Pareja: AyaHina (Leve Touken)
Autora: DarkAmy-chan
Género: Romance/Comfort
- Hablan
Nota: Todo está bajo el punto de vista de Ayato
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Los Personajes de Tokyo Ghoul no me pertenecen, son de Ishida-sensei
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Dream
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Era difícil aceptarlo, ver como todos eran felices junto a sus padres, y uno estaba ahí solo, con su único pariente con vida. Solo éramos mi tonta hermana y yo. Éramos nosotros contra el mundo desde ahora en adelante.
No podía negar la oscuridad que se formaba en mi al verlos, al apreciar la felicidad en sus rostros, mientras uno no tenía con quien compartir de esa manera, quien te brindase esa protección y cariño que solo tus progenitores podían brindarte.
Apretando mis puños, observaba como mi hermana mayor trataba de encajar entre todas estas personas. Ella quería ser aceptada tanto como yo deseaba alejarme de todos ellos.
Fueron las personas quienes mataron a los míos, ¿Por qué debería tratar de encajar con esos entes vacíos?
Lo supe. Nos enteramos que nuestros padres habían sido asaltados, y asesinados por no entregar sus pertenencias, dejándonos en manos de un orfanato, de desconocidos.
No podía evitar odiarlos a todos, y eso incluía a la débil y traidora de mi hermana, Touka.
Sin poder contemplar por más tiempo sus rostros llenos de alegría, con mis ocho años de edad me aleje lo suficiente para que no me viesen así, para que las personas de este parque no me mirasen con lastima como lo hacían con esa tonta de mi pariente.
Desde ese lugar podía apreciar como aquel chico de cabello blanco, ese que vivía junto a nosotros en aquel sitio que por ahora debemos llamar "hogar", se reía con nerviosismo por algo que mi tonta hermana había dicho. Me enfermaba su cercanía, la familiaridad con la que se trataban.
Era tan desagradable verlos sonrojarse por tonterías, como esa boba a veces le golpeaba mientras se llenaba su rostro de color.
…
El pasar del tiempo formaba en mí un nuevo tormento, que este rencor hacia los demás creciera con cada año. Ahora tenía catorce, y nada había cambiado en mí pensar, ese sentimiento que se había instalado en mí ser desde la partida de mis padres. Y peor aún, que mi hermana se empeñaba en tratar de tomar el lugar de ellos. Como era dos años mayor que yo, juraba que tenía el derecho de venir a darme ordenes o sermones.
Irritado camino con las manos en los bolsillos. En silencio veo sin mirar realmente, ignorando a las molestas chicas de este instituto, aquel que asistíamos desde que llegamos a ese orfanato.
Todo me aburría. No había nada que llamase mi atención.
Fue en eso que un ruido llegaba a mis oídos. Era el sonido de unos sollozos. A medida que avanzaba por los pasillos cada vez ya más desocupados, aquel llanto se hacía más fuerte, hasta que el cuerpo de una chica llegaba a mi vista.
Esta se encontraba sentada en el suelo, con su cara enterrada entre sus piernas, tal vez en un intento de ocultar su pesar para el resto, para que no le viesen. Su cabello corto color castaño claro no me dejaba ver su lamentable expresión, aquella que podría darme una idea por su claro pesar.
Bah. No era asunto mío.
Y con esa idea me iba a alejar de ese lugar, hasta que la voz de mi molesta hermana llegaba a mis oídos. Instintivamente me escondí tras unos casilleros, pero lo suficientemente cerca como para verles, escucharles.
Calma Hinami-chan. Todo estará bien. ─ No entendía a que se referían, porque se trataban con tanta familiaridad. ¿Es que se conocían de antes?. ¿Cómo podía ser eso?, si claramente no eran compañeras. Esa chica debía ser de mi edad, o incluso menor que yo.
¿Por qué Onee-san? ¿Por qué tuvo que pasar esto? ─ Mis manos se cerraron en puños, tensos por lo que sus palabras provocaban en mí. Aun cuando no lograba apreciar sus expresiones, estaba seguro que me recordaría al yo de antaño, en el momento en que lo perdimos todo. ─…E-Es tan…
Irritado por estas sensaciones, aparte la mirada cuando vi que mi odiosa hermana le abrazaba, consolándole. No quería permanecer en ese lugar, apreciando toda esa empatía entre ambas, afrontando de alguna manera mi pasado, la perdida de mis progenitores.
Me marche rumbo al techo de este establecimiento, mi lugar para desconectarme de todo, para calmar de alguna forma la oscuridad de mi interior.
