1)

El futuro solamente depende de decisiones, y yo acepte ser la empleada en una casa adinerada por qué necesitaba dinero ¿Porqué deseaba dinero? La respuesta era bastante simple, servía para cumplir los deseos que mi padres siendo papá un capataz y mamá una ama de casa no podían cumplirlos. Me crié toda la infancia en una pequeña finca en los adentros del pueblo. Rodeada de animales y árboles. Todos los días madrugaba para caminar durante media hora todo un camino lleno de piedras y polvo para llegar al instituto. Alegremente eso se término y el título de haber terminado la secundaria mi madre lo colocó en un cuadro el cual fue colgado en la pared. Tenía que ayudar a ordeñar vacas, dar de comer a gallinas, ayudar a quitar las malas hiervas que crecian en el campo. Mis uñas se hicieron pedazos. Amaba a mis padres pero estancarme como ellos era algo que no tenía en mente. Lo que yo quería era sencillo, trabajaría todo un año, conseguiria mucho dinero para viajar a la ciudad, compraria vestidos y zapatos de taco elegantes frecuentaria lugares para gente rica y algun hombre debía fijarse en mi. Como él será millonario yo también lo seré. Depositare dinero a mis padres cada mes, les comprare una hacienda inmensa, pagaré trabajadores para que mi padre no tenga que esforzarse tanto y lo visitaré bastante seguido. Es mi plan, el objetivo que persigo.

La mansión Uchiha queda también en una parte bastante profunda del pueblo, el tiempo que se demora en llegar desde el pueblo es una hora completa. La hacienda es demasiado extensa y cuando pregunté a la señora Mikoto hasta donde llegaba el sendero con una sonrisa mencionó que ni ella mismo lo sabía. Eran millonarios, tanto que ambos hijos Uchiha vivían en el extranjero.

En esa casa yo era una empleada a tiempo completo dormía en un pequeño cuarto de la mansión que era para las servidumbre. Mi tarea era servir platos, recogerlos, lavarlos. Colocar ropa sucia en la lavadora, llevar agua para los trabajadores de los cultivos, acompañar a Mikoto cuando fuera a montar a caballo y otras tareas sencillas. De la cocina se encargaba una mujer mayor que se llamaba Tsunade era bastante proporcionada. Aparte de mi habian dos sirvientas mas. Shizune que también era mayor a mi y Tayuya ambas se compartían el trabajo de la limpieza de la mansión a veces me veía incluida, eso dependía del humor de la señora Mikoto la cual era bastante bipolar, a veces me gritaba diciendo que no hago las cosas bien y otra me consentia regalandome cremas que no le gustaban, aretes, cadenas, perfumes, ermujer amable al menos es lo que en ese entonces creía. La paga era bastante buena y si podía quedarme durante todo un año incluso podía pagar mis estudios en una universidad.

Dos semanas después de llegar a trabajar en aquella casa durante una mañana que el sol brillaba con mucha intensidad se nos informó que llegarían del extranjero a pasar vacaciones algunos familiares, el hijo menor, Sasuke que tenía quince años yo le ganaba con cuatro, Itachi el mayor de veinte años, los primos, Hinata de dieciséis y Neji de dieciocho,

La noticia si me afecto un poco, más personas significaba más platos y ropa que lavar. Cerca de la hora para la merienda venía de dar agua a los trabajadores y observe dos camionetas estacionadas una de ellas aplasto la parte del jardín donde se encontraban las rosas rojas. Me apresure en entrar a la casa por la puerta trasera. Mire mi uniforme por si acaso estaba sucio y llegue hasta la cocina.

