Disclaimer: Esta historia es una traducción del fic original de dressagegrrrl,Disguised Affections. La autora me ha autorizado. La idea original pertenece a dressagegrrrl y los personajes son propiedad de J.K. Rowling.
Afectos Disfrazados.
Prólogo.
El hombre en la cama del hospital estaba temblando y empapado de sudor. Su oscuro cabello parecía petróleo desparramado sobre la almohada. La sangre manaba de las numerosas heridas en su rostro y pecho. Una, particularmente horrible, nacía en la clavícula izquierda y terminaba cerca de la parte derecha de la cadera, como un Nilo bíblico, emanando sangre con cada latido de su corazón.
Albus Dumbledore observaba a la medimaga que atendía al hombre que amaba como a un hijo, con gran preocupación. Los movimientos de Poppy eran precisos, moviendo sin esfuerzo su varita y murmurando hechizos curativos sobre Severus Snape. Con lentitud, las heridas se fueron cerrando hasta que fueron indetectables. Todas, menos la sanguinolenta bisección del torso. Poppy siseó mientras se cerraba y curaba, pero permaneció como una furiosa línea roja, que amenazaba con abrirse con el menor movimiento.
"¿Algún tipo de veneno?", preguntó Dumbledore.
"Tal vez. Voy a tener que tomar una muestra de sangre para saber". Contestó ella con irritación. "Él pudo haber aislado la poción o el veneno en un destello. Tenemos tanta maldita suerte, que la víctima, es nuestro Maestro de Pociones". Ella se volteó para mirar al director. "Aunque, claro, esto no es coincidencia, ¿o si? Han pasado dos meses, DOS MESES, desde que Harry venció a quien-tú-sabes, y esta es la quinta vez desde la batalla final, que Severus ha estado bajo mi cuidado". Poppy quitó el cabello de la pálida frente del oscuro hechicero. Sentía un gran cariño por el hombre, que la mayoría de los otros profesores de Hogwarts no comprendían.
Severus había llegado a Hogwarts a los once años y desde ese momento, había estado en la enfermería más que cualquier otro estudiante o profesor. Había sido un muchachito delgado y taciturno, que se sentaba con la barbilla levantada con fiereza y se rehusaba a decir nombres mientras Poppy volvía a repararle la nariz rota o le curaba los destrozados huesos de las manos. Severus Snape nunca gritó de dolor y jamás dejó escapar una lágrima. Pero siempre le agradecía, aunque fuera entre dientes apretados y una fría e impotente furia, brillando en los ojos.
El Severus adulto no era muy diferente del joven, solo que sus heridas habían resultado exponencialmente peores. Solía regresar de las Oscuras Reuniones, temblando bajo los efectos de la maldición cruciatus, mientras que los delirios febriles estremecían su cuerpo por horas. Como siempre lo había hecho, agradecía a Poppy, con la boca llena de sangre por haberse mordido el interior de su mejilla para no aullar de dolor. Parecía que cada año que pasaba, sus ojos se volvían más oscuros y más fríos, y que cada vez, se retraía más en sí mismo.
El pesar por este hombre herido la urgió a decir, "Albus, esto no puede seguir así. Sabes que los Mortífagos lo buscan a él, específicamente, porque lo consideran un traidor. Tenemos que hacer algo para protegerlo. Nunca nadie ha hecho algo por él. Siempre ha sido él que se puso en peligro, el que se sacrificaba, La batalla terminó. Ganamos. Voldemort está muerto". El inconsciente Severus se sobresaltó al escuchar el nombre de su antiguo Señor.
Albus se quedó viendo a Poppy a los ojos, para luego suspirar. "Tienes toda la razón, por supuesto. Le he dicho cuantas veces ha estado aquí y el estado en el que llegó, desde que Harry se ocupó de Tom Riddle". Se acarició la barba, meditando. "Ya sabes lo cabeza dura que es. Ya no sé si le interesa si vive o muere, ahora que su tarea ha finalizado".
Poppy hizo un ruido de desaprobación en su garganta, mientras tomaba una muestra de sangre de Severus, para analizarla. Le puso un hechizo de estasis y se lo dio al director.
