Disclaimer: ¿Para llamar RusAme al VodkaCola también hay que nombrar a Himaruya?


Estados Unidos y Rusia habían hablado hasta muy muy tarde para el estadounidense hasta que se había quedado dormido. A decir verdad, que esto pasara en esta época era bastante bueno, al menos podían hablar y verse un poco... pero le seguía echando de menos de igual manera y esta situación no parecía que fuera a mejorar con todas las complicaciones que organizaba el idiota de Putin que ya le tenía hasta los huevos. En fin... la cosa es que el americano se había quedado dormido incómodo en el sillón con la televisión prendida (cosa que Joan había resuelto... apagando la tele al menos).

Como cada mañana que hablaba con él, Rusia ni siquiera sabe cómo ha llegado al Kremlin y en realidad no es muy funcional en el trabajo hasta que no se duerme... por no decir NADA funcional en lo absoluto. Ya lo han reñido por eso vaaaarias veces, cosa que él ha arreglado con unos auriculares, que a la par de hacer que los gritos del niño dejen de molestar a todos, hacen que él deje de oír las riñas.

A menudo también opta por no decir con quien es que está hablando, aunque América siempre trata de espiar todas sus conversaciones y cuando es al revés, si es por la noche cuando él está en la cama y el americano está teniendo una tarde aburrida en su oficina, nunca NUNCA le cuelga el teléfono. A veces el estadounidense se olvida de que está hablando con él y él se queda agazapado en la cama y muy silencioso escuchando TODAS las conversaciones que tiene el chico, así sean con el hombre que pasa a limpiar la oficina o con el ministro de defensa de los Estados Unidos.

Generalmente el estadounidense se da un susto cuando nota que no le ha colgado y siempre le grita un poco presa del pánico, diciéndole que está mal que haga eso. NO va a dejar de hacerlo bajo ningún concepto. Aunque puede que sí lo haga un poco más sonrojado al saber que está mal... pero de todos modos no es lo más común.

Así que tras un breve instante de sueño, Rusia abre los ojos de golpe tomando aire profundamente.

—What... the... —protesta lentamente.

Unas cuantas caras de rusos asustados le miran a su alrededor, en una especie de sala de juntas anticuada y austera, él parpadea descolocado llevándose una mano a la cabeza porque le ha empezado a doler.

—What?

—¿Estás bien, tovarisch? —pregunta una mujer en ruso.

—Que si estoy... What? —responde en inglés.

—Te has desmayado de repente y no te despertabas —asegura un hombre esta vez.

Al ruso le cuesta un poco entender, no necesariamente por ser en ruso... Sino porque le están hablando en un idioma raro y está en un lugar raro.

—P-Podemos hacer una pausa si estas mal, ehm... o seguir mañana si quieres ir al doctor... —propone un tercero sin querer preguntar si se ha tomado su medicación. Nadie sabe si toma o no medicación, pero todos están seguros de que definitivamente debería. De hecho esto es más un grito de ayuda para poder salir corriendo que preocupación real.

—Nah, no necesito ir al doctor —entrelaza los dedos que siente un poco grandes y torpes. Se siente cansado... y pesado—. Where are we?

Los rusos se miran unos a otros, incomodos y al final uno se atreve a hacer la pregunta que a todos les baila en los labios.

—¿Por qué hablas en inglés?

Y aquí empezamos lo raro, Rusia sonríe y no es la sonrisa de siempre, es una extrañísima sonrisa bastante sincera.

—¿Pues qué quieren, que les hable en ruso? Qué hacen ustedes hablando en... oh... esperen, ¿Quiénes son ustedes?

Todos se miran unos a otros otra vez. Él tose un poco y parpadea levantando una mano y tocándose en medio de los ojos para ajustarse las gafas... notando que no están donde deberían.

—Eh! ¡¿Y dónde está Texas?!

—Tovarisch, creo que sí deberías ir a un médico.

—Estamos en el Kreml, estamos reunidos —explica otro, hablando sobre el tema de la reunión en sí.

—¿En el... whaaaaaaat?

—En el Kreml, en Moskva.

—Oh... ¡Oh! —levanta las cejas—. Why? ¿Y el commie?

—¿Qué "commie"?

—¿Cómo que qué commie? ¿Y por qué hablan en russian?

