1-Una mujer fuera de lo común Una mujer fuera de lo común

Un jóven llamado Tom Marvolo Riddle, acababa de ser rechazado para el puesto de profesor de defensa contra las artes oscuras, en Hogwars.

El verdadero director de Hogwarts, lo sabía, algun día iba a ser él. Y solo iban a poder ir a él los magos y brujas de sangre pura, para honrrar el nobre de su ancestro Salazar Slytherin.

Pero en estos momentos ya no le importaba eso, al menos, junto con sus ya conocidos mortífagos, estaba comenzando a limpiar al mundo mágico, pero aún no actuaba, no se iba a rebelar por completo antes de tener sus horrocrux terminados.

Ahora, ya habia conseguido los objetos en que los pondría, pero necesitaba dar muerte a 3 personas más para hacerlos, y el ya sabía quienes serían. Tenían que ser personas que valieran la pena, no esos sangre impura que acostumbraba asesinar por diversión sin que nadie lo notara, no, el quería a tres personas que valieran algo para el mundo mágico.

Una de ellas, iba a ser un Black, por su puesto, una de las más prestigiosas familias de sangre pura, uno de sus mortífagos, Regulus Black, le habia contado todo sobre ellos, así que no sería muy dificil encontrar al más viejo de la familia, el que causara más impacto. Y también sabía gracias a la esposa de su mortífago Lucius Malfoy, Narcissa, que el hombre al que quería matar era, al padre de esa joven.

El día estaba soleado en la calle Fleet de Londres, donde totalmente desapercivida para los muggles se alzaba una majestuosa manción, que inconfundiblemente era la de los Black. Las calles estaban rodeadas de muggles, vestidos con sus horrendos trajes, un par de jóvenes muggles se fijaban en él nota mía: yo también me fijaría en él :D, un hombre alto, con un muy buen cuerpo y con un pelo negro azabache, una nariz perfecta, muy fina, delicad, y unos ojos negros penetrantes que tenían un leve destello rojo, iba vestido con una capa negra, que le cubria todo el cuerpo.

Las jóvenes se acercaron más, el se dió vuelta derrepente, las jóvenes se asustaron al ver como un rayo rojo que atrabesaba los ojos del hombre, sacó del bolsillo interno de la túnica una varita, fina, larga de una madera muy negra y les envió un rayo de luz roja... al instante siguiente las jóvenes no se acordaban de nada (Tom se resistió a matarlas, porque sería demasiada evidencia).

Detras de él sintió una risa atronadora, macabra, casi era comparada con la de él, cuando mataba a sus víctimas, pero no, era de mujer, se dió vuelta nuevamente y se cruzó con una bruja, de pelo negro larguísimo, que le caía con gracia por la cara y contrastaba perfectamente con su tez blanca, el físico de la mujer era en verdad impactante, esta tendría como 20 años.

-¿Quién eres? -preguntó Riddle, levantando su varita
-Bellatrix Black, te advierto, no es prudente que me apuntes así con la varita, no sabes quien soy
-Sí, lo se, y la que no debería hablarme con tanta superioridad eres tu, yo conozco a gran parte de tu familia, te puedo asegurar que no resultarías una gran perdida para ellos
-OH!... me dejas helada... JAJAJAJAJAJA... por favor... a penas se comportan como sangre pura, solo les importa figurar, no le interesa honrrar lo que en verdad es el nombre de los verdaderos magos.
-Interesantes pensamientos
-Disculpa, pero... ¿Quién eres?
-Lord Voldemort

Bellatrix se quedó helada, esta vez en serio, sin ningúna frase sarcástica que desir, sabía que si ese hombre, al que admiraba tanto estaba ahí, no podía ser por otra razón que para reclutarla, lo que ella había deseado desde que el idiota de su primo se galardonaba de estar en su ejército.