…
Mi sorpresa fue al verla después en nuestro orfanato, al escuchar a la encargada de este lugar presentarla como nuestra nueva compañera. Mis ojos azulinos fueron a parar a su figura, la cual se mantenía cabizbaja mientras esa mujer hablaba. Parecía que se largaría a llorar en cualquier momento.
Era débil, alguien que a simple vista no lograría sobrevivir en este crudo mundo.
Fueguchi Hinami era su nombre, y como creía al principio, era menor que yo por un año.
Con las manos en los bolsillos de mi pantalón, observe como todos se acercaban a darle la bienvenida. Pero aun cuando todos le sonreían tratando de hacer que se sintiera mejor, en sus ojos almendrados podía notar su pesar, sus deseos de estar sola y llorar por quedarse huérfana, como todos los de este lugar.
Tsk. Esto es estúpido. ─ Murmure por bajo, antes de partir a mi habitación, ignorando aún los insultos de mi hermana mayor por mi poca consideración.
…
Como ya venía siendo costumbre, me encontraba mirando a esa chica en su diario vivir, en su trato con los demás, con la tonta de Touka y ese idiota de Kaneki. Era con quienes más hablaba de este lugar, inclusive cuando estaba en el instituto. Muchas veces la vi apartada de todos, igual que como yo suelo hacerlo, perdiéndome en mi propio mundo. Aunque seguramente sus pensares eran muy diferentes a los míos. Yo deseaba poder crecer ya, buscar una manera de encontrar a quienes nos arrebataron todo, y tomar venganza de ellos. Mientras esta mujer que ahora volvía a verle sollozar en silencio, estoy segura que solo es para lamentarse por su debilidad.
No iba a aguantar mucho de esa manera. Así lo creía mientras le observaba mirar con pesar el libro que yacía entre sus manos, observando como las gotas saladas que escapaban de sus ojos caían a las hojas de este.
…
Cansado de estas aburridas clases de matemáticas que acababan de finalizar, me disponía a ir rumbo a mi lugar de relajo, apartado de alguna manera de todos, pero mis pasos se vieron detenidos por las risas de algunas chicas, notando como se burlaban de alguien que estaba en el suelo.
Agudizando mi vista, pude ver de quien se trataba, deteniendo así mi intento por marcharme de ese lugar, de no inmiscuirme en lo que no me competía.
¿Pero porque? ¿Por qué me hallaba yendo hacía ellas? ¿Por qué, si esa mujer no era nada mío?
Irritado por todo lo que ocurría en mi sin entenderlo, llegue donde esas chicas seguían ensimismadas en lo suyo, ignorando por completo mi presencia en ese sitio.
Hasta que me escucharon claro está.
¿Por qué no se largan? ─ Aterradas por mi voz, aquella que mostraba mi molestia, todas dirigieron su atención hacia mi persona. Todas menos esa persona que aún permanecía cabizbaja, arrodillada en el suelo. ─ Sus risas son tan molestas, que no me importaría callarlas aun cuando son mujeres.
Al verlas con desinterés mientras se marchaban aun temerosas, dirigí mi atención a la persona que se hallaba frente a mí, sin atreverse a levantar si quiera la mirada.
Me molestas. ─ Murmure con desprecio, sin despegar mi atención de ella. ─ Si solo vas a llorar, mejor vete. ─ Pude percibir la tensión en su cuerpo ante mis vocablos, más continúe con mi monologo. Estaba cabreado de verla en ese estado. ─ Eres un dolor en el culo. Niña de mierda.
Pronto el silencio inundo el lugar, en el segundo en que sus lágrimas se habían detenido, en el momento en que sus ojos buscaron los míos. Pero no fue eso solamente lo que había logrado inquietarme, dejarme mudo. Si no más bien su risa, aquella que había salido de la nada.
¿Es que se había vuelto loca?
¿Qué es lo divertido? ─ Le pregunte ya cabreado, en el instante en que logre salir de la leve impresión.
L-Lo siento. Es solo que… ─ ¿Por qué mi cuerpo volvía a paralizarse al verla sonreír nuevamente? ─…Es solo que tu cara enojada luce igual a la de tu hermana. Es un alivio…
No podía ser. ¿Qué era esta sensación? ¿Por qué no lograba despegar mi mirar de su rostro, de su sonriente semblante que aún mantenía las marcas de su dolor?
¿En qué momento el tiempo se detuvo?
…Tonterías. ─ Logre pronunciar luego de unos momentos de completo mutismo, donde podía percibir como el calor se agrupaba en mis pómulos.
Me fui de ese sitio, escapando de alguna manera de esto que comenzaba a expresarse en mi interior.
