Iba caminando despacio por la mansión. Ya debían ser las seis de la tarde. El tiempo le pasaba volando, estaba cansada pero contenta. No podía quejarse, siempre había sentido fascinación por la lectura, quien no lo supiera no la conocía.

La vida de Hermione Granger había dado un vuelco impresionante. Pero su presencia al lado del mago oscuro Lord Voldemort, al contrario de lo que parecía, era muy agradable. Toda promesa por su parte cumplida, toda comodidad y una muy completa tranquilidad.

Ahora tenía esa mansión toda para ella, no había ningún mortifago cerca, eso significaba cero reuniones, cero noticias. Aunque tenía la libertad para salir de aquel lugar, prefería el sosiego de estar recostada en un sillón frente a la chimenea en la biblioteca. Habían pasado tres meses desde que se alejó del estrés, la tristeza y la desesperación que la carcomía cada día. Tres meses desde que se desapareció del campo de batalla con Voldemort tomándola por la cintura.

Esa escena aparecía en su mente cada noche, cada día y lograba sacarle una sonrisa tonta. Nunca se quejó de su relación con Ron, era protector, la amaba y siempre dispuesto a arriesgarse por ella. Pero lord Voldemort era tan diferente, era como tener a dos hombres a su lado. Nunca había perdido su personalidad y su mal carácter. Pero ante ella, era como su pudiera ponerle el mundo a sus pies, la atención y el cuidado eran indescriptibles.

Sin contar que tenía una habilidad para hacerla sentir tan protegida, aunque literalmente se decía que podía ser la mujer mejor defendida del mundo. Más de la mitad del mundo mágico tenía terror de Voldemort, suponía que eso sucedía cuando se era el dueño del mismo.

Se estiro en el sillón y se acercó más a la chimenea. Hacía frío y la mansión estaba en completo silencio. Oyó un ruido a sus pies que la hizo dar un salto y sonrió con alegría. Nagini se acercaba a ella subiendo por el sillón hasta acomodar su cabeza en su regazo.

La acaricio suavemente, después de esos tres meses le había tomando mucho cariño a esa serpiente. Era una lástima que no pudiera hablar con ella.

- ¿Sabes Nagini? A veces quisiera poder contarte como me siento. Lo feliz que estoy- dijo mientras pasaba sus dedos por su fría piel.

Aunque sabía que era imposible sintió como si la serpiente le respondiera. Sonrió nuevamente para sus adentros.

- No sabes cuánto me alegra oír eso-

Hermione volteó y volvió a sonreír ampliamente al ver a Voldemort de pie apoyando en el marco de la puerta. Se enderezó y camino lentamente hacia ella. Hermione recorrió con los ojos su cuerpo. Estaba más bello de lo que lo había visto nunca. Por primera vez no llevaba su usual túnica. Tenía un pantalón de vestir negro con una camisa negra de seda a medio desabrochar. En su cuello lucía una cadena de oro que Hermione no había visto antes.

Sus ojos rojos brillantes y astutos se clavaron fijamente en ella mientras una sonrisa picara se mostraba en su rostro. Hermione enrojeció al darse cuenta de que lo estaba observando con la boca abierta. La cerró al instante y parpadeó varias veces.

- Nunca me había dado cuenta que llevaras una cadena en el cuello- dijo suavemente

Voldemort alzó una ceja y se acercó hasta situarse a su lado, se agachó y la besó en los labios lentamente

- Tú debes saber que nunca la he cargado puesta. Esta es la primera vez- respondió mientras apoyaba su mano en su hombro

- ¿Y por que el cambio?- preguntó mientras enrojecía mas, por alguna razón y a pesar del tiempo, todavía Voldemort la intimidaba como el primer día.

Voldemort le sonrió ligeramente mientras apretaba su hombro- Es un Horrocrux-

Hermione abrió mucho los ojos - ¿y lo has sacado de su escondite? ¿Por qué?-

- Quise tenerlo puesto un tiempo. Éste permaneció a mi madre. Siento que me representa en estos momentos- respondió lentamente Voldemort, como midiendo que palabras usar.

Hermione asintió y volvió su vista a Nagini, conocía muy bien a este hombre. Si él no le quería decir la verdadera razón por la cual había decidido cargar encima su valioso Horrocrux, ella no conseguiría la forma de sonsacárselo. Mejor dejarlo así.

