Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.

La bella mujer de ojos cristalinos buscaba insistentemente a alguien. Debía estar allí, su informante no era de los que se equivocaban o peor aún, que mintieran.

"No, el no sería capaz de traicionarme. Los votos que hicimos ante el altar, no creo que Sasuke los haya olvidado… ¿O sí?" Pensaba para darse valor ante la inminente decepción.

Estaba a punto de irse y dejar a un lado la maldita duda. Tomo su bolso, no quería estar en ese lugar tan concurrido. Cuando se levantó, su vista se posó en un rincón lejano del restaurante. Allá estaba el, elegantemente vestido. Sonreía de medio lado, se veía feliz, pero no estaba solo.

Una mujer estaba con él.

Hinata suspiro profundamente, se llevó las manos al pecho mientras las lágrimas se estancaban en sus ojos.

"Tal vez sea alguna clienta, tal vez…" Ese 'Tal vez' se quedaría en su mente, porque la mujer lo abrazo con fuerza y el correspondió. Ambos acercaron sus labios en un beso apasionado. Creyó que iba a morir al sentir un dolor tan grande en su pecho, era como si una daga le atravesara, arrancándole un pedazo de su ser. Volteo a ver a la mujer.

Ella era hermosa. Su largo cabello rosado hacia juego con sus ojos esmeraldas, su piel era blanca y llena de vida. Sasuke, se veía tan diferente. Hacía tiempo que había dejado de sonreírle, así como ahora lo hacía con ella.

Se dio la vuelta y salió apresuradamente. No se dio cuenta de que Sasuke la había visto. De pronto su semblante cambio. "¿Hinata?"

-Sakura, debemos irnos…-Dijo apartándola de él.

-Sasuke, vamos… Solo tenemos media hora, ¿acaso ya extrañas a tu esposa?- Pregunto burlonamente, sabía que él era casado, pero aun así, no le importaba.

El hombre era esplendido, le tenía un departamento y un auto del año. También le compraba todos sus caprichos, sin duda alguna su plan de conquistar al más famoso empresario de Konoha, había resultado en un muy buen negocio. Porque no lo amaba, pero al convertirse en su amante, le trajo muchas ventajas.

-He dicho que nos vayamos. ¡Ahora!- El moreno estaba molesto.

-Tenemos poco tiempo para estar juntos y no me quiero ir… No aun…- La pelirrosa siempre lograba que el la obedeciera.

Él no se dejó intimidar, no esta vez.

-Muy bien, te diré que vas a hacer, te puedes ir al infierno. Olvídate de todos tus malditos caprichos. Te largas del departamento, no quiero volver a verte en mi vida. ¡Ah! Las joyas, el dinero, las llaves del auto y las tarjetas de crédito las dejas allí, ¿queda claro?- Le dijo de una manera muy fría y terminante.

Sakura se quedó boquiabierta. Comenzó a llorar, pero él no se inmuto. Cubrió sus ojos dejando salir uno que otro gemido.

-Sasuke, por favor…- El ya no la escucho, se había ido, dejándola en estado de shock.

-Maldito Uchiha… ¡Me las vas a pagar!- Sentencio. Sakura se levantó y se alejó en silencio. Afortunadamente, ninguno de los demás comensales se dieron por enterados.

Manejaba a exceso de velocidad. Tenía que llegar a la mansión y hablar con ella. La amaba, no supo que paso o porque lo hizo, pero iba a enmendar el error. El lujoso auto derrapo en el asfalto, acelerando nuevamente.

"¡Hinata, perdóname!" Gruesas lágrimas rodaron por sus mejillas.

¿Cómo estaría ella? Se imaginó a su bella esposa, cuando la conoció, cuando le pidió ser su novia, todo lo que paso para poder ganársela. Un amigo de la infancia la amaba, Kiba. Recordó las palabras que le dijo cuándo se casó con Hinata.

"La boda era magnifica. Hinata llevaba un vestido de novia tradicional japonés. Se veía tan hermosa. Estaba inclinada junto a Hiashi, no sabía que desde lejos unos ojos negros le miraban.

