NUEVA HISTORIA, DISFRUTENLA!
FOR MONEY
Lore-chan
Durante 23 años tuvo la vida perfecta.
Vivió en un hermoso departamento en un exclusivo sector de New York a pocas cuadras del Central Park, tenía una familia muy unida, su madre era dueña de casa que se desvivía por hacerla feliz tanto a ella como a su marido y su padre era el protector del hogar… exitoso accionista de una prestigiosa firma. Ambos la trataron desde niña como una princesa, como la persona más delicada y fina que pisaba la tierra.
No se cansaban de decirle lo hermosa y perfecta que era y fue creciendo en una burbuja que ella jamás pensó que se rompería de un día para otro.
Era una chica muy guapa… largos cabellos castaños le caían delicadamente por su espalda rozando sus caderas, se le formaban pequeños rizos en las puntas que se movían con gracia cuando caminaba. Su rostro era angelical y delicado, armonioso… y todo aquello decorado por unos brillantes y expresivos ojos color miel. Los años le habían regalado un generoso busto, unas caderas delicadas y una estrecha cintura que parecía haber sido hecha a mano. Remataba su escultural figura unas largas piernas.
Parecía modelo… y de hecho lo fue.
A los 16 años comenzó a modelar contratada por una agencia. Había aparecido en uno que otro comercial y modelaba, si bien no profesionalmente (no esperaba ser un ángel de Victoria´s Secret) en eventos de la alta sociedad de Nueva York.
Su paso por la secundaria había dejado un millar de corazones rotos, muchos quisieron ser parte de su vida pero solo uno lo logró… y cómo no si aquel chico era la representación en vida de lo que un verdadero príncipe debía ser. Era rubio, alto, ojos verdes, su padre era actor de televisión y la sorprendía cada vez que podía con enormes ramos de flores, veladas en carísimos hoteles, es decir, era todo lo que había imaginado. Todo lo que ella merecía.
Todo parecía un cuento de hadas. Estaba en su maravillosa historia de princesa Disney. El novio perfecto, la familia perfecta, la vida soñada.
Ingresó a la universidad a estudiar Danza después de darse 3 años sabáticos en los cuales se dedicó a viajar, a pasarla bien… a vivir su juventud que estaba en pleno apogeo. Lamentablemente durante esos años de relajo su novio no pudo estar con ella ya que éste estudiaba arduamente para convertirse en Medico. Su inmadurez y ansias de libertad le pasó la cuenta y después de 4 años juntos la relación murió.
Y aquello fue solo el principio de la avalancha que se aproximaba.
No tuvo tiempo de sufrir por el rompimiento de su relación. Su padre falleció al día siguiente de un inesperado ataque al corazón, su madre la llamó justo después de colgarle a la agencia de modelos que le informaba que no le renovarían contrato. No ingresó a clase de flamenco y se fue directo a su hogar.
Luego del duelo comenzaron las preguntas… ¿qué harían ella y su madre? No podrían llevar el estilo de vida que tenían. Su madre jamás había trabajado. Pensó en las acciones que tenía su padre en la compañía pero su nulo conocimiento en cuanto al tema junto con el aprovechamiento de otro de los socios la dejaron sin nada. Había sido estafada y no sabía cómo defenderse.
Trató de buscar ayuda en las personas que creía eran amigos suyos pero se encontró con puertas cerradas, teléfonos apagados, correos sin contestar. Ahora que no tenía nada… todos desaparecían.
Michael, su ex novio, se había ido a San Francisco de interno a UCSF Medical Center un prestigioso hospital en el estado de California.
No tenía a quien acudir… estaba sola.
-Mimi… - le dijo su madre una tarde en que se encontraban en el enorme departamento ya vacío. Las deudas vencían y no había entrada de dinero. Vendieron todo – volveremos a Japón - ¿Volver a Japón?... se habían ido de aquel lejano país cuando ella tenía 10 años – no podemos seguir pagando el alquiler de este lugar.
-Puedo trabajar… - respondió desesperándose. No quería irse – puedo volver a modelar. Dejaré la universidad.
-Hija… tengo cáncer – interrumpió con la mirada cansada. Pudo ver como su hija la observaba sorprendida y con lágrimas en los ojos – Quiero morir en mi país.