- Hermione… quiero que salgamos de viaje, juntos- dijo de pronto Voldemort un poco más animado.

Hermione posó sus ojos en él- ¿Hablas en serio? ¿Adónde iremos?

Voldemort sonrió - Dejaré que tu escojas. Lo que desees-

Esto era lo que hacía que ella lo amase. Siempre tenía una forma de sorprenderla a pesar de su carácter.

- Bueno… siempre he querido conocer España- dijo mirándose las manos un poco apenada.

L a sonrisa de Voldemort se marchitó – ¿España?-

- Bueno si, me parece un país fascinante. Digo… bueno, no tuve la oportunidad de ir con mis padres porque faltaban pocos días para regresar a Hogwarts, yo estuve en Francia-

- Entiendo- respondió fríamente Voldemort

Hermione lo miró – Lo digo porque me pediste que escogiera. Si no se puede no hay problema…-

Voldemort estuvo en silencio unos segundos, luego sonrió- De acuerdo-

- ¿Hay algún problema con ir allá?- preguntó insistentemente Hermione al notar el cambio de humor en Voldemort

- Ninguno, cariño. Prepara un equipaje ligero. Saldremos en media hora- dijo Voldemort mientras acariciaba a Nagini y ésta se bajaba del regazo de Hermione

- ¿Media hora? ¡No lo tendré en media hora!- dijo Hermione levantándose del sillón

Voldemort levantó las cejas- Asumo que usarás magia. Yo lo haré mejor- dijo

- Yo puedo hacerlo- respondió de mala gana mientras iba hacia la puerta con paso decidido

- Ese tono…- advirtió Voldemort.

Hermione se dio la vuelta, y vio a Voldemort sonreír con maldad mientras se le acercaba amenazante.

- ¿Que harás al respecto?- pregunto Hermione desafiándolo más.

- No me tientes, pequeña. Puedo hacer lo que quiera- dijo fríamente Voldemort.

Antes que Hermione pudiera reaccionar Voldemort apuró el paso e intentó sujetarla por el brazo. Hermione logró escabullirse y salió corriendo. Sus pasos resonaban por los pasillos, se detuvo unos segundos para quitarse los zapatos y a pesar de frío siguió corriendo descalza.

Se detuvo a respirar detrás de una columna durante unos segundos, para su horror escucho los pasos lentos y totalmente relajados de Voldemort acercándose a ella. Siguió corriendo sin hacer ruido y se metió en una habitación que nunca había visto, cerró despacio la puerta, observando rápidamente el cuarto encontró una puerta de madera hacia su izquierda, la abrió y entró a un apretujado closet lleno de capas.

Su corazón palpitaba con fuerza contra su pecho. Y empezaba a acalorarse allí metida. Pasaron lo que ella calculó como cinco minutos y decidió salir, no aguantaba un segundo más allí metida en la oscuridad.

Abrió con cuidado la puerta y vio por un resquicio. Veía hacia la puerta principal de la habitación y se percató de que estaba cerrada, sonrió. Abrió la puerta completamente todavía con la mirada fija en la entrada por si de repente se abría. Salió del closet, dio un paso y escuchó una risa burlona. Volteó la cara y vio a Voldemort de pie con los brazos cruzados a la altura del pecho justo en frente de ella.

- ¿Cuánto tiempo llevas ahí…? ¿Cómo me has encontrado?- balbuceó.

- Desde el momento que te hice mía por primera vez, Hermione… Puedo sentir mi magia en ti, vive dentro de ti. No puedes escapar de mi- respondió Voldemort con una voz posesivamente seductora

A Hermione se le puso la piel de gallina, no tenía idea de eso, pero tenía sentido. Al fin y al cabo él la había localizado sin problemas durante la última batalla.

- Y ahora... es momento de castigarte- dijo de pronto Voldemort sacando su varita de no sabía dónde.

Hermione retrocedió –¿ Que me harás?-

Voldemort la apuntó con su varita y la ropa de la chica desapareció. La mirada de Voldemort cambió radicalmente al verla desnuda ante él. Bajó su varita y la dejó caer con los ojos clavados en los de ella. Hermione no sabía cómo reaccionar, se había quedado de pie totalmente paralizada y sin embargo sentía una corriente eléctrica de puro placer recorrerle el cuerpo.