-Niña apresurate lleva las jarras con el jugo.- asenti y tome entre mis manos la bonita jarra de cristal. Fui hasta al comedor, la mesa en la que solían compartir únicamente Fugaku y Mikoto ahora estaba con la mitad de los asientos ocupados. Me dirigí a la mesa y coloque la jarra con el jugo de naranja. Los demás platos ya estaban servidos y Tayuya y Shizune ya estaban en los extremos de la mesa esperando a que todos terminaran de comer o si a alguien se le ofrecía algo,

Mientras servía el jugo de naranja en los vasos me iba percatando disimuladamente de los rostros de cada uno. Sasuke tenía cabello negro con reflejos azules y ojos intensos color negros. Para tener quince años aún sentado pude darme cuenta que era alto. Itachi era la versión madura de Sasuke en su rostro se notaba experiencia. Pase una vista rápida por los demás Hinata tenía un largo cabello azul oscuro y ojos perla. Neji cabello castaño y ojos del mismo color que su prima. Se percato de mi observación y aún así le mantuve la mirada fija hasta cuando terminé de servir al Üchiha menor.

Al día siguiente era sábado, como todas las mañanas me levanté bastante temprano. Ayude en la cocina a Tsunade y cuando dieron las ocho subí a arreglar las sábanas del cuarto de la señora Mikoto. Para esa hora su esposo y ella estaban en el comedor al igual que el resto de la familia. Decidí arreglar todas las habitaciones de una vez. Mi penúltima habitación por arreglar era la de Sasuke. Levanté las sábanas que estaban desarregladas, en la cómoda el celular empezó a parpadear una y otra vez me acerqué despacio y entonces una melodía un tanto tenebrosa sonó con tanta fuerza que salté hacia atrás asustada. Volví a las sábanas con mi corazón latiendo bastante rápido. El sonido de la puerta al abrirse aumento el horrible pánico que aún no se me quitaba luego del susto. Lleve mi mano a mi pecho e intenté normalizar mi respiración, temple las puntas de las sábanas y coloque las almohadas en el lugar correcto. Me gire dispuesta a salir, pero él con las manos en los bolsillos en medio de la puerta me impedía caminar hacia la salida. De pie frente a él me di cuenta que me ganaba con unos pocos centímetros en altura.

-Buenos días.- mencioné educadamente sin mirarlo, era un niño aún ¿no?

-Tú nombre.-

-Sakura.- abrí la boca para decir mi apellido pero el negó con su cabeza.

-Eres bastante tonta, no sabes cumplir órdenes.- levanté mis cejas mostrando enfado y el sonrio de lado. Me recorrió con la vista desde los pies hasta el rostro. Tenía cuatro años menos que yo y aún así me sentí realmente intimidada. Su voz era firme y ronca y su mirada retadora y profunda.

-Tengo trabajo por hacer, permiso por favor.- en vez de moverse estiro su mano y agarró un mechon de mi cabello y lo acaricio despacio.

-¿Te he dicho que puedes irte?.- Le quite mi cabello de su mano.

-No, pero no tengo que recibir tus órdenes, tú madre me contrató, la obedezco a ella.-

Una sonrisa maliciosa se formó en sus labios y me permitió salir. Camine despacio para que no se percatara lo perturbada que estaba por aquel encuentró.

En la hora del almuerzo llene las botellas con agua y me dispuse ir a dejarselas a los trabajadores, antes de salir la señora Mikoto me llamo a su despacho.

-Desde ahora serás la empleada personal de mi hijo menor.- contuve la sonrisa que quería formarse en mi rostro, ¿Acaso era un bebé para necesitar de una empleada personal?

-Creo que su hijo es bastante grandecito para necesitar una empleada sólo para él.- ella levantó la mirada de sus papeles y me brindó una sonrisa. Agradeci su buen humor.

-El abuelo de Sasuke murió hace un año, toda, absolutamente toda la herencia se la dejó a mi pequeño hijo, si trabajas para él no te arrepentiras, estoy segura que te pagara un sueldo mayor al que yo te pago.-

-No quiero ser la empleada personal de su hijo, yo estoy bien trabajando para usted.-

Se levantó y se acercó un poco a mi, la sonrisa que antes estaba en su rostro desaparecio.

-Entonces pequeña Sakura, estas despedida.-

Sasuke tenía quince años, no podía ser tan malo ser su empleada, lo malo sería que me obligue a lavar sus boxers a mano. Mis uñas se dañarian. Él sólo era un muchacho malcriado que se enojó por qué dije que sólo obedeceria a su madre. No podía regresar a casa, no sin un marido con dinero.

