrió sus labios pero ninguna palabra salio de ellos.

- Está bien, no te esfuerces. -intervine. Sus labios se contrajeron en un puchero y corrió a mis brazos. La abracé con fuerza.

- Me lo advertiste -susurró a no oído - ¿por qué no te escuché? -recargó su cabeza en mi hombro.

-Porque eso nos pasa cuando nos enamoramos -levanté su rostro y saqué un pañuelo de mi bolso y limpie las lágrimas que corrían por sus mejillas. Después, lo coloque en su nariz. Me miró avergonzada.

-No... -Hágalo, señorita - le ordené.

Suspiró y sonó su nariz con él. Una vez que terminó guardé él pañuelo en mi bolso.

-Nunca entenderé cómo es que no te da asco eso - se quejó.

-¿Cuando entenderás que no hay algo de ti que me de asco? - hice una pausa - bueno, tus gustos para escoger chicos si me dan asco -bromeé. Sonrió y me golpeó juguetonamente él hombro.

-Te quiero -volvió a abrazarme.

-Te quiero más -bese su frente - pero por mas que te quiera, si seguimos acá afuera me iré. Muero de frío. - Bromeé.

-Pasa -tomó mi mano y me invitó a pasar. Entramos a su casa y nos sentamos en su sala.

Se recostó en mi hombro y nos quedamos un momento en silencio. No sabía si era prudente tocar él tema de una vez. Se veía muy afectada. Lo mejor era dejarla que fuera a su ritmo. Me quedé inmóvil perdida en mis pensamientos cuando su respiración golpeó mi cuello. Un escalofrío me recorrió por completo y me sonrojé. Bajé la mirada y posé mis ojos en ella. ¿Como podía alguien osar hacerle daño a algo tan bello, tan frágil, tan bueno? Besé su frente y susurré un "te quiero" y la dejé dormir. Recargue mi mentón en su cabeza y dormí un poco también.

Abrí los ojos y sentí su ausencia de inmediato. La busque con la mirada por la cocina y nada. Entonces la escuché sollozar en él baño. Suspire y me dirigí al baño. Toqué la puerta. Sus sollozos se detuvieron.

-¿Estas bien? - volví a tocar un par de veces la puerta.

-Si -hizo una pausa -en un momento salgo.

-¿Haz comido algo?

-No -sollozó - pero no tengo hambre.

-Me importa muy poco. Haré algo de comer en lo que sales o entro al baño a la fuerza. ¿Que dices? -no pude evitar sentir él impulso de entrar y abrazarla pero sabia que ella necesitaba su espacio.

-Está bien. - asentí y me dirigí a la cocina.

Revisé su cocina. ¿Hacia cuanto que no iba a hacer su despensa? Encontré un sobre de sopa instantánea. La tomé y comencé a prepararla. Peor era nada. Una vez lista, tome dos tazones y la serví. Tome un limón, lo partí y le puse un poco a mi sopa.

-Yo quiero uno - estaba parada frente a mi. Me sonrió... Al menos hizo su mejor intento de hacerlo. Definitivamente aquel idiota la había dejado devastada. Asentí y exprimí un limón en su sopa. Se sentó frente a mi y comenzó a comérsela. Serví jugo para ambas y le pasé su vaso. Tomó un sorbo y se llevo las manos a la frente y volvió a llorar. Me rompió él corazón. Ese idiota me las iba a pagar.

-¿Que pasó? - tome la iniciativa mientras me levantaba para sentarme a su lado.

-Jane me llamó. Me dijo que está saliendo con Lila desde hace meses. ¡Meses!

Me quedé atónita. Lo sospechaba. Se lo comenté una vez y casi nos peleamos por ello. Entonces decidí no hacer nada mas al respecto por mas que me matara. Ella tenía que tropezar para madurar.

- ¿Lila sabe algo?

- ¡No! -se exaltó - ¿tienes idea de como quedaría mi reputación? Dios, soy la puta mas grande del mundo...