Sasuke estaba embelesado viendo al amor de su vida. Todo sería perfecto a partir de ese día.

-Sasuke- Oyó una voz masculina que le hablaba.

-¡Inuzuka!- Le miro con odio.

-Te has ganado el más precioso regalo que Dios ha dado a la tierra…- Sasuke le miro sorprendido esta vez, el castaño estaba llorando.

- Así es…- Asintió el pelinegro levemente.

-Mira maldito, si algún día la haces llorar o la lastimas, no tendré compasión de ti. Ella es mi universo, la amo y no me importa decírtelo. Así que al menor descuido, yo estaré allí para Hinata y ni tú ni nadie la arrebatara de mi lado.- Lo miro con recelo.

-¡Jamás lo verán tus ojos! Una cosa te prometo, Kiba, de hombre a hombre, jamás le haré daño- Dijo seriamente.

-¡Eso espero!- Kiba se alejó sin mirarlo siquiera.

-Jamás la lastimare…- Sasuke volteo hacia donde estaba su esposa, quien lo miraba un tanto sorprendida con sus hermosos ojos del color de las perlas. Sonrieron al mismo tiempo."

Y ahora era un desgraciado malnacido que no respetaba ni su propia palabra. Esperaba que Kiba tampoco cumpliera su promesa de cuidar a Hinata, pero de sobra sabía que no sería así, el Inuzuka era fiel a lo que prometía. Tal vez ella se debió casar con otro y no con él, una basura, un maldito traidor. Porque no pensó en ella o en sus hijos.

"¡Mis hijos! ¡Itachi, Makoto! Estoy destruyendo a mi familia…"

Algo le hizo salir de sus pensamientos, la reja de su casa se interpuso en su camino y destruyo el frente del auto.

-¡Maldición!- Grito, frenando de golpe.

Llego como pudo a su destino, la casa lucia silenciosa. Ya eran pasadas las ocho de la noche y el auto de Hinata ya estaba allí.

Miro hacia la ventana donde estaba ubicada su habitación, la luz estaba encendida. Metió la llave para entrar pero afortunadamente la puerta estaba solo emparejada.

Cuando entro, escucho ruidos en el segundo piso de la casa.

-¡Mami!- El grito era desgarrador.

-¡Makoto! ¿Qué ocurre?- Sasuke subió a grandes zancadas la escalera. Una pequeña niña de cinco años corrió a sus brazos.

-Papi, algo le pasa a mi mama, esta tirada en el suelo de la recamara, parece que está dormida… Trate de levantarla pero no puedo…- La pequeña de ojos negros lloraba fuertemente, mientras lo se aferraba a la camisa del Uchiha.

Corrió a la recamara y allí estaba, inerte. A un lado de ella, un frasco de pastillas.

-Hinata, no por favor…- Gruesas lágrimas corrían por su rostro.

Sasuke se inclinó y la vio. Estaba pálida, luego miro el frasco y se maldijo a sí mismo. Ahora había terminado todo.

-Perdóname por favor…-Dijo tomando a la joven fuertemente entre sus brazos.

Makoto llevaba de la mano a su hermanito Itachi de apenas un año.

-¿Papi, que ocurre?- Pregunto la niña tímidamente.

-Nada… Tu mami duerme…- Llorando amargamente, trataba de explicarse que paso. ¿Porque su esposa se había suicidado, prácticamente, delante de su hija?

-Papito, mi mama me iba a dar unas vitaminas, pero ya no había, entonces dijo que se sentía mareada y se cayó…- Dijo mientras señalaba el frasco vacío que yacía al lado de Hinata.

Eso le dio un vuelco a su corazón. Lentamente ella abrió sus ojos y estos se encontraron con el rostro de Sasuke.

El rio feliz, abrazándola nuevamente.

-¿Qué ocurrió?- Pregunto viendo el semblante inocente de Hinata.

-Sa-Sasuke, no lo sé… No me siento bien…- Hinata se llevó una mano a la cabeza.

Continuara…