Gran parte de los personajes presentados a continuación pertenecen a Naoko Takeuchi y los usamos sin fines de lucro alguno
Lady Fénix y Lady Dragon en conjunción con FourLadies se enorgullece en traer para todos ustedes:
De Maleficios y Magias
"El que no escriba la historia universal como historia criminal, se hace cómplice de ella.
Los crímenes pequeños son objeto de persecuciones por parte de perros y policías. Los grandes son objeto de reverencia por parte de los historiadores" Karlheinz Deschner
El hombre camina por las calles de la ciudad, lleva al hombro una caja cubierta con una tela de color rojo, sus ropas parecen desgastadas y llenas de lodo fresco.
Por esas épocas los caminos estaban en tan malas condiciones que era habitual. El hombre es joven, de ojos verdes, una poblada barba rojiza cubre sus facciones curtidas por el sol. Camina entre los hidalgos que van a caballo atravesando la "Puerta de Badajoz" y entrando de lleno a la ciudad de Córdoba.
-¡Ea, buen hombre! ¿Podéis decirme por qué camino llego a la Catedral?-pregunta el caminante a un hombre obeso que lleva empujando una carreta con sandías por las callejas de la ciudad. Este lo obsequia con una mirada despectiva y lo evalúa de arriba abajo. Sólo por su indumentaria remendada de colores llamativos y su bandolera sabe a qué se dedica aquel hombre.
-¿No sabéis que está prohibido que los juglares hagáis vuestros actos frente a la casa de Dios?-con reticencia el tipo obeso, con una sonrisa del caminante.
-No os preocupéis, lo que vengo a hacer a Córdoba no tiene nada que ver con Dios.- burlón el viajero, un refunfuño del tipo de las sandías indica que el comentario no le agradó del todo.
-Seguid por la calle derecho y saldréis a la plaza.-termina este alejándose de allí.
-¡Habéis sido muy útil! ¡Id con Dios!-se despide jovialmente el caminante, después dirige sus pasos hacia el centro de la ciudad, llega a la plaza principal y se descubre la cabeza tomando el sombrero verde que lleva y santiguándose a la entrada de la catedral.
Después mira cómo las personas que concurren el lugar vienen y van y sonríe. Allí, entre la gente, está lo que él vino a buscar, atravesando los terribles y peligrosos caminos de Andalucía, con riesgo de ser asaltado o tomado por uno de los contingentes cristianos o moros confundido con un espía. Pero para alguien de su profesión aquello era habitual.
Al fin, el caminante se detiene en medio de la plaza, baja la pesada caja que lleva al hombro y la descubre de la tela carmín, dejando ver un cajón de madera. De este extrae una mandolina la cual afina levemente dejando escuchar sus notas. Cuando siente que está lista, comienza sus canto con una voz bien timbrada de barítono, cuyos matices emotivos consiguen que los transeúntes lo miren y se vayan congregando a su alrededor.
-¡Bella ciudad de Córdoba! ¡Hermosa joya de Andalucía bañada por las aguas platinadas del Guadalquivir! ¡Habitantes privilegiados de este paraíso! ¡Venid y escuchad las historias de este pobre juglar que recorre los caminos de España develando con sus notas las historias más apasionante y misteriosas que se ocultan tras los castillos de los hidalgos y bajo los sólidos muros de las iglesias!-mujeres que llevan canastas con frutas y hombres con traje de labriegos se van acercando formando un corro de personas alrededor del trovador.
-¿Sabed Oh insignes habitantes de la joya del Guadalquivir que todas las ciudad que he visitado tienen historias románticas, fantásticas o heroicas para ser contadas? ¡Pero ninguna como Córdoba guarda tan celosamente una historia prohibida, oculta y oscura! Una historia de un hombre cuya maldad supera por mucho las maldades imaginables por un ser humano.
-¡Os equivocáis forastero!-ruge un hombre que montado en su caballo escucha al juglar.-¡Córdoba nunca ha conocido a alguien como ese hombre que describís!-lanza el joven de elegante estampa. Las personas en torno al juglar murmuran, pero el músico sonríe.
-¡Lamento contradeciros señor! ¡Es justamente la Ciudad de Córdoba la que guarda, oculta para todos, la memoria de ese hombre terrible!.
-Si es como voz decís trovador, ese engendro de Satán de vuestro cantar debió ser musulmán.-opina el elegante caballero.
