Skip Beat pertenece a Nakamura Yoshiki.


ÁNGEL GUARDIÁN.

—Corn, Corn... ¿Estas bien?

—No te preocupes, Kyoko-chan. Estoy bien.

La pequeña corrió a su lado, sonriendo aliviada al ver que su amigo hada se encontraba bien.


DOS AÑOS DESPUÉS.

kyoko ya tenía ocho años y estaba muy enamorada de su amigo Sho. En la escuela todas las niñas la envidiaban por la cercanía de ambos, la ignoraban y le hacían pasar malos momentos por celos de la amistad que compartían ambos niños.

Un día, después de clases, unas niñas la detuvieron cerca de la calle.

—Oye tú—. Dijo la primera niña de mal modo—. ¿Qué tienes que ver con Sho?

—Eso no te interesa—. Respondió la niña que ya se había cansada de ser amable con sus compañeras.

—Mira niña, lo único que Sho podría ver en ti es que les haces as tareas—. Se burlo otra.

—Mentira, Sho es MI amigo. Vivo con él—. Decía la pequeña Kyoko con lágrimas en sus ojos.

—Vives con él porque eres una huérfana—. Se reían todas.

—Mentira. Mi mami dijo que volvería por mi...

—Pues te mintió. Nadie te quiere, ni siquiera Sho. Eres una molestia. Por eso tú madre te abandonó.

Los niños son crueles, pero algunas veces no saben cuanto... Kyoko salió corriendo mientras que sus compañeras se reían sin piedad de ella. No se dio cuenta al cruzar la calle que un auto se acercaba a gran velocidad; el conductor tampoco se percato de la niña, cuando la vio fue demasiado tarde; frenó pero el auto impacto con el pequeño cuerpo de la niña.

—¡Kyoko-chan!— Grito un niño de doce años y corrió para verla.

A la par de las niñas que momentos ante se burlaban de ella, estaba un impactado Sho, las pequeñas arpías estaban igual que él. Sólo un niño rubio tubo el suficiente valor par acercarse.

—Kyoko-chan—.Dijo con lágrimas en sus verdes ojos—. Tranquila, te voy a llevar a un médico.

—¿Corn, eres tú?

—Si Kyoko-chan. Soy yo.

—Quiere ser un hada. Como tú.

El niño sonrió entre lágrimas. Acariciando el rostro de la niña; ambos niños lloraban, la boca de la niña sangraba al igual que su nariz.

—Te quiero, Kyoko-chan. No me dejes—. Le suplicó.

—Te quiero, Corn. Yo jamás te dejaría— Dijo ella con una pequeña y débil sonrisa.

Los ojos dorados de la pequeña brillaban mas que nunca, sus seguían brotando y poco a poco fue desapareciendo, entonces Kuon se dio cuenta que la niña acababa de morir en sus brazos.

—¡NO!— Gritó.

La tragedia del pasado pronto nublaría el futuro del joven Hiruzi Kuon. Lo marcaría para siempre, más al ver que perdía a su primer amor. Sin saber que tanto él como Fuwa Sho compartirían el mismo ángel guardián.

Continuara.