Disclaimer: Frozen y sus respectivos personajes no son de mi propiedad, pertenecen a Disney y lamentablemente yo no coolabore en su rrealización, solo soy una joven que vive encerrada en su cuarto (Tipo Elsa) mientras escribe esta historia.


Prólogo.

Ni siquiera entendía que había ido a hacer en aquel lugar pero allí estaba ella, de pie frente al establo real de las islas del Sur. Realmente agradecía el hecho de que nadie la había reconocido, pero honestamente, nadie recordaba a Elsa de Arendelle, o por lo menos, ignoraban el hecho de que alguna vez existió. — Aunque ella siguiera viviendo. — También debía aceptar el hecho de que lucía distinta a como todos la recordaban.

Sus cabellos alguna vez albinos ahora estaban teñidos del negro más obscuro que alguien alguna vez hubiese mirado y su piel había adoptado un tono ligeramente tostado, se miraba desalineada y podría decirse que no quedaba rastro alguno de la reina que alguna vez había sido.

— Veo que se divierte observándome. — El comentario lleno de cinismo y presunción la tomó por sorpresa, ¿Seria que el la había reconocido? — Pero no es tu culpa linda, las chicas adoran verme. — ¿Acaso había alguien más presumido y arrogante que Hans Westergard?. Elsa sintió sus mejillas enrojecerse debido al enojo, debía calmarse para así no golpearlo, aunque realmente deseaba darle una bofetada.

— ¿Y que le hace creer que yo lo observaba alteza? — Cuestionó la pelinegra tratando de ocultar su vergüenza por haber sido descubierta.

— ¿Acaso hay alguna razón por la cual estar aquí? — Eran evidente que una joven no tenia nada que hacer en aquel lugar, sin embargo Elsa se esforzaba en buscar alguna excusa válida. — No deberías estar aquí, se que no trabajas en palacio y si alguien te descubre podrías tener problemas.

— ¿Fue mi imaginación o el famoso príncipe asesino se preocupó por mi bienestar? — Su sarcasmo fue notado por el pelirrojo; pudiese ser que ella trataba de dejar todo en el pasado pero eso no quitaba el hecho de que le guardaba un poco de rencor por las cosas que el sureño había hecho en el pasado.

— Veo que eres otra más del montón. — Elsa lo miró confundida, ¿Acaso se había perdido de algo? — Todos me ven como el malvado príncipe que atento contra la vida de dos chicas, pero, ¿Enserio eso es todo lo que soy?, se que no pero convencer a todos de que no soy un psicópata no es muy sencillo, la gente solo escucha lo que quiere.

— Ni que lo digas. — Su murmullo pareció no ser notado por el pelirrojo, lo cual agradecía, había eventos que era mejor conservarlos en secreto por el momento.

Su mirada se paseo por aquel establo, el cual parecía un poco descuidado, a pesar de los esfuerzos del pelirrojo por mantener el lugar impecable.

— Le repito que si alguien la descubre estará en problemas. — Advirtió el pelirrojo, como si ella ya no estuviera en problemas. Elsa tenía problemas de sobra y parecía no importarle uno más a su lista de "líos en los que me he metido". — Y permítame decirle que me impresiona el que usted haya logrado escabullirse en palacio sin ser vista, ¿Cómo lo logró?

— Imagino que usted sabe mil y una maneras de entrar y salir del castillo sin ser descubierto. — Ella le había visto en el pueblo en algunas ocasiones, llevaba tiempo observándolo para asegurarse de que no fuera el mismo príncipe capaz de asesinar a cualquiera con tal de salirse con la suya, pero, ¿A quien engañaba? Ni él ni ella eran los mismos de antes. — Fue sencillo entrar aquí, tan solo tuve que seguirlo.

— ¿Me acosas? — Cuestionó él. — Creo que es algo tierno que una chica espíe al chico que le gusta.

— ¿Qué te hace pensar que esa es la razón por la cual te he seguido? — Alguien debía derribar el enorme ego del menor de los príncipes de las islas del sur.

— Quizá el hecho de que no lo hayas negado. — Podía observar en su sonrisa el como se sentía Hans, victorioso.

— Tu lo has dicho, las personas escuchan solo lo que desean escuchar, ¿Serviría de algo esforzarme en negarlo? — Observó la sonrisa de Hans desaparecer de su rostro. — Además, si pensar que tienes una admiradora te hace sentir mejor créelo, aunque sea una mentira.

Los juegos habían terminado, ahora Hans la miraba de una forma más sería, quizá se preguntaba quien era aquella joven que le hablada de aquella manera. Hans estaba acostumbrado a investigar, analizar y planear antes de actuar, así tenía las cosas a su favor, pero ahora, desconocía completamente quien era la joven frente a él y que es lo que quería.

Ella por su parte deseaba decirle quien era, pero era mejor callarlo por el momento, aún no sabía si confiar en Hans; cada vez que lo pensaba le surgían unos enormes deseos de salir corriendo y volver al lugar de cual había venido.

— Escuche, realmente usted no me agrada. — Dijo la joven de obscuros cabellos mientras comenzaba a caminar directo a él, quería que el viese que no era una chiquilla asustadiza; ella ya no lo era, el miedo había sido su enemigo por años, quien la mantuvo encerrada y arruinó su infancia, no dejaría que le siguiese afectando. — Pero eres la única persona que se que es capaz de hacer cualquier cosa por algo que quiere.

— Exacto, soy capaz de hacer cualquier cosa para beneficiarme. — Ella sabía a donde iba todo eso, quería algo a cambio. — Así que dime preciosa, ¿Qué me ofreces a cambio de ayudarte?

