Y Draco aprendió a escuchar.
By: Ness Vallot.
Éste es un drabble de 500 palabras que escribí para un concurso en un roll familiar de Harry Potter. Ojala y les gusté ya que lo escribí desde el celular y se me complicó un poco.
-¡Draco! -lo reprendió Lucius cuando el pequeño niño rubio pasó volando como tromba por el pasillo de la mansión casi llevándose a una elfina de corbata.
-¡Lo siento! -gritó Draco sin detenerse.
-¿En que momento le compramos una escoba a éste niño? -murmuró Lucius hacía su esposa mientras se acariciaba las sienes lentamente con los ojos cerrados.
-Tú la compraste, cariño -le recordó Narcisa.
-Lo sé. Y no entiendo que me pasó en ese momento por la cabeza, la verdad.
Mientras, Draco daba piruetas y volteretas en el aire a una altura demasiado grande como para un niño de doce años, aunque él parecía muy divertido, ignorando cualquier instrucción que le haya sido dada. Ya que sus papás le habían dicho que no volara demasiado alto, que no se saliera de los limites de protección que habían creado para que él volara y que no fuera a atropellar a ninguno de los "pavos albinos" como Draco los llamaba.
Pero a Draco le había entrado por el oído derecho y le había salido por el izquierdo.
Él voló más alto de lo que le habían permitido. Se salió varias veces de los limites de protección y casi cae de la escoba en dos ocasiones. Y a los pobres pavo reales los tenía espantados. Casi se lleva a uno al descender demasiado y los demás se habían ido a esconder demasiado lejos.
Hasta que el desobedecer hizo que chocará contra un sauce enorme que se encontraba fuera del limite de las protecciones.
-¡Mi escoba! -se lamentó Draco, ignorando el dolor punzante que provenía de la herida que tenía en el brazo y que sangraba de manera alarmante- No, no, no. Mi papá me va a echar un maleficio...
-Tal vez una imperdonable, incluso -dijo una voz fuerte y seria atrás de Draco y él sintió que el mundo se le caía a los pies.
-¿Una qué? -preguntó Draco nervioso, sin saber a que se refería su padre.
-¿No te dimos instrucciones acaso? -preguntó Lucius, obviando la pregunta de su hijo.
-Si...
-¿No te dijimos que volaras a menos de tres metros?
-Si...
-¿No te dijimos que no te salieras de los limites y que no te metieras con los pavos o elfos?
-Si...
-Bien. Creí que por alguna razón lo habíamos olvidado. Así que puedes irte llendo a tu cuarto, despidiéndote de tu escoba y de cualquier otra cosa, incluyendo las salidas con tus amigos antes de que tengas que regresar a Hogwarts ¿entendido?
-Pero...
-¡A tu cuarto, Draco Malfoy! -ordenó Lucius con una voz tan autoritaria que a Draco no le quedaron nada de ganas de protestar.
Así que caminó arrastrando los pies hacía la Mansión y con cara entre triste y molesta.
-¡Y camina bien! -gritó su papá y el niño dejó de arrastrar los pies y caminó derecho y con la frente en alto.
A partir de esa simple orden, Draco jamás volvió a dejar que las instrucciones de sus padres se le salieran por el oído izquierdo.
FIN.
