Hola, bueno estoy empezando con una que les guste los personajes no me pertenecen proximamente y como se adelante la historia diremos el titulo original espero que les guste y la disfruten
Prologo
Un domingo de junio
Estes Park, Colorado, 1895
Isabella Swan estaba furiosa. Habían pasado ya varias horas desde que había discutido con su padre el gran hombre de negocios Charles Swan casi nunca se llegan a ver, aun en su propia casa y cuando lo hacen terminan discutiendo no podria creer que su pabre fuera tan cruel de su ultima discución la termino echando de su casa, solo pudo llevarse algo de ropa y algunos libros en una maleta saliendo de la mansion de la familia.
Gracias a unos sirvientes pudo llegar a la estacion de trenes, y habìa llegado a Estes Park y todavía temblaba de rabia, pero era demasiado tarde para regresar y pedir perdon. Lo único que podia hacer era continuar caminando .
Arrastrando la pesada maletra, Isabella se detuvo un instante para orientarse. Estes Park no parecía un lugar muy especial.
-¿Y a quien le importa?- le pregunto a un transeunte-. Si el pueblo parace un poco abandonado ¿Qué mas da?
Despues de todo. Era una mujer de los años noventa y podria hacer de su vida lo que ella sin que su padre, o alguen mas interviniera . y eso incluia al canalla de Antohny Masen. A lo mejor Antohny le había robado su virtud, pero nunca podría matarle el espiritu.
-Robarme la virtud- se dijo mientras buscaba los lentes de su bolsillo -¡Tonterias¡ sigo siendo muy virtuosa.
Mientras Isabella buscaba un carruuaje para alejarse de la estacion del tren, una de las pumas de avestrus de su sombrero nuevo cayó delante de sus ojos. De pronto, se dio cuenta de que aquel podria ser el ultimo sombrero nuevo que tiviera en mucho tiempo.
-Estaré bien- dijo y termino de arrancar la pluma-. ¡Bien¡ En cuanto me ponga a trabajar para la señorita Victoria los hombres competirán por mis favores y se esforzaràn por darme todo aquello que mi corazon desea. Tendre miles de sombreros presiosos.
Decir el nombre de la señorita Victoria le costo la mirada de un hombre que estaba por allì, pero Isabella lo ignoro. Si deverdad se quería dedicar a convertirse en una mujer de mala vida, tendría que acostumbrarse al desprecio.
Despúes de todo, su padre ya le había dicho que habìa arruinado su vida, así que se enfrentaría a su futuro con la cabeza bien alta.
-Despues de lo de Antohny ¿qué elección me queda?
Antohny. Era mortificante admitir que su padre tenia toda la razón acerca de el. Pero no habìa sido culpa suya. ¿Cómo iba ella a saber que no podrìa confiar en sus palabras dulces y sus besos cariñosos? ¿Cómo ida a saber que disfrutar de esoso besos era algo malo cuando le parecía tan bueno?
¿Cómo iba a saber que un hombre la hacía derretirse podría ser un hombte malo? Nunca habría imaginado que pudiera ser asì y eso que había leido todas las novelas de Mary Elizabeth Braddon y de Laura Jean Libbey.(1) Eran los libros mas maravillosos, llenos de pasión, aventuras y romanticismo, pero decian claramente que los besoso de un hombre malo saben a veneno.
Isabella habìa averiguado que eso era mentira. Quizá Antohny tuviera el corazon negro, pero sus besoso eran maravillosos.
-Todo culpa de papà. Si hubiera permitido que viera a Antohny a la luz del dia, nunca habrìa creìdo en sus mentiras, nunca habrìa creìdo en sus hechizo. Nunca habrìa…
Aquella apasionada aventurera habia arruinado su reputación. Solo tenia dos opcciones: convertirse en Meretriz(2) o vivir encerrada como una monja en la mansión de su padre, alejada de los libros pecaminosos y de los hombres interesantes.
Aquel día, despues de la discusión con su padre decidió que se convertiria en meretriz .
-Disculpe señor – se dirigío al hombre que estaba a su lado-. ¿Hay algún carruaje que pueda alquilar para que me lleve al local de la Señorita Victoria?