—Ehm... mejor vamos todos a tomar un descanso —decide el que parece mandar más. Rusia se levanta y siente todo raro raro raro.

—Andaaaa...

—¿Te encuentras bien, tovarisch? —vuelve a preguntar la chica.

—Yes, yes... Solo... Creo que necesito ir al baño.

Ella asiente.

—¿Dónde está?

—Al final del pasillo a la derecha.

—Thanks! —ahí se va para allá tan contento además, dando hasta saltitos aún sin enterarse de nada, pensando ¿en dónde debe haber dejado a Texas?

En cuanto entra al baño y se ve en un sucio y destartalado espejo que está encima del lavamanos. Parpadea y parpadea otra vez... y se gira rapidísimo pensando que el Commie está detrás de él y no lo ve, y da vueltas sobre sí mismo.

Le cuesta varias vueltas más, caras tontas frente al espejo y demás movimientos raros como tirarse el pelo y hacer trompetillas antes de darse cuenta de qué pasa en realidad. Se pone las manos en la boca impresionado y hace un "ihhh" suavecito sin podérselo creer, sale del baño con los ojos muy abiertos buscando a... Quien sea.

Se detiene enfrente de la chica que es quien le dijo dónde estaba el baño, que es a la que encuentra. Ella levanta la vista del teléfono y le mira un poco asustada.

—S-Spasiba —suelta dudando de repente si eso es gracias u hola, debido a la excitación.

—¿De qué?

—Net, net, net... ehm... soy Rosiya verdad? —dice en ruso, tratando de recordar lo más posible.

—Da... ¿te encuentras mejor ya?

—Ehm... Da, da... esto... es un poco extraño. Siento que necesito como... reconocer todo a mí alrededor.

—Ah, da, da —le dice que quiere pegarle fuego a su alrededor y responde lo mismo.

—Awes... Ge-Genial... bien. Eso... perfecto. Enséñame las cosas... raras.

—¿Cuáles cosas raras?

—Las más raras posibles —sonríe de oreja a oreja. Ella le mira unos instantes con esa sonrisa pensando que... bueno había un espejo en el baño.

—No estoy segura de a qué te refieres.

Él toma aire relajándose al ver que si recuerda bastante bien como hablar ruso. Le pasa una mano por encima de los hombros y baja un poco el tono.

—Si tuvieras que enseñarme nuestro más grande secreto...

—C... Chto? —ella se A. Co. Jo. Na.

—Eh? Mmm... Tú llévame... A...—se lo piensa un poco—. Oh! I know... Ehm... Practicando mi inglés espía... Digo... ¿Tienen un sub... subsuelo aquí? —sigue abrazándola un poco y hablando con ella en confidencia.

—Da, hay un subsuelo —sigue temblando sin saber cómo huir.

—¡Vamos! —tira un poco de ella—. Recuérdame cómo te llamas

—Yo no puedo entrar... —vacila—. Mikailovna.

—¿Así te llamas? Really? No, espera... Ese es tu apellido. Yo hablo de tu nombre... Así como... Tanya o... —se piensa nombres de mujer en Ruso y no se le viene uno solo a la cabeza—. Bueno, así.

—Ehm... I-Irina.

—Irina. Ok Irina, hoy vas a ir a...Mmm... Abajo de la tierra conmigo.

—Net! —llora un poco, histérica, pero muy muy suavemente.

—Net? Da, da... Necesito que alguien me... Me... —lamenta haber dejado las lecciones cada tres días de ruso para tenerlas solo una vez a la semana—, venir. Que tú vengas. Ven.

Ella reza suavecito en ruso para que alguien vaya a salvarla, pensando que quiere matarla... ¿alguien la culpa? Net.

—¿Cómo llegamos?

—No lo sé, no lo sé —llora.

—¡Ah! ¿Qué te pasa?

—Solo quiero irme —lloriquea—. Pozhaluista, no me obligues a ir contigo.

—¡Oh, venga! Será divertido, Irina. ¡Ver secretos!

—Neeet pozhaluista, pozhaluista.

—Pero es que... ¡No llores! —se rasca la cabeza. Ella sigue lloriqueando hecha bolita y casi se deja caer al suelo—. Come on... What's wrong?

Otra chica pasa a su lado por el pasillo, otra de esas chicas eslavas... soltando un curioso olor que sus productos de higiene femenina le han prometido que ocultarían. Rusia siente repentinamente que el cerebro se le desconecta del todo, enfocándose como en su vida se ha enfocado en UNA sola cosa.

