Ya que ha llegado el verano he decidido escribir otro fanfic a parte "Desmoronamiento" no creo que sea muy largo, pero ya se verá.

Haikyuu! Pertenece a Furudate Haruichi

Regresión

Capítulo 1: Lugar ameno

4 horas 25 minutos –after-

La gente dice que la confianza da asco, pero aquello puede ser solo una frase hecha. No es de extrañar entonces que ocurran hechos que igual no te esperas. Los amigos pueden ser para toda la vida pero la confianza que se guarda con ellos puede aumentar o disminuir con el tiempo. O tal vez puede llegar a ser una confianza tan ciega que te haga acabar durmiendo sin ropa en la cama de tu mejor amigo. Todo es posible. Definitivamente: La confianza da asco.

Cómo demonios había llegado allí esa era la cuestión, miró a su alrededor sin hallar nada que le sirviera para aclarar sus dudas. Había visto este tipo de cosas en las películas; la pareja se emborrachaba por culpa de una fiesta y acababan haciendo "aquello" sin que luego ambos recordaran nada. Espera, espera… ¿él y…? no, no. No podía ser posible. ¿Cómo lo hacían dos chicos de todos modos? Eran compañeros (tal vez), no amantes que van a fiestas a liarse y a beber, tenía que haber una explicación lógica.

Se movió en las sábanas, aún estaba algo dormido y aquella situación le tenía desorientado y confuso. Volvió a mirar a su alrededor para que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad que inundaba en la habitación en aquellos instantes. Tuvo suerte, él estaba durmiendo del lado que no había pared por lo que podría salir de aquel lugar sin que el otro chico se despertara; lentamente separó sus cuerpos con máximo cuidado, en esta ocasión deseaba ser más alto, estaba completamente encajado en los brazos del otro muchacho y al mínimo movimiento brusco sentía que lo iba a despertar.

Después de un rato de forcejeo consiguió liberarse, pero una extraña sensación en la parte baja de sus caderas lo paralizó por completo ¿qué era aquello? No podía ser lo que él estaba pensando, no aquí… bajó su mano con suavidad para palpar lo que se imaginaba -¿¡por qué demonios estoy desnudo!?- pensó para sí mismo mientras notaba que su cara ardía por momentos y su corazón se iba acelerando por el estrés de la situación. Dio un pequeño suspiro intentando no pensar que igual su compañero se encontraba de la misma forma y habían dormido en aquel estado durante toda la noche abrazaditos como una lapa. Solo de pensarlo su piel se erizo –los pensamientos pervertidos mejor para después -, quitó la sábana desde el extremo sacando sus pies y piernas hasta apoyarlos en el suelo y poder sentarse erguido en la cama. En ese momento, un dolor de cabeza lo golpeó obligando a que se colocara ambas manos a los extremos de ésta y soltará un pequeño gemido de dolor. Su acompañante se removió en la cama al notar este quejido y el amplio espacio que había ahora en la cama, inmediatamente colocó su mano sobre su propia boca, evitando así que salieran más sonidos alertadores. Bajó de la cama por fin y fue arrastrándose a gatas por el suelo palpándolo para ver si encontraba algo de su ropa por el camino, la oscuridad era muy densa por lo que solo podía diferenciar los objetos grandes que se hallaban en la pequeña estancia, a juzgar por la distribución dedujo que no se trataba de su habitación, esto hizo que algo en su interior se aflojara e hiciera que los nervios disminuyeran. Al menos podía salir de allí e ir hacia su hogar donde ya podría pensar con más calma.

A unos tres pasos de su posición inicial consiguió encontrar lo que parecía ser una camiseta, no se lo pensó dos veces y se la puso, aunque no fuera suya le valdría igualmente, el otro chico por lo que había notado era considera mente más alto que él por lo que no habría problemas. A decir verdad no sabía ni siquiera quien era el otro muchacho, a ver, estaba oscuro y era prácticamente imposible diferenciar dos dedos de frente. Esto en parte era bueno, si ambos no se conocían era lo mejor, así podrían actuar como si nada hubiera ocurrido aquella noche (a pesar de que no sabía ni siquiera que había pasado). En cambio, si era alguien que conocía… bueno, ya lo pensaría con el tiempo.