El hombre arqueo una ceja y soltó la bocanada de humo. -¿Quiere ir al localde la señorita Victoria? ¿para qué?
-No creo que sea de su incumbencia. Yo sólo….¿Hay algún carruaje por aquí o no? –No. La gente de por aquí camina con los dos pies que Dios les ha dado. A menos que temga un caballo. Algo que yo no tengo y usted tampoco- el hombre se alejó dejandoa Isabella sola en la calle polvorienta.
-La casa de la señorita Victoria está por ahí – le dijo un michacho que apareció por detrás de ella-. Todo recto hasta el final del pueblo.
-Gracias – dijo Isabella -. Supongo que no aceptarás un centavo por llevarme la maleta ¿verdad? Pesa mucho.
- Me temo que no, señora. No mepermiten acercarme al local de la señorita Victoria. Mi madre dice que todas las mujeres que hay allí con malas. Y sucias. Como la reyna de Saba. Y no puedo mirarlas, ni siquiera cuando pasan por el pueblo, todas arregladas, para ir al picnic que celebran cada domingo junto a las cascadas. Mamá dice que tenemos que mirar hacia otro lado, para demostrarles que no nos gustan.
-¿De qué estás hablando?
- Si está aquí el proximo domingo, lo verá –djo el -. Hoy ya lo han hecho pero seguro que el domingo siguiente van otra vez hacia el mediodía. Pero recuerde, si las ve, agache la cabeza y ponga cara de despecio.
- Que agache la cabeza y ponga cara de despecio. No lo creo.
Isabella agarró la maleta con las dos manos y se dirigío hacia donde el muchacho le había indicado.
-¿Aquien le importa lo que la madre de este muchacho piense de las chicas de la señorita Victoria? Lo mas probable es que les tenga envidia por que tengan joyas y ropa elegante,¡y por lo mucho que se divierten¡
Cuando llego al orto lado del pueblo, estaba cansada y llena de polvo, pero su ánimo seguía incólume. Al ver el jardín de hierba rodeado por una verja de hierro en la que había un cartel que decia "Miss Victoria`s Social Club", su ánimo mejoróconsederablemente.
La casa era maravillosa ¡y de color rosa! Atravesó la puerta de la verja y subió por las escaleras que daban a la entrada principal.
Cuando estaba a punto de tocar la aldaba de bronce, respiró hondo. No quería desmayarse allí, pero se sentia nerviosa y exitada. Estaba decidida a comenzar su nueva vida y no habría vuelta atrás. Levantó la mano para agarrar la aldaba y, de pronto la puerta se abrió desde el interior. Un hombre que llevaba un sombrero la recibio.
-Hola, señorita – le dijo -. Supongo que está buscando trabajo. – Bueno, si yo.…. ¿Es tan evidente? – lleva una maleta. Sé lo que eso significa tiene que pasar y hablar con la señorita Victoria ella decidirá si es apta para trabajar aquí.
- le aseguro que soy apta – le dijo Isabella y entró a la casa. El hombre le tomo la maleta y ella se sintió aliviada al no tener que cargarla.
El lugar era obscuro y olía a humo. Tenía unas cortinas rojascon bordes dorados. Las paredes eran de madera de roble y el techo tenía figuras de venus y cupido.
Isabella no podía contener su curiosidad y miró hacia el saló principal, de donde provenían las voces y la musica. Todo el lugar estaba decorado con terciopelo rojo, había lámparas de gas, un piano, una chimenea, maceteros con palmeras y….
Y mucha carne expuesta. Las señoritas que trabajaban para la señorita Victoria estaban por allí, desnudas. O más desnudas de lo que ella había visto nunca.
Isabella se fijó en que algunas llevaban corsés enaguas y medias, pero quedaban mucha piel al descubierto nunca había visto curvas tan voluptuosas. Mirándose el pecho cubierto por el traje marrón de lana que llevaba, se preguntó si estaría hecha para trabajar como señorita de la noche.