Y su voz se quebró. La trigueña se acercó a abrazarla y juntas fueron deslizándose hasta el suelo unidas en un fuerte abrazo. Llorando desconsoladamente.
.
El día que llegó junto a su madre a Japón llovía a cantaros y cuando llegaron al departamento en el que habían vivido sus padres cuando se casaron y donde ella también vivió sus primeros años, vio que estaba todo mojado debido a las filtraciones.
No había dinero, lo poco y nada que tenían lo gastaron en los pasajes. Era hora de buscar trabajo.
La burbuja se había reventado. El lujo se había ido. Solo quedaba el dolor de perder a su padre y la angustia de no saber cuándo la muerte le arrebataría a su madre.
Pero mientras eso no ocurría tenía que pagar por los servicios básicos, la comida, la ropa… pero lo más importante debía pagar por las quimioterapias. Debía pagar el tratamiento de su madre.
Se armó de valor y salió en busca de trabajo. Buscó durante días. Lo primero fue en agencias de modelos… pero se encontró con que en la pequeña ciudad de Odaiba no habían muchas. De hecho había sólo una. Pensó en ir a Tokyo, pero necesitaba estar cerca de su madre ante cualquier emergencia.
Con haber cursado solo 2 años de danza en la universidad y no tener título aun, no la aceptaban como profesora en ninguna escuela.
Terminó de mesera en un pequeño restaurante que, afortunadamente, le quedaba tan cerca de su hogar como del hospital. Pero el tratamiento no era barato… la medicina tampoco. Hacer dobles turnos no alcanzaban a cubrir los gastos. Necesitaba otra fuente de trabajo.
-¡Mimi! – le llamaron sacándola de sus recuerdos. Una chica de cabellos rubios se acercó a ella - ¿Estas lista? tu cliente llega en 10 minutos.
-Si… - dudó. No parecía muy convencida.
-Recuerda que todo lo que hemos practicado...
-Lo sé… lo sé… - sacudió la cabeza convenciéndose una vez más que sí podía hacer lo que iba a hacer.
-Tranquila – le instó la rubia colocando sus manos en sus hombros para masajearlos - … Las primeras veces son las más complicadas. Pero agradece que eres bonita y que al menos los idiotas que pagan por estar contigo son bastante guapos. Y recuerda que no somos prostitutas cualquieras… somos escorts. No nos acostamos con cualquier imbécil, son personas importantes…
Aquellas palabras no la hacían sentir mejor, pero no tenía opción.
Su madre había empeorado, debió ser hospitalizada y el maldito dinero lo necesitaba con urgencia. Y como si el destino se estuviera burlando de ella, una tarde, mientras atendía en el restaurante y se preguntaba cómo pagaría la luz esa semana se le acercó un hombre un poco más alto que ella, pelirrojo y de ojos oscuros. Traía un laptop bajo el brazo. No le dijo mucho, simplemente que estaba buscando chicas atractivas como ella que quisieran tener un ingreso extra.
"Izumi Koushirou" leyó en la tarjeta y más abajo "representante". Su primer pensamiento fue que se trataba de un dueño de una agencia de modelos.
Esa misma tarde, tras salir del trabajo, fue a la dirección que le había dejado el pelirrojo. Era un edificio que se alzaba en una zona bastante respetable, así que le dio confianza. Tomo el ascensor y se bajó en el piso 10. El silencio en el pasillo era abrumador… habían 8 departamentos y el que ella buscaba estaba al final del corredor. A medida que se acercaba notó que sobre la puerta de departamento 1001 había una pequeña cámara de vigilancia. Iba a tocar el timbre pero la puerta se abrió rápidamente. Una chica de su porte y muy rubia la miraba con una sonrisa, Mimi se la hubiera respondido pero se sintió bastante cohibida al verla en portaligas.
Izumi Koushirou la invitó a pasar y la rubia, muy alegre, la tomó del brazo acompañándola al interior.
La chica no parecía tener ni una vergüenza en pasearse en ropa interior.
