Titulo: Me Inmortal
Rating: R
Pairing: Draco /Harry
Se había sentido intranquilo toda la semana. No, toda la semana no… ¡Todo el maldito mes! Y todo a lógica consecuencia del maldito baile de disfraces, organizado por el maldito director general, del maldito cuartel de Aurores, del maldito fin de año. Odiaba los finales de año. Siempre lo ponían extremadamente irritable, y sus compañeros terminaban pagando sus cambios constantes de humor. Se sentía- hasta cierto punto- culpable por ello, pero agradecía infinitamente que sus amigos no le reprocharan nada.
Ellos sabían el porqué…
Se odiaba así mismo por ser un estúpido sentimental. Habían pasado ya siete largos años, y aún seguía perdidamente enamorado de el. Muchas veces trató de hacerle entender a su destrozado corazón que le ayudara a olvidar, pero el maldito músculo se empeñaba en hacerle recordar todos los días. De haber podido, se hubiese arrancado el corazón de tajo y dejarse llevar al valle del olvido por toda la eternidad. Pero había una pequeña personita que lo hacía cambiar de manera de pensar en el momento justo. El pensar en ese pequeño torbellino de ojos claros le daba fuerzas para seguir adelante. Era su razón de vivir… Esa noche en particular, trataría de pensar en su hija y en lo feliz y orgullosa que estaría al día siguiente al ver a su "papi" –como cariñosamente lo llamaba- resaltado en la primera plana del profeta. Toda una señorita elitista.
Pequeña bribona.
A su corta edad sabía exactamente lo que quería y cuándo lo quería. Igual que su otro padre…
De nuevo una sombra nubló su mirada esmeralda que se reflejaba triste en el espejo de su habitación. Movió la cabeza negativamente en varias ocasiones; era imposible tratar de negar lo evidente. Nunca iba a poder olvidarle por más que lo intentase. Había un lazo indestructible entre ambos que solo la muerte podría romper… Quizás.
-¿Estás listo Harry?
La voz del pelirrojo al otro lado de la puerta lo sacó de sus pensamientos.
-Enseguida los alcanzo Ron, solo falta… esto… Maldita porquería.
Caminó hacia su cama y levantó la mascarilla que llevaría al fastidioso baile. Una máscara dorada.
La tomó sin demasiada ensoñación y la guardó dentro de su chaleco. Salió, bajó lentamente los escalones y llegó hasta la salita principal. Ahí le esperaban Hermione, Luna, y Ron. Lovegood fue la primera en saludarle con un beso en la mejilla.
-¡Te ves realmente mágico ésta noche!
-Opino lo mismo que Luna, un poco pálido para mi gusto, pero aceptable. Indudablemente serás el centro de atención de todas las miradas. Hermione le miraba con ojo crítico de arriba a bajo. Harry se sintió molesto.
-Es lo que siempre se espera de mí. Ser el maldito centro de atención es una de mis múltiples responsabilidades por ser quien soy… Y todo para que un excéntrico multimillonario se despoje de algunos cuantos miles de galeones para obras de caridad y esté en paz con su maldita conciencia.
Maldecir por todo era clásico en Harry los últimos años.
-Vamos Harry, no te lo tomes tan mal. A nosotros tampoco nos gusta ir, pero lo hacemos por los niños del orfanato. Piensa en lo feliz que estará la pequeña Cissy.
-Ya, dejemos a mi hija fuera de esto. Por cierto Ron…
-Estará bien con mi madre Harry, no te preocupes- se adelantó el pelirrojo- Ya sabes que le encanta desgnomizar el jardín trasero en luna llena junto con los gemelos.
-En ese caso será mejor que partamos. Cuanto antes lleguemos, cuanto antes estaremos de regreso en casa y podré estar más tiempo con mi pequeña. Ofreció el brazo a Luna y ésta lo tomó con presteza, sonriendo.
Un elegante carruaje los esperaba en la puerta. Durante todo el trayecto Harry no pronunció ni una sola palabra. Solo observaba melancólico por la pequeña ventanilla de su raro transporte, dejando fuera de sus pensamientos, la plática amena de sus acompañantes; muy lejos estaban las voces de su cabeza, solo se presentaban como algunos murmullos insignificantes. Estaba triste, mucho, pero hacía tiempo que había dejado de llorar, sus ojos estaban secos, solo quedaba el vacío y el recuerdo.