-No siempre las peores maldades vienen de los infieles mi señor.-se inclina el juglar arriba de su cajón.-Todo lo contrario, el hombre de mi trova era como voz, de noble cuna y distinguida estirpe. Lo cual no menguaba en nada la malignidad de sus acciones ni la forma despiadada en que sacaba del su camino a todos cuantos le estorbaban. Es en parte quizá por lo noble de su linaje, por lo que a muchos les conviene que la negra leyenda en torno a él sea olvidada.-dice el Juglar. Un número mayor de personas se congrega en torno escuchando la leve querella del caminante y del hidalgo.
-¡Pardiez, juglar! ¡Si es verdad lo que decís y ese hombre malvado ha vivido en Córdoba, contadnos su historia! Si me place lo que contáis, quizá os obsequie con algunos duros de recompensa.-sonríe el joven del caballo.
-Con vuestra venia entonces mi insigne señor, comenzaré a contar la historia más oscura y terrible, que por siglos han mantenido oculta los arcos de la Mezquita de Catedral.-se inclina el juglar. Las personas en torno tienen la mirada fija en él, este arranca algunas notas con su mandolina y comienza en canto…
Darien…
Darien es un nombre
Darien es un hombre,
Darien es una historia
he aquí el por qué un nombre, un hombre y una historia
se han ido borrando de la memoria colectiva...
El Guadalquivir aquella noche no reflejaba la luna, la ciudad comenzaba a quedar en penumbras y los últimos rayos del sol se perdían en las nubes, muriendo en los techos de las casas y en las cúpulas arábigas.
La oscuridad cubría por completo a la ciudad; el último toque de las campanas de la catedral, antigua Mezquita de Córdoba, sonaba en las calles desiertas en que sólo el sonido de los pasos marciales de la guardia del gobernador.
Por las calles estrechas y serpenteantes de la ciudad, camina una sombra encogollada, va a toda prisa, como si fuera seguida por alguien. Al doblar una esquina, una farola alumbra un poco su rostro oculto por una capucha. Refleja rasgos de una mujer joven. La chica corría lo más rápido que le daban las piernas, sosteniendo algo contra su pecho y volteando a ver continuamente hacia atrás.
Sí, era perseguida.... un grupo de unos cinco hombres con pesadas armaduras se dispersaban para atrapar a la grácil muchacha… Qué cruel es la vida, pensaría uno ¿por qué un grupo de hombres fuertes se miden contra una chica indefensa?
-¡Buscad entre las callejas! ¡Cerradle el paso y que no llegue a la Judería o la perderemos!-grita un soldado que parece el líder de los guardias que se dispersan en la persecución.
Ella seguía corriendo. Su respiración, además del golpear de sus pasos era el único sonido en las calles. Alguno que otro mirón se asomaba por la ventana, notando la situación y persignándose ante ella. Cerraban las celosías de madera y la chica continuaba su carrera.
Estaba acostumbrada a escapar siempre corriendo, siempre alerta… pero esta vez sentía su cuerpo fallar al responder, la persecución había sido larga. En cuanto pudo, detectó una entrada entre las calles y rápidamente se metió pegándose mucho a la pared y respirando agitada tratando de no hacer ruido.
-Alá bendito…protege a tu sierva.-murmuró la chica en una plegaria. Pocos segundos después oyó a los hombres pasar corriendo de largo al lado suyo, pero siguió allí, parada inmóvil, escuchando sólo los latidos de su corazón. Cuando estuvo segura de que ya nadie la seguía, salió de su escondite y siguió su camino por la "Calleja de las flores" hasta llegar al barrio árabe que estaba cerrado con una reja como medida de seguridad. Ella trepó con agilidad por las rejas y saltó hacia el otro lado. Otra mujer sale de las sombras.
-¡Reizel!…Gracias a Alá está aquí, Almirah…
-Calma Zelma, se necesitan más que diez guardias del archidiácono para detenerme.-dice la chica.
-¿Y los prisioneros?...Zaid, Muley…-
-Libres y a salvo Zelma. Escondidos en casas de personas que nos facilitó el padre Samaniego, mañana saldrán de Córdoba.-asiente la chica quitando su capucha y revelando su largo cabello negro y sus ojos amatista.
