Ninguno de los Personajes me pertenece. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.
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¿Qué?
Kyoko Kirigiri caminaba despacio por los largos pasillos de la Academia Esperanza; a las 4:40 a.m., el silencio era su único acompañante. Con su semblante habitual; frío, indiferente, vistiendo una franela negra, y unos pantalones de pijama, pensando en cada uno de sus compañeros que ya han sucumbido en ese sádico juego. Ella, siendo la Mejor Detective Juvenil que existe, no puede evitar sentir su orgullo herido al no ser capaz de descubrir quién es la mente maestra detrás de esta Academia de horror. Es algo tan frustrante.
Un ruido a sus espaldas la sacó de sus cavilaciones. Giró tratando de verse indiferente, aunque por dentro se sintiera nerviosa; registró el pasillo y no vio a nadie.
-¿Quién está ahí?-preguntó con su tono habitual de indiferencia. Nadie le contestó, pero sabía que no estaba sola. Observó el pasillo una última vez antes de seguir su camino, esta vez, prestando más atención a su alrededor. Sabía que alguien la seguía, las pisadas a su espalda eran reales, no eran paranoias de ella.
Finalmente, giró bruscamente para encarar a su acosador, pero no había nadie. Ahora, estaba oficialmente asustada. Giró para seguir por su camino, y lo primero que vio fue una silueta parada frente a ella; vestida totalmente de negro, usando una máscara de payaso aterrador.
-¿Quién eres? ¿Qué quieres?- no obtuvo respuesta. La silueta trató de atraparla; ella saltó hacia atrás, tratando de alejarse, pero no pudo. Lo último que recordó, fue un dolor punzante en el lado derecho de la cabeza, el piso frio y la inconsciencia que, poco a poco, se apoderaba de ella.
Abrió los ojos al sentir toques insistentes en su puerta. Con pereza, se levantó de su cama y abrió la puerta y se encontró con una muy agitada y se podría decir hasta preocupada Asahina.
-Asahina…-empezó diciendo-¿Qué…?
-¡Kirigiri está herida!-respondió ella. Esas simples palabras sirvieron para que el chico saliera disparado por el pasillo, disipando cualquier rastro de sueño anterior, siguiendo a la chica.
Cuando por fin, llegaron a la enfermería, Naegi entró a toda velocidad ignorando a los presentes y se arrodilló al lado de la cama, mirando preocupado a su amiga. Su rostro, a pesar de que estaba inconsciente, denotaba dolor, seguramente tenía que ver con la herida que la venda, alrededor de su cabeza ocultaba. Acarició levemente el rostro de la chica y notó que tenía algo de fiebre.
-¿Quién le hizo esto?- decir que estaba molesto era poco; estaba furioso.
-No sabemos-Yasuhiro dijo- Salí a tomar agua y vi como alguien salía corriendo del lugar-explicó- no le di importancia, seguí caminando y ahí la vi tirada en el piso, con un golpe en la cabeza. Entre en pánico, llamé a Asahina y ella me dijo que la llevara a la enfermería.
-¿Cuál es el gran alboroto? Estamos en una Academia donde todos los días es una lucha por sobrevivir – señaló Byakuya sin ningún ápice de preocupación en su voz.
-¡Que malo eres Byakuya!-chilló Asahina- Tu podrías haber sido el que estuviera en esa cama ahora mismo.
-Realmente… no me importa-dijo acomodando sus anteojos- Algo hizo para que esto pasara. Además, ¿Qué hacia merodeando por los pasillos a esas horas de la madrugada? Es algo muy sospechoso.
-Bueno… no lo sé, pero eso no quiere decir que alguien tenga el derecho de hacerle algo así- respondió Asahina.
Naegi estaba escuchando la conversación aunque no respondía a nada. ¿Quién sería capaz de lastimar a Kirigiri? Es obvio que las habilidades de investigación de la chica eran una molestia para la Mente Maestra de este lugar, pero ¿realmente había sido ésta la que trato de sacarla del camino? Miró a su alrededor, tal vez alguien de sus compañeros… No, eso no puede ser, o por lo menos no quería creer que era posible.
-Ahoy Ahoy, mis inútiles estudiantes-dijo una voz a espaldas de todos, haciendo que cada uno de los presentes miraran rápido hacia de donde provenía la voz; su director de Felpa hacía gala de presencia- ¿Por qué esa caritas largas? Sé que me extrañaron pero no es necesario el funeral.
-¡Fuiste tú Monokuma!¡Tu le hiciste esto a Kirigiri!- dijo Naegi, señalándolo acusadoramente, realmente furioso-¿Por qué?
-Wait, Wait, Wait, Wait…ahora si- dijo Monokuma relajadamente- aunque me encantaría decir que esta es una obra de mi autoría, yo no lo hice- dijo- y muy mal de tu parte Naegi, acusar sin tener pruebas; no parecen cosas tuyas. Además, no es mi culpa que no sepas proteger a tu noviecita-dijo burlonamente. Naegi ni siquiera se molesto en contradecir el comentario de Monokuma, sobre su "novia", estaba pensando sino fue el, entonces ¿Quién?
-T-Tu sabes quien fue… estoy segura-respondió Genocider Syo.
-Sí, se quien trato de matarla…pero es más divertido que ustedes lo averigüen por su cuenta- dijo feliz- y ¿quién sabe? Tal vez nos veamos pronto… en un juicio- y sin más, desapareció.
Todo fue silencio. Nadie se atrevía a hablar porque ahora desconfiaban hasta de su propia sombra.
-Naegi…-un susurro desvió la atención de todos hacia la persona herida en la cama.
-Kirigiri...-dijeron todos y se acercaron a la cama.
-Un Payaso…un Payaso-repetía ella, parecía que estaba delirando.
-No sabe lo que dice; delira por la fiebre-dijo el sabelotodo de Byakuya.
-Tenemos que averiguar quién hizo esto; no se puede quedar así-dijo el-Voy a investigar, por favor, Asahina- la chica levantó la vista- no la dejes sola ni un momento, te la encargo- dijo saliendo de la enfermería, sin esperar una respuesta de la mencionada.
Era raro ver a Makoto Naegi, en esa faceta de seriedad, teniendo en cuenta que era un chico amable, cariñoso y optimista. El solo tenía algo en mente: descubrir que había pasado y proteger a la chica que tanto quiere, porque aunque no fueran nada, él esperaba que algún día eso cambie. Por ahora, se dedicaría a atrapar al culpable y no dejaría que la volvieran a lastimar.
-No dejare que te lastimen; te protegeré-dijo para sí mismo- Es una promesa.