No se dio cuenta de su arribo a la fiesta, sino hasta que Luna le dio un par de golpecitos en el hombro para que espabilara. Se disculpó por su falta de atención y la chica solo sonrió, mostrando su blanca dentadura.
La primera visión que tuvo Harry al poner un pié fuera, fueron los cientos de flashes sobre su persona y sobre su acompañante. Estaba acostumbrado, sin embargo, esa noche en especial se sentía extremadamente irritable e inseguro, con un sentimiento de Deja vú, mas no sabía porqué… Así que aludió a toda la prensa con toda la habilidad de la que fue capaz y con mucho trabajo logró penetrar hasta el fastuoso recinto y poder reunirse con sus amigos, quienes ya lo esperaban cómodamente sentados en una de las mesas principales, cerca de la pista de baile.
-¡Vaya lío Harry, pensé que tardarían siglos en entrar!- Puntualizó Ron, que ya tenía en las manos un vaso rozagante de vino espumoso- Los tipos del profeta son algo difíciles de quitar de encima, y más cuanto tienen asegurada la primera plana.
-Pero Harry siempre sabe cómo arreglárselas- Contestó Luna- Es muy inteligente… Oigan chicos ¿han visto ya la decoración del lugar¡Está sensacional! Y ni que decir sobre los disfraces de los invitados. Mi padre estaría encantado de poder estar aquí, estoy segura de que podría encontrar decenas de criaturas mágicas mezcladas entre tanta gente, aprovechando que su identidad está a salvo por el momento…
-Cierto no me había dado cuenta- Hermione echó un largo vistazo a todo el decorado- Me recuerda mucho al gran comedor en Hogwarts, sólo que el estilo Gótico medieval está muy por encima de todo, a pesar de lo tétrico y oscuro que resulta, puedo asegurar que el anfitrión tiene buen gusto. Hay en el ambiente un aire de elegancia y misticismo, me gusta… A pesar de aquellos tapices…
Hermione se refería cientos de tapices que colgaban a ambos lados del lugar y que reflejaban escenas de torturas sangrientas a magos y brujas por igual y que la luz verdusca de las antorchas parecían darles vida propia.
-¿O tú que opinas Harry? –preguntó de improviso Hermione- Harry ¿me estás escuchando?
-Oh, perdón ¿decías? –Contestó Harry distraído.
-Olvídalo, realmente no tiene tanta importancia… ¿Hace algo de frío no les parece?
La reunión comenzó pocos minutos después, con la acostumbrada "charla" de bienvenida y el discurso que obligadamente Harry debía regalar a los presentes dando las gracias al alma caritativa del anfitrión, quien resultó ser pariente –no muy lejano- del ministro de magia y del mismísimo director general del cuartel de aurores… Una afortunada casualidad puntualizó irónicamente Harry, al final… Los exquisitos bocadillos se sirvieron inmediatamente después de finalizados los actos protocolarios, situación que agradeció infinitamente el estómago insaciable de Ron. A pesar del tiempo, el pelirrojo seguía siendo el mismo glotón de siempre. Algunas cosas no cambiaban. Las damas, solo degustaron ensaladas y líquidos.
Harry no probó gran cosa, no tenía apetito, lo que el deseaba era tomar algo de aire fresco y escabullirse del humo de las pipas humeantes a su alrededor, si algo no le gustaba, era que el humo se impregnase en su ropa y en su cuerpo; lo detestaba, así pues fingiendo una urgencia para ir a los sanitarios, ofreció disculpas momentáneas a sus acompañantes… Muy afortunado de su parte, ya que la música comenzó a sonar y para ser sinceros, el baile no era su fuerte… Sólo había bailado en dos ocasiones y lo había hecho en la intimidad con… El.