…
Dos años más transcurrieron en un cerrar de ojos. Ahora con dieciséis años de edad encima, mi meta de marcharme de este sitio estaba cada vez más cerca. Solo quedaban dos años más de tortura, y luego podría largarme de una buena vez siendo mayor de edad.
Lo único bueno, es que había encontrado algo en que entretenerme. Después de todo, esa mujer resulto ser más interesante de lo que había creído en un comienzo. No era para nada molesta como todas las demás. Y siempre me satisfacía molestarla hasta verla murmurar incoherencias.
Era el aburrimiento, no era nada más. Ella era una manera de salir de esta monotonía, de olvidarme por unos momentos de mis demonios. Pero si era así, ¿Por qué me irritaba verla junto a ese idiota de Kaneki?
¿Por qué le sonreía de esa forma? ¿Por qué se notaban tan cercanos?
Me irritaba verles pasar tiempo juntos, como el idiota ese le sonreía tras enseñarle algún kanji que Hinami no entendía de algún libro. Ambos eran muy buenos para leer, por lo que ella pasaba más tiempo con ese sujeto tan débil, que conmigo.
Me fastidiaba al extremo eso. Quería que esa mujer solo me mirase a mí, y a nadie más.
Con aquella sensación en mi ser, me acerque a ellos, quienes aún no se percataban de mi presencia. Que me ignorasen solo lograba que esto se acrecentara en mi interior.
Hinami. ─ Sorprendida por mi presencia dijo mi nombre, sonriéndome segundos después. Maldición. Esa expresión en su rostro siempre lograba inquietarme. No podía mantener su mirada por mucho tiempo debido a eso.
¿Sucede algo Ayato-kun? ─ La voz cordial de ese chico me saco de estas emociones, siendo reemplazadas por la molestia que sentía hacia su persona. Su cara sonriente me recordaba bastante a mi progenitor, aquel que ya no estaba conmigo. Realmente quería partirle la cara, decirle unas cuantas cosas, pero sé que a ella no le gustaría.
Maldición. ¿Desde cuándo me volví tan suave?
Ignorándolo volví a centrarme en quien era mi fuente de distracción, la cual me veía sin comprender mi presencia en aquel sitio. ¿Es que se creían dueños del orfanato? Yo era libre de andar por donde quisiera.
Vamos. ─ Sin comprenderme me consulto hacía donde. Era natural que no entendiese mi actuar, ya que simplemente no podía decirle que no quería que estuviese con esa persona, que deseaba que su atención solo estuviera hacia mí, que sus sonrisas fuesen solo mías. ─ Nos toca comprar las provisiones mensuales. Vamos.
Era mentira. No del todo tampoco, pero solamente debía ir yo. Pero la quería a mi lado, lejos de ese tipo, de esa incomodidad que me hacían sentir cuando los veía juntos. Y como era de esperarse, Hinami no se negó en ningún momento, y solo acepto mis palabras.
Era una suerte que fuese tan incrédula, tan confiada.
Aunque estaba seguro que ese tipo no se tragó del todo mis palabras, por su extraña sonrisa, aquella que quisiera borrarle de un golpe. Al parecer él ya no contaba con la ingenuidad de años atrás. Tal vez la vida misma le ha mostrado que no todo es color de rosa, que no se puede confiar en todos.
A diferencia de a mí, de mi estúpida hermana, que desde pequeños nos percatamos de eso.
Irritado por las memorias que comenzaron a asaltar mis pensares, voltee para comenzar a marchar, llamando una vez a mi compañera de hogar para que se apurase.
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Nuestro andar era lento. Ambos éramos quitados de bulla, así que las conversaciones eran solamente las necesarias. Aunque he de decir que era ella quien siempre las comenzaba, platicándome con su normal entusiasmo, con esa mueca llena de tranquilidad.
…Por eso Kaneki-niisan me dijo que él me ayudaría, que no estaría sola ni hoy ni nunca… ─ Cabreado por lo escuchado, me detuve de pronto, provocando que quien iba junto a mí también se detuviese sin comprender. ─ ¿Sucede algo, Ayato?
Claro que sucedía algo, ¿Cómo era tan idiota?. Desde que partimos del orfanato no era más que Kaneki-niisan para arriba y para abajo. ¿Es que acaso…?
¿Te gusta ese sujeto? ─ Mis ojos se entrecerraron al notar por unos segundos un leve rubor en sus pómulos. ¿Acaso había dado en el blanco?. Mis manos sin darme cuenta se cerraron con fuerza en mis bolsillos.
¿Acaso eran celos? Era ridículo…
…Él y Touka-neesan son como mi familia… ─ La escuche murmurar tras unos momentos de silencio, con su mirada perdida en la nada. La sorpresa llegaba a mi segundos después al percibir sus ojos sobre los míos, al apreciar su característica sonrisa. ─…Ayato también lo es. Todos en el orfanato son muy importantes para mí, les debo mucho.