Ninguna de las dos mujeres parece notarlo, pero Irina se arrastra un poco por el suelo alejándose y corre por su vida. El ruso ni siquiera nota a Irina demasiado, gira la cara hacia la fuente del aroma considerándolo... Extasiante. Como oler la mejor hamburguesa del universo.

La chica recién llegada sigue su camino sin detenerse y ahí se va detrás de ella, aun sintiendo el cuerpo extraño y pesado (él tan ligero).

—Eh! Waaaait! —grita en inglés.

Ella nota que la sigue y se gira un poco asustándose. Cuando ve que la llama, se asusta un poco más y aprieta el paso pensando que no es a ella.

Es como que te siga un dinosaurio... Que además no tiene la gracia y delicadeza que suele tener el ruso al moverse así que sus pasos resuenan con mucha fuerza en el suelo mientras camina. Ella se asusta aún más porque la forma acechante en la que la sigue...

—Ehh! You! Come here!

La chica se detiene apretando los ojos. Rusia la alcanza y se detiene con dificultad casi llevándosela por delante. La abraza un poco para evitar que se caiga

Ella se abraza con fuerza a sus documentos apretando los ojos, el ruso la mira y toma aire con su prominente nariz, olisqueando.

—T-Tovarisch? —pregunta un poco desconsolada sin entender qué hace.

—Hueles... A algo

—C-Chto?

—¡Tú! Es... Es algo delicioso —la aplasta un poco contra la pared oliéndola de arriba a abajo... Como si fuera perro. Pobre niña, ahora puedes morir de un infarto.

Ella aparta la cara completamente pegada contra la pared y abrazada a sus documentos, con los ojos apretados y es que se acerca a la zona en cuestión.

—Wow... ¿Qué traes aquí? —pregunta señalando salva sea la parte, en cuclillas en el suelo frente a ella. Se sonroja un poco porque es extraña la pregunta, pero huele tan... Tan... INTENSO.

Ella baja una mano y se protege la zona con ella y vas a acabar en un curso contra el acoso sexual en el trabajo como salga de esta, Rusia.

—¿Qué es?

—T-Tovarisch, pozhaluista...

—Eh? Ah... Russian. Da. Tu... Algo aquí. Huele... —la mira a los ojos—. ¿Cómo te llamas?

—V-Vrassilova —le tiemblan las piernas.

—Hueles MUY bien —le sonríe mirándola fijamente.

—S-S-Spasibo —no sabe qué decir.

Esto es un DESASTRE porque no sabe qué hacer al respecto. Se mira de reojo la zona en cuestión y descubre que... ¡Hala! ¡Hola, Kamchatka! Ella le mira también y levanta las cejas dándose cuenta de eso.

—Ehh... Ehm... Sorry, really... E-Es que Hueles muy bien —susurra en una mezcla entre inglés y ruso mientras ella tiembla intentando escaparse—. Creo que... Que necesito ir al baño.

Ella no se mueve, de verdad pasándolo mal. Con toda la fuerza de voluntad que tiene en el mundo, Rusia se despega de ella temblando un poco y la mujer sale corriendo pensando que necesita pedirle a alguien un tampón.

El ruso aun da dos pasitos hacia ella, luego se lleva las manos a la cabeza y decide que va a ir al baño urgentemente a darse amor.


Teníamos que esperar hasta Julio, me parece... bueh, ¿a quién le importa? ¿A caso vas a quejarte? En fin... aun no sé muy bien como va a ir esto.

Le vamos a dar todo el foco al RusAme, porque todos queremos rusame y lo sabes, madafaka! y porque llevamos una muy intensa época de AuSui y necesitamos un poco de sangre fresca. Así que la idea es publicar esta historia todos los días.

Bueno, salvo los viernes y el FrUK de los viernes. Y los fines de semana, no seais cabrones que bastante nos cuesta seguir Victorian Decadence.

La cosa es que los capítulos van a ser cortos, porque se publicará cada día y no quería que en agosto ya nos hubiéramos quedado sin historia, así que venga, tómatelo con filosofía y no te agobies.

A parte de eso... nada, disfruta de la nueva historia de los dos personajes más incontrolables de todo el Fandom!