Aquellas mujeres tenían un aspecto exótico. Algunas estaban descansando en las butacas, otras jugando al poker, una tocando el piano y otra fumando mientras se ponia un revólver en el liguero.
¿Un revólver? ¿en un muslo desnudo? Escandaloso. Sin embargo, era lo más emocionante que Isabella había visto nunca. Permanecían tan libres y decadentes. ¿Quién podría imaginar que el pecado pidiera parecer tan excitante en un despreciable pueblo minero un domingo por la tarde?
-¿Señorita?- el hombre la agarró de la manga-. ¿No quería ver a la señorita Victoria? – si, yo…-Isabella lo siguió por un pasillo, consolándose con la idea de que pronto podría reunirse con aquellas mujeres.
En la maleta tenia algunas prendas de lencería, aunque nada parecido a lo que llevaban ellas. Quizá si pusiera el corsé de encaje a juego con la ropa interior… Incluso a lo mejor podría conseguir una pistola para ponerse en el liguero.
Pero no había contado con que la señorita Victoria pudiera intimidar tanto. La madama de aquel local estaba sentada tras un escritorio de caoba y miraba a Isabella con perspicacia. Tenia el cabello claro recojido en tirabuzonesen lo alto de la cabeza. Isabella pensó que todo el cabello era de mentira. Llevaba un vestido rojo de raso, abierto a la altura de las caderas para dejar entrever las enaguas de encaje negro.
Era un vestido de noche, una prenda inapropiada para aquellas horas del dia. Y parecía que llevaba un miriñaques (3) ya no estaban de moda desde 1890.
-Nunca había visto a una fulana con gafas. Isabella había olvidado que las llevaba puestas. Se las quito y las guardó en el bolsillo.
-¿Cuántos años tienes?
- Veintiuno
-¿ Eres virgen? – pregunto la madama.
Isabella trago saliva
-De hecho, no lo soy.
-No lo pesaba. Eso está bien. Mi local tiene que tener cierto nivel. Nadie demasiado joven, nadie de masiado inosente y nadie que mienta sobre las dos cosas- la miró de arriba a bajo-. Cinco a uno que ya te tengo calada
-¿Cinco a uno? ¿Qué significa eso?
La señorita Victoria ignoró su somentario. – Tu vestimenta me indica que vienes de una familia con dinero. Mi teoria es que un atractivo caballero te sedujo confiando en conseguir el dinero de tu padre. Pero tu padre se percató de lo que sucedía y te echó a la calle. Tú corriste hasta tu amado,pero el tammbién te rechazó por que ya no podía conseguir el dinero. Así que ahora crees que que puedes ejercer el oficio de fulana para vengarte de tu padre y de tu amado. ¿Tengo razón?.
Era desepcionante que pudiera calarla tan rapidamente. Por no mencionar que la llamara "fulana" cuando había muchos otros calificativos más románticos. Odalisca, fille de joie…. Cosas mucho más unteresantes que fulana.
-Supongo que es una historia que ya ha oído antes.
-He oído casi todas –la señorita Victoria se sirvió una copa de whisky-. Estás un poco delgada ¿no cres?
-Creo que con otra ropa mis curvas resaltarán más –Dijo Isabella, tratando de mantener la cabeza bien alta al mismo tiempo que sacaba el pecho hacia delante y el trasero hacia atrás.
Ese gesto provocó que la jefa sonriera. –Supongo que ya eres mayorcita como para saber lo que quieres –le dijo-. Y lo bastante guapa como para atraer admiradores. También creo que tienes demaciado almidón en tus enaguas, mucha teoría y poca práctica para lo que nosotras nos gusta, pero si quieres probar, te daremos una oportunidad.
-¿Deveras?
-Pete, lleva la maleta de la señorita a la abitación que está vacía en la tercera planta –se volvió hacia Isabella -. No es gran cosa, pero te camiaremos a un sitio mejor si duras aquí algún tiempo.
Pete, el hombre que le había abierto la puerta, agarró la maleta y salió de allí. Isabella tragó saliva. No esperaba que todo fuera tan rápido.