-Hey, hey, hey. No digas eso -puse mi mano en su hombro y me rechazó molesta.

-¿Por que no? ¿Acaso no te das cuenta de que me estuve acostando con alguien con novia? -sentí como mi corazón se salto un latido. Obviamente sabia que ella era sexualmente activa, por Dios, era hermosa. Pero prefería estar ajena al tema.

-¿Tú y él...?

-Si - se llevó de nuevo las manos al rostro - lo peor es que no aguanto él impulso de llamarle. De pedirle que me explique todo.

-No, Rach. No quieres que te explique nada por él simple hecho de que todo está demasiado claro. Lo que quieres es que te vuelva a endulzar los oídos y tener pretexto para volver a caer. -se quedó en silencio y me miró avergonzada.

-Lo extraño tanto... -apreté mis puños. ¿Que tenia que hacer alguien para que un ser tan perfecto como Rachel Berry estuviera tan idiotizada? ¿Habia acaso un manual? Pagaría lo que fuera por él. Me aseguraría de que no sufriera nunca más. Podría jurarlo.

-¿Quieres ver algo? -me decidí a cambiar él tema.

-Si. Mejor -debió notar mi molestia, pues me miró extrañada. Subimos a su habitación.

Apague la luz y encendí su televisor. Abrí netflix y comenzamos a ver Supernatural. Yo seguía algo molesta. Así que me concentré en la serie. Sentía que me miraba pero la ignoraba. Tomó mi mano. Levanté una ceja y la mire con extrañeza. Me estaba observando. Tenía rato examinándome.

-¿Por que estás tan molesta conmigo? -me preguntó sin despegar sus ojos ni un solo segundo de mi.

-No estoy molesta. -mentí -¿Por que Cass se está comportando así? - cambié él tema. Tomó él control y apagó él televisor. Puse los ojos en blanco. Odiaba los momentos incómodos.

-Vamos Q, lo perdí a él. No quiero perderte a ti también. Eso fue la gota que derramó él vaso.

-¿Perderlo? ¿No ves que nunca lo tuviste acaso? ¡Nada mas se quería acostar contigo y ya! No entiendo por que le haces tanto show. -en cuanto mencione las últimas palabras supe que la había regado y feo. Ella me miraba atónita. Estaba al borde del llanto. -Rach, yo no quise...

-No. No te disculpes. Estoy cansada de que no te guste nadie para mi. Eres mi mejor amiga. Se supone que deberias de apoyarme. No criticar todo lo que hago -me atacó molesta.

-No es mi culpa que tengas especialidad en idiotas. -repuse. Sentí como la sangre subía a mi rostro.

-Pues es mejor enamorarme y fallar a no tener corazón. -me miró molesta.

-¿Eso que se supone que significa? -me crucé de brazos.

-Que en todo él tiempo que tengo conociéndote nunca te ha gustado nadie. ¿Que sabes del amor si no lo haz sentido nunca?

-Detente ahí, Berry -apreté mis puños molesta.

-Creo que todo esto es porque estás celosa. Pero a diferencia de ti -me señaló su dedo indice- yo si te voy a apoyar.

-¿Sabes? Quizá yo también tenga gusto por idiotas después de todo. -tome mi bolso y me levante de la cama.

-No te vayas... - me miro con esa cara que me encantaba - lo lamento mucho... No quise decirlo...

-Está bien, Rach. Vuelvo mañana. Hoy no estoy de humor.

-Te quiero...

-Y yo a ti -Sonreí. ¿Como podía ser tan bella?

-Duerme hoy conmigo -me pidió con un puchero.

-De verdad, vuelvo mañana -por mas que quisiera dormir a su lado estaba herida. -te lo prometo.

-¿Por él dedito? -levantó su meñique y no pude evitar sonreír.

- Por él dedito. -levante él mio y lo estreché con él suyo.