-Si, ¿Srta. Black?
-Milord... ¿usted vino aquí... por...
-No, no me pareces una hechizera que merezca llamarse mortífaga. Vengo a tener un conversación con du padre...
-¡PRUEBAME! ¿NO CREES QUE SEA UNA MORTÍFAGA ADECUADA? EXELENTE, TU LO PIERDES.
-Quiero hablar con su padre
-¿A sí? Adelante-dijo esta abriendo la puerta enorme de roble.

El viejo estaba sentado delante de la chimenea, sin llamas, mirando atentamente a las dos personas que acababan de ingresar en su casa.

-¿Quién es Bella?
-Eso... no te importa, callate.-y ahora dirigiendose a Tom-¿Lo necesitas para algo en especial?
-digamos que... es para hablar de la vida.
-A... entiendo-sacó del bolsillo su varita mágica y dijo- Avada Kedavra!-y el hombre calló de boca al suelo.
-¿QUÉ HAS HECHO?
-¿DE QUÉ TE MOLESTA SI DE TODOS MODOS LO IBAS A MATAR?
-Avada...
-Protego!... Crucio!... Crucio!... Crucio!- él se estaba retorciendo de dolor a sus pies, y en un momento (por puro orugullo) se levanto sintiendo cada uno de sus huesos y contatacó.
-M...M...Mellash! hechizo que hace que sientas que te esta envolviendo algo como una serpiente y comienzas a ahogarte, especialidad de Voldy

Bella dejaba de respirar, estaba tirada conta el sillón, pero aún mantenía el cruciatus... le dió una puntada en el pecho... estaba muriendo, lenta y dolorosamente, con la clase de muerte que a ella le hubiera gustado realizar a otro.

Tom nunca había visto un ser vivo que resistiera su hechizo de asfixia por más de 3 minutos, eso ya eran como 15, ambos estaban sufriendo, por alguna razón detubo su maldición, y al hacerlo la mujer cayó de espaldas, pegandose en la cabeza contra el sillón y ya sin fuerzas, detubo el cruciatus.

Pero aún respiraba, y estaba conciente, no iba a morir sin antes volver a ver a los ojos de su asesino.

-Me equivoqué contigo
-¿Jhhe?
-Si quieres puedes unirte a los mortífagos. Eres la única persona que ha vivido después de hacerme un cruciatus.
-¡SI! Me uniré-sacó fuerzas de no sabía donde, se levantó, e hizo una reverencia.
-Ven conmigo.

Salieron cerrando la puerta de una casa que no sería habitada nunca más.

2-La nueva mortífaga

Caminaba por las calles de Londres, ya de noche, al lado de ese poderoso mago, la emoción se apoderaba de su cuerpo, tenía ganas de demostrar que iba a ser la mejor de todo su ejercito, a la persona que la comunidad mágica más iba a temer claro, despues que a su amo, y ella, estaba dispuesta a matar, torturar, dar su vida, todo... estaba dispuesta a todo por su amo.

A la media noche ya, llegaron a un predio vacío y allí, él la guió para aparecerse, se aparecieron en una vieja mansión, muggle, por lo que parecía.

-Aquí es.-dijo con voz fría

Ella asintió, subieron la colina que parecía muy poderosa con respecto al pequeño pueblito que yacía en su base, en el resaltaban, una pequeña iglesia con un gran cementerio, y un bosque (parecía ser más grande que el pueblito).

Llegaron a la puerta de la mansión. Al intentar entrar, sintió como algo la tiraba para atras, y no logró pasar el umbral.

Voldemort se dió cuenta, rió por un instante, luego volvió sobre sus pasos y se acercó a Bella, que estaba parada a un metro de la entrada.

-Aún no tienes la marca- tras decir esto, la agarró por la cintura, mientras a ella la recorría un escalofrío, por dos razones, la primera era que él estaba tan frío como la muerte, y la segunda... no era necesario pensarlo, sino su amo podría usar legeremansia. Y tambiés se preguntaba porqué la habia agarrado de la cintura... él se quedó un instante mirándola a los ojos, ella se resistió a desviar la mirada; un minuto después, él la hiso pasar por la puerta nota:¬¬ si, era solo para poder pasar que la agarró de la cintura.