El hombre se acercó lentamente y se paró delante de ella, sus ojos reflejaban pura lujuria y deseo ardiente. Colocó sus manos en sus hombres y bruscamente la volteó pegándola contra la pared. Hermione soltó un gemido de dolor pero si era posible su excitación aumentó cuando notó el roce de la ropa de Voldemort contra su cuerpo.

Hermione intentó moverse de esa incómoda posición pero el mago agarró sus manos y las colocó por encima de su cabeza y pegó mas su cuerpo, presionándola más contra la pared.

- A partir de ahora, harás todo lo que yo te ordene, y te dirigirás a mí, como tu señor ¿has entendido?- dijo en voz baja y amenazante contra su oído.

- Si…- respondió con voz ahogada debido a la presión

Voldemort la tomó por el cabello y jaló sutilmente hacia sí- ¿qué te he dicho?-

- Si, mi señor- respondió Hermione totalmente excitada

- Bien. Te quiero de rodillas ante mí- dijo mientras le daba la vuelta y la ponía frente suyo.

Hermione elevó la vista hacia sus ojos, pero los bajó de inmediato y obedeció, cuando sus rodillas tocaron el piso él la sujetó por la cabeza y elevó su cabeza conectando sus miradas. La característica sonrisa cruel e inhumana había aparecido en sus labios de nuevo.

- Desabróchame el pantalón, ahora-

Las manos de Hermione temblaban por la expectación y el nerviosismo, sin embargo lo hizo, sus dedos desabrocharon torpemente el botón y bajaron el cierre del pantalón.

- Supongo que no tengo que explicarte que quiero que hagas ¿cierto?- pregunto Voldemort con voz divertida

Hermione elevó su mirada y asintió, mas no se movió. Ella nunca había hecho eso, por sorprendente que pareciera.

Voldemort la tomó de nuevo por el cabello y elevó su cabeza, la chica soltó un quejido ante la brusquedad – ¿Que estás esperando? ¿Tengo que obligarte?-

- Mi… mi señor, yo nunca he… no sé- respondió débilmente la bruja

La mano sobre su cabello se aflojó pero su mirada no se conmovió, al contrario, Hermione vio como sus ojos brillaban de malicia.

- Solo tómalo y métetelo en la boca. Usa tu imaginación- respondió

Hermione asintió y Voldemort liberó su cabello. Muerta de nervios y muy excitada Hermione liberó el miembro de Voldemort y sin pensárselo se lo metió en la boca. En cuanto lo hizo sintió el cuerpo de Voldemort tensarse y oyó un gemido de placer por parte del hombre.

-Hermione… por Merlín- dijo en voz baja.

No pudo haber mayor incitación. Con un poco más de valor, se lo introdujo más en la boca y empezó a chupar deleitándose con su sabor y la respiración del mago.

Sus movimientos cada vez eran más rápidos a medida que el hombre se descontrolaba. Sin previo aviso la levantó y con una sola mano la cargó y la besó con fuerza mientras la penetraba sin compasión.

- Me gusta tanto sentirte, Hermione… me encantar estar dentro de tu cuerpo, poseerte, que seas mía y te entregues a mí de esta manera- dijo con voz ronca mientras mordía su cuerpo

- Mi… mi… señor… - respondió incoherentemente mientras se dejaba llevar por los movimientos del mago oscuro.

- Hermione, mírame- dijo de pronto

Hermione abrió los ojos y los clavó en los de Voldemort – Dime que eres mía-

Hermione asintió- Si, mi señor, soy tuya-

- Para siempre y te lo demostraré una y otra vez, para que nunca te queden dudas ¿ has entendido?-

- Si, mi señor-

Con un movimiento y un gemido de placer Hermione alcanzó el orgasmo seguida de Voldemort que solo enterró su cara en el cuello de la chica y emitió un suave suspiro. La llevó contra la pared y la sostuvo contra ésta mientras tranquilizaban sus respiraciones.

- Eres hermosa- susurró contra su cuello

Hermione sintió como se le erizaba el vello de la nuca y sonrió mientras se abrazaba al hombre.