En cuanto se adentró al gigantesco departamento supo que algo no estaba bien… de hecho desde que esa chica en portaligas le había abierto la puerta, la situación le dio mala espina. Era un piso muy iluminado ya que contaba con amplios ventanales en una esquina había dispuesto un enorme escritorio y atrás de éste, sobre la única pared del lugar, habían varias pantallas que mostraban las imágenes capturadas de varias cámaras de seguridad.
-Me alegra que vinieras tan pronto – habló el pelirrojo apoyándose en el escritorio – la verdad es que encontrar chicas tan hermosas como tú y que acepten venir es complicado – la trigueña iba a abrir la boca para hablar pero no logro decir nada – Necesito que te saques la ropa por favor – dijo sin ni un preámbulo.
-¿C..cómo? – alcanzó a decir en un susurro. ¡Demonios eso no era una agencia de modelos! ¡Como tan ingenua!
-Que te saques la ropa… puedes quedar en ropa interior por el momento– dijo Izumi como si le estuviese pidiendo que le dijera su nombre – Zoe – se dirigió a la chica rubia que aún estaba a su lado – tómale las medidas - La chica asintió y se acercó a un mueble de dónde sacó una huincha de medir – Señorita Tachikawa te voy a hacer un par de preguntas… - y estiró su mano para alcanzar su laptop.
-Creo que esto es un terrible malentendido… - dijo Mimi asustada – Creí que…
-¿Que era una agencia de modelos…? - interrumpió Izumi y éste se pasó las manos por la cara como si comenzara a perder la paciencia – escucha… esto no es una agencia, pero necesito chicas como tú… chicas que parezcan modelos, chicas hermosas, que encandilen y que tengan un físico sacado de revista como el tuyo y que su apariencia sea de alta sociedad. Mi empresa se enfoca en grandes empresarios, personas importantes, muy reconocidas en todo Japón y debo ofrecer lo mejor del mercado… por eso te elegí a ti. Por eso elegí a Zoe – la muchacha nombrada esbozó un sonrisa tierna.
-En resumen… esto es prostitución – Mimi había entendido perfectamente todo.
-Damas de compañía suena mejor… - acotó la chica rubia con una dulce voz. La ojimiel la miró y su cara angelical, sus bellos ojos verdes y su cara que irradiaba ternura contrastaba totalmente con su imponente físico envuelto en esa pequeña y provocadora lencería – No es tan terrible como se ve… o como suena.
-Lo siento, no estoy interesada – Mimi se acomodó la cartera en el hombro. Iba a darse la vuelta cuando escuchó a Izumi.
-¿Cuánto ganaste la semana pasada, Zoe?
-400.000 yenes – respondió de inmediato.
-¿...Y cuantos días trabajaste?
-4 días.
Mimi se quedó callada dándoles la espalda. Con ese dinero podría pagar sin problemas el tratamiento de su madre, arreglar todos los desperfectos del departamento y vivir tranquila. MUY tranquila. Pero… tendría que entregar su cuerpo. Sexo por dinero, no podía imaginárselo.
-Tienes muchas cuentas impagas… - prosiguió el hombre - … estar sola con tu madre enferma después de perderlo todo incluido a tu padre debe ser muy duro… - Mimi volteó a mirarlo aterrada. ¿Cómo demonios sabia eso? – además de la estafa… llegar a Japón con una mano adelante y otra atrás…
-¿Cómo sabes todo eso? – preguntó asustada.
A modo de respuesta el pelirrojo levantó su laptop sacudiéndola
-Soy informático, hacker… sé todo. Puedo obtener cualquier tipo de información, pero no te preocupes si dices que no, no haré nada. No soy ese tipo de persona – le dijo al ver el rostro preocupado de la chica – necesitas esto tanto como yo. Estoy con altísima demanda y no sobreexploto a mi personal, por lo que estoy perdiendo clientes… escucha esto es 100% confidencial, al tener personas tan importantes e influyentes como clientes somos muy precavidos. Nadie sabrá que trabajas acá – Izumi se había acercado tanto a Mimi que ésta podía sentirlo respirar sobre su cabello – y si, es normal que pensaras que era una agencia de modelos ya que esa es nuestra fachada. Así no levantamos sospechas.