Nuevamente el…
Se revolvió nervioso detrás del cortinaje de un gran ventanal que había elegido para esconderse de las miradas de las féminas y masculinas deseosas de bailar su primera pieza con el, aún y cuando estuviese acompañado, pero en ese campo musical llevaba ventaja, a Luna tampoco le gustaba demasiado la danza, así que ese escollo estaba salvado y la rubia no iba a pegar el grito en el cielo si no la sacaba a bailar… Como estaba haciendo Hermione con Ron… El pobre pelirrojo estaba siendo presa de los gritos desaforados de la castaña, y no tuvo otra opción más que ceder. Este acontecimiento le hizo olvidar un poco su tristeza y sonreír ligeramente.
Ron, haría bien en pensarse dos veces el querer resistirse a lo inevitable y dejar de flirtear con la mujer, para evitar el qué dirán … Y decirle de una vez por todas a Hermione que amaba a Blaise.-
Minutos más tarde, se encontraba vagando en soledad por los amplios y lúgubres jardines de la mansión, con las manos en los bolsillos… Meditabundo y hasta cierto punto aburrido. Todas esas reuniones sociales acababan dejándole un fuerte dolor de cabeza. Preferiría estar en esos momentos gélidos en casa, cerca de la chimenea, leyéndole un cuento a su pequeña, tomando una deliciosa taza de chocolate caliente.
Paso a paso se fue internando en la espesura del bosque sin darse cuenta… Hasta que llegó a un pequeño kiosco; que al juzgar por las apariencias llevaba mucho tiempo en desuso, estaba cubierto de hojarasca y con mucho polvo, pero poco importaba… Tomó asiento en la barandilla y recargó su cabeza en uno de los pilares. Dejó escapar un suspiro sin darse cuenta.
La música se escuchaba a lo lejos.
El aire comenzó a soplar con fuerza, tanto, que la temperatura comenzó a bajar algunos grados e inevitablemente unos diminutos copos de nieve comenzaron a caer por todas partes, cubriendo todo de blanco en cuestión de minutos… A Harry le gustaba la nieve a pesar de todo, era lo único que le mantenía vivo el ambiente decembrino… Le gustaba pero… Pero, otro año iba muriendo…Otro año más sin tener noticias de el …Otro año más extrañándole, otro año más consumiéndose en la duda y en la incertidumbre.
Cerrando los ojos le reprochó.
¿Porque Draco…¿Por qué te fuiste sin decir adiós¡¿Qué maldita cosa hice mal?!
La tristeza volvió a consumirlo y esta vez, pudo llorar sin tratar de evitar que lo escuchasen… Pero en el fondo ya no quería hacerlo… ¡¡YA NO QUERIA!! No quería sentirse vulnerable y desdichado por alguien que no lo merecía. Con el puño cerrado, se dio un golpe certero en el pecho, tratando de calmarse. Pero en lugar de sentir su piel fría, encontró la dureza de su máscara que llevaba guardada en el chalequillo. La sacó y se la colocó encima de su rostro… Muy al contrario de su cara, éste objeto dorado sin vida, llevaba plasmada una agradable sonrisa…
-… No escondas tu rostro bajo una máscara falsa… Harry…
La voz a sus espaldas le hizo sobresaltarse y casi pierde el equilibrio, dejando caer la máscara al suelo.
-¿Disculpa? –Preguntó Harry- ¿te conozco?
Trató de enfocar y secarse las lágrimas disimuladamente, pero el ambiente le empañaba los anteojos, así que tuvo que quitárselos. Aún así, la oscuridad era mayor. Y la persona dueña de aquella lúgubre voz, no parecía interesada en darse a conocer.
-…Si, me llegaste a conocer hace algún tiempo…
Estas últimas frases alertaron a Harry, su instinto de auror se aplicó al máximo. Aunque los mortífagos habían sido reducidos a cero, todavía quedaban dispersos algunos fieles seguidores de Voldemort. Sacó con rapidez su varita y apunto hacia el frente.
-¿Quién eres¡Identifícate…!
-Está bien, si así lo quieres…
Una espigada figura salió de entre las sombras. También llevaba encima un disfraz… Una túnica negra gótica holgada y una máscara plateada que ocultaba por completo su rostro… Una máscara que solo contaba con un par de rendijas por donde mirar… Tapaba por completo su boca ¿Cómo entonces podía escucharlo?
-… No me estás escuchando- propiamente sea dicho- con tus oídos, Harry; sino que lo estás haciendo por medio de tu mente.
