Palabras infames.
Buscó el aroma de su protegida en cuanto entró a la aldea de su medio hermano. No tardó nada en distinguir el olor de Rin de todos los demás. Sin prestar atención a su fiel sirviente, continuo volando en dirección a la niña humana.
Por costumbre, olfateo de nuevo buscando ese aroma que se evaporó tres años atrás, el de aquella humana que desapareció y jamás volvió. El youkai apretó la mandíbula recriminandose por buscar su aroma.
Había sido así desde que se fue, siempre que volvía a esa aldea olfateaba el aire en busca de una diminuta pizca de ese aroma embriagante, que por mucho tiempo lo deleito en secreto. Por mucho tiempo trató de buscarle una explicación a la importancia que le daba a esa humana, pero eso siempre lo llevaba a una respuesta que se negaba a aceptar; por lo que había decidido no ponerle un nombre, solo dejarlo ser. De todas formas, ella ya no estaba en ese mundo...
Sus pensamientos fueron interrumpidos por su olfato. Una oleada de ese embriagante aroma lleno sus fosas nasales de inmediato. Olfateo de nuevo y cayó en cuenta de que no era un olor viejo...era demasiado intenso para serlo. Sus ojos se abrieron de sorpresa ante la sola posibilidad.
-Ah-. Escucho murmurar a su pequeño sirviente-. Oh, ¡Sesshomaru- Sama Kagome ha vuelto! -Exclamó sorprendido el youkai.
Antes de que pudiera mirar, una voz conocida le grito haciendo que su cuerpo vibrara.
-¡Cuñado!-. De inmediato volteo a la fuente de esa voz y sus sospechas se confirmaron. Kagome había vuelto.
Le tomó unos segundos asimilar lo que había salido de su boca, hasta que cayó en cuenta del significado de sus palabras. Frunció el entrecejo de inmediato con fastidio, miro al lado de la mujer y vio a su estúpido medio hermano.
"Era de esperarse" pensó el peli plata.
La mujer siempre había tenido toda su atención puesta en su mediocre medio hermano.
-Oh, parece que se molestó-. La escuchó decir mientras se alejaba.
Sí, estaba molestó y no sabía por que. O quizás no quería admitirlo.
"Cuñado" gruñó al recordar esas desagradables palabras.
-¡Que insolencia! ¡¿Cómo se atreve a hablarle así?! ¡Hay que ir y darle una lección! -. Exclamaba Jaken sin parar con su molesta voz.
-Callate, o te mataré-. Solo eso bastó para hacerlo callar.
Notó como el aroma de la humana se hacía menos perceptible a medida que se alejaban.
-Cuñado-. Pronunció el peli plata entre dientes. La sola sensación de pronunciar esa infame palabra le disgustó.
Sesshomaru sabía que le molestaba, lo tenía muy claro...pero no había nada que pudiera hacer y si lo hubiera...no era probable que hiciera algo, él no era así. Solo se limitaría a disfrutar del dulce aroma que había vuelto.