Dumbledore sonrió con tristeza e hizo un gesto con el frasco que contenía la sangre. "Voy a poner a Horace Slughorn a trabajar en esto de inmediato. ¿Cuánto tiempo crees que le llevará despertarse?"
"Eso depende de lo que encontremos en ese frasco y de cuanto daño haya causado, la experta administración del cruciatus por parte de Lucius, en su sistema inmune". Se dio vuelta bruscamente y comenzó a ordenar las pociones medicinales en los gabinetes a su espalda. Se le cortó la respiración al reconocer la apretada y delgada letra que aparecía en las etiquetas de las botellas. Sintió la mano de Albus en el hombro y escuchó su voz. "Tienes razón, Poppy. Debemos encontrar una manera de mantenerlo a salvo".
-SS-HG-
"Es una fuerte dosis de la poción 'El Olvido de los Muertos'". Al ver la alarmada expresión en los rostros de Albus y Poppy, Slughorn se apresuró a continuar. "No, no es un veneno, y ciertamente no lo va a matar. Es un supresor de la memoria...uno muy bueno, por cierto. Si le damos una cantidad demasiado grande podemos llegar a barrer cada uno de sus recuerdos, conscientes o inconscientes, funciones cognitivas, físicas o emocionales y dejarlo como en blanco. Antonio Bellacruza, el Maestro de Pociones italiano que la inventó en 1372, también era un poeta horroroso. La llamó 'El Olvido de los Muertos', porque los efectos de la poción se parecían a los que se supone que experimentan las almas cuando una persona se muere y se prepara para el renacimiento. Una tontería, por supuesto. De verdad, era un maestro brillante, pero le ponía unos nombres muy ridículos a sus pociones...como este. Y no olvidemos a ese infame afrodisíaco, ' La Fiesta de Té de Lady Abruzzi', cuyos efectos..."
Dumbledore aclaró la garganta gentilmente, interrumpiendo la exposición del hombre. "Excelente Horace. Detalles, todos, terriblemente importantes. ¿Hay alguna esperanza de encontrar una cura para alguien afectado por esta poción?"
Slughorn parpadeó como miope. "Si. Por supuesto. Esa es la razón por la cual es la mejor elección. Bueno, esta, entre otras. Esta poción es supresora, no erradica los recuerdos. El antídoto solo los recupera. También podemos obliviarlo, que es mucho más rápido que preparar una poción, por demás, más preciso. Nunca se sabe lo que pudiera perderse con la poción".
"¿Cuánto tiempo llevará preparar el antídoto?", preguntó Poppy aliviada.
Slughorn consideró la pregunta. "Una vez que esté listo para comenzar, unos dos meses, si todo va bien. De cualquier modo, necesito por lo menos seis semanas para hacer los cálculos aritmánticos y determinar la fuerza del antídoto requerido y la dosis correcta, antes de comenzar a prepararla".
"Y una vez que tome el antídoto, ¿cuánto tiempo tomará para que recupere todos sus recuerdos?" preguntó el Director.
"Eso depende. El antídoto libera los recuerdos, los cuales regresan a medida que algo los estimula. Hay casos documentados en Las pociones más potentes, en los cuales ha sido desde una semana, pero también pueden tomar varios meses".
Albus miró a Poppy. Sus ojos brillaban por primera vez desde que Severus Snape había sido llevado al hospital, por Nymphadora Tonks, después del ataque.
"Horace, ¿sería posible que regreses a Hogwarts este año para enseñar pociones? Me temo que Severus no estará en condiciones por ahora, así que vamos a necesitar de tu experiencia". Horace accedió y Albus se volvió para mirar a la medimaga. "Poppy, tengo un plan para proteger a nuestro cabeza dura Maestro de Pociones. Vamos a tener que ocultarlo a plena vista".
El director se acarició la barba por un momento y luego, miró hacia abajo con sorpresa. "¡Caray! Poppy, ¿todavía tienes ese bálsamo para despegar cosas? He descubierto un caramelo de limón en mi barba. Eh...en realidad, dos".
N/A: Una nueva historia, sugerida por alguien que la ha leído en inglés. Me pareció un bonito fic. Espero que lo disfruten. ¡Saludos!