Allí adentro se encontraban cuatro hombres, vestidos muy elegantemente, exepto uno, de los cuatro, ella conocía a tres, Lucius Malfoy (lamentablemente su cuñado), Severus Snape (todo el mundo lo conocía), Barty Crouch Jr. (para su asombro), y el cuarto hombre al cual ella no conocía.

-¿Se conocen?- preguntó Tom
-Si... Bueno, no a todos...-respondió ella
-Ah... debí suponerlo, Rodolphus Lestrange, sangre pura, debes haber escuchado sobre su familia-dijo Tom con una leve (muy muy leve) sonrisa

Bella notó que Lestrange, no le había quitado la vista desde que entró.

-Ella-dijo refiriendose obviamente a Bella- es mi nueva... mortífaga, como ven, la primera.
-¿Qué?-dijo Lucius-¿Porqué ella puede entrar y mi esposa no?
-Lucius, Lucius, mi querido y leal servidor, ¿estás cuestionando mis decisiones, como un niño caprichoso e impertinente?. Espero que no.-dijo con un tono cortante- Y las razones, imagino que no son necesarias, hecizera de sangre pura, medianamente buena con las maldiciones imperdonables...
-Los siento mi señor-dijo Lucius arrodillandose.
-Como siempre, rogando-dijo, divertido lord Voldemort, y miró de reojo a Bellatrix.- Extiende tu brazo.

Así lo hizo su cuñado, y Tom, le corrió la manga de la túnica negra, para dejar al descubierto una marca, negra azabache, que era un cráneo con una serpiente saliendo de su boca a modo de lengua. Voldemort, apenas la rozó con su largo dedo blanco, la marca se tornó de un rojo intenso y pareció que la serpiente se moviera nota: jeje, eso lo agregué yo!! y al instante unas diez personas más apareceieron en los jardínes de la mansión, entraron por la puerta sin problema por la puerta (Bella supuso, y muy acertadamente, que era por la marca), y se pusieron a modo de círculo dejando exactamente cuatro espacios libres. Al instante Lucius, Snape, Crouch y Lestrange, se ubicaron en dichos espacios.

-Mis queridos mortífagos, quería reunirlos aquí, para presentarles, a la nueva integrante de nuestro grupo-hubo un rumor de voces al escuchar el "la", Voldemort, porsupuesto lo notó-. Sí, LA nueva integrante. Bellatrix Black. Demostró tener... las cualidades para ser una mortífaga, estubo a punto de asombrarme.
-Así que... Bellatrix, tu brazo derecho por favor-ella extendió su brazo, el le tomó la mano con delicadeza, la giró, y apuntó su varita a su antebrazo-Morsmordre!

Sintió como un fuego que le recorría el brazo, quiso gritar, pero se contuvo, y tan rápido como llegó, el dolor se fue, y allí, apareció la Marca Tenebrosa.

-Bueno, pueden irse, exepto tú y tú -dijo refiriendose a Snape y a Lestrange.-Bella, por su puesto quedate aquí hasta que te ponga una misión. Puedes usar el cuarto que está arriba enfrente de la escalera.

Bella se fue hacia ese cuarto, estaba emocionada, y se sentía muy extraña, hizo un hechizo e hizo aparecer todo su ropero, encendió unas velas, y se puso a contemplar la marca. Después de unos minutos de ensimismamiento, abrió el cajón de la mesa de luz, y se encontró con una pequeña copa de oro con lo que podía asegurar que era el emblema de Hufflepuff y con un viejo anillo de piedra negra y oro, que tenía grabado (en la piedra), el dibujo de un triángulo, con un círculo y una línea adentro, no los tocó, cerró el cajón inmediatamente, porqué se asustó, al ver que una enorme serpiente, media negra, entraba por la ventana...