Durante un rato más buscó por la habitación logrando encontrar unos pantalones, que por la talla deducía que eran los suyos, y una chaqueta aparentemente más grande que la suya. Tenía ganas de salir de aquel infierno de una vez pero había algo que lo preocupaba: su ropa interior. ¿Dónde demonios estaba? Había gateado por todo lo ancho y largo del suelo y no los había encontrado, y obviamente no los iba a dejar allí, no era muy normal ir dejando tu ropa interior en casas ajenas y más si no conoces ni tan si quiera la identidad del dueño. ¿Y si era un pedófilo secuestrador que le había drogado para agredirle sexualmente? A saber lo que haría con su ropa interior, igual los coleccionaba. Agitó su cabeza dejando de pensar en tonterías que no venían a cuento y decidió irse de allí, si seguía husmeando de esa forma seguramente el otro chico se acabaría despertando. Se colocó sus pantalones de la mejor forma posible y gateó con sumo cuidado hasta la puerta, que para su suerte estaba entre abierta. Se incorporó abriéndola despacio, y pasando por el hueco que dejaba, cerrándola a continuación para asegurarse, un poco, del posible ruido que pudiera hacer durante el resto de su huida.

Apoyó su espalda contra la pared soltando un pesado suspiro y tocándose la cabeza de nuevo al notar que aquel dolor le atormentaba otra vez. Para aliviar un poco la molestia se sentó en el suelo mirando hacia sus ropas; la camiseta que había encontrado le quedaba demasiado grande, si los pantalones fueran más cortos seguramente los cubriría por completo. Después de un rato, se levantó lentamente para evitar que el dolor le golpease y bajó pausadamente por las escaleras de la casa, la tenue luz de la luna que asomaba de las ventanas le daba la suficiente luminosidad para distinguir los objetos de su alrededor y del suelo.

Bajó a la planta de abajo esquivando algunas prendas que se encontraban esparcidas por todo lo largo de la escalera, era raro sin duda, es como si alguien hubiera estado desnudándose mientras emprendía su viaje a la habitación. Aunque observando bien la ropa que encontraba se dio cuenta de que no pertenecía a la misma persona. Justo al final de la escalera se encontró lo que le parecía su ropa interior. Se quedó en blanco observando la ropa íntima. ¿Cómo demonios había llegado eso allí? Con razón no la encontraba, pero, ¿cómo podía estar ahí si sus pantalones los encontró en el piso de arriba? Agitó la cabeza nuevamente y se bajó sus pantalones para ponerse a continuación la interior. Lo importante es que la había encontrado.

Terminó completamente de vestirse colocándose sus zapatillas que encontró bien ordenadas en la puerta, cosa que le extraño. Eso significaba que no había entrado a la fuerza en aquella casa.

Tenía que salir de allí cuanto antes

3 días 23 horas 05 minutos

-Oye Hinata.

El pelirrojo alzó la cabeza para mirarle a los azulados ojos.

-Qué.

-¿Has salido alguna vez con alguien?

Hinata se paralizó en su sitio sujetando el balón con fuerza en sus manos sin nada que decir. Se miraron a los ojos hasta que el más bajo decidió darse la vuelta y correr hacia sus senpai.

-¡Socorroo! ¡Kageyama está desvariando! –gritó con fuerza mientras corría presa del pánico hacia sus superiores.

Sugawara les miró asombrados con una suave sonrisa en el rostro antes de posar su mano sobre la cabeza del pelirrojo.

-Puede que solo tenga fiebre tranquilo –dijo el albino acariciándole el pelo con cariño.

Kageyama se sonrojó en su sitio alejándose del barullo que había formado sin querer por culpa de aquella pregunta tan tonta. Cogió el balón que llevaba en la mano dejándolo en la cesta con todos los demás, antes de salir malhumorado del ajetreado gimnasio. Hinata que había empezado a ignorar los comentarios sarcásticos y burlones de los demás decidió salir tras de él. En cierto sentido ahora se sentía mal, él se había burlado e igual el colocador solo intentaba pedir consejo. Espera. ¿Consejo para salir con alguien? Es de Kageyama de a quien estamos hablando. Es una broma seguro.

Salió del gimnasio buscando con la mirada el lugar donde podría estar el moreno, bueno, tampoco tenía que pensar mucho. Siguió su instinto y se dirigió a la parte trasera del instituto, donde efectivamente; ahí se encontraba.