La pelea interna de Mimi era furiosa. Sabia qué no debía aceptar, pero sabía que necesitaba el dinero. Le habían enrostrado en su cara todas sus necesidades.
¡Demonios! No tenía un título… no tenía experiencia en nada… durante 23 años no hizo nada para resguardar su futuro. Solo tenía un cuerpo bonito… ¿iba a venderlo?... la respuesta le carcomía su interior… ¿Estaba dispuesta a venderse?
Cerró los ojos imaginándose a su madre sufriendo sin los medicamentos… sin las quimio.
-Puedes pensarlo y darme una respuesta…
-Está bien… - Mimi interrumpió a Izumi y botó el aire de sus pulmones en un gran suspiro de resignación - … acepto.
Zoe lanzó un gritito de felicidad y aplaudió contenta.
-Vamos a ser muy buenas amigas
Mimi no respondió. Izumi se habia vuelto a alejar de ella y volvía a apoyarse en su escritorio, la quedó mirando por un par de segundos y ella entendió de inmediato así que comenzó a sacarse la ropa. Ese día llevaba una camiseta holgada color verde pistacho y unos jeans medianamente ajustados, en cuanto se desprendió de ellas las dejó en un mueble cercano.
–wow! ¡Tienes un cuerpazo! – sonrió Zoe al verla con un delicado conjunto de seda color celeste cielo.
Mimi no se sentía tan avergonzada como pensó que estaría. Al parecer su paso por el mundo del modelaje donde debía desnudarse y cambiarse de ropa entre mucha gente había ayudado. Se quedó quieta mientras la rubia de ojos verdes le tomaba sus medidas.
-Eres casi perfecta – exclamó la muchacha – 89-58-88 … a que no, Izzy? - El pelirrojo asintió desde su escritorio sin despegar la vista de su computador – Izzy es un excelente jefe – le comentó a Mimi en un susurro– no es abusivo y jamás de los jamases lo verás mirarte de forma lasciva. Es todo un caballero.
Lo último Mimi podía afirmarlo ya que desde que había entrado a la oficina éste jamás miró a Zoe de una forma extraña siendo que la chica estaba en paños menores, al contrario, siempre la miró a la cara cuando se dirigió a ella. Y cuando Mimi comenzó a quitarse la ropa él se fue a sentar a su escritorio a perderse con su computadora.
-Necesito que me contestes algunas preguntas. Por favor acércate – pidió el pelirrojo.
Mimi se abrazó a si misma mientras se acercaba al hombre. En cuanto estuvo a poca distancia éste al fin despegó los ojos de la pantalla y le echó un vistazo de pies a cabeza… pero era una mirada examinadora, como si ella fuese una paciente y el un doctor que estaba buscando en su cuerpo alguna enfermedad. Se levantó y dio una vuelta alrededor de ella, la observaba con una mano puesta en su barbilla, la trigueña no pudo evitar sentirse intimidada.
-Necesito que te desnudes – dijo finalmente colocándose a su lado. -¿Tienes claro que te tendrás que desnudar bastante seguido desde ahora en adelante? – preguntó rápidamente al ver que la muchacha iba a protestar.
Mimi ni siquiera tuvo tiempo de sonrojarse por vergüenza… vergüenza era lo que menos sentía. Sentía impotencia de que desde que se desnudara frente a ese hombre ya no había vuelta atrás. Se iba a prostituir.
De mala gana se desabrochó el sostén dejándolo caer al suelo. Tenía mucha rabia y los ojos comenzaban a escocerle. Se bajó sus pantaletas rápidamente y con el pie las aproximó a su sujetador. Allí estaba completamente desnuda y mirando altivamente hacia la pared que estaba llena de televisores.
-Irás al gimnasio… - comenzó a hablar Izumi inspeccionándola como si fuera una pintura abstracta – 5 veces a la semana… Zoe te indicará cual es
Y sin que Mimi se lo esperara el pelirrojo le dio una nalgada haciendo que la chica soltara un grito de susto.
-¡Qué demonios haces! – gritó ella indignada. Una cosa era que la mirara y otra que la tocara. Y de esa forma.
-Necesitas endurecer tu trasero – dijo pasando por alto que le haya gritado – y además tienes resequedades a la altura de las costillas y entrepierna. SPA 3 veces por semana.