Otra vez comenzaba a percibir en mí ese calor, ese extraño sentimiento en mi pecho. Era algo que solo ella me provocaba, que me hacía decir cosas que jamás se me hubieran pasado por la mente.
Yo…deseaba proteger a esta mujer.
Nuevamente reino entre nosotros el silencio. Uno para nada incomodo, en el cual me encontraba perdido en estas emociones, en sus facciones tan llenas de vida, tan opuestas a como la había visto por primera vez. Ella se había vuelto muy fuerte con los años.
Mejor démonos prisa. Aún debo ayudar a mi Onee-san con unas cosas que me pidió. ─ Al oírle, al notar que iba a comenzar a avanzar nuevamente, sin darme cuenta mi mano la detuvo del brazo, provocando que voltease a verme sin comprender mi actuar. ─ ¿Eh? ¿Sucede algo?
Ni siquiera yo lograba entenderme. Era imposible responder del todo, explicarlo. Demonios.
En un futuro quiero que vengas conmigo, que seamos familia en verdad. ─ Ya me estaba poniendo nervioso ante el mutismo que se había creado tras mis palabras. No pude seguir manteniéndole la mirada, podía percibir el calor en mis pómulos. Era tan molesto. ─ No tienes que respon…
¡Claro! Me hace feliz que Ayato me considere alguien cercano. ─ Esta tonta no había entendido a que me refería. Pero era de esperarse.
Sin darme cuenta un suspiro se había escapado de mis labios al verle sonreírme una vez más, antes de comenzar a correr suavemente diciendo que hiciéramos una carrera hasta el supermercado. Por mucho que se la pasase estudiando, que lea sin cesar, aún era muy ingenua.
No me quedarme así. Hare que me veas como hombre, Hinami. ─ Sonreí ladinamente ante lo dicho. Estaba decidido. Aunque al comienzo se enfade, le demostraría que no debía ponerme al mismo nivel que mi tonta hermana y su casi novio debilucho. Nosotros no éramos hermanos, y nunca lo seriamos.
Con tales pensares emprendí mi carrera hacia su persona. Y tal como en un futuro, estaba seguro que la alcanzaría, que sería solo para mí.
…
Todo esto no podía ser más aburrido. Ver siempre las mismas tontas caras tanto en el orfanato, como en este inmundo instituto es realmente cansado.
Mis ojos azulinos van a parar hacía donde se encontraba una pareja. Aun desde la ventana de mi salón, la figura avergonzada de un sujeto lograba apreciarse. Por su postura, al parecer estaba confesándose.
Un chasquido molesto escapo de mis labios ante su porte. Se veía tan patético con tanto nerviosismo. Fue en ese instante en que mi atención se dirigió hacia la mujer en cuestión, aquella a la que se le estaba declarando.
La sorpresa llego a mí, mientras mis puños se cerraban en un intento de contener mi molestia.
¡¿Qué hacía la tonta de Hinami ahí?! ¡Eso no lo iba a consentir ni ahora ni nunca!
Sin perder más tiempo emprendí mi rápido andar hacía ese sitio. Sabía que ese momento llegaría, que ella había crecido y que otros también lo notarían. Pero ellos solo estaban viendo el exterior, cuando yo la vi crecer, la vi hacerse más fuerte al punto de sobrellevar la muerte de sus padres, cosa que yo aún no lograba hacer.
Mi ceño volvía a fruncirse al recordar aquello, al saberme tan débil. Pero no había forma para ver eso en estos momentos. Ahora solo estaba en mi mente una sola cosa, y es que necesitaba a esa ingenua a mi lado. Aun cuando hubiese aceptado a ese tipo, no lo permitiría.
Ella era solo mía.
Con tales pensares llegué hasta el lugar en cuestión, tratando de no caer directamente a golpes contra ese sujeto. Al parecer había llegado a tiempo, y esa persona aún trataba de decirle lo que sentía.
Era perfecto. Pondría todo en su lugar ahora mismo.
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Fin Primera Parte:-
Notas Dark: Hola a todos mis lectores. Este es mi primer intento de fic en el fandom de Tokyo Ghoul. Por supuesto debía ser de una de mis nuevas parejas favoritas: AyaHina.
Debo admitir que me está costando mucho, ya que aún debo acostumbrarme del todo a sus personalidades. Así que por favor, les pido un poco de paciencia.
Igual a pesar de todo, espero sea de su disfrute, y dejen un comentario para saber si lo sigo o no.
Besos
DarkAmy-chan