-Bien seré la sirvienta de su hijo.- Una satisfactoria sonrisa ilumino su rostro.

-Ve a buscarlo, esta en su habitación.-

-¿De verdad cree que me pague más que usted?

-A él le gusta desperdiciar billetes de cien como si se tratarán de un dólar, si cumples sus caprichos obtendrás buenas ganancias.- ¿Caprichos? Respiré profundo y aleje mis pensamientos del sector peligroso a donde se dirigían.

Golpee su puerta un par de veces y a la quinta vez se digno en abrir. Vestía unos jeans y una camiseta negra. Su rostro aún tenía rasgos inocentes era imposible que deseara hacer cosas malas conmigo.

-Asi que aceptaste.-

-No me quedo opciones, la señora Mikoto iba a despedirme. Exactamente ¿Qué es lo que debo hacer?.-

-Obedecer órdenes, haces lo que yo diga, hablas cuando te lo permita. ¿Entiendes?.-

-No crees que estas exagerando.-

-Eres una mujer bastante insolente.- con lentos pasos se acerco hasta la cama y se sentó.- Sakura ¿verdad? Que seas mayor que yo no te da derecho a no respetarme.-

Negue con la cabeza, de repente me sentí muy pequeña, él tenía razón, en ese lugar quien tenía dinero era él y yo no.

-Disculpeme joven Sasuke.-

-Saldremos al pueblo comprare algunas cosas que necesito.-

Las únicas tiendas del pueblo que eran grandes, eran la de alimentos y la de ropa. Primero fuimos a la de ropa me sentía extraña siguiendolo a todas partes con mi uniforme de sirvienta. Lucía bien en mi, era un vestido negro de mangas cortas con encajes blancos que llegaba más arriba de las rodillas con un delantal blanco que cubria la parte de la falda, los zapatos eran de taco pequeño negros. Las miradas de los demás no dejaban de caer en nosotros. Me quede de pie a un lado del vestidor donde el se probaba algunas camisetas.

Cuando sentí su mano agarrar mi brazo por las cortinas me deje llevar por él. Estaba sin camiseta, me solté de él apenas estuvimos en aquel espacio cerrado, había un espejo bastante grande pegado en la pared. Mire mi rostro por pocos segundos, mis ojos verdes eran lo que mas me gustaba. Quite la mirada del espejo y regrese mi vista hacia él. Me observaba fijamente, su pecho no tenía pelos era completamente blanco. Coloque mi mano en su abdomen no se sentía aguado, estaba duro quizás practicaba algún deporte.

De repente empezó a hacer mucho calor, demasiado para ser exacta. No se si fue el hecho de que él tenga quince años y desprendia una inocencia mezclada con algo de arrogancia y prepotencia. O el que las palabras de Mikoto acerca de cumplir caprichos a cambio de más dinero llegarán a mi mente. O también podía culpar a mis hormonas y mi cuerpo que pedían a un hombre lo que me hizo arrinconarlo contra la pared y besarlo. Besarlo profundamente, envolver mi lengua con la suya y acariciar su cuello y su cabello mientras restregaba mas mi cuerpo contra él. Se notaba inexperiencia, mucha. Sus manos no se movían de mi cintura permanecían quietas en vez de estar sobando mi trasero o mis pechos. Cuando me separé sus ojos negros permanecían fijos en mis labios.

-Discúlpeme joven Sasuke.- me aleje de él.- Perdon.- agaché mi cabeza como si estuviera arrepentida, no lo estaba, me pareció divertido el someter a ese chico que actuaba como si el mundo girara a su alrededor.

Su sabor lo tenía en mi boca y me gustó.

-Dile que cobren toda esta ropa.- me entregó la tarjeta de crédito, me colocó varias camisetas, camisas y pantalones en las manos

Salí del vestidor con todas aquellas prendas de ropa en las manos, camine a paso lento hasta llegar a la caja e hice lo que me ordenó. Me entregaron cerca de seis fundas. Las agarré a todas como pude y regrese a los vestidores en busca de Sasuke. Él sentado en un sofá leyendo una revista se levantó a penas me vio.

