Nunca olvidaría aquél primer día, cuando sus grises y saltones ojos lo miraron por primera ves. Al principio solo estuvo presente en su mente por su excentricidad. Lunática Lovegood. No era fácil de olvidar.

Después vino el ED. A el le agradaba ir con ella a las reuniones. Sus charlas sobre los scorkys de cuernos escarolados siempre lo distraían.

Pero Neville pronto se dio cuenta que la locura de ella actuaba como un escudo para el.

Y caminaban por los pasillos, y no oían las risas ni veían los dedos señalándolos. Porque Luna buscaba nargles, y Neville la buscaba a ella.

De pronto se descubría a si mismo mirando por las ventanas, en busca de blibbers maravillosos.

Luna, su cabello rubio, su collar de corchos, sus pendientes de rábanos, y sus ojos. No entendía por que los demás no apreciaban la belleza en ella. Era tan obvia, tan pura, tan Luna.

Luna lo hacía feliz. Neville solo tenía que pensar en sus ojos, y un patronus corpóreo salía de su varita, y una burbuja de euforia crecía dentro de el.

''Luna Lovegood'' susurraba antes de dormir. Y así evitaba sus pesadillas. Neville siempre había tenido pesadillas. Hasta que aquellos ojos posaron la vista en el.

Neville se sentía especial. Y Luna se lo decía continuamente. No con la voz, si no con los ojos.

Neville nunca se lo dijo.

Incluso años mas tarde, a Neville le gustaba ir con Luna. Solo, acompañado, al bosque, a Hogsmeade, invierno, verano. No importaba. A Neville le encantaba oír a su voz soñadora decir ''esta es época de nargles'' mientras lo miraba con sus ojos grises.

''Luna Lovegood'', susurra antes de dormir.