Harry respingó, parecía que el sujeto le había leído el pensamiento y se maldijo así mismo por ser tan descuidado y dejar su mente al descubierto de aquel misterioso desconocido. Así que puso todo su esfuerzo en resguardar todo aquello que todavía consideraba valioso para el.
-Es inútil Harry, nunca podrás cerrarte a mí, por más que lo intentes.
-Deje de referirse a mí con tanta familiaridad.- Contestó con furia- Por última vez, identifíquese si no quiere morir en éste mismo instante. Tengo muy poca paciencia.
El sujeto dejó escapar una lúgubre carcajada que le erizó los cabellos a Harry.
-¿Morir? Esa palabra ha salido definitivamente de mi vocabulario… Sin embargo, daría todo lo que fuese por… Poder hacerlo… Por no ser lo que soy ahora y ser como tú…
Harry estaba confundido. De ser otras las circunstancias, hubiese mandado sin dudar, un hechizo aturdidor al sujeto petulante que tenía enfrente y finiquitar el desagradable encuentro, pero simple y sencillamente se había quedado estático, incapaz de pronunciar una sola palabra. Volvía a sentirse vulnerable, triste y melancólico. Como si la escasa felicidad se hubiese marchado para nunca más volver.
El individuo dio varios pasos más hacia delante.
-…Puedo sentir la batalla interna que libras en éste instante. Puedo sentir tu ira hacia a mí, pero también puedo sentir que quieres alejarte, huir… Harry… Y sería lo más sensato que pudieses hacer. Sin embargo, agradezco que todavía sigas aquí, a pesar de todo.
-Yo… Por todos los dioses… ¡¿QUIEN ERES?! –Harry seguía blandiendo su varita con mucha dificultad, un extraño hormigueo se apoderó de su cuerpo- Por Merlín… Necesito saberlo… Lo necesito…
Dándole gusto a Harry, llevó su pálida y casi translúcida mano hacia su rostro, y se desprendió lentamente de la mascarilla, como si quisiese darle un poco más tiempo al dueño de esas preciosas esmeraldas. Cuando su rostro hubo estado al descubierto por completo, Harry estuvo a punto de desfallecer por el impacto… Ahí, frente a el, estaba… Estaba Draco… ¡Draco Malfoy! Con ese rostro… Tan… Bello, con esa mirada gris azulosa que lo hacía vibrar cuando lo miraba de aquella forma… Ahí estaba… el dueño de su corazón y el culpable de su infinita pena… Aquel Dios con aquella cabellera larga y platinada cayendo graciosa por sus hombros…
-D-Draco…
Las lágrimas volvieron a resbalar por sus mejillas. El, que pensó que jamás volvería a contemplarle mientras tuviera fuerzas para seguir adelante. ¡Por todos los magos y brujas del mundo! Todo parecía un sueño del cuál no quería despertar. Parecía una escena bien planeada de cine muggle… El final feliz de una horrenda película de ficción… Todos sus sentidos parecían haberse concentrado en aquella figura alta y espigada que lo observaba con detenimiento y embriaguez, nada más en el mundo parecía existir…
-Te he extrañado tanto, mi amor… -Habló Draco, al ver que Harry estaba casi en estado de shock- He pasado tantas y tantas lunas añorando tu presencia, añorando tu calor, añorando tus besos… Extrañando el olor de tu cuerpo. Oh, Harry, me has hecho tanta falta…
Hizo el intento por acortar definitivamente la distancia, pero Harry retrocedió inmediatamente presintiendo un aura oscura alrededor de el. Algo no estaba bien… Era Draco, pero a la vez no lo era… Algo malo había sucedido, ahora estaba seguro de ello, y sus instinto de conservación le gritaba con insistencia ¡Aléjate de el¡Aléjate de el¡Corres grave peligro!
-..No te acerques más Draco- Balbuceó-
-Por Merlín Harry, esperé mucho tiempo, anhelando el momento de poder estar a solas contigo… No sabes la cantidad de obstáculos que tuve que sortear para estar ésta noche aquí… ¡Rompí decenas de reglas! Déjame abrazarte ¡Déjame besarte¡Déjame amarte!