- Tengo que empacar ¿no?- preguntó tímidamente

Voldemort la liberó suavemente y la bruja quedo en pie. Voldemort asintió- Ve, te buscaré en veinte minutos-

Hermione salió corriendo desnuda por el pasillo radiante de alegría, le provocaba dar saltos. Llegó hasta la habitación y sin ponerse prenda alguna fue directo a preparar su maleta. Pensó en que lo más adecuado sería vestirse y dejar que su varita mágica hiciera el trabajo.

Con un movimiento de ésta, la maleta se abrió y todo fue colocado muy ordenadamente. Fue hasta el armario, se puso una camiseta y unos pantalones y se arregló su desordenado cabello. Los veinte minutos pasaron rápidamente y antes que se diera cuenta Voldemort ya se encontraba en la habitación supervisando todo antes de partir.

- ¿Nagini irá con nosotros?- preguntó Hermione mientras salían de la habitación para llegar al punto de aparición.

- No, ella estará bien. Sabe cuidarse sola- respondió Voldemort muy suavemente

Llegaron hasta los jardines y tomándola de la cintura y con la otra mano su maleta, Hermione sintió como sus pies se sacudían.

Una brisa celestial golpeó su cara. Abrió los ojos y vio a su alrededor. Estaban en un tranquilo ía un tranquilo pueblo a sus pies, al final de una colina.

-¿Dónde estamos?- preguntó fascinada

- Esto es Valle del Roncal… estamos en España, cariño. Como querías- dijo ausentemente Voldemort- estaremos aquí un fin de semana, si todo sale bien-

- ¿Si todo sale bien?- preguntó confusa

- Si… ahora vamos, nos hospedaremos en una casa cerca del pueblo- dijo mientras la tomaba con fuerza por la cintura y la guiaba.

Llegaron a una casa muy bonita de dos plantas, construida de piedra y el exterior estaba muy finamente cubierta de hiedra. Entraron al acogedor vestíbulo y Hermione se quedo observado todo a su alrededor mientras Voldemort inspeccionaba la casa.

-¿Qué ocurre?- preguntó Hermione.

- Nada, conócela, arriba está nuestra habitación y puedes hacer lo que quieras- dijo mientras se acercaba a ella y la besaba dulcemente

- ¿Puedo hacer lo que quiera… contigo?- preguntó Hermione sonrojándose ante su propio atrevimiento

Voldemort sonrió- Eso también-

Hermione le sonrió de vuelta mientras se dirigía a las escaleras. Tenía tres habitaciones y todas eran hermosas, decidió escoger la más grande para ellos. Las sabanas de la cama era color verde olivo y todo se veía bastante cómodo. Dejó la maleta y empezó a desempacar, sacó un par de zapatos y al incorporarse se mareó. Se quedo quieta unos instantes y se sacudió el aturdimiento.

Mientras desempacaba no podía evitar tener una sonrisa tonta en la cara. Al terminar sintió un dolor punzante en el vientre, definitivamente Voldemort podía ser un salvaje en el sexo cuando quería.

Cuando iba a salir de la habitación escuchó un fuerte ruido afuera. Se acercó a la ventana y observo cuatro siluetas. Frunciendo el entrecejo salió y bajó las escaleras tan rápido como pudo. Escuchó las voces de Voldemort y otro hombre, cosa que le sorprendió, dudaba que Voldemort trajera a sus mortífagos allí, estando ella y precisamente ese día.

Salió y lo que vio la dejó de piedra. Voldemort estaba de pie frente ella dándole la espalda con la varita en mano. Se movió un poco y observó a tres hombres frente a éste. Los tres vestidos de negro y el que se encontraba en el centro tenía al cuello de su túnica de un color dorado brillante.

- Ese era un trato, Voldemort. Yo jamás lo he incumplido- dijo con una voz profunda y grave el hombre del centro.

- Yo tampoco. No tengo intenciones de invadir tu territorio. No tengo necesidad de tal cosa estando más de la mitad del mundo mágico en mí poder, tú lo sabes bien- replicó Voldemort con furia y una nota de advertencia.

El hombre que se encontraba a la izquierda se percató de su presencia y le aviso al hombre del centro, que inclinó un poco la cabeza y la observó impasible.

- Vaya, vaya, tenemos compañía. ¿También has traído a tus mortífagos, Voldemort?- preguntó con fingida calma

Voldemort se dio la vuelta bruscamente y la miró – ¡Entra inmediatamente!-

Hermione retrocedió un paso, pero no se alejó.