-Siento haberme reído de ti…

-¿¡Hah!? –exclamó molesto.

-Haré lo que sea Kageyama –se inclinó haciendo una reverencia delante de él –lo que sea.

-Sal conmigo entonces –se puso de pie cogiendo con su mano el mentón del otro chico.

Hinata lo miró estupefacto. ¿Había oído bien? Esto no podía estar pasando en serio.

-¿A qué viene esa…? –Kageyama le interrumpió.

-Es broma –le soltó mostrando una maliciosa sonrisa por aquella broma absurda que se había creído.

Hinata se sonrojó al instante murmurando insultos por lo bajo mientras se daba la vuelta para regresar sobre sus pasos. Pero lo agarraron del brazo impidiéndoselo.

-Solo responde a la pregunta que te hice –dijo con más suavidad de la normal.

El pelirrojo se dio la vuelta mostrando un mohín en la expresión y unas mejillas color carmín como un niño con una pataleta.

-N-no… nunca.

4 horas 45 minutos –after–

-Mierda, mierda, mierda… -repetía para sí mismo intentando abrir la puerta de la casa que se encontraba candada con llave.

Después de un rato de forcejeo con la puerta la dejó para no hacer más ruido y ponerse en una situación peor. Se movió por el resto de la casa, no veía mucho pero de alguna forma aquella vivienda le sonaba de algo, el olor, la calidez… lo había sentido en alguna otra parte.

No quería dar la luz ya que eso podía alertar a más personas que hubiera allí a parte de él mismo y el muchacho que se encontraba en la cama. Se encontraba en lo que parecía ser el salón, aquella casa cada vez le parecía más rara, es como si alguien hubiera tenido una pelea en ella y luego se hubieran terminado acostando. Esa última palabra hizo que su rostro se encendiera, él seguía siendo virgen, o eso creía.

El salón era un completo desastre, había vasos tirados por el suelo y mantas y cojines arrebujados y esparcidos por todos lados. Con curiosidad cogió uno de los vasos para oler los restos del posible contenido que hubiera tenido en su interior. Efectivamente; alcohol. Tiró el vaso automáticamente conteniéndose una arcada, igual ese era el origen de su terrible dolor de cabeza, pero no era posible. Su mente estaba en blanco, no había hecho nada para llegar a este lugar y menos beber alcohol. Lo recordaba perfectamente; salió de entrenar junto con todo el equipo como el resto de días, se pararon a comer y cada uno siguió su camino a casa… pero en su mente no había ningún recuerdo ni del camino a casa ni de haber llegado a la misma.

Arrebujó la enorme camiseta que llevaba puesta intentando no temblar por las ideas que pasaban por su cabeza. Igual lo del pedófilo secuestrador no era una idea tan loca.

Mientras estaba sumergido en sus pensamientos llegó a la cocina donde el desorden asustaría a cualquiera.

-¿Q-qué ha pasado aquí…? –musitó atónito por la imagen que daba esa sala.

3 días 22 horas 55 minutos

El entrenamiento matutino había sido algo más excepcional de lo habitual, la extraña conversación que había tenido con Kageyama lo tenía desconcertado, era un adolescente al fin y al cabo, pero Hinata pensaba que era asexual o voleysexual nunca pensaba que le llegaría a preguntar sobre ese tema una persona como su colocador, era raro, muy raro.

-Psssh Hinataa –susurró una voz que venía de la escalera.

Hinata se giró hacia allí encontrándose con una muchacha bajita de pelo rubio y ojos claros.

-¿Qué ocurre Yachi-san? –le susurró en el mismo tono.

-Kageyama-kun me ha preguntado algo muy raro y no sé si tú sabrás algo al respecto –dijo tímidamente sujetándose ambas manos en un puño en su pecho.

El pelirrojo la miró desde su sitio poniendo los ojos en blanco al imaginarse lo que había pasado. Dio un pequeño suspiro y le contesto.

-Te ha preguntado si has salido con alguien antes ¿verdad? –la miró a los ojos con una ceja levantada.

-No que va… ojala hubiera sido eso –se acercó un poco a él –me preguntó si estabas saliendo con alguien.