-¡No! No puedes esperar que… Te reciba con los brazos abiertos después de tu abandono… ¡Me has hecho mucho daño Draco Malfoy! Destrozaste mi alma en miles de pedazos y ahora vienes a decirme toda esta sarta de mentiras de buenas a primeras. ¡No pienso caer en tu juego, no más, no tuviste corazón para abandonarme cuando más te necesitaba, sin decir una puta palabra¡YO QUE TANTO TE AMABA Y QUE HUBIESE DADO MI VIDA POR TI SI FUESE NECESARIO¡YO NO LO MERECIA DRACO¡YO NO LO MERECIA!
-Por supuesto que no lo merecías amor…
-¡No me llames de ésa manera!
-Harry… Sé que me odias… Y no te culpo, pero déjame explicarte…
-¡No quiero escucharte más! Nada importa ya, el daño está hecho. ¡Déjame en paz!
Harry guardó su varita y le dio la espalda a Draco con la firme intención de retirarse, pero Draco no estaba dispuesto a dejarle ir tan fácilmente. Con una velocidad sobre humana, le cortó el paso. Harry respingó al ser tomado fuertemente por las muñecas sin poder hacer nada para evitarlo.
-¡No Harry, tú no te irás de aquí sin haberme escuchado primero!
-¡Suéltame maldito idiota!- Draco levantó las cejas y su rostro blanquecino se enfureció de manera irreal.
-¡Oh no amorcito…! No te soltaré nunca más… ¿Y sabes porqué? Porque he venido por ti… Si Harry… Intenté hablar civilizadamente contigo, intenté explicarte el porqué de mi ausencia, pero dadas las circunstancias…
Draco alcanzó los labios de Harry y lo besó con furia y pasión. Harry luchó frenéticamente por tratar de librarse, pero no podía, estaba entre la espada y la pared. Por un lado quería huir del contacto, pero por otro, ardía en deseos por Draco. Hacía tantos años ya, que sus labios no habían sido besados de aquella forma tan enloquecedora y pasional… Que perdió el sentido de la realidad y poco a poco fue cediendo terreno en su boca, permitiendo que Draco llegara hasta lo más profundo. No supo ni cómo ni cuando, pero segundos más tarde ya había enlazado sus brazos alrededor del cuerpo del rubio y correspondía con la misma intensidad.
La música volvió a inundar el paraje.
-Bailemos…
Fue la primera palabra que salió de la boca de Draco al separarse. Harry lo miraba embelesado, como si estuviese en un profundo trance, no podía apartar su vista de aquella que lo tenía atrapado. De pronto sintió su cuerpo más ligero, como si flotase entre el espacio y el tiempo. Los copos de nieve volvían a caer envolviéndolos en un gélido abrazo… Giraba y giraba al compás de música de violines y coros… Sintió como si tuviese alas y volara al compás de la suave y arrulladora melodía…
Tenía un ángel ante el… Un ángel de alas negras…
-… Eres tan bello… Que no supe cómo pude resistir sin ti…
Draco volvió a capturar aquellos labios que se le ofrecieron voluntariamente… Y giraron y giraron…
Harry comenzó a reír, alzando las manos a la oscuridad de la noche, dejando que la nieve mojara su rostro con agua lluvia y luz de luna, mientras Draco besaba su cuello en repetidas ocasiones.
-…Dime que quieres estar conmigo, por siempre y para siempre Harry… Dímelo… y te lo concederé.
En éxtasis, Harry tomó el rostro de Draco con ambas manos y volvió a besarlo con toda la rabia amor y pasión de la que fue capaz, su corazón parecía estar a punto de salirse de su pecho.