-¿Cómo voy a pagar todo eso?
-Izzy paga todo… - sonrió la rubia – Mañana te puedo acompañar para que te inscribas en el gimnasio. Es uno muy exclusivo y también cuenta por SPA. ¡Te va a encantar! ¡Hacen unos masajes que te mueres!
Mimi no podía entender la alegría de aquella chica. ¡Era prostituta! Pero hablaba de todo como si trabajara en una tienda de dulces.
-Te puedes vestir… - le indicó el único hombre presente – ahora vamos a las preguntas. Si bien tengo la mayoría de tus datos hay otros que no se consiguen en la red – sus ojos se pasearon por la pantalla de su laptop veloces mientras tecleaba - ¿Eres virgen?
-No – respondió de inmediato mientras terminaba de abrocharse el sostén.
-¿Te cuidas con algún tipo de anticonceptivo?
-Sí.
-¿Tienes algún tipo de enfermedad de transmisión sexual o te has contagiado de alguna?
-No.
-Necesito que me llenes la siguiente hoja para saber qué estas dispuesta a hacer y que no con nuestros clientes – le extendió un manojo de hojas que Mimi tomó en cuanto terminó de abrochar su pantalón - Además acabo de pedirte hora con nuestro médico para que te hagan un chequeo completo. Mañana a las 8 am
-¿No confías en lo que te dije? – la trigueña lo miró molesta.
-Quiero estar 100% seguro – respondió sin más – esta es una empresa de primer nivel. Comienza a acostumbrarte – y subió la mirada para encontrarse con sus ojos color miel – los chequeos son cada 6 meses. Mensualmente se te pesará y medirá. No puedes practicar ningún tipo de deporte extremo… el gimnasio es obligatorio… el Spa también lo es.
-Esto es peor que una agencia de modelos… -bufó Mimi por lo bajo e inmediatamente se arrepintió. ¡Claro que era peor! ¡Se iba a prostituir!
-En cuanto a los encuentros – siguió Izumi sin prestarle atención a lo que acababa de decir – Esta estrictamente prohibido no usar preservativo, si llego a enterarme de que no lo has usado me trabajas un mes gratis y créeme me voy a enterar. No puedes emborracharte con los clientes ni mucho menos consumir cualquier tipo de droga. No les debes preguntar su nombre ni cargo bajo ninguna circunstancia… aun cuando sepas quienes son.
-¡entendí… entendí perfectamente las reglas! – exclamó un poco harta.
-No… las reglas aún no terminan – Koushirou Izumi se levantó caminando tranquilamente hasta llegar frente a la trigueña – falta la más importante: te vas a acostar conmigo – finalizó serio.
-¡¿ah?!
Mimi retrocedió dos pasos incrédula. ¿Acostarse con él?... ¿era acaso un estúpido ritual donde las contratadas tenían que acostarse con el jefe para ser aceptadas?
-No es un ritual ni nada parecido – le dijo como si hubiera leído su mente – te voy a enseñar cómo trabajar. Zoe también te va ayudar, pero hay cosas que por ser obvias no va a poder hacerlo.
-Sé perfectamente cómo hacerlo… - y se cruzó de brazos.
-Entonces no tendrás ningún problema en demostrarlo. No te voy a contratar sin saber qué puedes ofrecer. Puedes ser muy bonita, puedes tener un cuerpo de infarto… pero si no sabes cómo comportarte en la cama, no me sirves.
Mimi enterró sus uñas en sus brazos. ¿Estaba preparada? Ya se había desnudado frente a él… pero acostarse con él era… ¡No sabía ni qué pensar! Iba a prostituirse… tenía que empezar a pensar fríamente, ya no más "hacer el amor" … desde ahora era olvidarse de cualquier duda, cualquier congoja y entregarse a cualquier hombre para poder pagar sus cuentas y la enfermedad de su madre.
No más princesa, no más niña buena…
-¿Te lo demuestro ahora? – preguntó mostrándose seria.
Izumi le dio una señal a Zoe y esta rápidamente desapareció detrás de una de las puertas del departamento. Una vez que ésta ya no estaba el pelirrojo invitó a Mimi a seguirlo a otra de las puertas del lugar una que hallaba cercano a su escritorio.