-Eres lenta, apresurate que empieza a anochecer.-

Camino bastante rápido a duras penas con el peso de las fundas podía seguír su paso. Llegamos a la camioneta y subí todas las fundas de ropa en los asientos de atrás. Iba a subirme en la parte de delante, creí que me dejaría ir a su lado, tal vez como una muestra que mi beso le había gustado.

-No puedes, sube a los asientos de atrás.-

-Tu ropa los a dejado llenos.-

-Entonces debiste ponerlas en el cajón.-

-Si lo hacia se irían volando.-

-Mierda, sólo te dejaré por esta vez.-

-Olvidelo joven Sasuke.- le brinde una sonrisa.- Ire en el cajón.- desprendi mis manos de la puerta de copiloto y camine hasta la parte de atrás de la camioneta. Me cogí la falda entre las piernas para que no se me viera nada en el momento de subir y conseguí subirme en el cajón. Me senté en el suelo y mire a mi alrededor algunos me observaban curiosos, me daba igual. Vivía como me dictaban mis pensamientos que lo hiciera. Que Sasuke me tratara como si no valiera nada no significaba que yo pensara igual. Yo sabía lo hermosa que era. Ojos verdes no los tenían cualquiera. Cabello rosa tampoco. No era gorda, soy delgada, con una cintura pequeña, piernas rectas y un trasero firme. Mi piel es suave, suave y huele bien. Se leer y escribir, soy inteligente tanto o más que él. Y que los demás me vieran como si fuera menos me importaba un carajo.

Llegamos a la mansión a las siete de la noche, el polvo del camino empedrado estaba incrustado en mi ropa y mi rostro. Baje y abrí la puerta de la camioneta y saqué todas las fundas. Cuando entramos a la casa él fue al comedor y yo subí a dejar toda las fundas en su habitación. Tenía hambre y aún debía colgar toda la ropa en los armadores. Mientras colgaba prenda por prenda ansiaba darme una ducha y quitar el polvo de mi cabello. Terminé después de media hora.y a paso apresurado me dirigí hasta la cocina.

Tsunade me sirvió la comida y colocó mi plato en la pequeña mesa de la cocina para cuatro donde comiamos las tres empleadas de la casa.

-¿Cómo te trata Sasuke?.- me interrogo Shizune.

-Sigo prefiriendo a la señora Mikoto.- Tayuya sonrio.

-Es un mocoso.- murmuro Tsunade..- usa tus encantos.- movió sus senos un poco.- y acaba con él Sakura.-

No pude evitar no reír ante su comentario. Y tuve ganas de decirle que si lo bese y me restregue contra él y aún así siguió tratandome con desprecio. Sin embargo preferí no decirlo.

-Es un muchacho difícil.- clave mi tenedor en el tallarin.- sin embargo necesito el dinero.-

Para ahorrarlo y viajar a la ciudad.

...

Mi segundo día como sirvienta de Sasuke empezó con una mañana nublada y sin sol. Me levanté como siempre bastante temprano y corrí hacia la cocina. Ayude a Tsunade a exprimir naranjas y comí mi desayuno. Llame a mi madre del teléfono de la casa aprovechando que todos dormían y luego procurando que Sasuke ya estuviera en la mesa me dirigí a su habitación a arreglar su cama y nuevamente entró mientras yo terminaba de arreglar su almohada.

-Buenos días joven Sasuke.-

-¿Por qué no estás en el comedor?.-

-Tayuya y Shizune se encargan de arreglar el desayuno.-

-Idiota.- mencionó llevando una mano a su frente.- Lo que yo como debe ser servido por ti, por algo eres una sirvienta personal ¿no crees?.-

-¿También debo cocinar?.-

-No.- Miro mis manos y mis uñas pintadas de un color rosa intenso y luego me observó al rostro.- Sólo sirveme.-

Le regalé una sonrisa y salí de su habitación. En el comedor en vez de quedarme cerca de la señora Mikoto donde antes era mi lugar, estaba cerca de Sasuke sirviendole a él.

