RUPTURA

Hombre blanco. No llega al metro setenta. Atraco a mano armada, intento de huida con rehén. Pupilas dilatadas disparejas, manos temblorosas, drogado.

Cuando te inscribiste en la academia tuvisteis una discusión al respecto. Es lo que quiero, dijiste, podré dedicarme cien por cien a la lucha. Él, imperturbable como siempre, inalcanzable, te lo advirtió, no tendrías la seguridad del anonimato.

Le dices que la libere, que suelte el arma, robo no es lo mismo que asesinato. Pero el delincuente solo aúlla insultos para ti y toda tu familia.

Sabes que odia ponerse la máscara e ir a esas interminables fiestas, una cara bonita tras otra en el brazo. Tú no vivirías así, quieres marcar la diferencia, tanto de noche como de día. Los policías son simples hombres, continuó diciendo, tú nunca puedes permitirte ese privilegio.

Se escudaba tras el cuerpo de la adolescente, la pequeña rata. Solo tenía a tiro su cabeza. El cuchillo rompió la piel, demasiado próximo a la carótida para la salud de la chica.

Nightwing, Robin y todas las identidades que vengan después. Nunca serás un simple hombre, porque ellos son más grandes que tú. Intimidación, chantaje, tortura… hacéis de todo por la misión. Excepto por una sola cosa. Hay que poner un límite, si no os convertiríais en lo que dais la vida por enfrentar.

Y llega la elección. Tu alma, si aún te quedara, o la vida de un inocente. Aprietas el gatillo.

¡No mueras! ¡No te está permitido morir! Desgarras tu garganta llamando a tus compañeros, en lo que presionas la herida en el cuello de la joven. Intentas no pensar en el cadáver en el suelo, ahora no, todavía no.

Sabes que desde que la información llegue a la radio, alarmas sonarán en la cueva y en la torre del reloj. Lo sabrán. Oráculo es hija de policía, ella no te juzgará. Él en cambio…

"Agente Grayson", escuchas a la caballería llegar. Los sanitarios te sustituyen y tú quedas de rodillas cubierto de sangre. "Arriba Richard", un veterano te ayuda a levantarte, "vamos chico, la primera vez siempre es la más difícil". Tú te dejas llevar, como un muñeco roto.

Él te advirtió.

Has roto la regla más importante. Su regla. Has matado a un hombre.