Ambos iban muy serios, aunque la seriedad de ella era solo una máscara para esconder el profundo temor y nerviosismo que la embargaba. Sentía que tiritaba pero no quería mostrarse dubitativa.
En cuanto cruzó la puerta que su jefe le abría pudo notar que era una habitación muy simple, una cama sin respaldo y sin mesitas de noche era lo único que adornaba el lugar. La cama no estaba hecha por lo que se preguntó si Izumi dormía ahí.
-Vamos a empezar con algo muy simple – le dijo él a sus espaldas. Estaba tan cerca que podía sentir su pecho subir y bajar cuando respiraba – da la vuelta – pidió con una inusual amabilidad. Ella obedeció y se encontró de frente con su nuevo jefe, eran casi del mismo porte pero él tenía un algo que infundía respeto, no se sentía frente a su depravado sexual o a un violador… era extraña la sensación que la recorría en esos instantes.-Bésame.
Pero no pudo. Estaba totalmente cohibida.
¿En qué momento pensó que prostituirse era fácil? Mostrarse en ropa interior… estar desnuda… era una cosa… pero ir a la acción misma del asunto era completamente diferente. Comenzó a temblar.
-no puedo… - dijo con un hilo de voz.
-¿Entiendes por qué no puedo llegar y enviarte a "trabajar" de una buena vez? – ella asintió – eres físicamente perfecta, pero no tienes las habilidades de seducción que se necesita en esto.
-Yo…
-¿Quieres realmente este trabajo?
No. No quería ese trabajo. Pero lo necesitaba urgentemente.
En ningún otro lugar ganaría el dinero que podía obtener allí y el recuerdo de su madre convaleciente se coló en sus pensamientos.
Tenía que hacerlo.
-Sí, lo quiero
Y tomó entre sus manos el rostro del pelirrojo para rápidamente unir sus bocas encontrándose con unos labios suaves y cálidos. Metió su lengua en cuanto su jefe abrió su boca, entregándole un beso apasionado, caliente… ardiente. Lo besó por largo minutos jugando con su lengua y solo se separó cuando tuvo la necesidad de tomar aire. En cuanto se alejó pudo notar que él en ningún momento la tocó, seguía en la misma posición… de hecho no había ni cerrado los ojos.
Mimi soltó su rostro y lo miró extrañada.
-¿Tan mal estuve? – preguntó en un murmullo.
-te falta picardía… misterio… pasión – respondió él colocando su mano en su mentón pensando – Tienes que hacerle creer al hombre que está en frente tuyo que no hay nadie como él. Que no deseas a nadie como lo deseas a él… que es único. Debes mentir y no sabes hacerlo. Sentí la mentira en tu beso… no besas mal, pero podrías hacerlo mucho mejor.
-¿Es esto una clase de cómo ser buena prostituta? – Mimi se había sentido ofendida con el "no besas mal, pero podrías hacerlo mucho mejor"
-Tómalo como una clase… aprende. Porque te tienes que convertir en una experta – de pronto él tomó las manos de la trigueña y las colocó en su pecho – primero… masajea, acaricia con delicadeza– Izumi llevaba las manos de Mimi haciéndolas subir y bajar en un tenue roce que comenzaba desde su estómago subiendo por su pecho y terminando tras la nuca – introduce tus manos en su cabello como su estuvieses peinando cada hebra una a una y siempre – le dijo sin apartar sus negros ojos de los color miel de ella – siempre has contacto visual. Nada de sonrojos, nada de vergüenza… tú eres la experta. No él.
Mimi no lograba decir absolutamente nada. Estaba perdida en esa oscura mirada, le hablaba con tal seguridad que la atontaba, se sentía seducida y entendió que era exactamente lo que ella debía hacer con sus "clientes", seducirlos… inquietarlos. Izumi en ningún momento había perdido la postura. Siempre serio como si estuviese enseñando matemática cuántica.
