—Maldito calor —repuso Zack hastiado por las altas temperaturas y no tener ni un puto ventilador, en su pequeña vivienda.
Se sentía un jodido infierno, aun si no llevaba sus vendas y tenía su torso descubierto.
¡Maldición!
Exclamó en su mente.
¿Por qué carajo los veranos tenían que ser tan calurosos y malditamente sofocantes?
Una interrogante que llegó a sus pensamientos mientras se acomodaba y a la vez se despegaba del sillón sobre el cual estaba acostado, y ahora se sentaba en el mismo.
Hacía un calor abrazador, era el mismísimo infierno. Sin embargo, justo cuando se iba a levantar para buscar una lata de gaseosa en la heladera, ya que Ray todavía no volvía; La susodicha entra por la puerta, cargando una bolsa.
—¡Te estabas comenzando a tardar! —repuso mientras se le queda mirándola por unos segundos, al notar su cabello recogido en una simple cola.
Levantó la comisura de sus labios, al percatarse que lo había atado con una venda; seguramente por las altas temperaturas.
Al rato, Ray saca lo que había adentro de la bolsa y le entrega una parte del contenido a Zack.
—Ten —ofreció la muchacha, entregándole una paleta sabor cereza, quien la tomó.
—Gracias —añadió con una sonrisa y sacó el envoltorio para meterla a su boca.
Al poco tiempo, la había terminado sintiéndose un poco más fresco. No obstante, de reojo sus ojos se concentraron en Ray quien saboreaba su propia paleta -sin todavía acabar- ante la lentitud que brindaba.
La paleta sabor cereza se derretía con cada lamida de arriba a abajo consumiéndose poco a poco cada vez que entraba la punta dentro de la boca de Ray.
Lo hacía de una forma tan lenta y pausada que Zack comenzaba a irritarle y no porque se sentía extraño al observarla con el puto labor de comer una paleta.
Quiso apartar la mirada pero no pudo.
Había algo en la manera que lo hacía que el joven comenzaba a sentirse extraño y de inmediato culpo al calor.
—¡Estúpido calor! ¡Porquería de verano que me hace pensar cosas incoherentes! —repuso en su interior.
En medio de sus debates mentales que le hacía revolverse sus propios cabellos, despeinándolos todavía más. Ray se le queda mirando y al segundo, tiene la paleta goteando levemente apuntándolo.
—¿Quieres? —ofreciendo la maldita paleta, ella lo miraba expectante. El volteó su cara.
—Se te está derritiendo —dijo ya sin poder mirarla, notando como sus labios tenían un tinte rojizo tentador— Date prisa y come —demandó sintiendo como su cuerpo estaba más caliente que antes.
—Sip —ella asintió y volvió su labor de lamer.
¡Estaba jodido! En vez de sentirse refrescante -como había sucedido antes- por la puta paleta, estaba caliente. ¡Diablos, se sentía mucho más acalorado!
—¿Estas bien?
—¡Cállate y come tu maldita paleta! —espetó con el único hecho de verla lamer.
—Okay —se limito a contestar mientras pensaba que debió haber comprado más paletas.
Mientras tanto, Zack ve la lengua, su boca...
Cerró sus ojos, al parecer el calor le estaba afectando. Demasiado.