— Eres un príncipe y es obvio que unas cuantas monedas no serán suficientes para convencerte. — Hans estaba algo impresionado de que ella hiciera esa observación. — Eres ambicioso y podría ofrecerte algunas cosas, pero, se que no me creerías capaz de dártelas. — El pelirrojo se encontraba confundido, ¿A que "cosas" se referiría aquella extraña joven? — Pero también se, que han pasado 3 años en los cuales has vivido trabajando para tu propia familia, tus hermanos te han humillado y lo único que deseas es vengarte de cada uno de ellos. — Dijo ella.

— ¿Acaso piensas ayudarme a vengarme de mis hermanos? — Cuestionó él.

— Si es la única manera para que me ayudes lo haré con gusto. — Respondió, el pelirrojo analizaba las cosas en su mente, deseaba venganza, definitivamente daría lo que fuese por darles una cucharada de su propio chocolate a cada uno de ellos, pero, ¿Fiarse de una completa desconocida?

— Exactamente, ¿Qué es lo que quieres que yo haga? — Era importante saber a que se estaba enfrentando, y si valdría la pena hacerlo.

— Imagino que sabes llegar a Arendelle, ¿O me equivocó? — Fue lo único que dicho por la mujer.

— ¿Quiere que la lleve a Arendelle? — Preguntó. Elsa asintió con la cabeza un par de veces, seguramente el sureño le cuestionaría el porque quería ir a aquel reino noruego pero ella no tenía porque darle explicaciones ni quería hacerlo. — Realmente no soy bien recibido en ese lugar. — Aquel comentario pudiera haber sido utilizado como una advertencia.

— Yo tampoco. — Dijo ella. — Es solo que tengo un par de cuentas pendientes en Arendelle, debo ir y necesito de alguien que me lleve y que además, me ayude con un pequeño asunto. — ¿Eso era todo lo que ella pensaba decir?, al parecer si. — ¿Realmente es importante saber que pasara en Arendelle? — Pareciera que ella había leído sus pensamientos al preguntarle aquello. — Piénsalo Hans. — ¿Cuándo había sido que había dejado las formalidades? — Te ofrezco la oportunidad de vengarte de tus hermanos, es lo que más deseas y tu mismo dijiste que estabas dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de obtener lo que querías. Entonces, ¿Tenemos un trato?

Debía estar loco, aquella mujer debió de haberle lanzado un hechizo para hacerlo perder la cordura, sin pensarlo detalladamente aceptó el trato que le ofrecía la joven de cabellos negros, la cual, le parecía familiar.

— Antes de todo, ¿Cuál es tu nombre? — Preguntó.

— ¿Necesitas saberlo? — Cuestionó.

— Si vamos a hacer algo juntos pienso que es importante conocernos. — Respondió.

— Llámame Beth. — Se limitó a decir con indiferencia. No importaba mucho el nombre que le diera, la venganza de Elsa había iniciado y ninguna de las personas que le habían hecho daño en el pasado se salvarían, ni siquiera su ahora compañero, Hans.

¿Qué le había pasado a la dulce reina de Arendelle?, aquella joven albina que adoraba patinar con su hermana y pasear por los jardines mientras reía acompañada de Olaf. Incluso a ella le sorprendía el pensar en como era ahora, una persona que sólo deseaba venganza, se había convertido en una versión femenina de Hans, según ella.

Aún no tenia idea de como se vengaría de todos, pero estaba segura de que en esta ocasión, nadie se olvidaría de Elsa Anderson por nada del mundo.

— ¿Es gracioso no? Si haces mil cosas buenas nadie lo notara, lo olvidaran tarde o temprano, en cambio si cometes un error o haces algo malo nadie dejara de recordártelo. — Comentó la chica de ojos azules. Las cosas eran así siempre para Hans, pero jamás creyó que hubiese alguien en el mundo que lo comprendiera.

El príncipe se sentía bien al saber que sus hermanos pagarían por todo, sin saber que a quien le esperaba algo desafortunado era a él.

— Beth, presiento que las cosas mejoraran para ambos. — El positivismo en su voz era bastante evidente, sentía como si el mundo le diese una segunda oportunidad, la cual no dejaría pasar. — Si tan sólo pudiese vengarme de otra persona. — Comentó.

— ¿De quien? Según se, tus hermanos son a quienes más detestas. — Dijo ella.

— Hubo una reina, a la cual nadie parece recordar. — Era obvio de quien se trataba. — Pero arruinó un plan el cual estuve haciendo por mucho tiempo, lo perfeccionaba cada que era necesario y tenía todo calculado, pero Elsa de Arendelle lo arruinó. — Formó dos puños con sus manos tratando de controlar su furia. — Desearía matarla pero lamentablemente, nadie sabe que fue de ella, solo desapareció. — Oh Hans, si tan solo supieras que ella esta justo frente a tus ojos.


Nota de autor:

Hola, les habla Wildest Stories, la nueva en el lado obscuro del Helsa; pueden llamarme Wil si quieren.

La verdad creó que el prólogo fue algo corto y posiblemente no hayan entendido mucho de lo que pasa por aquí, en resumen, Elsa y Hans se unirán para vengarse de los hermanos mayores de nuestro pelirrojo favorito Bueno, mi pelirrojo favorito es Ed Sheeran, Hans es mi segundo pelirrojo favorito) y además se vengaran de otras personitas de las cuales se enteraran en un futuro no muy lejano, pero, al parecer Elsa planea traicionar a Hans en algún momento de la historia.

¿Alguien más adora a Elsa malvada, o soy solo yo?

Realmente espero que esta historia sea de su agrado, si desean dejar un hermoso y sexy review me harían la autora principiante más feliz de la historia de los autores principiantes. Les responderé a todos ;)

Me despido mis queridos y queridas Helsas, esta es mi primera colaboración con el fandom y esperó que no haya resultado un desastre.