-¿Cuándo empiezo?. –Preguntó tratando de disminuir el temblor de su voz-. ¿Me dará algún tiempo de entrenamiento? La señorita Vistoria arqueó una ceja -Imaginada que sadrías lo que tenías que hacer cuando entraste a pedir trabajo en un burdel. ¿Estás diciendo que nesecitas que te demos instrucciones?
-Bueno, quizá una pizca…
-No vas a durar en este juego –dijo riendose la señorita Victoria-. Eres la mujer más novata que he visto nunca. Apostaría dinero a que te marchás de aquí un minuto despúes del mediodía de mañana.
-No soy tan inocente como cree –contestó Isabella, dirigíendose hacia la puerta. Pero la curiosidad hizo que se volviera de nuevo-.
¿Y por qué ha elegido esa hora? ¿Por qué un minuto despúes de mediodía? –Por que hoy es domingo y no trabajamos ya que es el dia del Señor.
Ah, sí. El muchacho le había mencionado algo sobre el picnic de los domingos. Al parecer,hasta la mujeres de la mala vida tenían un día de descanso.
-Así que imagino que sobrevivirás a esta noche –dijo la jefa-. Pero mañana empezaremos a trabajar hacia el mediodía y cuando te enfrentes aun hombre de verdad que se quite los pantalones… Entonses, a las doce y un minuto, saldrás corriendo y gritando hacia la puerta.
-Sabes he visto a un hombre sin pantalones –dijo ella, tratando de controlar el emblor de su voz. Un hombre, para ser precisa. Uno pero afortunadamente, tenia toda la noche para prepararce antes de enfrentarse a otro. Y el lunes, se enfrentaria a su nuevo trabajo como una fresca desvergonzada.
-Ahora, a lo mejor quieres buscar otra cosa que ponerte. Mucha menos ropa, para empezar. He contratado un fotógrafo para que venga esta tarde a retratar a mis chicas, algo bonito para el salón, que ayude a los caballeros a elegir.
¿Algun hombre la elegiría a ella? ¿su lencería sería lo bastante descolocada? Isabella nunca había tenido que competir de esa manera. –Ah ¿y cómo quieres que te llamemos? –pregunto la señorita Victoria-. Nos gusta que las chicas tengan un nombre más moderno.
¿Un nuevo nombre? Eso hacía que se sintiera misteriosa y excitante.-¿Qué nombre? –inquirío la señorita Victoria.
-Veamos…
Tratando de pensar en un seudónimo Isabella recordó como le llamaba su madre antes de morir la llamaba Bella siempre le gusto pero su padre decia que eso de apodos era para gente insignificante que no tenia nada que hacer mas que jugar con su nombre, despues de que su madre murio que do prhibido llamarla de esa manera y ese nombre era perfecto.
-Bella –anunció con una sonrisa pueden llamarne Bella –Ese me gusta. Bienvenida a mi local Bella –le dijo la jefa con un guiño de ó el vaso de whisky y se lo bebió de un trago-. Apostaría diez a uno que sadrás de aquí antes de tener la oportunidad de probar tu nuevo nombre. Pero quizá me sorprendas.
-Auantaré más tiempo, se lo aseguro, señorita Victoria –ya lo veremos ¿no crees?
Isabella alzó la barbilla. ¿Cómo de difícil podría ser?
1.- Mary Elizabeth Braddon: ue una popular escritora de novelas de la era victoriana en el Reino Unido. Se la conoce principalmente como la autora de la novela sensacionalista El secreto de Lady Audley.
Laura Jean Libbey : El autor muy popular de la ficción, sus obras eran lo que se conoce como novelas de diez centavos . Hoy en día, se podrían clasificar como novelas románticas fórmula
2.-Meretriz: meretriz es la mujer que, sin amor, contrae matrimonio con un hombre por interés económico o social
3.- Miriñaques : consistía en una estructura ligera con aros de metal que mantenía abiertas las faldas de las damas, sin necesidad de utilizar para ello las múltiples capas de las enaguas que había sido el método utilizado hasta entonces
Bueno que les pareció espero que les haya gustado cuando yo la empeze a leer me encanto por eso la pongo aqui para que ustedes las disfruten nos vemos pronto