El chico se paralizó con tal respuesta colocándose en cuclillas en el suelo mientras se agitaba el anaranjado cabello -¿por qué tiene tanto intereses en eso? Ya le dije que no…- pensó para sí mismo siendo observado desde arriba por la rubia.

-¿E-es que también te lo ha preguntado a ti? –la muchacha se puso también en cuclillas quedando a su justa altura.

Hinata asintió.

-¿Debería salir con alguien solo para que deje de hacer preguntas estúpidas al resto del mundo? –murmuró para sí mismo dirigiendo su mirada a Yachi.

Unos pequeños segundos de silencio se formaron entre ambos mientras pensaban una solución.

-Pero… -intervino Yachi –si hace esa pregunta a todo el mundo que te conoce, será para asegurarse de que no tengas pareja… digo yo… no veo otro motivo para ser tan insistente.

-Tienes razón… creo que de momento lo mejor será que observemos lo que hace, igual se trae algo –se incorporó de nuevo seguidamente de la rubia.

Hitoka se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja observando la punta de sus zapatillas pensativa, no conocía también a Kageyama como lo hacía el pelirrojo, ellos dos estaban tan unidos que a veces dudaba que no se pudieran leer la mente.

-Igual lo mejor es preguntarle directamente –alzó sus claros ojos encontrando la mirada con los caramelo de Hinata , quiero decir, Kageyama-kun no es un chico muy extrovertido… igual lo mejor es preguntarle su razón, es posible que si solo nos limitamos a observarle no lleguemos a ningún lado.

Lo primero que hizo Hinata fue en pensar el significado de la palabra –extrovertido –, pero después de ello dedujo que la idea de la chica era sin duda mejor.

-¡Gracias Yachi-san! –se abalanzó sobre ella abrazándola con fuerza como agradecimiento mientras algunas personas de los alrededores cuchicheaban cosas sobre lo que acaba de ocurrir.

El rostro de Hitoka se encendió y lo separó de ella sin demasiada brusquedad.

-N-no es nada…

-¡Nos vemoos! –se despidió de ella moviendo frenéticamente su brazo de un lado a otro.

4 horas 46 minutos –after–

Era casi imposible dar dos pasos fuera de la puerta de aquella habitación, los platos rotos del suelo brillaban como cuchillas a la luz de la luna y el revoltijo de cajas de lo que parecía ser comida y algo que no llegaba a distinguir ocupaba por completo las encimeras y la mesa central.

Llevaba las zapatillas puestas así que decidió avanzar con sumo cuidado por aquel lugar evitando los cristales rotos para no hacer ruido al pisarlos. Aquello sin duda era un auténtico desastre, como si un huracán hubiera pasado por allí y lo hubiera destruido todo, había un fuerte olor a comida que el chico no llegaba a distinguir, la mezcla de olores en el aire le hacía casi tener que mantener la respiración para no vomitar. Avanzó hasta la encimera quitando con cuidado las cajas que estaban sobre ella para averiguar si había algo mas detrás.

-Esto es… ¿sake? –cogió una de las botellas que se encontraban detrás oliendo por la boquilla ya que no distinguía bien los kanji de la etiqueta.

Inmediatamente apartó su nariz de allí teniendo que poner la botella lejos para no respirar su fuerte olor. Si, sin duda aquello era sake. Dejó la botella en su sitio cogiendo algunas más que se encontraban alrededor para ver si había alguna que no se tratara de alcohol, pero no hubo suerte.

No quería pensarlo pero aquello tenía pinta de haber sido una fiesta o algo parecido. No se podía explicar de otra manera todas esas botellas de sake, ron y vodka. Pero tampoco se podía imaginar la razón por la que él estaba allí, el jamás bebería algo de alcohol (su tolerancia era más bien baja), en su casa siempre nada más abrir alguna botella de sake tenía que correr al baño a vomitar por el olor. ¿Cómo era posible entonces que él no recordara nada? ¿Y su constante y molesto dolor de cabeza?

Aunque sin duda su preocupación primordial era la razón por la que había terminado en la cama de otra persona, desnudo y con compañía.

Volvió a correr hacia la puerta ignorando los crac de los cristales bajo sus pies.