¿Era ese el cuarto al que tenía que ir? De todos modos, ya no se podía fijar si habia otra escalera en la casa, porque la serpiente empezó a dar vueltas alrededor de su cama... y a subir por la pata de madera...

Bella no le tenía miedo a las serpientes, pero esta, parecía especialmente peligrosa, y seguramente estaba cuidando ese cajón, estaba segura... y si le hacía algun encantamiento, tal vez se metiera en problemas, con su reciente amo...

Bellatrix, eres una idiota, tendrías que haber pensado que en una mansión, esta no era la única escalera, este cuarto por alguna razón debe de estar protegido.

Intentó despararecer, pero no pudo, y un segundo después la serpiente se había enroscado por su cintura... iba a terminar sintiendo lo mismo que con aquél hechizo...

La puerta del dormitorio se abrió, entró tranquilamente Voldemort, mirando a la serpiente que estaba ya por el cuello de Bella, y en Bella, que estaba totalmente paralisada. Se rió con una risa aguda, la serpiente estaba apretandola cada vez más... no podía respirar.

-Encontraste el cuarto, Bella-dijo muy despacio, y mirando alrededor-y trajiste tus cosas, exelente.

No podía respirar...

-Lo siento, casi lo olvido, ella es mi serpiente Nagini... más fiel que cualquier otro mortífago...Déjala Nagini, es de los nuestros... nota: Bella no entendió nada de lo que está escrito en cursiva
-Uff!-Bella ya podía respirar, la serpiente se arrastró de inmediato y subió hasta los hombros de su amo- Hablas pársel...-él solo sonrió.-Lo siento, creo que me confundí de habitación...
-Los otros se fueron ya.-dijo Tom, con un brillo rojo en los ojos-No, no te equivocaste Bellatrix, estás exactamente dónde quería que estuvieras.

Tras decir esto, se apagaron las velas, y vió como la serpiente, volvía a salir por la ventana.

3-en el borde...

Bella se quedó atónita, lo notó en su cara, el estar atónito, es una forma de perder el control de la oclumancia. Por eso exactamente habia dicho lo anterior... hacia años que no sentía nada por nadie, exepto por Nagini claro, pero era su mascota y una leal amiga y servidora.

Escudriñando en la mente de su mortífaga, vió como algo muy claro, esta mujer sentía algo extaño hacia él, ¿qué era?, él en verdad no lo veía con claridad, pero un odio extremo comenzó a recorrer su cuerpo. ¿Amor?... ¿Amor hacia él?, ¿Hacia él, el Señor de las Tinieblas?... Se suponía que él debía ser alguien a quien temerle... no podían quererle, ni mucho menos amarle. Preparó su varita, la mataría, ¿cómo se atrevía a sentir eso por él?.

La iba a matar no había vuelta atras.

-Bellatrix, si este fuera tu último momento de vida, ¿qué me pedirias?
-Mi señor... yo... no... no lo se... ¿qué he hecho?
-Lo sabes Bella, creí que eras alguien más fuerte, el amor, es un signo de debilidad, la debilidad que mató a tantos y la debilidad que tanto aprecia... él... Albus Dumbledor.
-Nunca, por favor, no me lastimes de esa manera, yo nunca pensaría como Dumbledor, yo voy a dedicar mi vida a servirle, no hay honor más grande para mi que seguir tus órdenes...
-Ya lo veremos...-Sin saber porque, bajó la varita, no pudo matarla por segunda vez.
-Se lo juro mi Señor, le seré leal hasta la muerte. No hay mayor honor para mi que estar a su servicio.
-Sí... Quedate aquí, descansa, mañana tendrás una misión, y ahí pondrás en juego mi confianza hacia ti.
-Disculpe...¿Le puedo preguntar algo? -dijo Bella dudativa.
-Adelante
-¿Qué son...los...objetos que hay dentro de este cajón?
-Son dos cosas, reliquias ancestrales de magos, las cuales me ha costado mucho encontrar. Sí, bien de nuevo Bella, por eso estaba Nagini aquí, las vigilaba, es mi habitación como habras notado.
-Perdón Señor, ya me reti...
-No. Quedate aquí... yo no dormiré esta noche, tengo cosas que hacer. Ah! y en caso de que alguien entre, no lo dudes, no le des tiempo a Nagini de acudir, matalo.
-Si Señor, no dudaré.