-Alá bendecirá a la señorita por lo que hizo por esas familias.-
-Lo sé Zelma, pero ahora vamos a casa porque seguramente ese zorro enviará a su comisión a indagar… ¿Está todo listo?-
-Todo listo, como habíamos quedado.-añade la mujer. La chica se quita la cogulla mientras camina hasta una casa de construcción arábiga, en la que tocando tres veces, un criado abre la puerta. Dentro de ella se escucha la música de una fiesta animada, la joven lleva debajo de la capa un traje brillante de color azul y ella y la mujer mayor se integran a la fiesta perdiéndose entre la gente…
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Los guardias de armaduras plateadas con el escudo del gobernador de Córdoba caminan por las estrechas calles nocturnas escoltando a un hombre joven que viste una sotana negra. Su figura es arrogante y altiva; de cabellos negros y ojos azules. De un azul lacerante y agudo, llenos de un brillo intenso, casi congelante. Lleva el ceño fruncido y la actitud toda de molestia y de ira. Llega al fin a la plaza y se acerca a los cepos de madera en que debían estar los prisioneros, mira los cerrojos renegridos y deshechos, abiertos los grilletes; entonces una vena se salta en su frente como siempre que el odio o la rabia lo dominan, luego grita con voz potente.
-¡Galvéz!...-su voz es atronadora y recia, tan potente que consigue hacer temblar a los hombres de armas. Un soldado de barba negra se acerca.- ¿Queréis explicarme granuja inepto por qué maldición del demonio se escaparon los prisioneros?-ruje el joven clérigo sujetando de la solapa al soldado que a pesar de ser más alto y fuerte tiembla ante las palabras de su superior.
-Padre Darien, nosotros no supimos cómo…sólo escuchamos una explosión…ved el humo de la carreta…nos descuidamos por el incendio y al regresar… ya no estaban…nadie podía haberlos liberado sin las llaves.-
-Sólo los ardides de Satanás y yo sé perfectamente quién los usa… ¿Visteis a una mujer cerca imbéciles?-gritó el sacerdote pateando un guijarro.
-Vimos una sombra señor, la perseguimos hasta la "Calleja de las Flores" pero se desvaneció como aparición del infierno.-se excusa el capitán, Darien lo suelta de la solapa y mira en torno.
-Sólo hay una mujer en todo Córdoba que pudo hacerlo y ella está demasiado cerca de Satanás como para usar sus artes… ¡Síganme! Vamos al barrio árabe…-dice el clérigo con un tono de mando más propio de un militar que de un eclesiástico. Tomando una antorcha de una pica cerca de allí; el contingente llega al fin a la reja que divide el barrio árabe del resto de la ciudad. El joven de ojos azules saca de entre su túnica negra un pequeño puñal y con el mango de este toca en la reja.
-¡Abrid la reja Voto a Sanes!-dice el joven y nadie responde. Al fin un anciano encorvado cubierto con un manto y sujetando un bastón se acerca.-¡Abrid la reja maldito perro o la derribaré de un cañonazo!.-
-Lo siento señor, pero por orden del alcaide el acceso al barrio árabe se cierra siempre luego del toque de catedral de la hora de Completas.-se excusa el anciano árabe.
-¡He aquí a uno que es más que el maldito alcaide árabe! ¡Abre la reja en nombre del archidiácono de la Catedral!-
-¿El Padre Ribera de Puente?-se extraña el anciano y se acerca. La antorcha alumbra el aristocrático porte del sacerdote.- ¡Padre Darien! ¡Disculpad!-dice el árabe y sujetando un círculo de madera lateral hace girar el mecanismo de cadenas que poco a poco abre la puerta.- ¡Disculpadme Padre Darien! ¡No le digáis al Alcaide o me azotará!-se disculpa el anciano árabe cayendo de rodillas y sujetando la sotana negra. El clérigo lo mira con desdén y le da un puntapié que lo derriba por el suelo.
-¡No me toquéis perro infiel! y en cuanto a lo que pides, veré yo mismo que no sólo te azoten sino que te encarcelen una semana en la peor mazmorra por haber entorpecido nuestros planes…¡Vamos ineptos!...-dice Darien.-¡A la casa de Ahmed Wejbe! ¡Ahora!.-ordena el archidiácono y dirige a sus hombres por las calles del barrio árabe hasta llegar a un pequeño pero elegante palacio de almenas arábigas del cual sale bullicio de música y voces. Toca la puerta y un criado abre.
- Laila Tiaba.-(buenas noches)-saluda al criado, pero el Padre Darien lo empuja con violencia y entra intempestivamente en la reunión árabe en cuyo patio central se hayan sentados en cojines los más distinguidos miembros de la comunidad musulmana de Córdoba bebiendo y comiendo.