El hombre rió – ¿La estas protegiendo? ¿De mi? eso me dice que no es una mortifaga, Voldemort. Actuar de esa manera es algo inusual en ti-

-Eso no tiene nada que ver contigo- respondió Voldemort con odio en su voz

El hombre se apartó y se dirigió hacia ella. Voldemort se atravesó- Mantenla lejos de esto. Por tu bien-

- No le haré nada, Voldemort. No hacen falta amenazas- Sonrió el hombre, pero ésta no llegó a sus ojos.

Hermione se paralizó al verlo. Nunca había visto a un hombre como aquel, era increíblemente atractivo. Alto, con el cabello de un color negro azabache y perfectamente peinado. Era medianamente robusto, con ojos de un color azul eléctrico y una barba de aproximadamente dos días le cubría el mentón.

- Buenas noches, señorita- dijo apaciblemente

- Hola- respondió Hermione en voz baja

- No debes tener miedo, no por ahora. Mi nombre es Fharland Arceus, quizás no me conozcas- dijo con una sonrisa

Hermione negó con la cabeza. A pesar del aspecto, ese hombre le daba miedo y presentía el peligro a cada palabra que pronunciaba. Pero decidió no demostrarlo.

- Dices ser el dueño de estos territorios. Sin embargo no tienes un nombre latín. Me refiero a un nombre propio de un español- dijo tenazmente Hermione. El hecho de que tuviera a Voldemort a su lado con los fijos en el hombre atento a cualquier movimiento le daba seguridad.

El hombre abrió los ojos por un microsegundo, pero los cero y una sonrisa volvió a aparecer en su rostro – Mi primer nombre no. De cualquier manera, señorita. Mis padres no nacieron en estas tierras, yo, por el contrario, si- sus ojos destellaron al decir lo último.

- Y noto que nuestra presencia aquí te molesta- dijo Hermione cautelosamente, por alguna razón quería mantener a ese hombre tranquilo.

-Correcto- dijo cortantemente sin perder su sonrisa

- En todo caso, nos iremos inmediatamente- dijo con calma

- ¡Ni pensarlo!- dijo de pronto Voldemort. Separó a Hermione y se interpuso entre ellos irradiando poder por cada poro de su piel – No nos iré de aquí, Fharland, y te conviene estar en paz conmigo. No quieres una guerra contra mí-

Los dos magos restantes sacaron sus varitas a una velocidad impresionante, pero Voldemort se giró y con un simple movimiento los mando a volar estrellándolos contra unos árboles cercanos. Hermione retrocedió precavida.

Fharland por el contrario ni se había inmutado, tenía ambas manos detrás de su espalda con una postura relajada y sin perder su sonrisa. Retrocedió un pasó y miró a Voldemort – Por supuesto que no. Yo jamás haría tan cosa. Pueden quedarse. Pero te advierto Voldemort, no toleraré otra invasión, sino, seré yo quien entre a tus tierras y puedes estar seguro que no serán solo tú y tus mortífagos quienes paguen el precio de haber provocado mi ira-

Mientras decía esto sus ojos se desviaron unos segundos a la cara de Hermione – Disfrute su estadía, señorita Granger-

Hermione no pudo contenerse - ¿cómo sabe mi apellido?- preguntó

- Yo sé la identidad de todo mago y bruja que entre en mis dominios. No bien se hubieron aparecido aquí, yo ya estaba siendo informado. Ya que lord Voldemort cuida de usted y la protege tanto, cuídese usted misma también y recomiéndele que se mantenga alejado de aquí, no habrá una segunda advertencia-

Hermione no respondió y Voldemort se acercó otro pasó al hombre con la varita preparada.

Fharland sonrió de nuevo y sin liberar sus manos de su agarre tras la espalda, hizo una seña con la cabeza – Que tengan buenas noches-

Ante la seña los otros dos hombres desaparecieron y Fharland le dedico un guiño y una sonrisa perspicaz a Hermione antes de desaparecer sin hacer el menor sonido.

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LMALFOYRIDDLE: Si, efectivamente Fharland me lo imagino como el hombre que tengo de foto de perfil xD simplemente perfecto!

Bueno, esta es la continuación! Espero les guste y me digan si vale la pena seguir escribiéndola!