Voldemort se acercó a Bella, sus naricez casi que se tocaban, Bellatrix se sonrojó mucho, por suerte estaban las velas apagadas, lo único que veía era el reflejo medio rojizo de los ojos de su amo. Al intante siguiente sintió como unos finos dedos frios tocaban su mejilla, se estremeció al contacto. Acto seguido, Voldemort desapareció sin que nadie lo notara.

Voldemort había salido de la casa de su padre, no entendía que le estaba pasando, una lebe debilidad seguramente, si sobrepasaba eso, no le quedaría opción, tendría que matarla. No se podía permitir sentir algo, por alguien, sería su ruina. Su principal idea ahora era encontrar la diadema de Ravenclaw. Segun le habian dicho Snape y Lestrange, se encontraba en unos bosques de Albania, escondídos, donde había habitado Rowena Ravenclaw en sus últimos días.

Apareció en Albania, un viento suaba soplaba en la noche, lo primero que hizo fue un hechizo revelador de mágia, para ver en ese espeso bosque, dónde podría esar la diadema. El hechizo hizo efecto enseguida, marcó un par de casas, una que aparentemente esaba abandonada y una pequeña señal venía de adentro de un árbol.

Se acercó, tomo la diadema, era exactamente igual, a como la había visto en los cuadros de la fundadora de Hogwarts, hecha por duendes, y con magia milenaria adentro.

Volvió enseguida a la mansión, habían pasado unas 3 horas desde que había partido, subió a su habitación, abrió el cajón para guardar la diadema, pero decidió probarla antes.

Se dió vuelta hacia su izquierda, Bellatrix esataba profundamente dormida, apenas se le veía la cara porque estaba tapada por su espeso pelo negro.

Volvió sobre sus pasos y se sentó en un sillón que había en la sala, era de paja y tenía unos almohadones de terciopelo gris, que se hacía rojizo por las llamas del fuego. Llamó a su serpiente, acudió al instante, y se enroscó delante del fuego y este se reflejó espectacularmente en la piel de la serpiente.

Miró con detenimiento a la diadema, brillaba diez veces más que la piel de Nagini. La levantó y la colocó sobre su pelo negro nota: si aún tenía pelo, y también nariz (L), nada ocurrió. Pero luego se dió cuenta de que no estaba notando el sonido de la madera quemandose ni su respiración, solo oía el silencio, con una paz que no creía haber sentido nunca. Estaba libre para pensar sin ser interrumpido... Su mente empezó a volar, planeo los escondites para todos sus horrocruxes, era perfecto, nunca moriría, sería el único mago que logró vencer a la muerte.

En sus pensamientos, encontró el modo perfecto para lograr volar sin necesidad de objeto o animal, de volar y ser libre como un ave.

-¡¡SEÑOR!!

Voldemort se sobresaltó, entraba luz por las ventanas de la casa, Bellatrix lo estaba sarandeando de los hombros.

-¿QUÉ? No-me-to-ques.
-Perdón mi Señor, es que me asusté, no respondía y...
-Si, si, está bien Bella, es que me quedé pensando toda la noche.
-¿Quiere algo?
-Desayunar...

Bellatrix se quedó totalmente anonadada... de todo lo que le podía pedir Lord Voldemort, no se esperaba que le pidiera un desayuno, y mucho menos con una diadema de mujer en la cabeza.

-Esta bien, ¿qué...
-Lo que sea...
-Ya vengo Señor

Bellatrix se retiró, y fue hacia la cocina, en donde hacia años que no cocinaba nadie.