-Una vez que lo tengas… - y el pelirrojo la tomó con fuerza por la cintura pegándolo a su cuerpo. Estaban tan juntos que podía sentir cada centímetro de piel de su jefe – cuando veas que cayó en el hechizo – se fue acercando lentamente a su boca quedando a escasos milímetros, rozándolos – sólo ahí puedes besarlo… primero lento – posó sus labios sobre los de ella y de inmediato se separó – luego más fuerte – se apoderó de sus labios pero sin meter su lengua – y finalmente rematas con profundidad – y tras morderle el labio inferior introdujo su lengua hasta lo más hondo. Mimi no pudo evitar gemir de placer. Jamás la habían besado de esa forma. Sentía un calor recorrerle por todo el cuerpo. Izumi tomó su nuca y ladeó su cabeza para continuar besándola como si no hubiese mañana.
Quizás fueron segundos, pero para ella fueron horas y horas de un beso exquisito.
-Tienes que besarlo de una forma que quiera siempre más – le susurró una vez que se separó.
Izumi caminó hasta la cama y le hizo una señal para que se acercara. Ella fue a su encuentro aun atontada por tamaño beso recibido. Si esa fue la clase del beso, no quería ni pensar cómo era la clase en la cama.
-Despabila – dijo él al verla en las nubes – aun no terminamos.
Durante esa tarde, Koushirou Izumi le enseñó donde tocar, donde besar, qué decir, cuando fingir, como fingir, como gemir, como moverse, cuando sonreír, como sacarse la ropa, como sacar la ropa. La parte que más le incomodó fue aprender a colocar un preservativo. Eso siempre fue tema de su novio, ella jamás había colocado uno.
Se sintió tonta e ignorante en muchos aspectos a medida que se acostaba con su jefe, cada vez que iba a hacer algo, éste la corregía. Si le tocaba la espalda desnuda… le decía que lo estaba haciendo mal. Cuando él entró en Mimi después de una hora de aprender a hacer un buen preámbulo, le dijo que debía exagerar sus gemidos, debía retorcerse más, tirar el pelo y tocarse. La embistió en primera instancia con suavidad porque le comentó que habían hombres que se lo harían de esa forma y después entraba y salía con tanta bestialidad que la cama se movía con cada embestida… fue cuando entre jadeos le dijo que habrían otros muy brutos. Debía estar preparada para cualquier tipo de hombre.
Mimi llegó al clímax después de casi 40 minutos de "clases", pero Izumi no le dio tregua y en un rápido movimiento la sentó sobre él y le exigió que continuara. "Van a haber hombres que no se van a saciar tan fácilmente" le dijo. Ella cabalgó sobre su jefe mientras este le decía que se tomara el cabello, que se lo tirara con las manos, que se acariciara los senos y que siempre, siempre gimiera como si fuera el mejor sexo que estaba teniendo.
Cuando llegó por tercera vez, las piernas no le respondieron. Izumi se separó de ella rápidamente y salió de la cama a medida que se sacaba el condón.
-Tienes que seguir practicando – le comentó a medida que comenzaba a vestirse y siempre muy serio - ¿Cuándo puedes comenzar?
Mimi se sentó en la cama con la respiración agitada. Lo habían hecho sin parar durante 3 horas. No lograba entender como él estaba allí tan impávido y tan tranquilo.
-Yo… puedo…empezar…el lunes – jadeó. ¡Demonios le había encantado hacerlo con el!
-Necesito que ingreses al gimnasio lo antes posible tienes que adquirir resistencia física. Dile a Zoe que te contrate un personal trainer.
Una vez que estuvo vestido y Mimi también salieron de la habitación como si nada hubiera pasado. Zoe estaba sentada en un sillón de cuero leyendo una revista de moda y con los audífonos puestos, en cuanto los vio esbozó una gran sonrisa y se levantó de un salto. La trigueña notó que ya no estaba solo en ropa interior sino que se había puesto un lindo vestido color crema semiplato que le quedada a media rodilla. Cualquiera que la mirase en la calle pensaría que era una inocente niña.
-¿Algún problema mientras no estuve? – preguntó Izumi sentándose tras su escritorio.
-Tuve que cancelar algunos nombres Izzy – Zoe lo miró preocupada – están todas ocupadas y yo no podía ir.
-No te preocupes, Mimi empieza el lunes así que comenzamos a agendar.
-¿Comienzas el lunes?...¡Genial! – sonrió la rubia.
