Amanecer
Le pidió a Undine que no llorara sola en la oscuridad, que ella estaba allí para estrechar sus manos y besarle las sienes, que todo estaría bien en tanto se apoyaran las unas a las otras. Ahora su cuerpo está partido el medio frente a ella, que no para de llorar de rabia. No solo está triste, porque en la guerra siempre hay pérdidas. Está furiosa, porque ella le prometió que estarían bien, que volverían a hacer el amor, que la había pasado muy bien a su lado, que habría una segunda y tercera y oh, cuarta vez de eso que tanto disfrutaron. Tantas como Undine quisiera. Ahora no había más que una promesa rota, un cuerpo sin vida que poseyó en su momento y un asesino que pagaría caro o la llevaría al Infierno también, en donde tuviera la suerte de volver a encontrarla.
