(Nombre) se encontraba parada frente a su nueva casa. En realidad, era un pequeño cuarto, algo como un apartamento. Observaba con interés sus alrededores: el sitio estaba cerca de su escuela, además de tener una linda vista a un parque. Era agradable.

- Hija.- Una voz masculina la sacó de sus vagos pensamientos.

- ¿Qué sucede papá?- Preguntó mientras volteaba a verlo. El hombre cargaba una caja.

- Ésta es la última.- Contestó con una sonrisa, la cual ella correspondió.- Vamos adentro, tenemos que acomodar todo antes de que sea lunes.

- Jejeje, pero es viernes, todavía faltan dos días para que comience la escuela.-

- Lo sabemos.- Interrumpió una tercera voz, era una mujer, su madre.- Pero ya sabes que a mí me encanta tener todo en orden, tiempo y forma.- Dijo sonriendo.

- Eso nunca se te va a quitar, mamá. Jajaja.-


Los tres entraron a la pequeña habitación. Pasaron el resto del día y del fin de semana arreglando cada una de las cosas que (nombre) había decidido llevar a su nueva estancia.

Llegó el lunes, sus padres la despertaron temprano y llevaron a la escuela. El edificio era parecido, por lo menos externamente, a su antiguo centro de estudios.

(Nombre) hizo una pequeña mueca tras darse cuenta de aquello; cuando se encontró frente al sitio, bajó del automóvil y se digirió a él mientras se despedía de sus padres.

- Será un buen día, un gran comienzo…- Pensaba.- Sólo debes mantener la calma.-

Para no perderse y evitar burlas, preguntó al vigilante por su salón de clases. Él le dio indicaciones precisas y gracias a ellas llegó rápidamente a su destino.

La puerta del salón estaba abierta, ella entró manteniendo un paso y respiración constantes. Estaba nerviosa y tenía miedo de que su subconsciente la traicionara.

Observó detenidamente los asientos, no quería sentarse en el lugar incorrecto. Corrección: no quería problemas con el dueño de ese asiento.

- El fondo quizá sea una buena elección.- Pensó y caminó rumbo a la esquina. Sólo un antisocial se sentaría ahí, así que dudaba que alguien de esa índole le reclamara por estar ahí.

El timbre sonó, los alumnos entraron y el profesor tardó sólo un par de minutos en llegar al aula. Una vez ahí anunció que había un estudiante de intercambio, por lo que le pidió a (nombre) pasar al frente de la clase y presentarse.

- Buen día, mi nombre es (nombre). Soy estudiante de intercambio, vengo de la escuela (nombre de tu escuela). Espero que sea una estancia agradable.-

- Gracias (nombre). Ahora comenzaremos con la clase.- El profesor comenzó a escribir en el pizarrón el plan de evaluación y clásicas cosas que se dan a conocer el primer día de clases.

Por su parte, (nombre) caminó hasta su asiento y ahí se encogió. La vergüenza la inundaba, no podía creer lo que había dicho, le parecía algo tonto y repetitivo, sobre todo la parte de "Soy estudiante de intercambio", como sí la profesora no lo hubiese dicho… en fin, ella sacó una hoja y comenzó a anotar todo lo que estaba en el pizarrón. Debía hacer algo para ignorar las malas miradas que sus nuevos compañeros de clase le lanzaban.

El receso llegó, (nombre) tomó su mochila y se dirigió a la cafetería. Tras seleccionar y tomar sus aperitivos, miró todos los asientos. Para su mala suerte, cada una de las bancas estaba ocupada. Ella no quería ser una molestia con su extraña presencia, así que decidió caminar a los jardines para sentarse en algún sitio.

Encontró una pequeña banca, tenía espacio sólo para cuatro personas. Se sentó y comenzó a comer intentando ignorar su alrededor.

Deseaba que nadie se acercara, mucho menos que estuviese acompañado.

- Hello.- El día le debía estar jugando una broma.

- Ahora no, por favor. ¿Qué no ve que estoy comiendo?- (nombre) levantó su mirada, para encontrar con un chico rubio de lentes.

- Can I… sorry… ¿Puedo sentarme aquí?- Preguntó con una gran sonrisa. (nombre) se quedó muda, no sabía qué contestar.- Bueno, tomaré eso como "sí".-

El joven puso una pequeña bolsa de papel en la mesita, sacando de ella una hamburguesa. (Nombre) sólo se limitó a comer con la cabeza baja.

- Disculpa la molestia, pero la cafetería está repleta. No se puede siquiera caminar.- Él esperó una respuesta, pero nada llegó.- Mi nombre es Alfred F. Jones, ¿y el tuyo?-

- Aaah…- La joven tragó saliva, no esperaba que alguien le hablase el primer día, normalmente era ella quien tenía que iniciar –o hacer el intento por comenzar una conversación- Me llamo… (nombre). Gusto en conocerte.-

- ¿Así que tú eres el estudiante de intercambio? ¡Bienvenida! Espero que disfrutes tu estancia. Gakuen School es la mejor institución educativa de todo el Estado. ¡Hiciste una excelente elección!-

- Gra…gracias… de hecho fue difícil decidirlo, prácticamente podía seleccionar cualquier lugar del país, aunque hubo algo de este lugar que me atrajo…-

- Yes, it's the best! Espero que podamos comer otro día, aunque eres un poco callada, algo me dices que eres interesante. ¡Nos vemos (nombre)! El timbre está por sonar. Sí necesitas algo, estaré en el aula 29. Bye!-

- Que confianza tiene…-

(Nombre) vio como aquél chico se alejaba. Era extraño que alguien desconocido le dirigiera una palabra, normalmente a ella la excluían.

Ser el cerebro del salón tiene desventajas sociales.


No hubo novedad alguna durante el resto de las clases, para ella era común tener que responder cada una de las preguntas y ejercicios que el profesor hacía. Igual era normal que sus compañeros de clase le dirigieran mensajes y miradas de desprecio.

Envidia. Eso era lo que ellos tenían.

Afortunadamente el día pasó demasiado rápido. Al escuchar el timbre, juró escuchar campanas celestiales. Caminó hacia el exterior, sus padres la esperaban afuera del edificio. Tras subirse, se dirigieron a un pequeño restaurant para comer algo.

- ¿Qué tal tu primer día?- Preguntó la mujer con ternura.

- Tranquilo.- Contestó cortante. Era una fortuna que estuvieran comiendo, eso le ayudaba a ser concreta con sus respuestas.

- ¿Hiciste alguna amistad? Sabes que no nos gusta que estés sola.-

- Lo sé, sobre todo porque ustedes se irán y no los veré hasta las próximas vacaciones.-

- Te vamos a extrañar mucho pequeña…-


Las despedidas siempre han sido dolorosas, a menos que no se le tenga una sola gota de cariño a la persona que se aleja. Para (nombre) fue de lo más difícil tener que soportar encontrarse sola en su pequeña habitación.

La noche llegó y con ella (nombre) decidió dormir temprano. Era mejor descansar, así podría olvidarse de la realidad; aunque esperaba encontrarse al día siguiente con el chico que había conocido, parecía ser una persona agradable y amistosa.

- Realmente espero que este sea un buen ciclo…-

Hola, este fic es una nueva versión de "Atrapada". Estoy mejorando la historia.

Espero que sea de su agrado TuT