-Zoe, mañana tienes que acompañarla al médico y al gimnasio.
-No hay problema
Mimi observaba todo y no daba crédito que todo fuese tan normal. Acababa de acostarse con su jefe durante 3 horas y él estaba como si nada. Y Zoe sonriendo como si todo fuese un juego.
De pronto cayó en cuenta que ya era las once de la noche y que mañana debía levantarse temprano para ir al doctor que le habían impuesto y que después debía volver al restaurante a ser una simple mesera. Iba a comenzar a tener una doble vida
.
Eran las 7.45 am y Mimi se encontraba fuera de una consulta privada muy cerca del hospital donde estaba su madre hospitalizada. Pensó en que si salía temprano del chequeo podría pasar a visitarla un rato ahora y después durante su horario de almuerzo.
Anoche se había quedado dormida pensando en todo lo que había sucedido el día de ayer, desde que atravesó el umbral del departamento de Izumi hasta que se había dejado caer agotada en su cama. En solo 4 horas su vida había cambiado totalmente.
-Ya van a ser las 8… - comentó Zoe a su lado que ojeaba una revista – después nos vamos a inscribir al gimnasio.
La trigueña miró de reojo a la muchacha. Hoy llevaba puesto unos jeans junto a una bella blusa blanca con encajes y adornando su cabello rubio una cinta anaranjada. No podía negar que la chica era realmente hermosa y que al estar vestida así pasaba fácilmente por una ingenua niña. Pero eso era solo su máscara, una máscara que Mimi también comenzaría a usar.
Zoe la había ido a buscar a su mismo departamento a las 7.00 am. La dirección la obtuvo por Izumi obviamente. Le intrigaba que tipo de relación podía tener con su ahora jefe. Ambos se notaban muy cercanos el uno del otro. Pero lo que más le intrigaba era la felicidad extrema que irradiaba Zoe.¿Como una mujer que se dedica a la prostitución podía ser tan feliz? O ¿acaso escondía algo tras esa felicidad?.
Durante su camino a la consulta supo que apenas tenía 21 años y que llevaba "trabajando" 3 años. Estaba sola en Japón ya que su familia estaba en Italia, no le quiso responder porqué se había ido… simplemente esbozó una gran sonrisa y continuó tarareando una canción que nunca supo de quien era.
-¿Mimi Tachikawa? – llamó un joven alto de cabellos azules y ojos negros.
-¡Mimi!, te llaman – dijo Zoe colocándose de pie de un salto.
La ojimiel se levantó y alisó unas arrugas imaginarias de su vestido celeste.
Caminó hasta el hombre que la había llamado y entró en su consulta junto a la rubia.
-¡Hola Joe! – saludó Zoe al hombre dándole un beso en la mejilla.
-Hola pequeña – dijo el susodicho palpando su cabeza como un padre a una hija.
-Ella es Mimi… Izzy pidió chequeo completo.
Mimi dio un respingo, ¿acaso ese hombre sabía exactamente por qué iba? Ahora sí que estaba avergonzada, pero no lo externalizó. Sus años en Estados Unidos le ayudaron a controlar sus sonrojos. Muy pocas cosas la ponían colorada.
De todas formas su vergüenza se traducía en la sudoración de la palma de sus manos y en el fuerte palpitar de su corazón. Sentía que solo falto que Zoe dijera: "Ella es la nueva prostituta que hemos contratado"
-Un gusto señorita Tachikawa, Joe Kido – saludó él con mucha caballerosidad.
-Un gusto igualmente.
-Por favor sáquese la ropa.
Otro respingo… ¡¿Qué demonios?! En menos de dos días ya tenía que desnudarse ante 2 hombres distintos.
Dios… ya se sentía como una cualquiera.
Y el sacarse la ropa ante desconocidos recién comenzaba…
Continuara…
QUE TAL?
SIGO O NO?
ESTOY TRABAJANDO EN LOS OTROS CAPITULOS DE MIS OTROS FF'S… ASI QUE NO PREOCUPEN.
ESPERO SUS RR'S Y DESDE AHORA LOS RESPONDO TODOS, ES LO MINIMO ;)
ABRAZOS,
