CAPITULO 1

Un nuevo día asomaba por la ventana. A pesar de las circunstancias ella era feliz. Aunque su hermano mellizo ahora vivía en Nueva York y ella seguía en Alburquerque, estaba a punto de empezar la universidad. Aunque el chico que le gustaba tenia novia y estudiaba en California, no le importaba, porque ella conocería a alguien mejor, alguien que fuera su pareja en las representaciones universitarias, alguien que, a la vez que trabajaban juntos, no le hiciera sombra.

Sharpay Evans abrió los ojos y literalmente saltó de su cama con dosel para abrir las ventanas. En ese momento llamaron a la puerta de su habitación: era Tanya, su asistenta personal, que le traía el desayuno, pero ese día, Sharpay hizo algo inusual en ella. Le dio las gracias a Tanya y le dijo que iba a bajar a desayunar con sus padres. Llevo al pequeño Boi con ella, nunca se separaba de su perrito, y al llegar al comedor dijo:

- Bueno días, papis. ¿Habéis hablado con Ryan?

El señor y la señora Evans se mostraron sorprendidos ante la actitud de su hija. Normalmente no se preocupaba por nadie que no fuera ella.

- ¿Estas bien, cariño? – Le preguntó la señora Evans - ¿Te ha llevado Tanya el desayuno?

- Sí, mamá, pero hoy quiero comer con vosotros… me siento distinta ¿os importa?

- Por supuesto que no, princesa – dijo su padre -. ¿Qué te apetece desayunar?