#21 Sangre

La sentía palpitar alrededor de su cerebro, incitándola.

La sangre, animándola a seguir, acompañando a los gritos y silbidos de la gente; animándola a deslizar la cremallera de su vestido y dejarlo caer al suelo.

Debería haber llamado a Serena, ella se lo habría impedido, siempre tan sensata y consecuente. Pero no hubiese sido una buena idea…porque era de Serena de quién Nate estaba enamorado.

La sintió helarse, en sus arterias, como una telaraña invisible; recordando su pregunta, "¿Me quieres?" y su silencio. Un silencio que no es nada. Nada que dolía demasiado.

Y de pronto ella ya no estaba allí, sino en un lago helado, con el agua clavándose en su cuerpo, a cuchilladas, y pataleó para salir a la superficie, luchó para conseguir respirar y que el frío no le quitase el aliento, para ser libre.

Libre.

Y dejó todo atrás, a Nate y sus silencios, a Serena y sus inútiles consejos; y volvió a escuchar a esa ensordecedora multitud mientras movía su cuerpo al ritmo de la música y miraba a la única persona que podía entender sus ansias de libertad.

Llevando solamente un negligé y unas medias rojas.

Rojas…

Como la sangre que bullía por su cuerpo, amenazando con estallarle las venas cuando la acompañó hacia el interior de su limusina, cuando sintió el leve roce de sus labios, cuando sus manos pequeñas y suaves le quitaron la chaqueta…y después la camisa, cuando sintió su delicado cuerpo inexperto contra él…

Y así, entre besos, se fueron liberando. Deslizando la seda por su piel para luego recorrer el mismo camino con su tacto. Ahora las medias, ahora el cinturón…la ropa interior cayó al suelo y su último pensamiento antes de centrarse por completo en Blair Waldorf fue que cuando Nate se enterase de esto, correría la sangre…su sangre.