3 días 22 horas 05 minutos

Hinata suspiró en su sitio tumbándose sobre su pupitre por el cansancio, el día estaba siendo demasiado agotador y las clases se le hacían cada vez más largas, cincuenta minutos eternos que parecía que no terminarían nunca, ya era por fin la hora del almuerzo y una parte de él le decía que simplemente se quedara allí durmiendo plácidamente mientras el tiempo seguía corriendo.

La charla con Yachi le había hecho pensar durante toda la hora y aquella frase resonaba en su cabeza –sal conmigo entonces –¿sería una broma en serio? Su rostro y voz no decían lo mismo, a decir verdad nunca había visto una expresión tan seria en el moreno (aparte de en los partidos claro), igual debería preguntar a sus senpai aunque después de todo el numerito de esta mañana sentía que no era la mejor idea.

Suspiró pesadamente y cerró los ojos. Menos mal que Yachi le ayudaría con todo esto.

-Venid, ¿habéis oído ese rumor? –susurró casi inaudiblemente una chica en el aula del pelirrojo.

Un grupo de chicas y chicos hicieron un corrillo para oír lo que diría la chica.

-Dicen que Hinata-kun y Yachi de la clase cinco están saliendo –lo dijo bajo, pero el pelirrojo llegó a oírla permaneciendo en su sitio para seguir escuchando la conversación –al parecer hay gente que los ha visto abrazarse entre clase y clase a escondidas.

Hinata abrió los ojos de par en par sobresaltándose, no podía ser verdad.

-Incluso dicen que después de terminar el entrenamiento de su club se quedan a solas para hacer "cosas"-dijo la chica con una risilla con esto último.

El pelirrojo se incorporó tirando la silla, mirando con molestia a la chica que estaba diciendo esas falacias.

-¡Yachi-san solo es mi amiga! –Dijo asaltado señalándola con el dedo –no te inventes cosas, yo nunca podría salir con ella.

Un golpe seco alertó a los chicos que estaban discutiendo, pero al no ver a nadie volvieron la mirada para seguir con la conversación. Mientras tanto una pequeña chica se alejaba corriendo de la clase con unas también, pequeñas lágrimas en sus ojos.

-¿Cómo explicas entonces que Keiko-chan os viera abrazados en el pasillo en el entretiempo anterior? –se enfrentó cara a cara con el chico.

Hinata se mordió la lengua, ¿era por esto que Kageyama estaba haciendo esas preguntas?

-Solo le estaba dando las gracias por algo… y la abrace, nada más –se agarró el borde de la sudadera color crema que siempre llevaba debajo.

La chica chasqueó la lengua y aburrida ya de hablar prefirió irse con sus amigas a comer el almuerzo. Hinata se volvió a sentar en su sitio enterrando la cabeza entre sus brazos. Aquello era malo, muy malo. No podía dejar que corrieran rumores que perjudicaran a la pobre de Yachi solo por su culpa.

Cogió su almuerzo de la bandolera y salió de la clase donde todavía gente cuchicheaba sobre lo que acababa de pasar. Abrió la puerta de un golpe obligando a que los otros se callaran al momento por el fuerte ruido. Rio cabizbajo viendo en ese momento lo que se encontraba a sus pies.

-¿Qué narices es esto? –Cogió los cuadernos del suelo abriendo uno por la primera página para ver si tenía nombre –no puede ser… ¿Cuándo ha estado Yachi-san aquí?

Echó a correr a través del pasillo para ver si lograba explicarle a Yachi el malentendido, aunque no sabía muy bien que es lo que había provocado aquella situación ni lo que tenía que explicarle, pero sentía que tenía que darle una razón por sus palabras. Antes de llegar a la última clase alguien le agarró del brazo.

-¿Kageyama?

4 horas 50 minutos –after–

La puerta seguía sin abrirse a pesar de sus esfuerzos, la oscuridad le cegaba la parte de la cerradura, pero estaba seguro de que aquello no tenía pestillo y desde luego no encontraba las llaves por ningún lado con este desorden.

Se rindió yendo hacia el sofá para tumbarse y esperar al destino, pero algo hizo que se detuviera en seco. Enfocó su mirada bien para asegurarse de que no fueran imaginaciones suyas.

-¿U-una chica…?

Capítulo 1 fin

Espero que os haya gustado este inicio y como siempre, siempre serán bienvenidos los review, vuestra opinión es lo más importante!