En extremo del salón, baila un grupo de mujeres. Una de ellas es una bellísima joven de traje arábigo color azul; cientos de collares y monedas adornan su cuerpo. Un grupo de músicos tocan una melodía oriental mientras la joven mueve su cuerpo flexible ante los acordes de la música.
Durante un momento los ojos lacerantes del clérigo se pierden en los movimientos agraciados de la mujer que danza como si surtiera un efecto hipnótico, pero después aprieta los puños lleno de ira y acerándose al lugar del festejo, derriba de una patada una de las mesas. El alboroto hace que algunas criadas griten, que la música cese y que todos miren al hombre que mantiene su pie sobre la mesa derruida.
-Vaya vaya…el excelentísimo archidiácono de la catedral en persona, ¡que honor padre Ribera de Puente! Disculpe que no se le haya invitado a la reunión pero creo yo que este tipo de saraos no son propios de un hombre de Dios.-ironiza esto último la chica de ojos amatista mirando con reto al sacerdote. Un fulgor de odio arde en las pupilas azules de Darien.
-¡Guardias! ¡Aprended a esa mujer!-ordena Darien a sus hombres que dudan en movilizarse.- ¿No escuchasteis idiotas? ¡Aprendedla!-
-¡Padre Ribera de Puente! Cometéis un grave error, ¿Bajo qué cargos deseáis aprender a Reizel Wejbe?-se levanta de una mesa un respetable hombre árabe de larga barba negra puntiaguda y ojos inteligentes.
-Vaya, Imâd Al-Dîn, no sabía que el alcaide árabe concurriese a las fiestas de los Wejbe.-dice molesto Darien.
-Sabéis que soy amigo del padre de Reizel, pero a pesar de ello no entiendo por qué queréis aprender a esta joven.-insiste el funcionario.
-¡Porque esa bruja endemoniada liberó hace una hora a los dos prisioneros que estaban en los cepos de la plaza acusados de incitar la violencia contra el reino de Castilla y Aragón el día de la toma de Catedral!.-acusa Darien señalando con su dedo a la mujer árabe que lo obsequia con una sonrisa irónica.
-Creo en verdad que no sabéis lo que decís Padre Darien, o quizá el incienso os esté dañando la cabeza.-explica la joven árabe, caminando por la plataforma hasta estar delante de él.-Yo he estado danzando en esta fiesta desde la hora nona hasta este momento y de ello son testigos todos mis invitados…-dice Reizel mirándolo con reto y señalando con su mano a las personas que se hallan en el lugar, Darien crispa de furia su mano.
-¡Mienten! ¡Todos mentís! ¿Creéis que acaso confiaré en la palabra de los infieles que, como tú, solapan actos de traidores a la corona y a la fe verdadera?-sigue el implacable sacerdote.
-Si no os basta la palabra de los invitados Padre Ribera de Puente, tenéis la mía. Yo he estado aquí desde la hora que ella señaló hasta el momento en que habéis irrumpido en nuestra reunión.-corrobora el alcaide Al-Din. La chica árabe sigue mirándolo con la misma sonrisa de reto y burla que lo saca de sus casillas.
-No sé como ocurrió, pero una mujer encapuchada incendió una carreta y aprovechando la oportunidad liberó a los presos. No usó llaves, sino trucos mágicos para abrir los cepos y me dejaría cortar la mano derecha si no fuiste tú ¡Bruja!-lanza Darien.
-Muy muy mal Padre Darien, ¿Culpáis a una mujer indefensa de la ineptitud de sus guardias? ¿Cómo puedo haber estado aquí y en la plaza a la vez? ¿Acaso no hay una reja que nos aísla de la ciudad cristiana?-reta Reizel. El sacerdote está a punto de lanzarse sobre ella, de buena gana habría llegado a su lado y con sus propias manos tomaría ese maldito cuello moreno y lo retorcería hasta ahogarla…o quizá besarla… ¿Cómo podía una sola criatura ser al mismo tiempo tan terriblemente irritante y tan hermosa?
-Creo Padre Ribera de Puente que esto ha sido un equívoco y que la persona que buscáis no está aquí.-se atreve el viejo alcaide árabe. Los ojos azules lacerantes del sacerdote se cruzan con las pupilas moradas y burlonas de la joven árabe. Darien termina de derribar con el pié la mesa, como único medio de descargar su furia. La joven árabe baja del tablado y camina hacia él, al llegar se inclina.-¿Le muestro la salida?.-dice ella.
