—Te encontré—anunció Hugo, quien al abrir la puerta encontró su hermana escondida en un mar de ropa, quien al salir cayeron varios objetos peculiares.
Emma los tomó con su mano y miró a su hermano.
—¿Esto...? ¿Tu crees?
—Preguntemoslo a papá—acató Hugo y cerraron la puerta del ropero. Al segundo al unisono lo llamaron, mientras corrían en su búsqueda, quien justó salió de bañarse, ya vestido.
Adrien los miró e inmediatamente sonrió, para luego ponerse a su altura.
—¿Qué pasa? —preguntó con curiosidad.
Justo cuando Hugo iba a hablar, Emma lo dijo de un sopetón: "En el ropero encontramos un látigo, esposas y un antifaz"
Sus ojos brillantes y enormes, denotando curiosidad por los objetos encontrados. Adrien se quedó mudo sin saber que responder, pero esa mirada le dijo que tenía que decirle algo.
—Lo cierto, hijos es que... —hizo una pausa. Deseando que una fuerza mayor le impidiera hablar.
Esa mirada mucho más dilatada, le hizo tragar saliva, sus ojos estaban brillantes de emoción y cargada de inocencia.
—Tu mamá y yo...
Sus hijos parecían que estaban hiperventilando. Él estaba pensando en decirles una excusa para posponerlo hasta que se olviden del tema, pero no pudo...
—¡Son superhéroes! —Finalizo Emma por él, emocionada— ¡Lo sabía! Eres Chat Noir y mamá Ladybug.
Adrien se quedó paralizado, al verse descubierto de su otra identidad.
—¿Lo son? ¿Lo son, verdad?
—Eso...
—¿No lo son? Pero... ¿Que son esos objetos en tu ropero?
—Si, lo somos —admitió rápidamente, afirmándolo, ya dejando de lado el hecho de que Marinette no quería que lo supieran por cuestiones de seguridad. En todo caso, eso era mejor a que supieran lo que hacían en su habitación con esos objetos.
Sus hijos sonrieron y al segundo, Emma volvió a gritar de la emoción.
—¡Quiero verte con tu disfraz! ¿Sí? ¿Sí? —rogó—Por favor.
—Por favor —Se unió Hugo.
Los dos teniendo una mirada brillosa y llena de orgullo. Su papá, en cambio agradecía su inocencia... tanto que deseaba no llegar al día en que se perdiera.