-Sakura.- mencionó Fugaku, levanté mi mirada hacia él y asenti con mi cabeza en señal de obediencia.- Puedes retirarte.-

Me gire dipuesta a irme pero la voz de Sasuke me lo impidió.

-¿He dicho que puedes retirarte?.-

-¿Qué significa esto Mikoto?.-

-Sakura ahora es la sirvienta de Sasuke, recibirá sólo sus órdenes.-

-Como siempre cumpliendo todos los caprichos de tú hijo.-

-Es tú hijo también.-

-Sakura retirate.-

-Muevete y pierdes tu trabajo.- hablo con voz firme Mikoto.

Sasuke sin terminar de comer se levantó.

-Vamos.-

-Permiso.- incline mi cabeza antes de retirarme de la mesa y seguir a Sasuke hacia la salida de la casa. Era demasiado obvio que a Fugaku no le agradaba el que Mikoto siempre consienta al pequeño Sasuke, lo malo fue haberme visto involucrada en la discusión. Sasuke subió al puesto de conductor en la camioneta y yo me dirigí nuevamente el cajón. Espere a que el empezará a conducir pero se estaba demorando mucho.

-Bajá.-

-No quiero ensuciar su asiento joven Sasuke.-

-¿Quieres llenarte de polvo nuevamente molesta?

-Me has cambiado de apodo, ya no soy idiota ni tonta ahora soy molesta.-

-Te dejaré subir al asiento de copiloto. Baja.-

Tampoco me iba a hacer de rogar, baje despacio y subí al asiento junto a Sasuke. Fuimos al pueblo y esta vez entramos al supermercado.

Cogí el carrito de compras que rodaba y camine detrás de él por los pasillos llenos de estanterías de productos. Se detuvo en la sección de bebidas alcohólicas y colocó en el canasto botellas de whisky, vodka y algunas cervezas. Otra de las secciones en las que nos detuvimos, bueno me detuve yo fue en la de dulces. Él siguió caminando pero cuando noto que no lo seguía regreso hasta mi. Cogí una caja de chocolates y la puse en la la canasta.

-No.-

-La pagaré yo, tengo dinero.-

-No me gusta el dulce.-

-No es para ti, a mi me gustan estos chocolates.-

-Dije que no y muevete, no te detengas donde te plasca.-

Con mucho coraje devolví a su lugar la caja de chocolates y sentí una ira inmensa contra él. Mocoso estúpido y arrogante.

Se detuvo en la sección de cremas, perfumes, esmaltes y cosas femeninas.

-Compra algo que te guste.-

Lo vi sorprendida.

-Tú lo pagaras.-

-Si pero no he dicho que seria para ti.-

-¿Le compraras algo a tu novia?.-

-Deja de ser entrometida y escoge cualquier cosa.-

Me probé varios perfumes y percibi bastante cremas. Al final por qué sabía que se lo daría a una niña rica como él escogí el perfume más caro.

En el vehículo de regreso a casa mi mente sólo pensaba en los chocolates que había deseado comprar, me gustaban desde que era una niña, pero eran demasiados caros y mi padre me los compraba una vez al año. Sentía la boca hacerseme agua el sólo imaginar que aquel chocolate estuviera en mi boca.

Al llegar tuve que cargar con todas las fundas de compras. Esta vez el no fue a saludar a Mikoto me siguió a la habitación.

-Sacá las botellas de alcohol y metelas en el armario, lo demás acomodalo en la cómoda y el perfume puedes llevartelo.-

Dicho esto se retiró de la habitación, sonrei y deje la funda de las cervezas para ir en busca de mi perfume, lo rosie en mi úniforme dos veces y me agradeci a mi misma el no haber escogido algo barato.

Lo que había dicho Mikoto acerca de la manera de desperdiciar dinero de Sasuke rondaba mis pensamientos, si conseguía hacerme bastante cercana al pequeño Sasuke estaba segura que conseguiria muchos más regalos caros. Sonrei para mis adentros tampoco era sacrificarme, Sasuke estaba muy atractivo y me atraía. Pervertirlo un poco no sería tan malo.

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