-¡Vámonos!-casi ruge el sacerdote, los guardias comienzan a salir de la casa, pero Darien sigue mirando a la mujer con odio.-Algún día bruja, tendré el poder suficiente para hacerte pagar.-jura el clérigo.
-No lo dudo archidiácono, pero mientras ese día llega, seguiremos siendo buenos enemigos…y antes de que se vaya… ¿Sabe lo que la pólvora le hace a los cerrojos de los candados?... ¿No?...Yo sí lo sé.-termina ella con toda burla alejándose de allí. Darien sale de la casa dando un portazo terrible.
-¡La fiesta continúa!-dice la joven árabe y los músicos tocan animadamente de nuevo. Ella se acerca al alcaide.
-Reizel, estás jugando con fuego, el archidiácono de Catedral no es un hombre que se distinga por tratar bien a sus enemigos, lo sabes bien por tu Padre.-advierte el funcionario.
-Precisamente por eso Imâd, mientras haya zorros como Darien Ribera de Puente a quienes hacer rabiar y mientras haya injusticias que denunciar, debo estar allí. Por mi padre más que por nadie, que solía ser vuestro alcaide- recrimina la chica.
-Eso era antes Reizel, antes de que el Califato cayera y antes de que fuéramos sojuzgados por los cristianos. Ahora, debemos tener cuidado si queremos sobrevivir…sólo me preocupo, eres un miembro importante de la comunidad árabe Reizel, no te expongas de más, que no siempre estaré allí para defenderte.-acaba el alcaide y regresa a sus mesa. La chica entra en una habitación seguida de su aya.
-Zelma, prepara todo, mañana es día de consulta, hay que tener todo listo temprano para recibir y atender a los enfermos, y por la noche habrá tablado en la cueva "El Gato".-dice ella con una sonrisa de satisfacción.
-Rei ¿Seguís con esa idea?...ya escuchasteis al alcaide y las amenazas del archidiácono.-aterrada la señora usando el diminutivo del nombre de su ama , nombre que sólo usaban los que la conocían de cerca, el mismo que su padre usaba.
-Sabes que bailar no lo hago por política sino por gusto Zelma- termina la joven y soltando sus cabellos negros aparta unas cortinas y entra en una habitación con una cama llena de cojines.-Además, sabes lo que dicen las estrellas, quizá allí lo pueda encontrar…
-¿Seguís con ese sueño Rei?.-cuestiona la mujer mayor ayudándola a quitarse las joyas.
-No es un sueño, es parte de mi destino Zelma. El hombre con el dragón, al que estoy destinada y el que me está destinado. Sabes que está escrito.-asiente la chica mirando hacia la ventana.-Y sé que algún día, mi vida y la suya se cruzarán.-acaba la bella árabe y se recuesta en la cama entre los cojines mirando las estrellas que aparecen en el cielo de la ciudad de Córdoba…
NOTAS FINALES:
En una época perdida en la bruma del tiempo, cuatro seres míticos se unieron para formas las constelaciones celestes sacrificando sus vidas en una gran colisión, el Dragón, el Fénix, el Tigre y la Tortuga. La diosa Amaterasu en agradecimiento a su sacrificio, les otorgó a cada uno el poder sobre un elemento y les obsequió uno de los cuatro puntos cardinales del universo…
Así como ellos se unieron una vez con un mismo fin, Four Ladies se une en una historia que es su primer fic conjunto, una historia basada en datos y hechos históricos, pero adaptada según nuestra imaginación y claro, la dosis correspondiente del "Lado Oscuro". No queremos hacer un ensayo histórico, sino sólo una historia diferente, pero con su dosis de realismo y fantasía por incongruente que se lea, ya que por medio de este trabajo queremos abrir caminos en el fandom y continuar la lucha por la libre expresión.
Queremos aclarar a nuestros lectores que este trabajo lo actualizaremos cuando nuestros proyectos personales nos lo permitan, así que no podemos prometer que sea periódicamente, pero sí lo terminaremos, ya que al ser nuestro primer fic conjunto todas nosotras participaremos con diferentes capítulos y escenas ya que este proyecto nos entusiasma sobremanera.
Sin más nos despedimos y agradecemos enormemente el tiempo tomado en leer. Nos vemos en el siguiente capítulo, en el cual, los vuelcos que da nuestra mente pueden ser aun más impredecibles…
"Siempre alertas, siempre hermosas, siempre encantadoras y siempre letales, somos las damas del lado oscuro".
ATTE: Four Ladies.