-… Te deseo…
El rubio no esperó a escuchar más… Desabotonó con suma maestría la túnica mojada de Harry, al igual que la demás ropa, -incluida la de el-que cayó al precipicio sin hacer ruido; y sintiéndose en el mismo cielo, lo tomó ahí mismo con las piernas de Harry sujetándolo fuertemente por su cintura. Con vaivenes lentos, suaves y profundos… Todo parecía estar bien ahora… Nuevamente juntos, como antes… Entregándose mutuamente a las mieles del amor…
-… Harry… Por piedad… Dime que quieres estar conmigo… Ya no puedo resistirme…
-Quiero estar contigo mi adorable criatura de la noche…. Tómame ahora, antes de que me arrepienta…
Draco abrió desmesuradamente los ojos sin cesar en su ritmo constante. Harry se había dado cuenta de su verdadera condición, y aún así lo estaba aceptando. Sin vacilaciones, acercó su boca hacia el cuello sedoso de su pareja y descargó la primera mordida mortal, haciendo que Harry dejara escapar un quejido de dolor con los ojos cerrados. Un hilillo de sangre resbaló por la nívea espalda de Harry y éste abrazó con más fuerza el cuerpo de su amante… Sin embargo Draco no deseba terminar tan pronto… Regresó a los labios de Harry y le dejó probar su propio elixir.
Las embestidas de Draco comenzaron a volverse más y más fuertes y Harry comenzaba a sentir que la vida se le iba escapando, en medio de la más increíble sensación de placer jamás experimentada… Draco volvió a morderle, ésta vez para ya no detenerse… Poco a poco el cuerpo de Harry comenzó a quedarse sin fuerzas…
Ya pronto serían uno solo por toda la eternidad…
-Cissy…
El moreno dijo apenas en un susurro… Momento que Draco pudo acceder sin restricciones a la mente de su amado y darse cuenta de que… Tenían una hija… ¡Una hija de Harry y el…¡Una pequeña!
Apartó sus poderosos colmillos…
¡Qué tremenda estupidez estaba a punto de cometer!
Había embrujado a Harry con su exquisito encanto vampirezco para seducirle, tomarle y hacerlo suyo por toda la eternidad; pero ahora… Ya no estaba seguro de nada… Solo unos sorbos más y Harry sería un caminante de la noche como el… Solo unos cuántos… ¡Por todas las sombras de la oscuridad¡Amaba a ese hombre!
Harry… Te amo… Pero no puedo hacerte esto… Ni a nuestra hija… Ella te necesita tanto ó más que yo…
Delicadamente y con sumo pesar, fue descendiendo con Harry en brazos, lo vistió – al igual que el- y lo depositó delicadamente sobre una pequeña banca cercana al kiosco. Diciendo algunas palabras inaudibles, la ligera ventisca aminoró y el viento gélido dejó de soplar…
Yo… no puedo…; Harry… Cuánto hubiese querido que escucharas mi verdad, y que entendieras mi pena… A mí no me dieron la oportunidad que yo te estoy otorgando… A mí me tomaron a la fuerza, aquella noche que salía del cuartel de aurores rumbo a casa, con ese hermoso ramo de rosas rojas que tanto te gustan… Era nuestro aniversario ¿recuerdas? Estabas tan emocionado… Me dijiste que tenías una linda noticia que darme… Nunca pude escucharla… Pero ahora sé cuál era esa hermosa noticia… La llegada de Cissy… ¡Merlín! De haberlo sabido… ¡DE HABERLO SABIDO!
Un poderoso relámpago iluminó el bosque.
Será mejor que me vaya. El alba comienza a hacerse presente. Adiós Harry… Adiós para siempre… Nunca te olvidaré… Y espero que algún día me perdones. Cuida muy bien de nuestra pequeña.
Depositó un pequeño beso en los labios rosados de Harry- Quien parecía descansar apaciblemente- Tomó su máscara, junto con la de Harry y las colocó entre sus manos. Y lentamente, con los ojos a punto de desbordarse, se fue elevando en medio de la oscuridad con un hondo pesar. Ya nunca más volvería a ver al dueño de aquellas esmeraldas, al del cabello rebelde, al que algún día fue dueño de su corazón. Un corazón que aún habitaba en su cuerpo, pero que había dejado de latir hacía mucho, pues el ahora era un muerto en vida…
Un ser de la noche…
Un vampiro…
Harry sería encontrado horas después con hipotermia, débil e incapacitado para recordar lo que le había sucedido durante la noche.
¿De dónde había surgido aquella misteriosa máscara que ahora observaba con detenimiento en una cama de hospital en San Mungo?
Sería un misterio que quizás, jamás se develaría…
Quizás.
FINAL.
¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado muehehe. Ojalá que la vena Potteriana regrese pronto para continuar haciendo perversidades jajaja. Saludos.
